«Tú… ¿por qué no te callas?»
Jaume d'Urgell
UCR 11 de noviembre de 2007
¿Cómo
se atreve el cómplice de Franco a tutear a un presidente
electo? ¿Puede un militar inmiscuirse impunemente en asuntos de
política exterior? ¿Qué intereses defiende el autócrata? ¿Qué
es lo que el franquista coronado no quiere que escuchemos? Bien,
he aquí la respuesta: no nos da la gana callar, porque estamos
cambiando el mundo de base. Estupor y vergüenza al contemplar las imágenes: un usurpador fascista, consiguió colarse entre los miembros de la delegación española que acudió a la Cumbre Iberoamericana. El sujeto en cuestión —un militar—, no consiguió ocultar su intolerancia sectaria al escuchar la intervención del presidente de la República Bolivariana de Venezuela, y contra todo pronóstico, osó interrumpirle, bramando censura. |
«Tú...»
—interrumpió el monarca, tuteando al presidente Chávez—, «¿por
qué no te callas?» dijo por fin, creyendo al parecer, que sus órdenes
de silenciamiento serían obedecidas en el extranjero como lo eran
dentro del territorio del Estado español.
El franquista exige silencio... bueno, no es novedad, todos aquí
sabemos bien de cómo funciona el tabú borbónico. Todos los
representantes de la prensa española conocemos perfectamente de qué
se puede y de qué no se puede informar —tratándose de la
corona—.
La corona exige silencio... y es lógico: lo arbitrario requiere de la
sombra, porque si muchos supieran, pensaran y hablaran sobre el carácter
injusto del símbolo supremo de la desigualdad, se darían perfecta
cuenta de que algo así, no puede, ni debe representar un país.
Borbón mandando callar a un legítimo y genuino jefe de Estado
electo. ¡Qué atrevido es el fascismo! ¡Qué ridículo espectáculo!
¡Qué vergüenza ajena, como vecino de Madrid! ¿Y éste es el
individuo al que debo pagarle casi 10 millones de euros anuales? ¿Por
qué? ¿Éste es el sujeto que debe moderar a nuestros máximos
representantes electos? ¿Por qué? ¿Un militar en el techo de mi país?
¿Por qué?
¡Fuera el rey! ¡Basta de ignominia! ¡Exigimos elecciones de verdad!
¡Nadie es más que nadie! ¡No existen personas inferiores! ¡Ningún
semen debería conferir la jefatura de Estado! ¡No es serio! ¡No es
ético! Un cargo público no-electo, no es un verdadero cargo público,
es otra cosa. Ni por casualidad, ni por amenaza, ni por inercia, ni
por tradición, ni por religión, ni por las armas, ni por interés...
¡Lo arbitrario no puede ser justo! ¡Exigimos todo el poder para el
Pueblo!
¡Viva la República!