ENTREVISTA PARA ASKAPENA, COMISION INTERNACIONALISTA DE  EUSKAL HERRIA A HECTOR LLAITUL, PRESO POLITICO MAPUCHE, DIRIGENTE DE LA C.A.M. Y VOCERO DESDE LA PRISION POLITICA.

 

1.-SOBRE LOS PRESOS POLITICOS MAPUCHE (PPM)

En primer lugar  habrá que dar cuenta de la cantidad de hermanos que estamos presos en distintas cárceles del Estado Chileno.

Actualmente,  existen dieciocho (18) presos mapuche en distintas cárceles,  seis (6) en la cárcel de Angol, cinco (5) en Temuco, dos (2) en Traiguén y el resto distribuidos en las ciudades de Lautaro, Vilcún, Lebu y Santiago. Todos procesados y condenados  en el marco de lo que se ha denominado “el conflicto mapuche”.

Si bien existen algunas diferencias en los procesamientos en contra nuestra, la mayoría  responde a la persecución política de que es objeto hoy día el movimiento mapuche más consecuente.  Quienes han ejercido como dirigentes, hemos sido  perseguidos  y enjuiciados  por representar y expresar la resistencia mapuche y la reconstrucción de nuestro pueblo, que a nuestro juicio son los pilares de una estrategia de lucha por la autonomía y el territorio.  Estrategias desarrolladas básicamente por una importante parte del movimiento mapuche que  tiene su expresión  más  concreta en la Coordinadora Arauco Malleco, la CAM.  

Ahora bien, lo que se puede decir de la situación de los PPM es que somos una expresión más de la represión  política del Estado en contra de los mapuche. La cárcel la entendemos como una forma de castigo que impone el Estado para  aquellos  que osamos representarla lucha de nuestras comunidades.

En este sentido, es ya conocido el hecho, de que hemos sido perseguidos y encauzados por procesos judiciales que han sido digitados desde las altas esferas del poder político de los gobiernos de turno, en complicidad  o con la anuencia  de los representantes del empresariado comprometido con la usurpación de nuestro territorio.

Efectivamente, hemos sido y somos sometidos a leyes espurias que se idearon bajo un espíritu fascista,  pues fueron dictaminadas en tiempos de la dictadura militar en Chile, como lo es la Ley Antiterrorista.  Sin embargo, en el último tiempo   nos han aplicado leyes comunes de la legislación penal como una forma de lavar la imagen del gobierno  frente a las críticas que se suscitaron ante  la arbitrariedad de aplicar leyes engendradas durante el período militar.  Mas estas leyes no son menos severas ya que consideran elevadas penas en años y están circunscritas en procesos judiciales llenos de irregularidades en donde los montajes de orden político judicial están a la orden del día.

En mi caso particular, estoy siendo procesado por sexta vez, debiendo cumplir con  condenas de cárcel, en algunos casos, en tanto que en otros no se me ha comprobado participación en los supuestos ilícitos. Por esta razón,  al no existir  motivo alguno para encarcelarme, se recurrió al montaje de un nuevo procesamiento, el cual está plagado de irregularidades, puesto que pretenden inculparme por medio de las declaraciones de otro imputado (comunero mapuche), quién fue sometido a torturas.

Ahora bien, queremos dejar en claro que la persecución política, en contra nuestra, tanto de los que hoy estamos presos como de aquellos que han debido asumir la clandestinidad, es ante todo la persecución de una idea, de una expresión política y de lucha mucho más fuerte, clara y decidida, dentro de movimiento mapuche. Somos por lo tanto la representación de la resistencia, de nuestro pueblo, a la trasnacionalización de sus territorios ancestrales, y a la vez también constituimos, en la práctica,   la experiencia de reconstrucción de nuestro pueblo través de un proyecto de rearticulación de comunidades, sobre la base de la recuperación y control territorial y político.

