Utopía // 7 de marzo de 2007

para el debate del 3er motor

De qué Moral y cuáles Luces

Ante el llamado de incorporación que el compañero presidente hace al pueblo venezolano en referencia al inicio del tercer motor “moral y luces”, es necesario hacer algunas reflexiones:

Cada sistema social que ha transitado la humanidad, contempla una escala diferente de valores que soportan culturalmente la permanencia del mismo como sistema hegemónico. De igual manera el concepto y uso de la educación y el conocimiento ha venido, a través de la historia, colocándose sal servicio de la clase dominante.

Cuando hablamos de moral y luces no hablamos entonces de dos conceptos fijos, hablamos de categorías dinámicas que adoptan un contenido diferente según el contexto social e histórico, la moral siempre asociada con los valores y la luz con el conocimiento.

Cuando El libertador, en el discurso de angostura afirma que éstas son las primeras necesidades, no pensaba promover más la escala de valores existente, dentro de la cual por ejemplo, era absolutamente moral apoderarse de hombres para explotarlos y comerciar con ellos, pero inmoral desacatar la doctrina de la iglesia o sublevarse contra el régimen establecido. La luz para entonces era asociada con lo divino, el conocimiento llevaba a ello y solo lo podía “alcanzar” una clase privilegiada de hombres, que lo utilizaban para dominar sobre otros, los “ignorantes, “los oscuros”, de allí la frase del propio Bolívar: “por la ignorancia nos han dominado más que por la fuerza” S.B.

Así, el planteamiento del libertador se orientaba a la construcción de una nueva moral, basada en principios mas justos y humanos, pidiendo la liberación de los esclavos y la luz para toda la patria, para que el pueblo con su propia conciencia acabara con la dominación de la colonia.

Ante la falsa y contradictoria moral burguesa, propia del capitalismo, que promueve el egoísmo, la competencia, el racismo y un sinfín de anti-valores que permiten y hacen legal el robo del trabajo ajeno por parte del capitalista, pero condena de inmoral al hambriento que se roba un trozo de pan; surge la necesidad de construir la moral revolucionaria que promueva los verdaderos valores socialistas de solidaridad, justicia y amor por la humanidad, valores que en el marco de un sistema capitalista no se alcanzarán, pues son la relaciones sociales de cada sistema la que dictamina su escala de valores para toda la sociedad. Así, practicando una economía solidaria, socializando los excedentes de la producción y utilizándolos en beneficios para todo el pueblo, éste comienza, a través de la práctica, a construir los valores socialistas, en la sociedad donde todos trabajen, nadie puede robar el trabajo ajeno. Solo así suprimiremos la competencia, el egoísmo y toda la porquería cultural heredada de este agónico pero aún vivo sistema.

De igual modo el llamado de hacer de “toda la patria una escuela” no implica multiplicar en todo espacio esta escuela “formal” y conductista donde el conocimiento es como un cheque que se deposita de un cerebro a otro. Por el contrario implica repensar la educación como un proceso de intercambio de saberes, donde el conocimiento no se imparte sino se descubre y se construye a partir de la praxis colectiva, de la fusión del estudio con el trabajo, implica además abrir el necesario debate sobre el socialismo en todos los rincones del país.

No obstante, vemos con preocupación como el mencionado motor ya arranca carburando mal. En manos de la maraña burocrática institucional es imposible que el cigüeñal de este motor venza al menos la inercia del mismo y logre dar marcha. Pareciera que lo que importa es la referencia mediática y no la construcción real.

El presidente ha sido claro en su llamado y nosotros, así los respaldamos, Moral y Luces no es llevar está escuela formal por doquier, es repensarla, transformarla mucho mas allá de las paredes, es abrir el debate del socialismo en todo el pueblo, ejercito, fabricas, campos. No es la visión academicista de “llevarle” la luz al ignorante, pues el pueblo sabe, y mucho mas que aquellos que se atreven a intermediar por él. Tampoco la visión religiosa de ir de casa en casa hablando de amor y solidaridad. Es la visión revolucionaria de preguntar y debatir como pueblo como es la sociedad que queremos, que soñamos, y cómo la podemos construir, es practicar esos valores en el quehacer diario de la lucha por superar este estado, para alcanzar la sociedad anhelada donde no exista forma de opresión alguna.

“brigadista es el pueblo trabajador que concientemente lucha por su emancipación y abre el debate sobre el socialismo a donde quiera que va”

¡Por el rescate popular de la campaña Moral y Luces!


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