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  nº 41 diciembre 03

El debate en torno a la prostitución en los grupos y organizaciones de mujeres vuelve a resurgir con fuerza. Estas discusiones se han visto reflejadas tanto en la preparación como en el desarrollo del Foro Social de París. Para dar cuenta de ello recogemos aquí el relato de una activista del movimiento feminista de Madrid que participó en el Foro.

El foro social europeo de París, la asamblea de mujeres y la prostitución





CAROLINA J.

Para responder a esta visión, varias iniciativas de mujeres de Madrid elaboraron un documento que proponía la apertura dentro del movimiento feminista de un debate al respecto, para lo que había que tener la voluntad de contar con la participación de las mujeres prostitutas en cualquier foro en el que se debatiese sobre su futuro. Asimismo, desde Madrid se lanzó la propuesta de trasladar las discusiones sobre la prostitución al taller de pobreza y precariedad. La respuesta vía email por parte de las organizadoras fue bastante contundente. Enviaron a toda la red de mujeres textos de un marcado carácter abolicionista con propuestas de prohibir la prostitución.

Por nuestra parte, propusimos que nuestro documento fuese discutido tanto en el taller como en el espacio más amplio del plenario. Nuestra petición fue rechazada y el documento ni siquiera fue difundido por las organizadoras a través de la red.

La imposición del abolicionismo
El 12 de Noviembre fue el día dedicado por el foro social a tratar los temas de mujer. En el taller de violencia, las organizadoras dejaron para el último punto de las discusiones la intervención que tenían preparada sobre prostitución. En dicho documento proponían elevar a la Unión Europea como petición del foro, la total ilegalización y penalización de la prostitución. En el turno de las intervenciones en torno a este documento, cuando me tocaba hablar a mí e iba a defender otras posturas, las organizadoras dieron orden a los traductores de callarse, apagaron las luces y dieron por terminado el taller. Solicitaron que la gente fuera saliendo de la sala, No hablé ni un minuto. Un grupo de compañeras protestaron. Varias organizadoras afirmaron que no pasaba nada y que me dejarían intervenir en el plenario. En ese espacio podría decir lo que allí no me habían dejado.

Llegó el plenario. Se suponía que tras una exposición por parte de los y las organizadores/as de las “conclusiones” de cada taller, se habría un turno de intervenciones. Era el momento en el que se supone que nos dejarían exponer nuestras posturas. No fue así. Al parecer, a la responsable de nuestro taller, las mujeres organizadoras del foro le dieron orden expresa de no dejarme intervenir. Una vez abierto el turno de palabra, había que apuntarse en una lista, para que desde la mesa te dieran turno. Fui la primera en apuntarse. Sin embargo, intervinieron por delante de mí treinta personas y cerraron el turno sin que yo hubiera hablado. Una vez terminada la ronda de intervenciones recogidas en la lista, quedó el micrófono abierto y la gente siguió interviniendo. Intenté de nuevo hablar. Fue del todo imposible. Una mujer sentada en la mesa que presidía el plenario se levantó y me arrancó el micrófono de las manos sin que me diera tiempo a decir ni mú.

En el plenario estábamos un sector de mujeres disconformes con las posturas impuestas sobre prostitución y un modo de funcionamiento nada democrático. Estábamos las compas de la Karakola y Precarias de Madrid, así como compas de Bélgica y Francia de Nextgenderation (grupos feministas no institucionales y de base). Cuando se expusieron las “conclusiones” del taller de violencia y se hizo patente la negativa a dejarme hablar, desde el publico hicimos visible el conflicto abriendo paraguas -”parawars”- rosas. Así mostrábamos nuestro desacuerdo en un plenario de miles de personas. Esta acción provocó cierto revuelo, fotos, preguntas...

La imposibilidad del debate
¿Qué decir de todo esto?... ¿Censura, manipulación, intereses de partido? ¿Dónde se ha visto que en un foro no te dejen ni hablar? ¿Es este nuestro Foro Social? ¿O era el Foro Social del partido socialista francés y toda la social democracia europea? ¿Son esta gente antiglobalización? ¿Son democráticos y participativos? Por desgracia, la tónica general del Foro en otras temáticas ha sido la misma, censura, manipulación... socialdemocracia europea en definitiva. No solo era un tema tabú el trabajo sexual, sino también la ley de extranjería.

Hablaron de una única Europa Unida (¡qué miedo!), y algunas de sus propuestas eran la aplicación de leyes de índole represiva (como en el caso de la prostitución).
Han copado nuestros canales de encuentro y participación. En el resto de talleres oficiales la participación y el debate eran prácticamente imposibles, además el nivel de las ponencias era bastante bajo. Por ejemplo, con respecto a las mujeres, no salían de posiciones victimizadoras. Lo positivo fue conocer más gente y grupos afines con los que si es posible un trabajo en común.