Otro aspecto que se debe mencionar es el hecho de que como PPM nos sentimos  desprotegidos frente a la arremetida política judicial a la hora de enfrentar los procesos o encauzamientos de que somos objeto. Esto puesto que de partida la confrontación de nuestras comunidades es, principalmente, con los grupos económicos más poderosos de este país.  Este poder de dominación cuenta con todas las garantías del Estado Chileno, a la hora de incriminarnos y reprimirnos.  El empresariado no sólo controla el poder económico  en las regiones en conflicto, sino que además controlan los medios de comunicación y son en definitiva parte del poder político.  El gobierno de la Concertación actúa en concomitancia con este y, a fin de cuentas,  controlan el poder judicial para defensa de sus intereses económicos.  Así se entiende la falta de imparcialidad y objetividad en los encauzamientos a mapuche.   Por ejemplo, es una característica  la presencia (en los juicios contra mapuche) de una gran cantidad de abogados querellantes, que representan a las forestales, coludidas con los fiscales del Estado, a quienes se suman además los abogados representantes del Ministerio de Interior (Gobierno). 

Frente a tal presión, los jueces sólo se limitan a consentir sobre las acusaciones. 
Por otro lado,  tampoco  contamos con abogados comprometidos o cercanos a la causa mapuche (salvo un par de excepciones), por lo que debemos soportar la imposición de los abogados “defensores” que asigna el Estado.  Es paradójico e irónico;  el Estado Chileno nos acusa  y supuestamente el mismo Estado “nos defiende”.  Es la consecuencia de haber decidido luchar en tiempos en que los organismos de defensa en Chile están detrás de las ofertas de la social democracia, o simplemente son ignorantes frente a las violaciones de los derechos humanos que se cometen en contra del Pueblo Mapuche.

Nosotros como PPM estamos vinculados a las comunidades en lucha por la autonomía y el territorio.

2.-BACHELET Y REPRESION AL PUEBLO MAPUCHE.

Lo primero que debemos  dejar en claro es que Michelle Bachelet es militante del Partido Socialista de Chile. Y en esa calidad asumió la presidencia de la república, pero su gobierno, obviamente,  no es socialista.

Actualmente el Estado Chileno se rige, aun,  por una Constitución heredada por  la Dictadura de Pinochet, y a la que cómodamente se han adaptado los actuales “demócratas” que administran este estado.

Chile, es hoy,  gobernado por un conglomerado denominado  “Concertación de Partidos por la Democracia”,  en donde los partidos de centro derecha son los más fuertes,  por lo tanto el gobierno de Bachelet es más cercano a la social democracia, administrando, o más bien imponiendo, un sistema económico y político de tipo neoliberal.  Así, este gobierno es la continuidad de los otros gobiernos de la Concertación,  ni siquiera en el plano social, se aprecian mayores avances, para la sociedad en general, a pesar del supuesto mayor énfasis en las políticas sociales como tantos pregonan desde la Moneda.

Como los anteriores gobiernos, éste se caracteriza, en lo político, por administrar el Estado en función primero de pactos y acuerdos con la oposición de derecha.  En lo económico, en tanto,   se subordina a la ya consabida estrategia  de  desarrollo sobre la base de la extracción y sobreexplotación indiscriminada de los “recursos naturales”, de materias primas exportables, con la consecuente obtención de acuerdos comerciales, los llamados “Tratados de Libre Comercio” con la idea de posicionar y obtener buenos negocios para el empresariado chileno y sus socios trasnacionales.

Es en este contexto político-económico que resurge nuestra lucha, basada principalmente en los procesos de recuperación de tierras usurpadas que hoy día están en manos de los grandes grupos económicos que dominan la mayoría de los sectores claves de la economía de Chile.  Por supuesto es con el sector forestal con quienes tenemos más conflictos ya que es aquí donde se sostiene, principalmente,  el sistema de propiedad territorial usurpada al Pueblo Nación Mapuche, y es en Chile donde las actividades relacionadas con las plantaciones forestales (la madera y la celulosa) es la que genera grandes ganancias  a estos grupos económicos.
  Pero también tenemos confrontación con otras expresiones de la trasnacionalización de los territorios ancestrales mapuche; como es el caso de la instalación de centrales hidroeléctricas, proyectos de extracción de minerales, puertos, obras viales y aeropuertos, asociados todos al desarrollo capitalista del país.  Es en este marco que el actual gobierno, por su definición  en pro del desarrollo del modelo económico  prioriza las inversiones capitalistas, queriendo lograr con ello establecer la estrategia de expansión y profundización del modelo económico capitalista neoliberal.

