PLANTEAMIENTO POLITICO - ESTRATEGICO DE LA COORDINADORA DE COMUNIDADES EN CONFLICTO ARAUCO - MALLECO (C.A.M.)

I. SINTESIS DIAGNOSTICA:

a) El Pueblo Nación Mapuche:

b) El Estado:

c) Los empresarios:

d) La sociedad no mapuche:

II. BALANCE DE LAS MOVILIZACIONES MAPUCHE DIRIGIDAS POR LA C.A.M. EN EL ACTUAL PERIODO.

III. PROYECTO ESTRATEGICO DE LA C.A.M.

IV. EL PROGRAMA DE LUCHA DE LA C.A.M.

V. PROPUESTA DE LA C.A.M. EN LA ACTUAL COYUNTURA

Análisis de las propuestas:

Propuesta en el actual período:

 

 

 

I. SINTESIS DIAGNOSTICA:

El contexto socio político actual está caracterizado principalmente por el recambio de gobierno, con el estreno de un presidente social-demócrata como lo es Ricardo Lagos. Este nuevo gobierno mantendrá el acuerdo político con las clases dominantes en la forma de regir los destinos del país y persistirá en el compromiso de no alterar la estabilidad social y política que le es funcional a los sectores empresariales para mantener sus intereses y aumentar sus riquezas en el marco de trasnacionalización de la economía.

El gobernante saliente, Eduardo Frei, demostró esta actitud de conducción política, al no tener la más mínima voluntad de resolver los grandes problemas que afectan a los oprimidos chilenos en general y del Pueblo Nación Mapuche en particular, al contrario, desató una brutal represión toda vez que nuestro pueblo desarrolló sus movilizaciones, favoreciendo a su vez los mecanismos institucionales para posisionar a las trasnacionales en el territorio ancestral mapuche.

Esta actitud no dejó lugar a dudas respecto del absoluto compromiso que existe de parte del administración de Estado con las empresas transnacionales, principalmente las forestales y de energía que operan en territorio mapuche; situación que no cambiará con el gobierno que encabeza Lagos.

Sin embargo, el nuevo gobierno intentará darle un sello más democrático a su administración, sobre todo en un tema catalogado de sensible como es el "conflicto mapuche", el cual será manejado con mayor énfasis en medidas paliativas de orden social. Se intentará en una primera fase mostrar logros y un mayor acercamiento con el Pueblo Mapuche, así se entiende la creación de "mesas de diálogos" o "comisiones de trabajo", el ofrecimiento de entregar 150.00 hectáreas y el desarrollo de políticas integrales que vayan más allá de la entrega de tierras. Promesas de la campaña de Lagos que responden a una estrategia electoral con una visión cortoplacista y populista en el tratamiento de los problemas cuyo objetivo es mantenerse en el poder como coalición gobernante. Sin embargo, estos ofrecimientos están lejos de resolver nuestras históricas demandas de autonomía y territorio, toda vez que se persiste en mantener intactos los intereses de las trasnacionales aceptando la marcha de un proceso de inversión capitalista en nuestros territorios ancestrales que, de no detenerse, nos condena al exterminio.

La profundización de la línea social del Estado sobre nuestro Pueblo Mapuche, será bajo la lógica de integración forzada dándose continuidad a la constante histórica de dominación y opresión desarrollada desde la invasión de nuestro wall mapuche.

Por su parte, las acciones de recuperación de tierras realizadas por distintas comunidades mapuche, principalmente de Arauco y Malleco, se han transformado en un conflicto real, en particular con las empresas forestales pertenecientes a importantes grupos económicos del país. Estas acciones están fundamentadas por demandas "ancestrales" y de tipo histórico. En efecto, la demanda de restitución de espacios territoriales por las comunidades ha tenido un impacto relevante por cuanto se plantean históricas demandas, poniendo en el tapete el sistema de expansión forestal, ya que el conflicto ya no tiene lugar con propietarios individuales como fue en el pasado.

Las escasas tierras mapuche han pasado a constituirse en un freno para el proceso de expansión forestal, ya que estas tierras son las únicas que no se han adquirido, convirtiéndose las comunidades en verdaderas islas rodeadas de fundos plantados de pino.

Los fundamentos de la demanda de tierras no son sólo de orden ancestral - histórico, sino también de tipo ecológico, social y cultural, básicamente porque el territorio usurpado por la acción del Estado hace poco más de un siglo, perteneció a nuestros antepasados de los cuales descienden las familias que actualmente viven en las comunidades. En el fondo se trata de demandas territoriales, en donde por la vía de las recuperaciones y acciones se busca recomponer el dominio territorial.

Actualmente, las acciones reivindicatorias de las comunidades han cobrado gran notoriedad, porque la contraparte demandada son, principalmente grandes empresas forestales entre éstas, y a modo de ejemplo, se encuentra la Forestal Mininco S.A., subsidiaria de la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones (CMPC) del grupo económico Matte, el segundo grupo económico más rico de este país, que
cuenta con gran influencia a nivel del empresariado, de la CORMA y de los diversos círculos de poder, en el ámbito regional, nacional e internacional, convirtiéndose en la actualidad en la trasnacional de mayor peso político e influencia en Chile.

Estas empresas forestales han protagonizado en las últimas décadas un acelerado proceso de concentración de propiedades, principalmente en las provincias de Arauco y Malleco, expandiendo el monocultivo de pino insigne y radiata a fin de satisfacer la demanda de plantas celulosas, aserraderos industriales y exportación de rollizos. En la actualidad son muchas las trasnacionales que operan en Territorio Mapuche dominando ya más de dos millones de hectáreas siendo los principales consorcios financieros los siguientes:

1. Grupo Matte Larrain, asociado a intereses norteamercanos y controla la Forestal Mininco.
2. Grupo SHELL, asociado a la Compañía Manufacturera de Papeles y Cartones, Bosques Chiloé, Copihue, Forestal Colcura, Forestal Santa Fé.
3. Grupo Mitsubishi: Planta Astillas Astex, controla Forestal Tierra Chilena.
4. Grupo Amindus de origen suizo, controla Forestal Millalemu, aserraderos Andino, Terranova.
5. Forestal Arauco S. A., vinculada a Angelini.
6. ENDESA, actualmente operan capitales españoles en ella.

Innumerables han sido los sucesos en las zonas de conflicto, entre las comunidades y las empresas trasnacionales, en donde el Estado no ha demostrado voluntad política para asumir las históricas demandas de tierras de nuestro Pueblo, al contrario se ha coludido con los grandes intereses de éstas.

