CASA: 75 AÑOS GENERANDO MISERIA

 

El 2 de marzo de este año se celebraba el 75 aniversario de la empresa aeroespacial CASA (Construcciones Aeronáuticas, S.A.), convirtiéndose así en una de las tres empresas del sector a nivel mundial que han alcanzado los 75 años de vida. Desde que el 2 de marzo de 1.923, con el comandante José Ortiz Echagüe a la cabeza y con un capital social inicial de 1.500.000 se constituyera la empresa, hasta hoy en día, CASA ha sabido adaptarse a los diferentes vaivenes de la historia. Frente a la pompa y el boato que han querido dar a este aniversario las autoridades militares y empresariales, vamos a indagar levemente en las causas de esta capacidad de adaptación y supervivencia y en las terribles consecuencias que se han derivado de ellas, tan sutilmente ocultadas en los discursos oficiales, para lo que han contado con la colaboración de las llamadas fuerzas políticas de izquierda y de los sindicatos.

 

Una empresa que nace para cubrir las necesidades militaristas del Estado.

En febrero de 1.923 se convocaba un concurso para dotar al Servicio de Aviación Militar con aviones normalizados de reconocimiento, caza y bombardeo. Participaron numerosas firmas aeronáuticas internacionales, aunque una de las bases decía que si bien los aparatos iniciales iban a ser construidos por las empresas ganadoras, los posteriores encargos deberían ser fabricados en España. El concurso fue ganado por el avión francés Breguet XIX y un mes después se constituía CASA para poder llevar a cabo la producción de estos aparatos en el estado español. La primera factoría se asentó sobre un terreno de 16.636 metros cuadrados en el municipio de Getafe. Unos años más tarde firmaría un contrato con Aeronáutica Militar para la construcción de dieciocho hidros Dornier y otros seis para la Aviación Naval. Para llevar a cabo estos nuevos proyectos levantó una factoría en la zona de Puntales (Cádiz).

Como se puede apreciar, la empresa nace muy vinculada a las "necesidades" de dotación de material militar del Estado, siendo su primer director gerente un comandante de las Fuerzas Armadas (el mencionado Ortiz Echagüe). En aquellos momentos, como ahora, el sector de producción de armas era un sector estratégico clave para el sostenimiento de un Estado ya que de él dependía la dotación de un cuerpo represivo poderoso que pudiera frenar cualquier oposición interna o externa. Recordemos que ese mismo año se produjo el Golpe Militar de Primo de Rivera, instaurándose un estado totalitario que, apoyado por las élites económicas del país, se dedicó a reprimir con gran dureza a las organizaciones obreras y revolucionarias que ya a lo largo de la década anterior habían adquirido una dimensión y nivel organizativo importantes (En 1.917 socialistas y anarquistas llevan a cabo una huelga general revolucionaria, ante la cual el gobierno declara el estado de excepción y saca el ejército a la calle para reprimir duramente a los huelguistas, muriendo 70 personas en Barcelona).

 

El Estado franquista estrecha sus lazos con la empresa.

Desde su nacimiento, CASA ha demostrado tener una enorme capacidad para saber adaptarse a los tiempos cambiantes y al desarrollo de los mercados y de las capacidades tecnológicas. Para paliar la dependencia tecnológica del exterior, a finales de los años 20 empezó a desarrollar proyectos propios y en 1.929 emprendió la construcción de su primer proyecto: el avión ligero biplaza CASA III, diseñado por otro ingeniero militar, el entonces director de la fábrica de Getafe Luis Sousa. Tras la Guerra Civil, en la que una de las factorías quedó en el lado republicano y otra en el bando franquista, en 1.939 iniciaba la reconstrucción de su factoría principal, la de Getafe y a principios de los años 40 nace la Oficina de Proyectos y se estrechan los lazos entre la empresa y el Estado franquista, comprando éste un 33% de las acciones de la empresa a través del INI y aumentando esta participación con la compra de nuevas acciones en los años 1.951 y 1.954.

De esta forma CASA comienza un gran crecimiento, posibilitado en gran medida por las inyecciones económicas del Estado (interesado en el desarrollo de nuevo armamento) y por los propios contratos de compra que realiza el Ejército. Durante estos años se dota de mejor utillaje a las factorías de Getafe y Cádiz y se crea una nueva factoría en Madrid, que se dedica en un primer momento a mecanizado, para ser fundición desde 1.952.

 

La diversificación y las colaboraciones internacionales.

Los años 60 fueron años complicados para la empresa. Las fuertes inversiones realizadas en capital fijo (en maquinaria) y los crecientes costes de producción de un material con una tecnología cada día más avanzada, requerían mercados más amplios que no se circunscribieran exclusivamente a las necesidades militares del Estado español. A principios de la década, en una coyuntura de mayor inserción de la economía del Estado español en los mercados internacionales, CASA inicia un programa de revisión y mantenimiento de los aviones del ejército de EE.UU. desplegados en Europa. En 1.962, se inicia también para la empresa una etapa de relaciones comerciales internacionales con otros países para la construcción de diferentes aviones:

- Fabricación de diferentes elementos del HFB-320 Hansajet.

