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La libertad, según la Conferencia Episcopal
Enseñantes Asambleatios de Canarias 26 de Febrero de 2006
El
portavoz de la Conferencia Episcopal Española, refiriéndose a las relaciones
entre Iglesia y Estado, declaró: “Hay una corrección formal y muchos asuntos
de gravísima discrepancia” Hablaba del debate sobre la LOE, en el que la
Iglesia sostiene como derechos de la sociedad frente al Estado, el de elección
de centro, de creación de los mismos, y el de decidir los padres la formación
“moral y religiosa” de los hijos.
La Iglesia Católica, que se define a sí misma como “sociedad perfecta” nos
tiene habituados a dictarnos normas que considera “verdades eternas”,
proclamadas a su conveniencia y que cambia cuando le viene bien.
Defiende la libertad de enseñanza, cuando no hace muchos años ningún libro de
texto podía ser usado en los centros de enseñanza sin el “nihil obstat”.
Este era un privilegio concedido por el régimen franquista al que nunca hizo
ascos.
También era obligatoria la enseñanza de la religión católica, como materia
evaluable y computable a todos los efectos.
Anteriormente, cuando se generalizó la educación pública gratuita, la Iglesia
se opuso a la intervención del Estado en la educación, aún siendo esta la única
forma de garantizar la educación a la totalidad de la población en edad
escolar.
Hoy, en lugar de defender el derecho a la educación junto a la obligación del
Estado a proporcionar plazas gratuitas a toda la población en la enseñanza
obligatoria, lo que pretende es la financiación pública de los centros que
crea, sin tomar en consideración criterios de racionalidad presupuestaria ni de
planificación de la enseñanza. Su idea de la “libertad de creación y elección
de centro escolar” es la de imponer su voluntad a la del Estado, y que este
reconozca el carácter subsidiario de la enseñanza pública.
No conformes con seleccionar al profesorado de Religión Católica, de
despedirlos sin atenerse a ninguna norma laboral, de obligar a que la oferta de
Religión sea obligatoria en todos los centros públicos, quieren más: que la
Religión tenga valor curricular, y su alternativa también.
Como resulta que año tras año disminuye el número de alumnos matriculados en
Religión, quieren forzar su aceptación dándole carácter evaluable.
No son capaces de entender que la enseñanza pública de ver versar sobre
contenidos científicos, y que el Estado no puede abandonar su neutralidad ideológica
al apoyar creencias religiosas. No sólo se oponen a la laicidad, sino que
exigen que el Estado esté a su servicio.
El 12 de noviembre consiguieron con la manifestación promovida por ellos y el
PP, eliminar del proyecto de la LOE los tímidos elementos de control sobre la
enseñanza concertada. Ahora, en la tramitación en el Senado pretenden:
· Seleccionar al alumnado con criterios distintos a la enseñanza pública.
· Cobrar cuotas a su libre albedrío.
· Recibir subvenciones que cubran el 100 % de los gastos de sus centros.
· Subordinar la enseñanza pública para convertirla en subsidiaria de la red
de centros concertados, evitando la competencia y reduciendo así la “libre
elección de los padres” a que estos no puedan optar a centro público en el
área de influencia de sus colegios.
Engañosa libertad ésta, que consiste en imponerse, en segregar socialmente
desde la escuela. No es religión, es negocio.
Canarias, 24 de febrero de 2006
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