El resultado parcial del conflicto es la mantención de un estado de dominación, con su historia de ocupación, despojo, pérdida de tierras y recursos de nuestras comunidades. Se evidencia el compromiso del Estado con un modelo de desarrollo capitalista que condena la existencia del Pueblo Nación Mapuche.

 

 

a) El Pueblo Nación Mapuche:

Dentro de la heterogeneidad del Pueblo Mapuche existen diversas realidades y posiciones. Cabe destacar que gran parte de nuestro Pueblo está sujeto al estado de dominación y dependencia, lo que no ha permitido levantar propuestas desde una perspectiva propia, dado su inmovilismo y desesperanza de encontrar soluciones reales a sus problemas, siendo muchas de ellas funcionales al sistema que nos oprime. En este mismo marco también funcionan muchas organizaciones que persisten en actuar dentro de los límites institucionales viendo frustradas sus aspiraciones de solución a sus demandas.

Sin embargo, en el último período el desarrollo de las diversas y crecientes movilizaciones de las comunidades en conflicto ha generado una mayor conciencia en los aspectos históricos, políticos y culturales involucrados, y ésta se ha vuelto más activa, lo que ha permitido que se den expresiones de lucha y organización cualitativamente superiores.

Del sentimiento ampliamente arraigado en nuestras comunidades de ser Mapuche y de pertenecer a un Pueblo, se está pasando al manejo de conceptos y su aplicación. El concepto de Pueblo y Nación es incorporado por la dirigencia de las comunidades en conflicto, quienes ven en la defensa de sus tierras la defensa de un espacio territorial más amplio, que no sólo compete a los afectados sino que al conjunto de nuestro Pueblo y que la articulación de las comunidades con la coordinación de sus luchas va en ese sentido; es por ello que la invasión de las forestales en el territorio ancestral es vista como un problema común que afecta a todo nuestro Pueblo. Más aún, el mayor grado de conciencia se expresa en el derecho al territorio. Aquí el uso del concepto de territorio está por sobre el de tierra, ya que en nuestra concepción "territorio" es el espacio vital de donde se proviene, se vive y se proyecta todo lo mapuche. Por lo tanto, las luchas mapuche -sobre todo contra las empresas forestales- no sólo se reducen a la defensa de retazos de tierra, sino de los espacios territoriales más amplios entendido como el territorio ancestral mapuche.

También en el actual período, se evidencia claramente mayores grados de organización en base a un sólido proyecto de articulación de las comunidades en conflicto, destacándose en este sentido la C.A.M. y otras agrupaciones territoriales, donde se aprecia organización con base en comunidades movilizadas y donde la representación la tienen los lonko y werken de esas comunidades. Es importante señalar además, el hecho de que estas organizaciones cuentan con planteamientos de reactivación de elementos ideológicos y culturales mapuche que permitirían construir un proyecto de liberación propio.

 

b) El Estado:

Ante los conflictos por tierras el Estado privilegia los intereses políticos económicos, es decir, hará todo lo posible por mantener la estabilidad política y el crecimiento económico, aún a costa de sacrificar al Pueblo Mapuche. El Estado ha puesto a la economía como el eje ordenador de los diversos aspectos de la vida de un país; con los argumentos político-económicos busca insertarse competitivamente en el ámbito internacional, sobre todo en el marco del proceso de trasnacionalización de la economía, donde el sistema capitalista - financiero no tiene límites ni fronteras. Se sostiene que no hay otras alternativas de inversión y que las comunidades no se verán tan afectadas con las "compensaciones" que se ofrecen y, que a nuestro juicio, no resuelven en lo más mínimo las históricas demandas mapuche.

Nos resulta claro, la total complacencia que demuestra el Estado frente a los procesos de inversión privados que tienen como objetivo definitivo la desaparición física e ideológica de las comunidades mapuche. Ésto se expresa además, en su propia política de inversión pública, que generan las condiciones necesarias para favorecer las inversiones transnacionales.

En la actual administración de Estado se persistirá en la mantención de la visión indigenista en el tratamiento y relación con los pueblos originarios, en donde el Estado asume un rol tutelar y asistencialista. En este marco la política social no es el resultado de una concepción humanitaria y justa para con nuestros pueblos, sino más bien es una estrategia política que tiene como objetivo amortiguar el descontento que existe respecto de nuestra realidad como pueblo oprimido, así se entiende la política de Estado en materia de pueblos indígenas, cuyo principal discurso es la "integración y el desarrollo de los indígenas al país".

Además, la postura del Estado en los conflictos territoriales es la de hacer respetar el "Estado de Derecho", impulsando la represión a través de los desalojos, detenciones y medidas drásticas como, por ejemplo, la aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado o la figura de asociación ilícita. Por otra parte, se persistirá en la cooptación dirigencial y organizacional a través de ofrecimientos políticos y económicos alineándolos así a posturas institucionalizadas y por ende funcionales al sistema de dominación.

Tal como se señaló con anterioridad, este escenario no variará sustancialmente con la asunción de Ricardo Lagos a la presidencia, quien sólo dará énfasis a la línea social básicamente con la implementación de nuevas programas mapuche sectoriales de corte asistencial y paliativo, cuyo objetivo es frenar las movilizaciones, no alterando los procesos de inversión capitalista en Territorio Mapuche.

c) Los empresarios:

En primer lugar, resulta fundamental señalar que el empresariado involucrado en zonas de conflicto con nuestro Pueblo son parte de la oligarquía histórica del Estado chileno y que en el último tiempo han estado comprometidos con ideologías de corte fascista, y que dentro de su concepción han definido aniquilar al Pueblo Nación Mapuche para mantener y aumentar sus intereses de clase dominante.

Una vez más nuestro territorio representa para estos sectores oligárquicos y financieros la posibilidad de hacer negocios que les procuren grandes ganancias. Los espacios territoriales que sustentan hoy la industria maderera y forestal han sido el principal botín de guerra de estos sectores, pasando a convertirse con ello en uno de los mayores productores de celulosa en el mundo; hoy sus empresas y producción global los sitúan en el quinto lugar a nivel mundial. Poseen inversiones forestales por sobre los dos millones de hectáreas y desarrollan un plan estratégico de inversión que contempla 6 a 7 millones de hectáreas como objetivo; proceso de inversión que afectará directamente al territorio ancestral mapuche.

También el aprovechamiento de los recursos hídricos en las zonas cordilleranas ha pasado a transformarse en un lucrativo negocio, ya que junto con la privatización de las empresas generadoras de energía se pretende transformar a este sector en uno de los pilares del modelo económico, posicionándolo incluso como un monopolio de la energía a nivel del continente sur.

A la par de estos procesos de inversión forestal y energético tiene lugar en Territorio Mapuche una serie de otros proyectos de inversión privados y públicos, destacándose en el área del turismo la minería y las infraestructuras viales.

