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 No consiento que se hable mal de Franco en mi presencia. Juan  Carlos «El Rey»  

La guerra del Vaticano contra ZP
 José Catalán

masmas.info
10 de febrero de 2006
No transcurridas aún 48 horas de la fumata blanca en la plaza de San Pedro, el PSOE consiguió el matrimonio homosexual y la ampliación del divorcio. La bofetada fue celebrada en toda Europa, y en Italia, los anticlericales se admiraron públicamente de la prontitud en la respuesta al nombramiento del temido Joseph Ratzinger, que en noviembre de 2004, había atacado frontalmente el proyecto de ley español como “destructivo para la familia y para la sociedad". Los 'hiperlaicistas' del PSOE no se lo habían perdonado. España se situaba como el único país del mundo que daba plena igualdad jurídica matrimonial a los homosexuales.
Unas relaciones que empiezan de esta forma, están abocadas a oscilar entre malas y malísimas.

En Madrid había circulado el rumor, probablemente infundado y desde luego intencionado, de que el prefecto Ratzinger había explicado un par de meses antes de la muerte de Juan Pablo II a obispos españoles de visita 'ad limina' en Roma que la masonería iba a usar España como banco de pruebas para erradicar la influencia del cristianismo en Europa. Que si ZP no era masón, al menos lo era Alfredo Rubalcaba, el gestor de la primera visita internacional a Zapatero el 31 de marzo, ni más ni menos que el masón de grado 33, Giscard d'Estaing, padre de la Constitución europea que niega las raíces cristianas.

Pero el cañonazo del matrimonio homosexual no fue una decisión improvisada como tampoco la decisión de los círculos dirigentes católicos de iniciar una ‘militancia activa’ en la defensa de sus convicciones. El proyecto político wojtylista/ratzingeriano de reevangelizar Europa encontraba un primer escollo desafiante en el gobierno español. Y el cardenal Rouco Varela no dudaba tres días después del cónclave en decirle a sus fieles: "¡Sigamos al Papa Benedicto XVI por este camino de esa Iglesia más valiente". El 19 de mayo, Su Santidad ordenaba: “Sé que la Iglesia católica en España está dispuesta a dar pasos firmes en sus proyectos evangelizadores, la transmisión de la fe y la práctica religiosa de los creyentes no puede quedar confinada en el ámbito puramente privado”. El mensaje es interpretado como una llamada a la protesta abierta contra el gobierno. La respuesta no se hace esperar. Es la enorme manifestación del 18 de junio. El máximo aliado del Papa, el cardenal Camillo Ruini, apoyó explícitamente la manifestación diciendo que "en cada tema que se plantea en la sociedad, como es el caso del tema de los matrimonios homosexuales en España, la Iglesia tiene el deber de luchar para que se defienda la verdad".

Algunos observadores detectan en el éxito de la convocatoria, el surgimiento de un movimiento político social inspirado en la Coalición Cristiana de los años noventa en Estados Unidos. Si así fuera, estamos en el nacimiento de una derecha religiosa que trastocará el mapa político del país tras unos años de incubadora. El Foro de la Familia, 'una confederación aconfesional y apolítica que representa a más de cuatro millones de familias’ según ellos, está ya en esa andadura que importantes sectores de la sociedad española anhelan desde hace tiempo.

El 27 de junio, el confirmado portavoz papal, Joaquín Navarro Valls, acude a Valencia para ser investido doctor honoris causa por una universidad privada católica, la Cardenal Herrera-CEU, y llama a los católicos españoles a ejercer la objeción de conciencia, es decir a la desobediencia de toda ley y norma que choque con sus convicciones.

Los comienzos del papado han sido cautos, propios del inteligente anciano teólogo que ocupa el trono católico. Pero está claro que es un Papa de combate contra lo que antes se llamaba materialismo, y que como planteamos en el libro 'De Ratzinger a Benedicto XVI. Los enigmas del nuevo Papa', entiende que esta guerra ideológica se desarrollará en Europa, que Italia es la segura retaguardia del Vaticano y que España va a ser -como tan a menudo en su historia- escenario de las primeras batallas.