Por esto sostenemos que la administración Bachelet da continuidad a la estrategia de contención de la lucha mapuche en tanto que nuestro proyecto, de Nación, pone en riesgo los planes del modelo económico en este territorio. Dicha contención se orienta en dos grandes  sentidos. Por un lado, está la política asistencialista y paternalista que ofrece programas  y proyectos a las comunidades como una forma de acallar las demandas, y de paso, lograr la cooptación de los sectores, más débiles ideológicamente, de la sociedad mapuche.  Aquí es necesario señalar que la cooptación no es sólo económica sino también política, ya que desde el gobierno se deja abierta la posibilidad de participación a aquellas organizaciones que quieran entrar en la institucionalidad  vigente.  De hecho, parte importante del movimiento mapuche acepta entrar en dicho juego, a través de una postura seguidista, respecto del Estado Chileno.

 Por otro lado, está la política del garrote, para quienes no aceptamos entrar en dicho juego.  Para nosotros la represión es  cada vez más diversificada en tanto  ésta no sólo es directa y violenta, como lo representa la militarización de las zonas en conflicto, los permanentes allanamientos a comunidades  y la persecución selectiva a los militantes más consecuentes del movimiento mapuche. También es el caso mencionar un tipo de represión más encubierto o menos directo, forma acordada  y llevada a cabo en conjunto con las fuerzas empresariales comprometidas en el conflicto.  Aquí ya no se trata del uso desmedido de la fuerza, es un tipo de represión más sofisticada.  Se estudian las zonas donde existen inversiones capitalistas, se disponen de planes  adaptados con propaganda mediática, con cursos, capacitaciones, planes de “buena vecindad”.  Algunos financiados por el Banco Interamericano del Desarrollo  BID.
La idea es establecer círculos de seguridad  en torno a las propiedades forestales en todos los  planos, político,  social, policial y de inteligencia.

Es por ello que también se fomenta la creación de los comités de vigilancia rurales (legales en Chile) que al estar conformados por pequeños  parceleros,  ideológicamente racistas-antimapuche, y a su vez,  dotados de una vasta logísticas y armas,  actúan como verdaderos “guardias  blancas” de las forestales y de los latifundistas.

Es necesario dejar en claro que frente a esta realidad existen muchas comunidades que están llevando a cabo sus procesos de lucha, así como otras evidencian una actitud de desespero frente a la nueva invasión de tierras de que son objeto por parte de las empresas forestales.  A su vez, se aprecia también, lamentablemente,  un vasto sector del movimiento mapuche que a caído  en el inmovilismo y seguidismo de la línea estatal.  Esta situación,  es de exclusiva responsabilidad de aquellas organizaciones y dirigentes que oscilan entre la colaboración con las autoridades y  la autonomía discursiva.  Dicho discurso es sólo utilizado como una forma de conquistar adeptos, para después conducirlos a una postura entreguista y claudicante, lo que confunde y pone freno a un verdadero y masivo proceso de  reconstrucción territorial y política, como es la propuesta de la Coordinadora.

3.- SOBRE LA HUELGA DE HAMBRE DE LOS PPM  EN EL AÑO 2006.

Haré una referencia muy escueta acerca de este tema, ya que no manejo en toda su dimensión esta movilización.  Puesto que en aquel tiempo me encontraba en clandestinidad y cumpliendo con otro tipo de tareas dentro de la organización.  Por supuesto, pese a la clandestinidad y persecución de varios de los dirigentes de la CAM,  estuvimos  muy atentos  y preocupados por nuestros hermanos y por las   características que la huelga de hambre tuvo.  Esta huelga de hambre fue muy importante y generó mucha preocupación a todo nivel, tanto  al interior del  pueblo mapuche, como en sectores populares y estudiantiles chilenos, así como a nivel   internacional. Sin duda fue una movilización de gran envergadura y  quedó registrada como una de las huelgas mas largas en la historia  chilena. La cual  pudo tener  consecuencias  drásticas e incluso fatales,  pues existía mucha convicción de parte de nuestros hermanos huelguistas.  Esta característica, es sin dudas,  lo más rescatable de dicho proceso,  pues evidencia la gran capacidad de entrega de los militantes de la causa mapuche.

Pero, en el marco de los logros políticos éstos fueron más bien magros. Según nuestra impresión, esto se debió al mal manejo que se hizo de las negociaciones de la huelga, lo que no fue precisamente lo más acertado. Se debió, tal vez,  a la falta de experiencia o a la ingenuidad de los huelguistas, lo que indica, que a veces, no es suficiente actuar de buena fe.  A nuestro juicio faltaron elementos más políticos para salir airosos frente a la negativa del oficialismo.