En el actual período los empresarios plantean que la inversión económica en territorio mapuche es fundamental para incrementar sus ganancias y aportar al crecimiento y desarrollo del país. Ven en los conflictos signos de inestabilidad social que alejaría las inversiones, sobre todo de extranjeros. En ese ámbito responsabilizan al Estado de la situación de los mapuche y a su vez le exigen la aplicación de cada vez mayores medidas represivas.

Esgrimen con fuerza el argumento de que se respete el "estado de derecho" y el "derecho a la propiedad" para que se dé el desarrollo del país y solicitan al Estado todas las medidas necesarias en ese sentido. Han dado al conflicto mapuche un carácter policial-criminal, situándose ellos, los empresarios al lado de la propiedad y la legalidad, y los mapuche del lado de la ilegalidad y de la violencia; argumentos que tienen como objetivo manejar comunicacionalmente el problema y obligar a la administración de gobierno y sus instituciones a operar a su favor.

Intervienen directamente en los conflictos, desarrollando líneas en forma paralela al Estado, creando para ello principalmente un aparataje represivo dirigido hacia los sectores movilizados del Pueblo Mapuche, a su vez aplican medidas asistencialistas hacia las comunidades; todo ésto al margen de la misma institucionalidad a la que recurren toda vez que ven amenazados sus intereses en las zonas de conflicto. Entonces, por una parte pretenden reforzar la seguridad de sus inversiones a través de sus propios aparatos de inteligencia y de un numeroso contingente de guardias, los que muchas veces han incurrido en agresiones y amedrentamientos hacia las comunidades; acelerando a su vez las labores de tala de bosques a fin de asegurar las ganancias económicas. Por otra parte, han desarrollado algunos programas asistenciales de empleo, capacitación y becas de estudios, entre otros, que en el caso de la Forestal Mininco se conoce como "Plan de Buena Vecindad", todo ello con el fin de persuadir e inmovilizar a las comunidades en conflicto. También en el último tiempo están implementando una línea de cooptación hacia algunas comunidades o sectores de éstas, sobre la base de ofrecimientos económicos para que desarrollen actividades forestales en predios en conflicto, generando así un clima de confrontación en los que se vean envueltos los propios mapuche; dicha estrategia pretende enfrentar a las comunidades creando la división y la dispersión, aprovechándose de las necesidades y deseperanza de estas comunidades.

Con el nuevo gobierno el empresariado mantendrá su línea intervencionista en los conflictos, a través principalmente de la línea represiva y de una presión permanente hacia los poderes del Estado, en particular al ejecutivo y judicial, para que se reprima a las comunidades que le reivindiquen sus predios o afecten sus inversiones. Cabe destacar también el hecho de que en el último tiempo el empresariado en su conjunto ha presionado directamente al ejecutivo, llegando a acuerdos políticos para la mantención de una política de desarrollo nacional en base al fortalecimiento de los procesos de inversión por ellos impulsados.

d) La sociedad no mapuche:

Hemos apreciado una mayor conciencia de los no mapuche acerca de nuestra realidad, lo que se ha traducido en un apoyo hacia nuestras reivindicaciones, principalmente de los sectores más consecuentes del movimiento popular; sin embargo, se hace necesario explicitar mucho más los contenidos de la lucha que desarrollan las comunidades en conflicto hacia los distintos sectores de la sociedad chilena, puesto que ésta no es una lucha de un sector social más como lo pueden concebir aún las posiciones de la izquierda tradicional, sino más bien constituye una nueva experiencia de la lucha mapuche que nos ha permitido ir definiendo nuestra propia línea política.

Hacemos referencia también al hecho de que estos sectores ven al movimiento mapuche dividido y presionan para que se logre la unidad y se levante una propuesta única, desconociendo todo el proceso de desestructuración que ha operado sobre nuestro Pueblo, en donde existen muchas expresiones que ovbiamente dificulta dicho objetivo. Ésto hace que hoy día tengamos que desarrollar un arduo proceso de discusión en ese sentido, lo que nos permitirá a la larga construir un referente mapuche autónomo capaz de plantear nuestros objetivos estratégicos.

El apoyo de los sectores no mapuche con que cuenta la lucha de nuestro Pueblo, tanto a nivel nacional como internacional, es de importancia en la medida que permita construir un gran respaldo social y solidario que recoja nuestros planteamientos, nuestras denuncias y se hagan en ciertos momentos parte de nuestras movilizaciones, logrando en último curso construir y sostener redes de apoyo directas hacia nuestra causa en el plano económico y político.

Toda esta situación de alianzas tácticas con sectores no mapuche es conocida por los sectores oficialistas y empresariales, quienes buscarán y crearán las medidas necesarias para desvirtuar nuestra lucha, sobre todo manipulando comunicacionalmente el conflicto con el objetivo de restarle de base social de apoyo. Así se entiende que en el último tiempo haya escasa y casi nula información de los procesos de recuperación de tierras en zonas de conflicto, ésto como decisión política de la administración de Lagos en acuerdo con el sector empresarial involucrado, quienes además controlan económicamente a la mayoría de los medios de comunicación.

Por último, es necesario señalar que en la sociedad chilena existen sectores no mapuche que persisten en la idea de querer conducir nuestra lucha, como algunos partidos políticos y organizaciones de izquierda principalmente, ésto se debe al hecho de que en sus planteamientos y prácticas políticas prima una visión etnocentrista y racista que desconoce nuestra realidad, a pesar de que ellos planteen lo contrario. Generalmente estas expresiones buscan instrumentalizar políticamente nuestro movimiento para la consecución de sus objetivos por sobre los nuestros. Hasta el momento, se puede afirmar que estas expresiones no han tenido cabida en las comunidades representadas por la Coordinadora y no han sido parte de las últimas movilizaciones.

SINTESIS: En la actual coyuntura política, que tiene como base la mantención de las estructuras de poder, podemos seguir afirmando que la relación del Estado chileno con el Pueblo Nación Mapuche es de dominación y opresión.

 

II. BALANCE DE LAS MOVILIZACIONES MAPUCHE DIRIGIDAS POR LA C.A.M. EN EL ACTUAL PERIODO.

Dentro de los aspectos relevantes a considerar y que a la hora de un balance general no puede quedar excluido es el salto cualitativo que se ha producido al interior del movimiento mapuche y que ha sido desarrollado por las comunidades en conflicto.

Cabe recordar que hasta principios del año 98 existía un fuerte inmovilismo de parte de la mayoría de las organizaciones que se decían representativas de las comunidades, pero que habiéndose institucionalizado mantenían una actitud de seguidismo ante las políticas del gobierno en el marco de la integración forzada del Estado hacia los mapuche.

