Edición 1993, licencia No. 002357 del Ministerio de Gobierno. 

Quincena del 14 al 27 de Octubre de 1998. 

SUMARIO

Resumen VOZ 15 DÍAS  


Dice la senadora liberal Piedad Córdoba:
"Esta visita me partió en dos"
 
Paginas editoriales: 

Enfoque: Radiografía de una reforma política 
(por Alvaro Vásquez del Real) 

Editorial: Estamos con los trabajadores 

Mirador:¿Diario Influyente? 
(por Carlos A. Lozano Gillén.) 


Cartas 
Laborales: 

Los primeros ocho días del Paro Nacional Estatal: Una faena por el país. 

El pliego estatal: los 8 puntos que son 9. 

El paradigma salarial: Propuestas para salir del atolladero. 


17º Congreso del Partido Comunista Colombiano:

La instalación del 17 Congreso del Partido Comunista 

Resolución política. Por una solución política y democrática de la crisis colombiana

Nueva dirección del Partido Comunista

Perfil de una comunista de Urabá. Un ejemplo llamado Mercedes Usuga


José Zaramago. Premio Nobel 1998 (Por Carlos Sanchez Ramos)
Nacionales: 

Ola de amenazas contra dirigentes comunistas y upecistas en el Meta. Asesinado ex-alcalde de El Castillo. 

La monopolización de la información en Colombia. La comunicación es el poder. 

Centenario de Luis Tejada 
(Por Gilberto Vieira)

Acuerdo del ELN con la "sociedad civil". La convención nacional será en febrero próximo. 

FARC-EP a la espera del despeje 

Enfoque:

RADIOGRAFÍA DE UNA REFORMA POLÍTICA
Por Alvaro Vasquez del Real

Al fin ha sido posible conocer el texto de las propuestas de lo que pomposamente se califica como la gran reforma política.

Al primer vistazo la forma de elaboración del proyecto choca con los elementales principios de nuestra flamante democracia representativa. Porque todo ese menjurje se ha cocinado entre un selecto grupillo de exponentes del alto gobierno y de las cumbres de los partidos del establecimiento. Desde luego, no era de esperarse que se tuviera en cuenta a los supuestos destinatarios de ese "gran cambio" que prometió la "gran coalición", puesto que un régimen elitista como éste no tiene para nada en cuenta a la gente común y corriente. Pero ahora el exclusivismo se ha extremado. Una docena de personajes resolvieron por su cuenta sustituir la iniciativa parlamentaria, faltarle al respeto al órgano legislativo, pasarse por la faja todo el engranaje político. Y lo que es peor, resolvieron crear una cosa que llaman "mesa del acuerdo", que podrá modificar el texto de los proyectos, sin tener en cuenta a las Cámaras, examinar la conducta de los parlamentarios y hasta designar los ponentes para cada debate, ¡como efectivamente ya lo han hecho!.

¡Una muestra más desvergonzada de la forma como la clase dirigente colombiana dispone de los destinos del país no podrá encontrarse!. Mientras en el texto se proclama la urgencia de ¡"renovar las costumbres políticas"! y que todo el cuento se adoba con la carreta de que se trata de un "gran acuerdo nacional" en la búsqueda de "una democracia donde quepamos todos". Pero se podría decir que tan refinados moldes bien pueden contener las normas para llegar a esos "profundos cambios" que prometió Pastrana. Lo cual podría compensar el pecado original de su autoritarismo excluyente. Pero si hay algo que no tenga nada que ver con una verdadera reforma política para los tiempos actuales, es esta componenda que so pretexto de la erradicación de la corrupción nos introduce al mundo de una Colombia virtual para una clase dirigente que pelecha en una dimensión distinta de la que sufre el pueblo colombiano. No es casual que el mismo día en que se hizo pública la reforma se desatara la huelga de los trabajadores del Estado por los salarios, el empleo y los derechos sindicales, en rechazo al ajuste del Fondo Monetario Internacional, al modelo neoliberal y a la pretensión de hacer pagar al pueblo la crisis de la política económica de la oligarquía financiera. Exigencias que por sí mismas sugieren un tipo de Estado y de relaciones contrarias a las que se expresan en el "gran acuerdo nacional". Aquí sí que puede hablarse de la "Colombia de las dos velocidades". La reforma busca una recomposición al interior de los grupos que componen el bloque de poder, tratando de completar los anatemas que levantaron en su momento los "conspis" de la pasada administración. Todo ello dentro del manejo político de los intereses tradicionales. Las propuestas se limitan al régimen electoral, el mejoramiento de los partidos, a las inhabilidades, al manejo del Parlamento, a la financiación de las campañas y a los cambios en el sistema de integración del órgano judicial y de control.

Ya hemos analizado lo que está en la trasescena de este teatro institucional. El gobierno trata de unificar a las diversas corrientes del sistema para forjar un frente común que dé la sensación de mayor fuerza ante la inminencia del diálogo con la insurgencia.Esto se plasma en el proyecto de facultades omní-modas al Presidente para encauzar los pasos para las negociaciones.

Se pretende también exhibir una muestra de lo que llaman "la voluntad de paz" -que por otra parte, se desconoce para la guerrilla- del establecimiento con una propuesta que indicaría su disposición a autorenovarse. Pero el enanismo de la clase dirigente no llega más allá de esta microrreforma que rechina en el contraste con los gravísimos problemas que atraviesa el pueblo y el país y que hacen quedar muy atrás estos enclenques ensayos de correcciones superficiales. La flamante reforma inicia ahora su camino por los vericuetos de las Cámaras, donde se pondrá a prueba la verdadera capacidad de imposición que tienen los autores de la componenda de Casa Medina. Pero ante una perspectiva de luchas sociales en crecimiento, de repulsa popular al intento de descargar la crisis sobre los trabajadores, de negociaciones con un movimiento en armas que tiene programas de cambios reales y aspiraciones a nuevas estructuras de poder, este remedo de transformaciones institucionales queda como un índice de las limitaciones inmovilistas de nuestra clase dominante.