En concreto nadie obtuvo la libertad, que era el objetivo central de esta movilización.  Una vez  más  quedó claro como funcionan los  organismos de poder de dominación y sus operadores políticos, en particular del parlamento. No se obtuvo prácticamente nada, siempre se las arreglaron para entrabar una salida a favor de las demandas de los PPM.

Quizás algunos aspectos positivos, alcanzados,  podrían ser ciertas medidas de flexibilización  del régimen carcelario para los presos políticos mapuche, es decir,  la posibilidad de adecuar algunos beneficios  intrapenitenciarios. Sin embargo, sabemos que esta cuestión opera como una espada de doble filo, ya que por un lado abre expectativas para viabilizar la salida de la cárcel, esto lo hace desde una alternativa individualista,  basándose en definiciones personales, que tienden a la división y disgregación de los P.P.M,  como tales,  que es justamente lo que el Estado Chileno persigue.  Esto genera, a su vez, desazón y desconfianza y con ello la pérdida de una actitud colectiva para enfrentar la  prisión política.

A nuestro juicio el resultado más rescatable de esta movilización la constituye el hecho cierto de haberse generado un fuerte respaldo y apoyo a esta causa, que en el fondo activa el gran apoyo y solidaridad que aún concita la causa mapuche en general.  La movilización no sólo exigió la libertad de los PPM, si no que además extendió su apoyo al conjunto de nuestras reivindicaciones como Pueblo Nación Mapuche.

Nuestra opinión, es que este tipo de movilizaciones son absolutamente legítimas, por cuanto permiten  obtener logros políticos  y morales  que son importantes para mantener vigente las banderas de la lucha de nuestro pueblo.

No obstante es necesario aprender de los errores, valorar los aciertos y emprender con combatividad nuevos desafíos.  Dentro de esto hay que revisar con más atención a quienes se les entrega la confianza de llevar adelante las negociaciones en los periodos más críticos de una huelga de hambre, para  no volver a entregar atribuciones a grupos o personas, que por su posición, sólo buscaron protagonismo para un mejor reacomodo en el sistema, traicionando las expectativas de los huelguistas.  La enseñanza es que no se puede contar con organizaciones o  personas, que operan en el marco de la oficialidad estatal, ya que es obvio  que terminarán transando  con las propuestas que se ofrecen desde el gobierno de turno, es de suponer que se antepondrán los intereses políticos  del sistema por sobre las legítimas reivindicaciones, en este caso de los PPM.

Para desarrollar este tipo de movilizaciones, si bien,  se hace necesario contar  con todo tipo de respaldos, se debe dar  mayor énfasis y protagonismo a la lucha que  puedan desarrollar las propias comunidades y sus expresiones de lucha más directa.  Se debe contar con el apoyo de  los sectores más consecuentes del movimiento mapuche y de aquellos movimientos sociales y políticos cercanos a nuestra causa.  Esto con el objetivo de generar una correlación de fuerzas a favor de una salida consecuente con nuestros planteamientos políticos.

Por último, este tipo de luchas al interior de las cárceles también se legitima para obtener otro tipo de resultados, como la denuncia  de la persecución y represión que sufre nuestro pueblo de parte del Estado Chileno, y por lo tanto, el reconocimiento de nuestra calidad de Presos Políticos.

 En este sentido son también una herramienta importante para denunciar medidas de aislamiento, segregación y dispersión que han afectado a algunos PPM.

Por otro lado permiten además mejorar las  condiciones  de sobrevida de los presos, y su vínculo con sus familiares, considerando que en su mayoría se trata de personas que viven en comunidades mapuche ubicadas en  sectores rurales muy distantes de los centros de reclusión, a quienes se les dificulta visitar a sus presos.
De este modo es necesario transformar la cárcel y la prisión política en  un bastión más de la lucha por la liberación nacional mapuche.

4.-SITUACION GENERAL EN EL WALL MAPUCHE

 Para comprender la realidad actual del pueblo mapuche es necesario remontarse un poco en la historia.

En primer lugar somos un pueblo que mantuvo su libertad hasta 1881, aproximadamente, lo que nos  diferencia de otros pueblos originarios del continente;  ya que pudimos mantener la independencia frente a  los españoles, en el transcurso de cerca de 300 años.  Solamente  fuimos doblegados  a fines del siglo XIX, tras la conformación de la Republica  de Chile.   Este hecho histórico es el que nos permite reafirmar la tesis de que somos una Nación, claro actualmente invadida y sometida , pero una Nación, ocupada por dos estados naciones , el  de Chile y Argentina.