Las recuperaciones simbólicas de tierras era la tónica cotidiana y consistían en ingresar a un predio durante algunas horas máximo dos días y luego de la llegada de la prensa retirarse y presentar sus peticiones a la CONADI u otra institución de Estado, esperando años una respuesta la que generalmente era negativa.

La C.A.M. con su política de ocupar materialmente en forma efectiva y permanente los espacios territoriales en disputa, utilizando de paso los recursos allí existentes, señalaba una alternativa superior de lucha lo que implicaba llevar a la práctica el control político y social efectivo de zonas en conflicto, ésta como base elemental para la reconstrucción de nuestra nación mapuche y plasmando en forma embrionaria nuestros idearios de autonomía.

Lo más valioso de esta experiencia de "recuperaciones productivas" fueron las siembras en zonas de conflicto ejecutando actos de posesión por parte de las propias comunidades. Este proceso abierto público y masivo, generó una nueva mentalidad en el movimiento ya que permitió una disposición de lucha mucho mayor a lo demostrado hasta ese entonces por el movimiento mapuche, impregnando a los lonko surgidos desde el propio seno de nuestras comunidades un sello de rebeldía y dignidad a las luchas de nuestro Pueblo, generando de paso una amplia simpatía en la sociedad chilena.

Esta disposición anímica y política de confiar exclusivamente en la propia capacidad de las comunidades en conflicto, las que sin la ingerencia de partidos políticos chilenos determinaban la conducción del movimiento, demostró ser un gran acierto político y se ha transformado en el principal logro político de la C.A.M., ya que pasa a constituirse en un referente para otras comunidades en distintas zonas las que viviendo en condiciones similares han visto en la Coordinadora, en nuestros lonko y werken, referentes cercanos y válidos para enfrentar y conducir sus propios conflictos.

Nuestra política de "puertas abiertas" de las zonas en conflicto pasó a transformarse en una verdadera escuela de lucha para muchos lonko y cona que, provenientes de distintas zonas, podían comprobar en forma práctica personal cuáles eran los contenidos de nuestros procesos de recuperación de las formas de lucha que se desarrollan y de nuestros objetivos.

Entendemos y confiamos que esa experiencia tarde o temprano se expresará en otras zonas de conflicto del territorio mapuche ampliando y masificando las demandas hacia el Estado y creando condiciones para una correlación de fuerzas más favorable al conjunto del movimiento mapuche autónomo.

A pesar de los avances registrados en este sentido las primeras críticas a este proceso de movilización vinieron de parte de sectores mapuche que veían puesto en peligro sus pequeños espacios de figuración que les permitía obtener financiamiento tanto a nivel nacional e internacional. En concreto, se produjo el hecho que contando con varios millones para sus presupuestos eran otros los que conducían las luchas y por lo tanto tenían que demostrar a sus financistas que algo estaban haciendo. Se enfrentaron entonces a la siguiente alternativa: asumir el carácter de la lucha que se estaba dando con el consiguiente riesgo que implicaba sobrepasar la legalidad o simplemente aprovechándose de un conflicto en el que no han tenido una participación directa, iniciaban urgentes diálogos y conversaciones con la autoridad demostrándoles que ellos eran los "mapuche buenos" con los cuales era posible entenderse. Todas sus promesas y discursos de honrar la memoria de nuestros grandes toqui como Lautaro o Caupolican quedaron guardados para una mejor ocasión y por lo tanto se unieron a las críticas de las forestales y del gobierno respecto de la condena a las formas elementales de autodefensa que empleaban las comunidades en conflicto.

Como principal conclusión política podemos señalar que estas organizaciones se vieron ampliamente sobrepasadas por los acontecimientos ya que no tenían acumulado fuerzas, organización ni capacidad combativa en esa dirección.

Pensamos que hoy en día tampoco la tienen, ya que sus dirigentes sobre la marcha han debido ponerse al frente de las luchas de sus propias comunidades, ya que existiendo una alternativa clara de lucha en la C.A.M corren el serio riesgo de perder sus bases sociales de apoyo y pasar con sus organizaciones y dirigentes a engrosar el museo del movimiento mapuche.

Junto con criticar las formas de lucha, estos sectores mapuche representados por el Consejo de Todas las Tierras, Xeg-Xeg, Asociación Ñancucheo, Ad Mapu y la Identidad Territorial Lafquenche levantaron la idea de que la propuesta de la C.A.M. no tenía ni tiene viabilidad práctica, o sea, que los objetivos son correctos, pero que no se puede conseguir nada fuera del marco legal e institucional; de esta manera justifican su actitud servil ante el gobierno y de compromiso con la institucionalidad del Estado chileno opresor y, lo que es peor, son funcionales a los objetivos del capitalismo de invadir nuestro territorio ancestral mapuche.

De estos planteamientos surge el discurso de ser eficaces y también "inteligentes", ya que los dirigentes tienen contactos con tal o cual político de gobierno que les permitiría lograr sus demandas. Ésto no es ni más ni menos que la práctica del "pituto" que se pretende levantar como una política válida para obtener los derechos territoriales y políticos de la Nación Mapuche.

De esta manera se entiende que estos mismos políticos hayan solicitado a las comunidades apoyo a la candidatura de Ricardo Lagos, prometiéndole en forma reservada privilegiar sus soluciones antes que a las demás.

Así al no cuestionar la institucionalidad opresora ni la inversión capitalista en Territorio Mapuche, se transforman en mapuche inofensivos y domesticados, dispuestos al diálogo, cediendo a las reivindicaciones en el sentido de alcanzar en la práctica espacios de autonomía y de control político territorial mapuche.

Entendemos que en la medida que el movimiento autónomo avance existirá la capacidad de ir desenmascarando estas prácticas políticas que se construyen y se diseñan para favorecer los intereses del mundo winka. Señalamos que nuestros principales esfuerzos no están determinados por lo que estos sectores hagan o dejen de hacer; seguimos lineamientos programáticos-estratégicos que nos permite acumular fuerzas en distintos períodos y que en la actualidad permite mostrar resultados concretos.

Es indesmentible que en Rucañanco a orillas del lago Lleu Lleu son más de 200 las hectáreas que esa comunidad controla, aprovecha y defiende. Se ejerce posesión material de este predio en disputa con la Forestal Mininco, resurgen derechos como comunidad en forma autónoma y sin la intervención de la CONADI-gobierno o cualquier otra institución u ONG.

