Edición 1995, licencia
No. 002357 del Ministerio de Gobierno.
Quincena del 11 al 24 de Noviembre de 1998. SUMARIO
Economía: Economía
política y lucha de clases
Páginas Editoriales: Enfoque:
Los cien días.
Editorial: Las elecciones en Venezuela. Mirador:
Hablemos de Machuca
Cartas. Nacionales: El asesinato
de Gómez Hurtado. Los hilos de la red derchista.
Cambios en la cúpula. Ascendidos los cuestionados. El encuentro
Pastrana-Clinton. Más dependencia.
Tema Central: Panel VOZ.
Internacional: Habla para
VOZ el abogado que llevó a la cárcel a Pinochet.
Un
desquite histórico.
Exitoso
encuentro del Foro de Sao Paulo.
Cultural: La izquierda
en el umbral del Siglo XXI. Haciendo posible lo imposible.
Máximo Jiménez: el cantor del pueblo. Reinaldo
Ardil, de la pluma al fusil.
Ulitma: El diálogo entre el gobierno y las FARC. Incidnetes en la antesala. |
Enfoque:
LOS CIEN DÍAS Por Alvaro Vásquez del Real. Se acostumbra hacer un primer examen de las actitudes de una nueva administración al llegar a sus primeros cien días. Podríamos, en gracia de cumplir este rito, tratar de dar una ojeada a lo que hasta ahora es la presentación de la “gran alianza para el cambio”. En realidad, tal alianza ha tenido un carácter transitorio e incierto. No se trata de un bloque de acuerdos políticos de fondo, sobre elementos programáticos, sino más bien de acuerdos electorales para cerrar el paso al candidato del gobierno Samper, señor Serpa. Por ello, ya se han presentado, sobre todo en las Cámaras y a propósito de la llamada reforma política, diversas fisuras. Lo más probable es que en los días que vienen la alianza siga resquebrajándose y disolviéndose. Lo más complicado de la gestión Pastrana hasta ahora es su enfrentamiento a las organizaciones de los servidores del Estado. En el curso de tres meses, a pesar de que estaba estrenando puesto, se han realizado dos huelgas nacionales de estos empleados y obreros. La chispa que incendió el fuego fue el anuncio displicente del ministro de Hacienda de limitar las alzas de los salarios nominales no más allá del 14 por ciento. Pero la realidad del potente movimiento que sacudió al país y que produjo las movili-zaciones más nutridas y combativas de los últimos años es que más que salarios se discutieron temas básicos de la política anunciada por la administración. Los problemas de las privatiza-ciones del Seguro Social, Telecom, Ecopetrol, Caja Agraria; las amenazas de despidos masivos en varias reparticiones oficiales; los derechos de los trabajadores organizados; la defensa de los recursos naturales y la política petrolera; fueron los ejes de la gran presencia nacional de los trabajadores estatales. Cuyo movimiento obligó al gobierno a reducir su arrogancia e insolencia, a dialogar cuando no quería, a aumentar los salarios y a resolver, por lo menos en el plano de los compromisos, una serie de temas importantes en relación con los educadores -que fue el sector más destacado de los paros- con los trabajadores de la salud, con los judiciales y otros. Por otra parte, de acuerdo a sus promesas electorales, el presidente Pastrana ha dedicado buena parte de estos cien días al tema de las negociaciones de paz con la insurgencia. El estilo de gobierno es excluyente en cuanto a la participación de los amplios movimientos sociales que se han venido creando en estos años en favor de la solución política, mostrando un afán protagónico que deja con poco aire a los organismos que han actuado en la escena nacional. Pero muestra al mismo tiempo un decidido propósito de avanzar en esta dirección. El grupo oficial es consciente de que requiere
de un alto grado de unidad para presentar un frente unido ante la insurgencia.
Para ello está tratando de taponar los huecos que dejó Samper
y que descalificaron a éste ante la opinión y ante la guerrilla.
Sus más significativos actos, que son las propuestas de reforma
política al Parlamento, el viaje a los Estados Unidos y la nueva
política financiera, están dirigidos a fortalecer políticamente
al sistema.
Todo ello implica un saldo en contra para un gobierno que necesita presentarse ante la insurgencia, ante la opinión nacional y ante los países amigos, especialmente los Estados Unidos, con una fuerza renovada y con la superación de la crisis política del cuatrienio anterior. Una evaluación realista de este balance deberá colocarlo en posición de muy relativa fuerza para emprender la tarea más complicada que tiene Pastrana. En los tres meses largos que lleva el gobierno se ha mostrado un fuerte ascenso de los grupos para-militares. Se han revelado los oscuros túneles por los cuales han transitado integrantes de los altos mandos militares comprometidos en la conspiración para montar un golpe de Estado, se han conocido las relaciones de la derecha política con la ultraderecha militar y se han identificado las organizaciones que constituyen en su conjunto un bloque regresivo dispuesto a todo para impedir una salida política del conflicto actual e imponer en su lugar una solución de fuerza en el país. El triunfo de Pastrana en las elecciones ha estimulado estas oscuras componendas de la caverna política. La involucración directa del gobierno yanqui en la política oficial de paz y en el apoyo a Pastrana para esto se convierte en un nuevo factor que en cualquier momento puede prender la mecha que active todo este aparataje de la reacción. Aquí estamos ante un panorama en que se están decidiendo los caminos a seguir y las vías del desarrollo futuro de la situación nacional. |