Con respecto a la reivindicación de las trabajadoras sexuales, en la manifestación final del día 15, en el bloque rosa, grupos de gays, transexuales y lesbianas mostraron su apoyo a las propuestas de regulación de la trabajadoras sexuales en varias pancartas.


El ayuntamiento de Amsterdam aprueba el cierre del “barrio rojo”


PEPÍN

El ayuntamiento de la capital holandesa, gobernado por los laboristas del PvdA, decidió a mediados de noviembre clausurar el barrio donde la prostitución está permitida por ley. La decisión se justificada por la criminalidad de la zona, pero también es consecuencia de la nueva ley holandesa sobre prostitución recientemente aprobada.

Desde 1911, la legislación holandesa prohibía los burdeles pero permitía el ejercicio de la prostitución siempre que las mujeres estuvieran agrupadas en locales que cumplieran determinadas requisitos. La política desarrollada por el estado holandés se basó en reglamentar el ejercicio de la prostitución a través de registros, delimitando en las ciudades áreas específicas. A finales de octubre del 99, el parlamento holandés abolió esa ley y la sustituyó por una nueva normativa que entró en vigor unos meses más tarde. Se despenalizaban los prostíbulos y se dificultaba el ejercicio en la calle para conseguir un mayor control y registro de las trabajadoras sexuales con la excusa teórica de evitar la explotación sexual de menores y vigilar las redes de inmigración ilegal. Asimismo, la nueva ley favorece a las trabajadoras del sexo locales y de la UE, pero va en detrimento de las de otros países, la mayoría sin permisos de residencia, que podrán ser expulsadas de Holanda.

Coincidiendo con la reforma legislativa el gobierno de ese país presentó un informe en el que cifraba en 6.000 las mujeres que ejercían la prostitución, cerca de 4.000 de ellas lo hacía en unos 700 burdeles contabilizados. Otras 2.000 mujeres se exhibían en los escaparates o trabajaban en la calle del barrio rojo de Amsterdam o zonas similares de otras 11 ciudades holandesas. Un número reducido trabajaba en su casa. Asimismo, las autoridades calculan que al año llegan al país 2.000 mujeres para ejercer la prostitución.

El barrio rojo de Amsterdam ha sido tolerado desde que se aprobó la nueva ley, pero ahora parece que sus días están contados. Esta zona, ubicada en unas cuantas calles del centro urbano, ofrece día y noche la imagen de locales en cuyos escaparates mujeres en ropa interior se ofrecen para servicios sexuales. También abundan hoteles, bares, tiendas de artículos sexuales, cabarets e incluso hay un museo del erotismo. Las autoridades de Amsterdam justificaron la decisión del cierre del barrio rojo con el argumento de que en este se explota a mujeres que trabajan de forma ilegal.

Según afirmó una portavoz del sindicato de trabajadoras del sexo “El Hilo Rojo”, la prostitución “ilegal no se soluciona con el cierre de las zonas en las que la profesión se desempeña en la calle, donde también trabajan mujeres legalmente”. Añadió que “el cierre tendrá como consecuencia que la prostitución en la calle se traslade al centro de la ciudad”.


La prostitución mueve 12 millones de euros anuales en Madrid

PEPÍN
Según un reciente estudio realizado en la comunidad autónoma de Madrid, el 19% de los varones encuestados se declara cliente. Casi el 34% restante de los hombres dice que podría recurrir a la prostitución, y que si no lo hace es porque no ha tenido la necesidad o por fidelidad a su pareja. Queda menos de un 50% de hombres encuestados que dicen que no acuden a servicios de prostitución porque no encuentran sexualmente excitante ir con una prostituta y/o porque tienen fuertes convicciones éticas ante el pago de un servicio a una persona cuyo estado personal desconocen y/o que no va a participar en esa relación sexual en igualdad con ellos.

Por otro lado, a finales de octubre se hacía publico un informe sobre el tráfico de mujeres y la prostitución en la región de Madrid, en el que se recogía el dato de que existen unos 700 establecimientos dedicados al ejercicio de la prostitución. De estos, 500 son locales de alterne, mientras que el resto corresponde al ejercicio callejero (alquiler de habitaciones, apartamentos, pensiones, hoteles, pisos propios o de proxenetas). En términos regionales, este negocio mueve al año unos 12 millones de euros. Destaca en ese sentido la propuesta que ANELA (asociación nacional de locales de alterne dirigida por el ultraderechista valenciano José Luis Roberto Navarro) ha hecho llegar a las autoridades autonómicas: la apertura de un hotel de plaza (las prostitutas trabajan allí durante una temporada y luego son trasladas a otros locales) con capacidad para 1.000 trabajadoras sexuales.

Más información:


>>Un análisis de las posturas en torno a la prostitución

 

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