Igualmente las comunidades de Temulemu, Pantano y Didaico han hecho retroceder a la empresa Forestal Mininco en sus intentos por continuar forestando. Estas comunidades controlan parcialmente dos grandes predios (alrededor de 2.500 hectáreas) aprovechando sus recursos e iniciando su posesión material, expresado en actividades como madereo, siembras, pastoreo de animales, producción de leña, carbón, estacas.

En Tirúa sur se vive un proceso similar con la disputa de más de cinco mil hectáreas en las cuales las comunidades han sembrado (arvejas, papas, trigo), aprovechando igualmente los recursos madereros allí existentes. Indicamos además que, producto de las recuperaciones productivas, muchas comunidades en conflicto han podido satisfacer sus necesidades básicas, así ocurre en zonas como Lleu Lleu y Collipulli, cuyas comunidades vieron esta alternativa como justa y práctica y que a través de esta línea se empiezan a recomponer las comunidades.

Queremos indicar que a través de estas recuperaciones productivas se ha pasado a ejercer un control de los predios en disputa, generándose las primeras experiencias de control territorial, en donde las comunidades asimilan en los hechos los planteamientos de territorio y autonomía para la reconstrucción del Pueblo Nación Mapuche.

A este cuadro hay que agregar los altísimos costos que representa hoy en día para las forestales invertir en territorio mapuche, principalmente en comunidades donde la C.A.M. tiene presencia, ya que sólo en personal de seguridad, equipos e infraestructura, se gastan millones de pesos, a pesar de ésto nada garantiza que una vez plantados los pinos no sean las propias comunidades las que de día o de noche los arranquen, debiendo reinvertir con enormes pérdidas económicas para las empresas forestales. Cabe recordar que la Corporación de la Madera en Arauco ha reconocido públicamente que han debido disminuir en la zona sus inversiones presupuestadas para el año 2000 de 90.000 hectáreas a sólo 30.000, ya que no pueden garantizar materialmente sus inversiones. Forestal Mininco ha reconocido pérdidas en millones de dólares.

En la comunidad Pascual Coña, sector Lleu Lleu, los empresarios turísticos se han visto ante la imposibilidad material de llevar a cabo sus proyectos inmobiliarios por cifras superiores a los 45 millones de dólares, ya que se han encontrado ante la férrea resistencia de esas comunidades, que en un proceso de movilización han puesto en jaque la construcción de hoteles para ricos que pretendían levantar en nuestros lugares sagrados, pisoteando y desplazando a nuestros hermanos de los territorios que ancestralmente les pertenecen.

Existen efectos indirectos provocados por las comunidades en conflicto y dirigidos por la C.A.M. que han tenido una repercusión favorable en las demás comunidades y sectores del movimiento mapuche que a pesar de no realizar movilizaciones se han visto beneficiadas por éstas, como es el caso de particulares winkas que teniendo posesión de fundos en disputa con comunidades mapuche se han acercado a las entidades estatales y de gobierno para ponerlos en venta, ya que de esta manera piensan podrían obtener un precio favorable.

Esta repentina oferta de predios, y por consiguiente una baja considerable en los precios de los fundos aledaños a las zonas en conflicto, han posibilitado la compra a mejores precios por parte de la CONADI y su posterior traspaso a comunidades, resolviendo al menos una de las más sentidas aspiraciones de éstas. Remarcamos que ésto se debe a la presión que ejercen las movilizaciones.

Esta repentina voluntad de vender se debe a que temen que en los próximos años baje a tal punto el precio de la tierra que al momento de venderlas no alcancen a obtener las ganancias que tenían presupuestadas y, por otro lado, temen verse obligados a abandonar sus predios no teniendo las garantías necesarias para producirlos.

Asimismo, es reconocido el hecho que nuestro Pueblo en su conjunto, producto de las luchas de las comunidades en conflicto ha recuperando la dignidad de ser mapuche, la conciencia de pertenecer a un Pueblo que tiene un pasado, presente y futuro común. Elementos esenciales para comenzar el gran proyecto de liberación nacional mapuche.

Por último, el gran logro político de la C.A.M. es su posicionamiento dentro de lo heterogéneo del movimiento mapuche. Más allá de conducir las comunidades en conflicto de zonas específicas, ha pasado a transformarse en un REFERENTE POLITICO válido, que va demostrando en los hechos consecuencia política-programática que ha incidido incluso en las orgánicas pro estatistas y aquellos que persisten en salidas negociadas sin contar con la correlación de fuerzas necesaria. Muchas comunidades supuestamente representadas por estas organizaciones siguen la línea de la C.A.M., la que se expresa en la forma como se confrontan sus intereses inmediatos, incluso en algunas movilizaciones han sobrepasado las orientaciones de su dirigencia organizacional y han pasado a desarrollar mayores niveles de lucha.

Constituye un desafío para la C.A.M. poder alinear a dichas comunidades en el sentido de politizar sus reivindicaciones y hacerlas más asertivas en el plano político estratégico.

 

III. PROYECTO ESTRATEGICO DE LA C.A.M.

Generalmente, cuando se hace referencia a estrategia, se tiende a pensar en las definiciones ideológicas y políticas que construyen dicha estrategia. Hasta no hace mucho tiempo la tónica en tal sentido, era que éstas se construían desde posiciones fuera del mundo mapuche, cayendo muchos de ellos en paternalismo ideológico y en pragmatismo político, es decir, se construían las líneas de acción a partir de un pensamiento no mapuche, generalmente de alguna ideología o partido winka de corte occidental que suponía la representación de nuestra condición.

Desde la C.A.M. siempre hemos sostenido la necesidad y el acierto de reconstruir y superar nuestro pensamiento llegando incluso a los planos ideológicos y políticos como herramientas básicas para desarrollar nuestro proceso de liberación como nación oprimida. Es en este sentido que reafirmamos un pensamiento ideológico y político propio que se nutre de los mejores contenidos que ha desarrollado nuestro pueblo, desde la perspectiva cultural y religiosa básicamente, es así que se empieza a desarrollar un pensamiento político autónomo que se ajuste a las reales condiciones en que nos encontramos y pensamos superar.

Por lo tanto, el diseño estratégico contempla esta visión autonomista del pensamiento mapuche, y se fundamenta en los mejores elementos mapuche para construir un proyecto de liberación propio. Se recogen elementos de interpretación histórica, del pensamiento cosmovisionario ancestral y del análisis de las actuales condiciones objetivas y subjetivas que sufre nuestro Pueblo. Es en este marco que se ha venido construyendo un diseño estratégico propio en que se combinan nuestra concepción y práctica mapuche con elementos de análisis de experiencias de lucha más amplios aportados por otros pueblos. Estas definiciones estratégicas surgen al asumir el proceso que nos toca como Pueblo Nación. Dicho diseño se ajusta, en el actual período a la correlación de fuerzas que se contraponen, por una parte desde el Estado opresor y modelo de desarrollo, por otra, desde nuestras recién reactivadas fuerzas y experiencias de lucha.

