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  No consiento que se hable mal de Franco en mi presencia. Juan  Carlos «El Rey»   

Arengando al populacho

Aixaferra

loquesomos 21 de Mayo de 2005

Hace unos días, trataba de explicarle a mis alumnos por qué durante los siglos XVI y XVII las ciencias avanzaron muy poco, la razón que expone su libro de texto es que la Iglesia, que dominaba la vida y las costumbres de la época, miraba con desconfianza las nuevas ideas y los avances científicos.

Esta breve exposición, que fue acogida con diferente entusiasmo por mis apáticos pequeños preocupados por la liga de fútbol y por la minifalda que traía "la repetidora", a mí me dejó sumida en una de mis espirales metafísicas: la ciencia y la fe, el agua y el aceite. Y la Iglesia católica volvió a instalarse en mis pensamientos, para ahondar más en mis espirales, el clero aprovecha fiestas tan… ¿religiosas? como el Rocío y San Isidro para hacer su propio discurso sobre rojos sin moral, rojo, el color del demonio (me pregunto cómo lo sabrán si nunca han visitado el averno o quizás sí, el celibato y sus consecuencias debe ser lo más parecido al infierno que se me ocurre), no tiene mérito arengar a una pandilla de exaltados influidos por el vino fino y la manzanilla, efluvios etílicos que te hacen ver a esa talla con cara de lechuza como el ser más bello de la tierra, la blanca paloma, la Virgen del Rocío, su romería, menuda plataforma.

En estos pensamientos me embutió la actualidad personal y nacional, así que empecé a recoger información de última hora, y por ir de lo próximo a lo distal leí la nota del Comité Ejecutivo de la Conferencia Episcopal Española sobre el anteproyecto de Ley Orgánica de Educación.

A los que estéis interesados en leerla al completo podéis encontrarla en este enlace www.conferenciaepiscopal.es/actividades yo he tratado de analizar esas palabras y algunas suenan a chiste, a cinismo, a descaro y sobre todo a incoherencia.

Lamentan que la ministra de educación no haya tomado en consideración las propuestas que la Conferencia Episcopal Española presentó el pasado 21 de Diciembre de 2004. Son propuestas plenamente coherentes con la Constitución y demás textos jurídicos vigentes en nuestro Ordenamiento. Supongo que la Asociación Europa laica tendría mucho que decir de la hermenéutica de la conferencia episcopal y la Constitución española, no le importa en absoluto que el Ministerio de Hacienda y el mismo Ministerio de Educación violen el artículo 16 cuando beneficia a sus arcas y a sus estadísticas (que es lo mismo) pero si asoman números rojos entonces apelamos a "otra" interpretación del contenido.

Permitidme que continúe parafraseando el texto de la conferencia episcopal, convendréis conmigo en que suena cínico:

"Nuestras propuestas, no pretenden ningún privilegio para la Iglesia, sino el cumplimiento de los preceptos constitucionales y del Acuerdo internacional entre la Santa Sede y España, votado mayoritariamente por el Parlamento español, y que constituye norma obligatoria para todos".

¿Los laicos podemos objetar? Vuelven a tomar la ley a la medida de sus necesidades, si se trata de "nuestras propuestas" lo que el parlamento aprueba constituye norma obligatoria para todos, pero como toda regla tiene su excepción… señores funcionarios de los ayuntamientos y juzgados, no celebréis matrimonios homosexuales, objeción de conciencia, esta norma, sí, la ha votado el parlamento, pero no cuenta, es cascarón.

"vemos con preocupación la creación de la nueva área de Educación para la Ciudadanía"

Como docente, veo con preocupación que nadie haya creado antes esta nueva área, tan imprescindible, tan útil para la vida cotidiana, las inquietudes de la conferencia episcopal a este respecto vienen a dar otra vuelta a esa espiral metafísica en la que entré tras mi clase de historia y la romería del Rocío: su discurso y el de los que comparten su ideología se basa en el catastrofismo, en la idea de que si la religión (la católica, claro) desaparece del currículum o deja de ser computable "Las consecuencias pueden ser muy graves para la formación religiosa y moral de los alumnos". En la actualidad se imparte religión católica como una asignatura más, yo que cada día entro en un aula con 25 alumnos y alumnas de 12 años, os garantizo que la formación moral y religiosa que han recibido 23 de ellos durante más de seis años no les ha hecho ninguna mella en su comportamiento, no encuentro ninguna distinción entre sus valores y los valores de los dos "infieles" que asisten a Educación Complementaria.

