Cuando lo personal es ámbito de lo Público y
lo Público ámbito de la familia
César Alfonso Viñas
UCR
29 de Diciembre
de 2008
En nuestro país educar en valores republicanos, cívicos, de
libertad, igualdad y fraternidad es adoctrinar al alumnado,
lavarle el cerebro, querer comerle el coco hacia la ideología
“maliciosa” del que enseña; sin embargo, adoctrinar, mediante
valores católicos en lo público, es “educar” y no se ve peligro
ni maldad en ello. Se ve tan normal que en numerosas aulas de
colegios públicos se rece, haya crucifijos, se meta a sangre y
fuego el espíritu santo repitiendo una y otra vez los exámenes
hasta la saciedad o se paralicen todas las actividades del
centro para hacer una ofrenda floral en mayo a la virgen en la
iglesia más cercana al colegio.
En España lo público, la ciudadanía, el republicanismo es ámbito
de lo familiar y lo personal. Así lo dicen algunos directores/as
y jefes/as de estudios de centros públicos. Sobre todo muchos de
ellos que van de progresistas por la vida. Y lo que es ámbito de
la familia, de la experiencia más íntima y personal y de los
establecimientos religiosos es ámbito de la escuela pública.
Justamente al contrario de cómo debería ser.
Se suele decir “la religión es un derecho de las familias, es
una demanda de las familias en la escuela pública”. Pues
entonces que las familias lleven a sus hijos/as por las tardes a
los talleres de la parroquia, el culto, la sinagoga o la
mezquita, si tanto interés tienen en la religión.
La República no está contra la religión ni frente a la
espiritualidad personal. Sencillamente lo que quiere es separar
el poder de la Iglesia del poder del Estado. De esta manera no
se puede dar religión en las escuelas públicas. Sin embargo,
quien lo desee puede seguir asistiendo en sus ratos de tiempo
libre a los establecimientos de las instituciones religiosas o
seguir tomando clases de yoga. Porque en un Estado Republicano
toda la ciudadanía es republicana, sea de izquierdas, centro,
derechas, atea, agnóstica, creyente, más espiritual o más
materialista, comunista, capitalista, socialista, neoliberal,
progresista, conservadora, sin partido, militante en partido
político, etc.
A mí me han llegado a decir que estoy metido en una secta por
llevar a cabo actividades a través del Ateneo Republicano, gente
de mi entorno más cercano. Es muy fuerte. Es decir, soy un
sectario por educar en la libertad de expresión, en la igualdad
de todos los ciudadanos/as, en la fraternidad, por dar a conocer
los valores democráticos que se desprenden de la Constitución de
1.931 y las ideas que se contradicen en la falsa Constitución
del 78 (el Jefe del Estado no es votado por el pueblo y está por
encima de la Ley). Soy un fanático y extremista por decir cuatro
verdades al pueblo a través de una radio local. En Francia,
Alemania o incluso Estados Unidos, donde toda la ciudadanía es
republicana por haber nacido en un Estado republicano se
partirían de la risa con los debates actuales en nuestro país,
con el embolado que existe en las mentes de la mayoría de los
ciudadanos/as. Hay una gran masa de gente en nuestro país que va
de progresista y es la más reaccionaria al cambio social,
político, económico, ético, ciudadano, constitucional y de
organización territorial (federalismo).
Son numerosos los directores/as de centros de enseñanza públicos
y jefes/as de estudios que equiparan el franquismo, el fascismo
y su plan genocida contra el pueblo a la legalidad
constitucional y democrática de la República. Lógicamente la
balanza no está equilibrada. Pero siguen queriendo hacer ver lo
contrario. Por este motivo es muy complicado dar conferencias
sobre “La Generación del 27 y la II República” en Institutos,
celebrar el 14 de abril o dar a conocer al alumnado la
democrática Constitución del 31 a través de una lectura
comparativa con la del 78. ¿Cómo es posible que la mayor parte
de la ciudadanía no conozca el artículo 56.3 de la actual
Constitución con la cantidad de información y medios de
comunicación que hay hoy día? Un artículo que permite al Jefe
del Estado ser irresponsable e inviolable dejándole campo
abierto a la corrupción (Título II, “De la Corona”).
La ciudadanía no es tonta, indudablemente, pero vive
desinformada. Es la dictadura de los medios de comunicación al
servicio del poder político y económico de las oligarquías.
Cuando se educa en republicanismo en las aulas públicas te dicen
que estás adoctrinando mediante la Política. Sin embargo, no
entienden estos reaccionarios defensores del actual sistema que
se está educando a través de la Ética, la Axiología y la
Ciudadanía, en valores de convivencia, Libertad, Igualdad,
Solidaridad, Paz (pero a la vez desobediencia), Laicismo,
Derechos Humanos, Federalismo, en el análisis del origen
económico e imperialista de las guerras. Estos valores si son un
verdadero motor de cambio, de adquirir una verdadera conciencia
crítica y transformadora de la sociedad y no lo que promueve la
LOE, Ley que pretende a través de sus adoctrinadores
conformistas, mantener el sistema de clases sociales tal como
está. La LOE es motor de reproducir el sistema social, ético y
económico tal cual es hoy día a través de escuelas que funcionan
como verdaderas fábricas y enseñan a los hijos/as de las clases
obras a obedecer sin rechistar. En la escuela privada se forman
las élites para mandar, dirigir y gobernar. En la pública se
adoctrina para obedecer, para ser un buen trabajador/a
conformista con el sistema.
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