Fuimos un Pueblo Nación que fue derrotado militarmente – una derrota parcial, decimos hoy- sin embargo seguimos ocupados territorialmente por los estados invasores.  Sobre todo en el caso del Estado Chileno, los gobiernos de la Concertación, se han empeñado en mantener una estrategia política orientada a la expansión y profundización del capitalismo neoliberal, en todos los territorios,  y en todas las esferas de la sociedad Chilena,  la que incluye a nuestro pueblo.

La administración de la concertación ha demostrado que gobierna más apegada al mercado, que a los valores de justicia social, de la sociedad en general,  o del derecho a la libre determinación, en nuestro caso.   Su único objetivo es asegurar el modelo económico centrado en la explotación indiscriminada de los “recursos naturales”  y en consecuencia, a una obsesionada,  búsqueda de mercados para las exportaciones de dichas materias primas, cediendo con ello  frente a los  tratados de libre comercio, que a fin de cuentas,  sólo benefician a las trasnacionales y al gran empresariado chileno.

Como ejemplo tenemos el caso de la exportación de celulosa, la cual está en un segundo plano de importancia después del cobre, con la salvaguarda  de que estas son inversiones casi exclusivas de los grupo económicos chilenos;  Con esto se explica, en parte, la inmensa  concentración  de la propiedad de la tierra, o latifundios, (más de dos millones de hectáreas) que poseen los consorcios madereros.

 La industria forestal en Chile está concentrada en dos grandes grupos empresariales, liderados  por Anacleto Angelini,  dueño de la Copec  de la cual es filial Forestal Arauco y  Eleodoro Matte,  dueño de la CMPC de la cual es filial la Forestal Mininco.

Resulta paradójico que en las regiones donde se desarrolla este lucrativo negocio han pasado a convertirse en las zonas  más pobres del país; producto obviamente de la sobreexplotación y la concentración de la riqueza en pocas manos.  Es justamente en estas regiones  donde están ubicadas la mayor parte de las comunidades mapuche.  Dando cuenta del más impresionante sistema de inversión,  basado en la usurpación  y  despojo al Pueblo Nación Mapuche.

Esta situación no sólo ha generado  pobreza, sino que además a conllevado  a la pérdida de la diversidad biológica, siendo reemplazado el bosque nativo por el monocultivo del pino radiata y el eucaliptus.  Lo que ha influido fuertemente en la perdida de nuestras manifestaciones religiosas y  culturales, las cuales tienen su principal fundamento en la tierra y su equilibrio natural.

Para nosotros, la expansión de las inversiones  forestales en el Wallmapu, así como la aparición de otros proyectos capitalistas en los rubros mineros, hidroeléctricos y otros, constituye una amenaza tal, que podríamos afirmar que estamos en presencia de una política de exterminio hacia las comunidades mapuche, llevada a cabo por el Estado en su afán de transnacionalizar la totalidad de nuestros  territorios ancestrales.

Pensamos que la “democracia actual”, inserta en la mundialización de la economía,  ha hecho definiciones en torno a la situación  de nuestro pueblo:    La integración forzada y la desaparición paulatina de nuestras comunidades.  Sólo así se entiende la situación estructural de pobreza de que somos objeto debido, principalmente, a la falta de tierra.  Frente a lo cual no existe  voluntad política ni interés de modificar dichas condiciones.  Salvo los ofrecimientos  oficialistas que, muchas veces, han engañado a algunos de nuestros hermanos, y que sólo consisten en medidas asistencialistas que en ningún caso resuelven los problemas económicos de fondo de las comunidades, y menos aun, responden a nuestras reivindicaciones políticas como Nación Mapuche.

 En este caso, ponemos como ejemplo la pobreza estructural en que viven las comunas de Tirúa, Cholchol y alto Bío Bío, a pesar de que cuentan con “autoridades” mapuche que son militantes de partidos de gobierno.  Esto demuestra que la participación de mapuche en las instituciones chilenas no es ningún aporte a nuestra lucha, puesto que estos “políticos mapuche” continúan administrando las comunas desde la misma lógica del invasor.

