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Así viven su religiosidad las jóvenes musulmanas en España

Viernes 14 de abril de 2017

¿Qué significa ser musulmana para las hijas de los inmigrantes que vinieron de Marruecos a España? Una socióloga de la Universidad de Alicante ha respondido a la pregunta entrevistado a 20 estudiantes de origen marroquí, que resumen su visión personal del islam con una frase: “Soy musulmana a mi manera”.

ALICANTE 12/04/2017 Público

SINC

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Las jóvenes no reclaman clases de religión islámica en las instituciones educativas, ni siquiera mezquitas en sus barrios, aunque sí el uso libremente elegido de símbolos culturales y religiosos, como el hiyab. / Pixabay / Wahyucurug

Cuando el islam forma parte de las preocupaciones actuales en Europa, una investigación de la Universidad de Alicante (UA) analiza el significado que tiene ser musulmanas para las hijas de la inmigración marroquí en España, abordando la cuestión religiosa desde la perspectiva y la mirada de las jóvenes estudiantes.

El trabajo lo ha desarrollado la investigadora María Jiménez Delgado, profesora del departamento de Sociología I y directora del Observatorio Sociológico de la Educación de la UA a partir de entrevistas en profundidad a 20 estudiantes de origen marroquí: diez de educación secundaria y bachillerato del norte de Alicante, y otras diez estudiantes de esa universidad. Las entrevistadas ofrecen un nuevo significado crítico y personal del islam, resumido una expresión que repiten muchas de ellas: “Soy musulmana a mi manera”

Los resultados, que se publican en la revista Feminismo/s, revelan que las entrevistadas hacen una ’resignificación’ crítica y personal del islam, resumida en una expresión que repiten muchas de ellas: “Soy musulmana a mi manera”.

"Esta percepción de su propia religiosidad está condicionada por el género y conecta con una visión transnacional del hecho religioso que deja de vivirse como un fenómeno preferentemente cultural e identitario", dice la autora, que añade: "Se convierte así en una vivencia íntima y espiritual, en consonancia con la noción de Dios personal de la postmodernidad, definido por el sociólogo alemán Ulrich Beck como la individualización de la religión".

Estas jóvenes forman parte de lo que la profesora define como ’generación puente’, "mujeres que mayoritariamente han nacido en Marruecos o Argelia pero que han crecido y se han formado en la sociedad española, que siguen estudios postobligatorios y que están empeñadas en elegir su propia vida y en crear puentes en vez de construir muros".

Según el estudio, para la mayoría de las entrevistadas la religión es una parte más de sus vidas al tiempo que no rechazan la cultura de origen, en la mayoría de los casos, sino que reinterpretan y reconstruyen la herencia familiar.

“Soy musulmana porque he nacido en una familia musulmana, si hubiera nacido en una familia cristiana, sería cristiana” y “yo soy musulmana pero acepto también lo que dicen las otras culturas y me gustaría saber cómo son; me gusta transmitir lo que sé y que la gente me transmita lo que yo no sé", afirman dos de las entrevistadas.

Musulmanas antes que marroquíes o españolas

Algunas de ellas, se sienten musulmanas antes que magrebíes, marroquíes y/o españolas. La importancia de la adscripción religiosa está relacionada con los procesos de socialización familiar, con la edad que tenían cuando llegaron a España, con la mayor o menor trayectoria en el sistema educativo español y con la percepción del barrio en el que viven, principalmente. Las jóvenes musulmanas no reclaman clases de su religión o mezquitas en su barrio, pero sí un mayor conocimiento del islam y el contexto de sus familias

“Las jóvenes que se incorporaron tardíamente al sistema educativo y que tienen la percepción de vivir en barrios con graves procesos de segregación tienden a resaltar su pertenencia religiosa por encima de otras como la nacionalidad”, recoge Jiménez Delgado en el estudio.

En líneas generales parecen tener una visión más tolerante y cosmopolita cuando reclaman y proponen una formación plural en la que todas las religiones tengan cabida desde una perspectiva histórica y sociológica, sin adoctrinamiento.

“En las escuelas yo creo que tienen... tienen que hablar de todas las religiones, porque hay que saber un poco de todo. Por ejemplo, aquí en España, los españoles no saben nada de mi cultura de origen. Yo sí que sé algo de la cultura de aquí y de la religión”, apunta la estudiante de tercer curso de Traducción e Interpretación.

Por tanto, las jóvenes entrevistadas no reclaman clases de religión islámica en las instituciones educativas, ni siquiera mezquitas en sus barrios, aunque sí el uso libremente elegido de símbolos culturales o religiosos como el hiyab, y un mayor conocimiento por parte de la sociedad española, especialmente por parte del profesorado y del alumnado, del islam y de los contextos sociales y políticos de los que proceden sus familias.

“La cuestión es cómo hablar y tratar en la escuela el asunto de la libertad individual, de la igualdad de género y de la libertad religiosa sin reforzar estereotipos y sin menospreciar las identidades de cada una de las jóvenes”, detalla en el artículo Jiménez Delgado.

La investigación plantea un reto: “saber cómo afrontar, desde el respeto democrático, que un grupo importante de ciudadanos que son europeos y españoles, reivindiquen su derecho a profesar la religión musulmana en las mismas condiciones que otras religiones, sin sentirse discriminados ni rechazados”. En una sociedad plural, “escuchar y conocer al otro debería formar parte de un proyecto educativo democrático y, por tanto, participativo y pluralista, crítico, abierto a la discusión y el debate”, destaca la autora.

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