Cuando afirmamos que el pensamiento ideológico que se reconstruye tiene como base nuestra cosmovisión, nuestra cultura y religiosidad, estamos haciendo definiciones en el sentido de reafirmar nuestra condición de mapuche y de Pueblo Nación; definiciones que nos hacen contraponernos a un sistema que no es nuestro, que nos oprime y que, más aún, nos condena al exterminio. Por lo anterior, es que nos definimos de anticapitalistas, porque este sistema centra su acción en la apropiación de la riqueza en manos de unos pocos en desmedro de las mayorías, porque se explota a los hombres y se les impone un sistema de dominación, se destruye la naturaleza, el ecosistema; situaciones absolutamente contrapuestas a la concepción de nuestro Pueblo sobre el hombre, la vida y el mundo, poniéndose en riesgo nuestro sistema de vida, nuestra cultura, la que tiene como base de sustentación el equilibrio del hombre con los demás elementos de la naturaleza, en donde las relaciones resultan más justas y más humanas. En la actualidad, el sistema capitalista invade nuestro territorio y, por lo tanto, su avance pone en serio riesgo nuestra existencia como Pueblo Nación Mapuche.

Nuestro pensamiento político se nutre de estos aspectos (valóricos y culturales propios) y se reafirma cada vez de una mayor claridad en la interpretación de la realidad que nos toca y de la forma en que superaremos nuestra condición de nación oprimida. Es por ello que resulta necesario utilizar métodos de análisis y de interpretación más amplios, como es el materialismo histórico para precisar sobre todo la situación general y las condiciones por las que atravesará nuestra lucha. Así nuestro análisis comienza a ser más claro, al momento de contraponer nuestra condición de Pueblo con el sistema de dominación y las formas que impone el modelo neoliberal administrado por el Estado chileno.

Por lo anterior es que concluimos que la única alternativa para dar continuidad a nuestro Pueblo Nación es iniciar un proceso de Liberación Nacional Mapuche que se sustente ideológica y políticamente en definiciones anticapitalistas y antioligárquicas, planteando la autonomía desde una posición ideológicamente revolucionaria. Porque para el rescate del pensamiento ancestral mapuche, rakiduam, y la diversidad de elementos que nos son propios es absolutamente necesario disputar y controlar los territorios invadidos por el sistema que nos oprime, es decir, se debe provocar un cambio en las estructuras de dominación hacia nuestro Pueblo, cambios que también conllevan aspectos superestructurales, en lo ideológico, cultural y social, reafirmando nuestra condición de Pueblo Nación Mapuche.

Dentro de esta gran definición estratégica es que iniciamos un proceso de acumulación de fuerzas necesario para conseguir nuestro objetivo de liberación y de autonomía. Este planteamiento conlleva en sí un gran desafío que debemos asumir desde sus primeras fases y, que en el actual periodo de correlación de fuerzas, nos hacen diseñar un proyecto estratégico sostenido en dos grandes líneas que no se trabajan separadamente, al contrario, se combinan y se retroalimentan.

Por una parte, planteamos la RESISTENCIA MAPUCHE al sistema capitalista en el territorio ancestral mapuche. Esta línea se fundamenta por la invasión de que somos objeto por los procesos de inversión capitalista transnacional. Desde el momento mismo de la invasión hemos sido objeto de la apropiación de nuestras riquezas, esta vez la invasión será definitiva y se hará sobre la base de la desestructuración del mundo mapuche con la consecuente desaparición física e ideológica de nuestras comunidades.

Las inversiones forestales, energéticas, turísticas y otros no tendrán contemplación con nuestras formas de vida, como queda en evidencia en la actualidad. Dichos procesos aumentarán toda vez que la globalización de la economía obliga a las clases dominantes a refundarse.

El exterminio de nuestro Pueblo es un hecho si no luchamos, pero las definiciones en tal sentido deben ser claras. No compartimos las ideas de que sólo se debe renunciar, pedir apoyo o negociar las dádivas de los poderosos. Proponemos anteponer una fuerza social y política, pero también material y técnica que vaya de mínimas expresiones hasta formas más avanzadas de autodefensa, sin la cual será imposible contener al enemigo que es directo y cruel. Estas expresiones y formas de lucha deberán ser llevadas a cabo por las propias comunidades y ordenarse a la correlación de fuerzas en las zonas de conflicto tanto en el plano político, social y cultural y que respondan a necesidades sentidas, elevar los estados de ánimo y de combatividad que nos permita conseguir nuestros objetivos inmediatos, principalmente orientados en la primera etapa, a frenar las inversiones capitalistas en nuestro territorio ancestral.

La segunda línea que planteamos es la RECONSTRUCCIÓN DEL PUEBLO NACION MAPUCHE. Se plantea esta reconstrucción con un carácter autónomo política y territorialmente, en donde la rearticulación de comunidades, permitirá mayores grados de organización, haciendo efectiva la ocupación y control de espacios territoriales, cada vez más amplios. El reposicionamiento de los aspectos históricos, identitarios, culturales y religiosos, darán mayor capacidad ideológica y política a nuestras comunidades.

La relación del Estado opresor y el Pueblo Nación Mapuche la caracterizamos de "dominación" con un permanente proceso de desestructuración del mundo mapuche, en todos sus aspectos. Básicamente en la imposición de una cultura dominante, winka, occidental, capitalista, en donde las ideas, los valores, la actitud penetran nuestra realidad y la distorsionan, lo cual le resulta funcional para mantener intactos los intereses del sistema, donde la apropiación de las riquezas del territorio mapuche es la consecuencia. Frente a ésto, levantamos la idea y la práctica de reconstruir nuestro mundo confrontándolo a la dominación. La idea es la reestructuración de todos los aspectos propios del Pueblo Mapuche, de orden filosófico-religioso, ideario, valórico hasta reconstruirlo ideológica y políticamente para sostener nuestro propio sistema de vida como Pueblo Nación Mapuche. Esto, en las actuales condiciones de nuestras comunidades implica el ejercicio de prácticas comunitarias, ceremoniales y organizacionales como el mingako, guillanmawun, guillatun, machitun, palin, trawun, kamarikun, nutram, entre otros, y sobre todo el mapudugun como expresión concreta de nuestra identidad y proyecto de vida propios. A la vez ir rescatando y fortaleciendo nuestra estructura organizacional tradicional y los roles que cumplen determinadas personas dentro del mundo mapuche como los lonko, werken, machi, weupive, kona, dugumachife, genpin, entre otros.