De hecho, aún, se insiste en creer que con los gobiernos de la Concertación se abrirán grandes posibilidades, a partir de nuevos espacios y compromisos que, sin embargo, en el último tiempo se han ido esfumando, quedando en la práctica, sólo, nuevos proyectos de inversión capitalista en  nuestros territorios.

Es frente a esta realidad que el sector más consecuente del movimiento mapuche ha retomado las banderas de la libertad, legado de nuestros antepasados, y hemos vuelto a reivindicar con fuerza el territorio  y la autonomía como los ejes fundamentales para la reconstrucción de la Nación Mapuche y su futura independencia.  Es por ello que las recuperaciones de tierras y las experiencias de control territorial son rápidamente reprimidas por el Estado de Chile.

 En la actualidad, muchas de las luchas de las Comunidades han sido fuertemente intervenidas por  “interlocutores” que lo único que buscan es generar puentes con el gobierno que permitan una salida al conflicto en los marcos de la institucionalidad, y por sobre todo, en beneficio del empresariado.

Muchas de las negociaciones son desarrolladas de manera fraudulenta. Estas maniobras responden a un plan concertado desde el gobierno y representantes del empresariado, quienes estudian la situación específica, destinan operadores políticos, adecuados a la realidad los que, a su vez, se contactan con eventuales  “yanaconas” (traidores), es decir,  “agentes mapuche”, quienes a cambio de buenos dividendos económicos, traicionan a sus comunidades, para desmovilizarlas y  bajar sus objetivos.

Esta es la forma que más ha resultado  para dividir el  movimiento mapuche, lo que ha generado quiebres al interior del proceso de lucha.  Al menos estas maniobras no han afectado el funcionamiento interno de la CAM ya que sus militantes han sabido ser consecuentes,  moral y políticamente, al momento de ponerse al frente de la lucha mapuche.

Tenemos que dar cuenta que la CAM es la organización más perseguida políticamente por el Estado Chileno y por lo tanto es,  también,  objeto de silenciamiento  y  tergiversación por parte los operadores políticos del estado, de las organizaciones mapuche pro gobiernistas y  socialdemócratas,  y de los medios de comunicación oficialistas y de derecha.

Otra situación que esta ocurriendo y que es necesario resaltar, para ejemplificar cómo actúa el Estado Chileno en contra nuestra; es el Proyecto Minero en la zona del LLeu LLeu.  A esta zona  corresponde un lago  del mismo nombre, el cual está rodeado de  numerosas comunidades mapuche, al menos un 35% de la ribera del lago es ocupado por estas.  El otro 65 % está, la mayor parte, en manos de empresas forestales, incluyendo a las vastas zonas montañosas que quedan hacia el interior.  Lo concreto es que en este lugar existe una fuerte confrontación, entre nuestro pueblo y la actividad forestal frente a lo cual  el gobierno concertacionista  ha tomado parte en el conflicto y  ha dispuesto un apoyo incondicional a los empresarios. 

Esto se expresa, por un lado, en el desarrollo de una fuerte campaña de cooptación  dirigencial, y de comunidades, a las estrategias locales de “desarrollo”  gobiernistas, para lo cual, entre otras medidas,   cuenta con un alcalde de origen mapuche –Adolfo Millabur (Comuna de Tirúa)- para llegar con dichas propuestas, que evite la natural confrontación con el invasor capitalista. 

Por otro lado, el gobierno chileno ha desplegado  un fuerte dispositivo policial-antisubersivo en que las  llamadas “fuerzas especiales”  han sido trasladadas a los sectores rurales y cordilleranos, del Wallmapu, con el objeto de que actúen como fuerzas contrainsurgentes, siendo distribuidas a través de campamentos,  muchos de ellos desconocidos para la opinión publica.  Sobre la base de esta nueva política, la zona de LLeu LLeu se ha convertido en uno de los territorios más militarizados de este país.

 Con relación a esto sabemos que la razón de fondo no es sólo garantizar la inversión forestal sino permitir  la instalación en la zona de un gran proyecto minero  en la ribera del lago. Lo que trae como consecuencia inmediata la instalación de grandes consorcios de dicho rubro.  De acuerdo a las exploraciones en esta área estaríamos frente a la presencia, principalmente,  de escandio y uranio.  Metales requeridos  para la industria  aeronáutica y nuclear.

