Xarxa Feminista PV

¿Ayudando a ser madres?

Lunes 18 de julio de 2016

“Una donante de sangre puede salvar a un niño. Una donante de óvulos lo trae al mundo. Siente el orgullo de ayudar a ser madre. Te compensamos económicamente por tu tiempo y las molestias”. La estrategia de marketing de las clínicas reproductivas, perfecta a la vez que perversa, alimenta un negocio en auge que exige la respuesta del movimiento feminista.

Begoña Zugadi Rodrigo, integrante de FeministAlde! Pikara 15-07-2016

Durante el pasado mes, una clínica privada de reproducción asistida adornó con un enorme anuncio una de las fachadas frente al Arenal de Bilbao. El texto dice así:

“Una donante de sangre puede salvar a un niño. Una donante de óvulos lo trae al mundo. Siente el orgullo de ayudar a ser madre. Te compensamos económicamente por tu tiempo y las molestias”. Junto al texto se ve a una mujer (joven, blanca, guapa y delgada) entusiasmada y feliz con los puños en alto, celebrando el orgullo de haber ayudado a otra mujer a ser madre. Una estrategia de comunicación perfecta a la vez que perversa, para un negocio en auge y parece que muy rentable.

En Euskadi el 44% de las donantes de sangre son mujeres frente al 56% de donantes hombres. No parece, por tanto, que seamos nosotras especialmente más solidarias y altruistas, pero lo que sí le parece a esa empresa es que las mujeres donamos sangre para salvar criaturas (no por otras razones, y desconocemos las razones por las que lo hacen los hombres). Pero esta clínica nos plantea algo mucho mejor que salvar niños y niñas, algo que nos va a gustar más: traerlas al mundo, ayudar a que otra mujer pueda ser madre. ¡Qué mejor oportunidad!

Sabemos que hoy en día la maternidad no es lo que da sentido a la vida de todas las mujeres (menos mal, ya no lo es, ¡gracias feministas!), pero sí parece que sigue siendo o debe seguir siendo lo mejor que puede pasar en la vida a muchas. Ante semejante oportunidad, ayudar a ser madres solamente a costa de unas pocas molestias y un poco de tiempo, no podemos quedarnos de brazos cruzados, porque eso nos hace malas y egoístas, lo que no es propio de las mujeres.

El anuncio se dirige a las jóvenes (la edad de las donantes en el Estado español tienen entre los 18 y 30 años) porque total, nos quedan muchos óvulos todavía, la donación no parece tener consecuencias para nuestra salud (no se dice nada de ello, además lo comparan con la donación de sangre, así que parece que es algo sencillito, pinchas y sacas sangre, pinchas y sacas óvulos) y como lo de la maternidad todavía nos pilla lejos, el deseo de ser madre aquí y ahora se posterga todavía unos años, ¡todo es perfecto!

La clínica, además de preocuparse por que nos sintamos orgullosas y por nuestros deseos, se preocupa también por las molestias que nos va a ocasionar y el tiempo que vamos a tener que dedicarle, y nos compensa económicamente (no nos paga, porque la Ley sobre técnicas de reproducción humana asistida no permite el lucro, sino sólo una “compensación”). Porque a las jóvenes, que tontas no somos (buenas sí y precarias también), un dinerito para nuestras cosillas nos vendrá genial.

Es perverso.

La donación de óvulos puede ayudar a ser madres a algunas mujeres, quizás sean pocas, porque son múltiples los elementos que inciden en “ser madre”: están los óvulos, pero también hay espermatozoides, úteros, está la edad, hay maternidades no biológicas… En cualquier caso, no se puede simplificar y es necesario saber de qué estamos hablando. Nos podemos preguntar, quien dona óvulos ¿está trayendo niños/as al mundo? Afirmarlo taxativamente puede valer como estrategia publicitaria, pero habría que pensar un poco más en ello. Hace falta un debate social y político en condiciones (o sea, sin el condicionamiento de los intereses comerciales ni la presión de los credos religiosos) sobre las posibilidades actuales en materia de tecnologías reproductivas.

Desde el feminismo, todas estas cuestiones y debates están aún pendientes. No sólo la donación de óvulos sino todo el desarrollo e implementación de las técnicas de reproducción asistida (ya en 1988 se aprobó la primera ley sobre técnicas de reproducción asistida y la segunda es de 2006) que son una realidad y un negocio en auge y sobre las que hace mucho que no debatimos ni nos posicionamos. Y junto a éstas, también la gestación subrogada, aunque las implicaciones y claves del debate sean otras. La gestación subrogada es una práctica que se está llevando a cabo, de facto, dentro de la lógica de los mercados capitalistas y globalizados pero que aún no está regulada en el Estado, por lo que el debate y el posicionamiento desde el movimiento feminista no puede demorarse, inevitablemente es un tema que nos interpela y exige un posicionamiento claro desde la perspectiva feminista; estamos a tiempo de tenerlo.

En cualquier caso, y volviendo a la estrategia de marketing en cuestión, se me ocurren muchos hechos y logros por los que nosotras nos sentimos orgullosas y que podemos celebrar con los puños en alto como en ese anuncio: aprobar los estudios; montar una cooperativa; la manifestación de Feministok Prest; un reencuentro con tu grupo de amigas confidentes; superar una enfermedad; luchar por una sociedad más justa; subir al monte Hiru Erregeen Maila; hacer una tesis; salir de una relación insana; parar la reforma del aborto de Gallardón o que las mujeres del Athletic ganen la liga.

Muchos logros de los que sentirnos orgullosas, orgullosas en lo individual pero orgullosas también en lo colectivo, orgullosa una misma, pero orgullosa también con otras, por otras y por todas. Deseos, hechos y logros para celebrar y gritar con los puños en alto como en el anuncio, pero de los que no se puede sacar beneficio económico, por lo que nunca harán un anuncio con ellos, ni ocuparán una fachada en el Arenal de Bilbao.

En el capitalismo sin negocio no hay anuncio ni estrategia de marketing, y sin beneficio económico no hay deseos y orgullos de las mujeres que interesen, que se visibilicen y que importen. Pero, precisamente por eso, nuestros logros y deseos, que son diversos, los que no interesan ni al sistema capitalista ni al heteropatriarcado, sino que van en su contra, los enfrentan y los debilitan, esos son los que nos hacen sentirnos aún más orgullosas.

Comentar esta breve

SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0