La revitalización de nuestro rakiduam, kimun, religiosidad, mapudugun, se dará en el marco de un proyecto de lucha permanente que nos arroje resultados concretos y no sujetos al estado de dominación ni de las concesiones que en ese plano nos quiere hacer el Estado.

La reconstrucción del Pueblo Nación Mapuche en todos sus aspectos, sólo será posible con el ejercicio de los derechos políticos y territoriales, partiendo de la lucha de nuestras comunidades hasta el desarrollo de un proceso de liberación nacional mapuche.

IV. EL PROGRAMA DE LUCHA DE LA C.A.M.

Nuestro objetivo a mediano plazo es la recuperación de la autonomía política y territorial que siente las bases para el gran proceso de liberación del Pueblo Nación Mapuche.

La propuesta programática que se levanta en el actual periodo es un proceso de acumulación de fuerzas en donde se van cumpliendo etapas, no en forma mecánica sino de manera dialéctica (proceso), de modo de fusionar todos los aspectos que nos son propios.

Se partió con el planteamiento de las recuperaciones de tierras ancestrales, ya sea en el marco de la institucionalidad, pero principalmente fuera de ésta. Se cuestiona la institucionalidad, por ejemplo, al no obedecer la normativa con relación al procedimiento a seguir para la restitución de tierras señalada por la CONADI u otra institución de Estado, porque la legislación "indígena" sólo permite la recuperación de tierras de acuerdo a los Títulos de Merced, lo que es una aberración desde el punto de vista histórico-jurídico. Levantamos la alternativa de la recuperación de tierras ancestrales que legitiman nuestra concepción de derechos políticos territoriales. Se desarrolla la ocupación, la que definimos de productiva y permanente, hasta la consecución de las tierras. Es en este sentido en que no sólo se plantea la demanda territorial que incluyen las tierras antiguas o de "jurisdicción de los antiguos lonkos", sino que se desarrolla toda una línea de ocupación real y efectiva y de espacios cada vez más amplios, en donde se empieza a ejercitar el control de esos espacios, desde el punto de vista político-económico y cultural, básicamente.

El control territorial lo planteamos desde una dimensión más integral que implica asumirlo políticamente y resolver las actividades inherentes al control económico-productivo y sobre todo a la reactivación de nuestros propios elementos de orden cultural y religioso que reafirmen nuestra concepción de Pueblo Mapuche. Este control territorial nos permitirá lograr y consolidar paulatinamente la autonomía política y territorial.

Sería ingenuo pensar que al plantear ocupaciones productivas de tipo confrontacional y al disputar el territorio con los poderosos no habrá represión y persecución y ésta será principalmente en el terreno; es por eso que al calor de la resistencia al capitalismo y en la reconstrucción de nuestro pueblo, asumiremos el desafío de crear y desarrollar una fuerza mucho más integral que incluya aspectos de orden material y miliciano que nos permita defender nuestros logros de manera inmediata y que sostenga en el mediano y largo plazo el proceso de liberación mapuche.

En la medida que las comunidades vayan asumiendo estas líneas de trabajo y den continuidad al conflicto con el Estado y el sistema capitalista se hará necesario rearticular las fuerzas de estas comunidades en un proyecto mayor. La rearticulación de las comunidades tendrá como criterios que éstas se encuentren en confrontación y hayan empezado su reposición ideológica, política y cultural para sostener el proyecto de liberación. En tal sentido, hemos denominado a las comunidades en conflicto de "comunidades referentes" que incidan en las demás comunidades de la zona planteando la línea y asumiendo posiciones cada vez más coherente con relación al conflicto con el Estado y el sistema.

Un proyecto de rearticulación de las comunidades no puede darse con aquellas comunidades que siguen dependientes y dominadas por el Estado y donde la política intervencionista limita el ejercicio de nuestros derechos políticos y territoriales.

Sólo un proyecto de rearticulación de comunidades nos permitirá sostener un proceso de acumulación de fuerzas necesarias para lograr la liberación nacional, partiendo de coordinaciones básicas hasta lograr una fuerza social, política y material mapuche articulada, que cambie la correlación de fuerzas entre el Estado y el sistema capitalista con el Pueblo Nación Mapuche que asegure nuestra proyección como tal.

Al calor de todo este diseño programático, la C.A.M. viene planteando y desarrollando un proceso de discusión permanente entre los lonko, werken y cona mapuche destacados para fortalecer los aspectos ideológicos, políticos y prácticos del proceso de lucha. La superación en este sentido nos permitirá ir resolviendo los desafíos de orden estratégico y táctico de la lucha del Pueblo Mapuche. La idea es masificar este proceso de discusión ideológica en las comunidades e involucrar a otras organizaciones que tengan presencia real en comunidades, de modo de poder sentar las bases para el diseño e implementación del gran proyecto de liberación del Pueblo Nación Mapuche.

V. PROPUESTA DE LA C.A.M. EN LA ACTUAL COYUNTURA

Análisis de las propuestas:

No existe una propuesta única del Pueblo Mapuche como un todo y que vaya hacia el Estado chileno, varios han sido y son las propuestas que han sido levantadas principalmente por organizaciones que se dicen representativas del Pueblo Mapuche. Muchas son las propuestas que surgen en el marco de la integración forzada y que lo único que buscan es acomodar a sus dirigencias y de paso asegurar algunas migajas a los sectores mapuche representados. Otras propuestas son sobre la base de tratados de autonomía territorial, pero que también se enmarcan en la línea intervencionista del Estado y de otras instancias chilenas o internacionales, pero dentro de una lógica que no cuestiona al sistema y su institucionalidad, la mayoría recoge experiencias de otros pueblos originarios sometidos del continente que aceptan concesiones de tierras y de ejercicio político, pero que no cuestionan al estado y menos a los intereses y privilegios de los poderosos. Dichas propuestas no cuentan con una base de acumulación de fuerzas necesarias para sustentarlas y defenderlas, por lo que se hacen prácticamente inviables.

Ambos tipos de propuestas tienen una característica común y es su dependencia de contenidos ideológicos y políticos de inspiración winka, y lo que es peor, muchos de ellos son elaborados directamente por partidos políticos. Así se entiende que algunas organizaciones mapuche seudo autónomas, han planteado con gran acierto el problema, pero han sido incapaces de construir un proceso en tal sentido y sus esfuerzos terminan siendo absorbidos y utilizados por el Estado y el sistema de dominación.