A nosotros nos queda claro que en esta actividad, serán las grandes corporaciones mineras las que se adjudicarán  la licitación para explotar estos preciados metales, y como es en el caso de Chile, serán empresas extranjeras y corporaciones multinacionales las que se instalarán definitivamente en nuestros territorios.

Entonces el problema ahora no será sólo de disputa territorial  e intervencionismo, sino que, frente a esta nueva realidad, habrá un proceso de destrucción total y más acelerada del “hábitat ancestral mapuche”, no sólo reducido  al tema de la erosión del suelo, sino de la contaminación de uno de los lagos mas limpios y puros del mundo.

El gobierno una vez más actúa en concordancia con su política económica de  expandir a toda costa su modelo de desarrollo capitalista,  pasando nuevamente  por sobre las comunidades mapuche.  En este sentido es que pronosticamos  un nuevo frente de lucha en la zona de LLeu LLeu, en que a nuestro juicio  habrá  una gran resistencia de parte de nuestro pueblo. Sin dudas, estamos en un nuevo escenario para la  confrontación, dado por la militarización de la zona en disputa, el que ratifica nuestra postura de que ésta confrontación se da entre un Estado capitalista y el Pueblo Nación Mapuche.

5.-SOBRE LA DISCRIMINACION Y LA MIGRACION

En relación con la discriminación de que  somos objeto como mapuche,  que se expresa en todos los sentidos, en lo económico, político, social y cultural, hay aspectos que son más encubiertos, que son necesarios desentrañar.  A partir  de la derrota militar que sufrimos,  se han aplicado, en forma sistemática, políticas que relegaron a las comunidades en escasas y malas tierras, las cuales fueron denominadas reducciones.  Hacemos recuerdo que se nos usurpó más del 95%  de nuestro territorio histórico.  Esta  situación  no sólo empobreció  materialmente a nuestro pueblo, sino que paulatinamente se fue socavando otros aspectos de nuestra realidad social y cultural,    A través de los distintos  períodos  el Estado Chileno  ha llevado a cabo políticas  solapadas de exterminio, cuestión que hizo más difícil la sobrevida mapuche. Sin embargo, nuestro pueblo ha podido resistir a estos diferentes intentos.

Por eso reconocemos válidas, como formas de resistencia, todas aquellas manifestaciones económicas, culturales, religiosas y sociales, que se han  antepuesto a las políticas del Estado.  Frente a esta terquedad y capacidad de sobrevivencia demostrada, por nuestro pueblo, los sucesivos gobiernos han debido diseñar nuevas formas de sometimiento, imponiendo políticas asimilacionistas en las que se ofrece la integración forzada, al sistema económico y a la “chilenidad occidental”,  a través de proyectos de desarrollo, bajo una lógica capitalista.

Al mismo tiempo se presiona con la pobreza, promoviendo como salida  la migración y la transculturización, sobre todo de los jóvenes.  En este sentido podemos afirmar que la intención del  Estado siempre ha sido terminar con el problema indígena, pero al parecer es en la forma en que no han tenido muchos aciertos, pues aun continuamos resistiendo.

 Por ejemplo, durante la dictadura  se quería terminar  con los mapuche a través de la  conversión  de comuneros a pequeños propietarios, a través de la ley de Propiedad Individual de la Tierra, que tenía como objetivo de que los mapuche pudieran vender sus tierras.  Esto permitió que los empresarios forestales  tuvieran la posibilidad de comprar tierras a muy bajo precio, lo cual además fue subvencionado por el gobierno militar.  Durante este proceso las plantaciones forestales reemplazaron millones de hectáreas de bosque nativo y suelos cultivables.

Posteriormente los gobiernos “democráticos” de la concertación  han generado un marco de legislación cada vez  más asimilacionista, en su efecto, fue diseñada para lograr la consolidación  de los procesos de inversión capitalista en el  Wallmapuche.

 Estos nuevos procesos de ocupación y apropiación de nuestros territorios, sólo  han agudizado  la pobreza de las comunidades y han propiciado la migración mapuche hacia los centros urbanos, lo cual ha ido en aumento, en el último tiempo.  Nótese que más del 40% de nuestra gente se ha visto obligada a abandonar  las comunidades y buscar la sobrevida en los sectores marginales de las urbes.

