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No sé si la necesita su santidad o la van a tener que suministrar a todo cristo. No hay día en que los enviados de Dios en este valle de lágrimas no estén en candelero atacando cualquier asunto que, según ellos, afecta al buen camino que deben seguir creyentes y no creyentes. Al fin y al cabo están imbuidos de la verdad absoluta, y eso pesa.

Pero veamos. En primer lugar si nos referimos a las meras relaciones internacionales. El Papa Juan Pablo II es el jefe de un pequeños estado, el Vaticano, y se inmiscuye en la política interna de otro estado soberano, España, por lo que es simplemente inaceptable. Y que además no puede dar ejemplo a nadie sobre democracia. No hay que ahondar mucho para saber que ninguna mujer puede acceder a la jefatura de estado, ni ser ministra (cardenal) en los círculos de decisión. (Eduardo Haro Tecglen: A los nuevos papas les palpan los testículos (o sea, los testigos de su virilidad) para que no cuelen una papisa. En otro tiempo lo demostraban teniendo hijos *).

Por otro lado quieren imponer sus normas morales (una moral que solo atañe a los afiliados o adeptos a su confesión religiosa) a todos los que habitan en este país, el cual se ha dotado de una serie de normas y leyes de convivencia que deben respetar a todos y todas la ciudadanía.

Además mienten como “cosacos” al decir sentirse zaheridos por una supuesta trama laicista. El partido en el gobierno, sólo está practicando una política continuista y que, en todo caso, estaría vulnerando los principios que deben regir un estado aconfesional. Lo indudable es que estos mandamases de la iglesia oficial atacan con la verborrea clásica para hacer lo de quién da primero da dos veces (y en estas cuestiones tienen experiencia sobrada).

En este “bendito” país todo el mundo era católico por que así lo dictaban las autoridades, civiles, militares y eclesiásticas. Nadie osaba salirse de las estructuras que la divina gracia del caudillo ordenaban. Los obispos, cardenales y demás miembros de la curia paseaban bajo palio al jefe de todos los españoles y a cambio tenían prerrogativas en diferentes campos de la sociedad española, económica y educativa, que al fin y a la postre, se fundían en una sola cosa.

Hoy en día se han ido dejando atrás ciertos privilegios, pero que no me digan que si tienes algún familiar, preboste en los altos cargos eclesiásticos, el camino no se allana de manera indudable. Aunque en sus diatribas indican muchas causas por la que se sienten molestos, para mí al final todo tiene que ver con una simple cuestión económica, y detrás de esto viene la negociación del impuesto religioso a través del IRPF. No es cierto que la iglesia esté discriminada, todo lo contrario: 150 millones de euros irán a parar a las arcas de la iglesia de los presupuestos generales del estado. Y la cuestión económica e ideológica que les reporta la enseñanza religiosa, cuestión que meridianamente está clara y que debería llevar a que ninguna religión tenga cabida en la enseñanza pública.

Pero para no entrar en temas que ya son del común mensaje de esa parte de la iglesia más obsoleta, hay una novedad con respecto a su “reflexión” sobre el trasvase (me imagino que habrá sido sólo de uno, ya que, entre otras cosas, el sumo pontífice ni escribe sus discursos, ni está en condición de ello). Es cuando menos chocante que entre en una materia donde ha demostrado una sapiencia escasa. O sí saben de lo que hablan (cuestiones económicas). La política trasvasista se basa en las grandes obras, el hormigón y retraer recursos necesarios en unas partes para alimentar cuestiones tan poco solidarias como aumento incontrolado de regadíos, urbanizaciones y campos de golf. ¿No habría sido más “cristiano” el haber hecho una declaración contra la privatización de los recursos naturales y, entre ellos el más básico, como es le agua?

Quizás estas reuniones ad límina deberían coincidir en fecha y lugar con el foro de Davos (Suiza) donde se reúnen los llamaos países más potentes del mundo mundial.