Vuelvo desde aquí a reivindicar la libertad religiosa, los artículos 16 y 27 de la Constitución pero nótese que hablo de "libertad" que es la palabra que usa expresamente en el artículo 16.1 y sobre todo veo la necesidad de educar en convivencia, moral y ética, valores que no tienen por qué estar necesariamente unidos a una confesión religiosa sino a una concepción personal de lo que debe ser porque es lo justo.

Hoy el obispo de Toledo (como pudo haber sido cualquier otro) ha pedido que el parlamento legisle pero basándose en la razón, yo hago mías las palabras de Iñaqui Gabilondo que se preguntaba en su programa de radio cómo podíamos encajar el hecho de que la religión católica apele a la razón cuando aún no han podido explicar empíricamente lo de la Santísima Trinidad.

Y sigo en mi espiral y leo una nota sobre el verdadero matrimonio, aquí es donde dejo de entender el mundo que ve la Iglesia católica, demasiado diferente al que veo yo cada día. No sé en qué va a perjudicar tanto el matrimonio de personas del mismo sexo a la institución familiar, las familias seguirán siendo familias, los heterosexuales se casarán o no con personas del sexo opuesto, tendrán hijos o no (porque no está la cosa para tales lujos) independientemente de que mis vecinos homosexuales hayan contraído matrimonio o no.

No se pueden alegar razones antropológicas, sociales y jurídicas ni decir:

"Las personas homosexuales, como todos, están dotadas de la dignidad inalienable que corresponde a cada ser humano. No es en modo alguno aceptable que se las menosprecie, maltrate o discrimine. Es evidente que, en cuanto personas, tienen en la sociedad los mismos derechos que cualquier ciudadano"

y luego negarles esos derechos, ¿se tienen o no se tienen los mismos derechos?

Hace unos días, en pleno proceso de matriculación para el próximo curso tuve la suerte de conocer a tres personas maravillosas, dos hombres y un niño de tres años con el síndrome de Down, que tienen acogido en espera de poder legalizar su situación y conseguir la adopción definitiva, si pudiera expresar en estas líneas la felicidad de sus caras, el amor de ese niño por sus padres, la entrega y el interés por todo lo que concernía a la educación de su hijo, pero sobre todo si pudieran ver todos estos obispos que utilizan las fiestas populares de exaltación religiosa y pregonan el peligro de los matrimonios homosexuales para la sociedad, esta cara de la moneda que me hizo ser feliz todo el día y la cruz, que también la veo: familias con hijos con tres apellidos diferentes, expresidiarios, presidiarios y delincuentes reconocidos, divorciados tirándose los trastos delante de los hijos, niños abandonados por sus padres viviendo con sus abuelos en el mejor de los casos, niños desnutridos por dejadez, con piojos, sucios, niños con una falta de apego y afecto tan palpable que te parten el corazón, pero eso sí, hijos que han nacido de una unión lícita y verdadera, bajo el sacramento del matrimonio, según el comité ejecutivo de la conferencia episcopal, con esto no corremos ningún riesgo, mientras el matrimonio sea entre un hombre y una mujer es verdadero y no podrá hacer peligrar el orden social y sobre todo no desequilibrará a los hijos, no, claro, que se lo digan a Jorge, uno de mis alumnos, que a veces tiene que quedarse en el colegio hasta que su padre deja de rondar la puerta esperando a su madre para probablemente intentar matarla, pero seguro que no está sufriendo porque ese matrimonio se celebró con todo el boato en la Iglesia del barrio y el novio era un hombre (o un animal según se mire) y la novia una mujer, ningún problema para el orden social.

¿Cuánto tiempo hace que estos poderosos de la Iglesia no bajan al mundo real? Debe ser maravilloso ese cielo que pregonan porque la mayoría está allí permanentemente y el resto está en el limbo, si alguna vez bajan de ahí les invito a dar una vuelta por mi barrio así podrán ver lo que realmente está poniendo en peligro a la sociedad. Hasta entonces sigan ustedes haciendo su campaña entre rocieros que allí son todos muy machos.

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