Retomando  el tema de la legislación, hemos dicho que la Ley Indígena en Chile es parte de la estrategia de contención  de las demandas mapuche de autonomía y territorio, la Ley Indígena se circunscribe,  mas bien, en la política social del gobierno  que es asistencialista  y que en su fondo  pretende  la desestructuración  de la idiosincrasia cultural de las comunidades, es una forma mas de imponer  el colonialismo ideológico de parte del Estado.   No olvidemos  que fue diseñada por los operadores políticos  de la concertación de acuerdo con los analistas de derecha, por lo que  tiene como objetivo, a través de sus medidas paliativas, contener  las reivindicaciones en el ámbito local y lograr la cooptación  de comunidades y organizaciones  mapuche  que se vuelven seguidores de estas políticas
La idea de fondo es crear un clima de calma en la zona mapuche para que se impongan  los proyectos de inversión.

La mantención de un tipo de legislación así tiene  un propósito de parte del Estado  y es frenar todo tipo de avance en materia de reconocimiento de los derechos fundamentales que les cabe al pueblo mapuche, así se entiende  que ni siquiera  por la vía “legal” se haya conseguido algún avance,  el parlamento por ejemplo  siempre  ha rechazado  que el  gobierno firme y ratifique el convenio 169 de la OIT y  se  niegan a otorgar reconocimiento constitucional de los mapuche como pueblo, mecanismos que si se lograsen, al menos abrirían  algunas expectativas en el ámbito político, lo que generaría  nuevos frentes por reivindicar, derechos  como pueblo originario.  Sin embargo, nos queda absolutamente claro que esta nula voluntad  tiene una razón de fondo,   estratégica de parte del Estado,   la desaparición  definitiva,  tanto  ideológica como física,  de nuestras comunidades.

Frente a esta situación, y asumiendo nuestra responsabilidad,  como la expresión de movimiento mapuche  más consecuente, con las demandas y reivindicaciones históricas de la Nación Mapuche,  hemos definido  levantar estrategias de mayor confrontación con el sistema con la idea de generar un gran proceso de lucha.  Este proceso se encuentra en una etapa de creación de las bases ideológicas y organizativas,  para levantar una propuesta de Liberación Nacional Mapuche.

SOBRE LA VISITA DEL DELEGADO BATASUNA

La visita de nuestro hermano Walter generó mucho revuelo en sectores derechistas y gobiernistas.  En el caso de la prensa de derecha se observa en ella su carácter fascista en este tipo de campañas mediáticas que no tolera que dos pueblos oprimidos se encuentren y generen solidaridades.

Para nosotros como militantes de la CAM y para el movimiento mapuche en general, constituye un gran honor tener la visita de un delegado tan importante; representante de una consecuente e histórica organización de Euskal Herria,  como es Batasuna.

Respecto de este evento, lo más importante, es la definición que ha hecho el pueblo vasco al definir su relación con la Nación Mapuche en forma diferenciada, de su relación con organizaciones chilenas.  Esto da cuenta de su mejor comprensión respecto de nuestra calidad de Nación oprimida.  En este sentido nos ha dejado muy contentos su actitud de visitarnos en la cárcel y asignarnos la calidad de representantes de nuestro pueblo.

Nos sentimos muy orgullosos de recibir dicho reconocimiento, sobre todo porque este viene de un pueblo que ha desarrollado una importante lucha por su independencia la cual seguimos con atención pues es un ejemplo para nuestro proceso.

 Como Coordinadora estamos satisfechos ya que hemos sido capaces, también,  de posicionar nuestra lucha en el ámbito internacional generando simpatías y  respeto de las organizaciones políticas y sociales, nacionalistas y revolucionarias, más importantes  de los diferentes pueblos del mundo.   Algunas de las cuales nos han visitado, generando importantes encuentros,  y  de otras hemos recibido  sus saludos y respaldos.

Por último enviamos un gran saludo al heroico y hermano pueblo vasco, para nosotros, faro desde el ultramar, por la dignidad y la libertad.  Vuestro ejemplo de lucha abre esperanzas a nuestras naciones originarias.

 

POR UNA EUSKADI  Y  UN  WALLMAPUCHE INDEPENDIENTE.

GARRAIPENA GUREA DA (LA VICTORIA ES NUESTRA)

WEUWAIÑ-MARRICHIWEU (TRIUNFAREMOS, DIEZ VECES VENCEREMOS)

 

 

 

 Desde Cárcel de Angol, Julio 2007.