Durante el verano, el Papa recuerda al apóstol Santiago desde los Alpes, y en septiembre, tiene varios gestos públicos de reconocimiento al Opus Dei: la bendición en persona de una escultura de San Josemaría Escrivá de Balaguer, un mensaje al santuario de Torreciudad, Huesca, en el que pide "el compromiso de los creyentes para promover leyes y métodos de apoyo a la familia", y una carta al obispo Javier Echevarría en sus 'bodas de oro' como sacerdote. Pero el Opus está evitando cuidadosamente significarse.

También hay una atención papal especial al Camino Neocatecumenal, la otra gran potencia actual del catolicismo español, con un millón de activos militantes extendido por el mundo. Benedicto XVI les ha dado un tirón de orejas en materia litúrgica, pero tuvo la deferencia de consensuarlo antes con el mismo Kiko Argüello en una audiencia especial el 21 de noviembre. Los ‘kikos’ son los ‘marines’ de la iglesia y ya han desembarcado en el conflicto.

2006 comienza beligerante. Benedicto XVI recibe a José María Aznar y dos semanas después a Mariano Rajoy, en una audiencia excepcionalmente larga, lo que demostraría "la preocupación que existe en el Vaticano por lo que ocurre en España, después de las leyes aprobadas por el Gobierno de Rodríguez Zapatero contrarias al derecho natural y a la familia, la ley de educación y las relaciones con la Iglesia local", dicen en la Curia.

El ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, viajará en unos días al Vaticano para abordar 'los problemas pendientes entre España y la Santa Sede'. Cuando José Luis Rodríguez Zapatero visitó a Karol Wojtyla en junio de 2004, ya Moratinos declaraba muy enfadado: "Existe un espíritu abierto con voluntad de escuchar, pero también el Vaticano tiene que conocer que hay un nuevo gobierno y que ese nuevo gobierno tiene planteamientos de respeto, lógicamente, a la Iglesia Católica, pero también muy firmes en cuanto a unas cuestiones que la mayoría de los ciudadanos españoles quieren que sean de otra manera".

Las relaciones son ciertamente tensas. Un sector del PSOE ha amenazado con votar en contra de los próximos presupuestos si no se acaba con la “sobrefinanciación” de la Iglesia, y el Ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, ya ha anunciado que “toca revisar, y razonablemente” los Acuerdos Iglesia-Estado en materia económica. Si bien la aportación directa del Estado anda por unos escasos 20 millones de euros que complementan las aportaciones de los fieles a través de la declaración de impuestos, los medios laicistas recuerdan que indirectamente puede llegar hasta 3.000 millones si se incluye una amplia gama de subvenciones, conciertos y aportaciones de varios ministerios y consejerías autonómicas, sobre todo en educación.

Y por si todo fuera poco, el Estatuto catalán también acerca al PP y a la cúpula católica. 'Está en juego la unidad de España y de sus raíces culturales e históricas", coincide con Rajoy el Arzobispo de Toledo y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Antonio Cañizares.

Desde el Gobierno no descansan: se estudia incluir en la enseñanza oficial una asignatura denominada “Educación para la Ciudadanía” que contemplaría "suprimir toda referencia a Dios, establecer que la religión debe quedar en el ámbito de lo privado, imponer la laicidad como la única moral pública, y presentar como aceptables divorcio, aborto o eutanasia", anuncia el diario La Razón.
"La palabra 'Dios' carece de sentido y no afecta en nada a la vida de la mayoría", diría el documento de trabajo elaborado por la cátedra de Laicidad y Libertades Públicas de la Universidad Carlos III, junto a la fundación laicista Cives. La Ministra de Educación, María Jesús San Segundo, ex vicerrectora de la Carlos III, apoyaría la idea.

Durante 2006 tendrá que acordarse un nuevo marco para las ayudas del Estado laico a la Iglesia católica. Es el arma del Estado, es el miedo de la Iglesia.

La lucha continúa.

 

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