Dentro de lo que es el movimiento mapuche tampoco existe consenso acerca de la necesidad de levantar una propuesta única, son muchas las diferencias en el pensamiento político y en la práctica lo que nos impide ese logro. Hay que recordar que ya va más de un centenar de años de sometimiento político-ideológico que ha obligado a las organizaciones a ser dependientes y a utilizar prácticas políticas ajenas que terminan sujetando nuestra realidad a la realidad nacional chilena. Es así como muchas organizaciones eligen el camino de la integración, buscando en la institucionalidad vigente su participación y otros que optan por un trabajo internacional, principalmente para buscar recursos que de la causa mapuche se pueda obtener y/o porque sus dirigentes quieren figuración con claros intereses caudillistas personales. Otras organizaciones, ligadas a partidos políticos u organizaciones winka sujetan nuestras luchas a una interpretación y análisis de corte occidental tratando de sumarla a proyectos políticos que nos consideran como un sujeto social más de los oprimidos. En este sentido, indicamos que valoramos la intención de conducir el proceso de lucha de los pobres y oprimidos, pero que nuestro pueblo tiene el derecho y deber de levantar su propio proyecto político.

Estas organizaciones, dada sus limitaciones, caen fácilmente en la intervención del Estado, en iniciativas para plantear sus demandas; ejemplo de ello es la denominada "cumbre indígena" para oponerse al proyecto Ralco, la cual fue planteada, organizada y financiada por el Partido Socialista sobre la base de los operadores políticos de este partido winka y cuyo objetivo, entre otros, es crear condiciones para establecer diálogos con el gobierno de Lagos, enmarcada en una estrategia de pacificación del conflicto mapuche que sólo servirá para la estabilidad social y política que los empresarios exigen.

En el último tiempo hemos observado como muchas organizaciones mapuche han levantado propuestas, como ya señalamos, la mayoría no harán más que reforzar la dependencia y dominación del estado chileno con nuestro pueblo y, por qué no decirlo, algunas son lastimeras al pedir recursos, otros son inviables al no contar con una fuerza social que la sustente y las de corte intervencionista que serán funcionales al sistema. Decimos intervencionistas porque están ideadas para bajarle el perfil a los conflictos, desnaturalizar nuestra lucha, impedir la unidad de sectores consecuentes y restar de base social de apoyo a la C.A.M. Es por ello que la organización Consejo de Todas las Tierras, Asociación Ñancucheo e Identidad Lafkenche, se han dejado instrumentalizar por los partidos políticos chilenos principalmente por el P. Socialista y el PPD, partidos que tiene como misión manejar el conflicto y/o ajustarlos a su concepción de sociedad y Estado, que ha nuestro juicio ya no responde a los intereses de los oprimidos sino que mantiene acuerdos para administrar el poder de dominación. Así se entiende la visita de Camilo Escalona al Estado de Chiapas, para busca recetas del conflicto indígena, reforzando también líneas de tipo represivas y de inteligencia para frenar el movimiento indígena tanto en el ámbito nacional como continental.

Nuestra propuesta rompe el esquema de la elaboración de un documento - demanda a secas, sino que es el resultado de un proceso de mayor confrontación de ideas y experiencias de nuestra condición y del futuro que queremos.

Nunca fue la idea de construir una propuesta y bajarla a las comunidades, sino que ésta se ha ido diseñando al calor de las luchas de éstas y con la participación de nuestros propios hermanos y esa es la razón por la que la C.A.M. se sostiene; porque son las comunidades en conflicto quienes le dan sustento y dirección. Así se entiende que la fortaleza ideológica, política y espiritual la tienen nuestros lonko, werken y kona, porque son ellos los que día a día junto a sus comunidades, van reconstruyendo el pensamiento y la línea a seguir.

Así va quedando atrás la idea de que una orgánica se posicione por encima de las comunidades y las represente, instrumentalizando muchas veces sus luchas; así muchas de estas organizaciones terminan desvinculándose al no tener presencia real en las comunidades.

Cuantas son las experiencias de organizaciones mapuche que han surgido en medios ajenos a las comunidades, por ejemplo en las universidades o en las ciudades, y que están dirigidos por profesionales o seudo intelectuales que conducen a nuestros hermanos en los campos. Esta concepción trae consigo el estigma winka de hacer política, ya que estas organizaciones cohiben, manipulan e instrumentalizan políticamente, y en el fondo por qué no decirlo, existe un desprecio hacia nuestros propios hermanos de las comunidades al no darles la posibilidad de participar de los procesos de lucha de manera más integral, en donde sean ellos, los que viven las contradicciones, los que sostengan la línea y la dirección de sus luchas. Así se entiende que la C.A.M. está dirigida y compuesta básicamente por gente de comunidades y por hermanos sin tierra que han planteado seriamente el retorno sobre la base de la lucha por la recuperación del territorio.

Siempre hemos planteado que las propuestas las diseñaremos y sostendremos luchando, hasta conseguir la fuerza necesaria para defenderla. También, hemos planteado que la propuesta es en primer lugar para nuestro Pueblo, para autoafirmarnos como tal y para lograr nuestra liberación. En segundo lugar, en momentos socio-políticos específicos será necesario levantar una propuesta acorde que responda a los argumentos de ejercitar nuestros derechos políticos y territoriales; será entonces en que evaluaremos nuestras fuerzas y la voluntad política del gobierno de turno de llegar a acuerdos, pero siempre y cuando estos logros nos permitan seguir acumulando fuerzas hacia un proyecto más integral.

En el actual período, se ha propuesto desde las comunidades en conflicto la idea de levantar un referente mapuche más amplio y representativo de todas las identidades territoriales del Pueblo Mapuche. Dicha idea ha sido recogida con gran fuerza por la C.A.M. por lo cual se hacen esfuerzos de tipo ideológico y políticos para lograrlo, en que se tengan como criterios básicos el sostenimiento desde las propias comunidades movilizadas, sobre la base de un proceso de discusión ideológica que permita superar y trascender a las actuales organizaciones para construir la organización mapuche que nuestro Pueblo requiere.

Propuesta en el actual período:

Las comunidades en conflicto levantan propuestas de demandas territoriales basados en derechos políticos-históricos, ajustados a realidades concretas como comunidad y organización y cuyos fundamentos y criterios son compartidos por la C.A.M.

Es necesario señalar que las actuales propuestas tienen como objetivo de fondo levantar un proyecto más integral que apunte hacia la reconstrucción del Pueblo Nación Mapuche, por lo tanto los criterios para eventuales negociaciones serán las siguientes:

1. Negociación para la devolución de predios en la que participen en bloque todas las comunidades representadas por la C.A.M.
2. Restitución de los predios demandados con su devolución inmediata e integral.
3. Garantías para el ejercicio de derechos políticos territoriales sobre los predios recuperados.
4. Participación en el diseño de los mecanismos de devolución de predios, ya sean éstos leyes especiales o procesos de reforma.