- Colaboración con la firma francesa Dassault en el proyecto Mercure.

- Colaboración con la también francesa Sud-Aviation (Hoy Aeroespatiale) para la presentación conjunta de ofertas para el Programa Espacial Europeo (Adelanto del nacimiento de la futura División de Espacio y Sistemas)

- Colaboración con la empresa norteamericana Northrop, que se convirtió en accionista de CASA, iniciando la fabricación de 70 cazas de esta firma para el Ejército del Aire español.

Esta proyección hacia mercados internacionales fue acompañada de diferentes proyectos de diversificación hacia sectores industriales civiles que permitieran una mayor rentabilidad del costoso capital fijo adquirido. Durante estos años CASA empezó a participar en el sector del ferrocarril (Talgo), de la automoción (SEAT y Vespa) y de la construcción (fabricación de carpintería metálica y Brissoleil). De esta forma se muestra lo funcional que resulta la diversificación productiva hacia sectores civiles para la producción militar, poniendo en entredicho el supuesto carácter pacifista de los proyectos de diversificación llevados a cabo en épocas más recientes por el sindicato CGT (en los que, por supuesto, no se cuestiona la producción militar de la empresa).

A lo largo de esta década sigue creciendo el peso del Estado en la empresa y en 1.971 el INI obtuvo la mayoría del capital de CASA, autorizándose la fusión con el resto de empresas aeronáuticas (Hispano Aviación y ENMASA).

 

La orientación hacia el "Tercer Mundo" y la participación en los grandes consorcios internacionales.

Se iniciaba la década de los 70 y hasta entonces CASA había demostrado una gran capacidad de adaptación. Había pasado con éxito el cambio del estado autárquico del primer franquismo a la mayor apertura a los mercados internacionales, contando siempre con el apoyo incondicional del estado franquista. A pesar de ello, en el contexto internacional era una empresa enana comparada con los grandes grupos del sector europeos, sobre todo los norteamericanos; las limitaciones tecnológicas que tenía en comparación con estas poderosas industrias eran evidentes.

CASA tenía que abrirse un hueco propio en el mercado internacional y comenzó una fuerte especialización hacia una modalidad de aviones militares que requerían una escasa capacitación tecnológica: los aviones de transporte militar. Además iba ya a iniciar una colaboración más estrecha con las empresas europeas que, por otro lado, también necesitaban unirse para hacer frente al dominio de los EE.UU. en el sector.

En 1.972 CASA lanzaba el avión de transporte C-212 y comenzaba así a especializarse en este tipo de aparatos, cuyo espacio natural de venta es, sobre todo, los países del llamado "Tercer Mundo" y las "áreas calientes" del planeta. En 1.973 se entablaron negociaciones con Indonesia, dando lugar a un contrato de colaboración industrial, comercial y de venta con las Fuerzas Armadas de este Estado, iniciándose así esta orientación. Basta echar un vistazo a las exportaciones de la empresa en los últimos años, donde sus principales clientes son estados como Omán, Turquía, Kuwait, Marruecos, Tailandia...

En cuanto a la mencionada colaboración con las empresas europeas del sector, en 1.972 CASA pasó a ser miembro del Grupo de Interés Económico Airbus Industrie, de aviación civil, junto a Francia y Alemania. Frente a una participación actual de CASA en el consorcio del 4,2%, se sitúan la británica British Aerospace, que controla un 20%, mientras que la francesa Aerospatiale y la alemana DASA se reparten a partes iguales el 75,8% restante. En 1.986 se formaba también el grupo encargado de desarrollar el nuevo avión de caza europeo (EF-2000): Gran Bretaña, Alemania, Italia y España, siendo CASA la empresa española que más se beneficiaba de este nuevo proyecto

 

La privatización.

Todos estos cambios y la enorme proyección internacional de la empresa no son suficientes para asegurarse la supervivencia. Las dinámicas actuales del capitalismo, en su desarrollo a nivel planetario, hacen que para sobrevivir en medio de la vorágine competitiva sea necesario ser cada vez más fuerte y más grande. Los procesos de concentración y el poder de las gigantescas multinacionales se acrecenta a pasos agigantados. La fusión en 1.997de las multinacionales norteamericanas Boeing y Mc Donell Douglas daba el pistoletazo de salida para la época de las grandes fusiones en el sector de la industria aeroespacial. Las empresas europeas están inquietas por la capacidad que ha adquirido el nuevo grupo naciente de la fusión y ya se habla de la necesidad de fusiones similares entre las empresas europeas. Pero para que esto se lleve a cabo, consideran que la participación estatal en las mismas es un escollo que es necesario vencer. British Aerospace y DASA, grupos totalmente privados, se lo comunicaban así a sus socios Aerospatiale y CASA, afirmando que no tolerarán depender de la aprobación gubernamental para tomar decisiones comerciales.

Un primer paso hacia la privatización de CASA y su fusión con las empresas europeas del sector ya está dado con el anuncio antes del verano de la segregación de una parte de la compañía, que se integraría en el consorcio Airbus. De esta forma se empieza a dar forma a la anunciada fusión total entre las grandes empresas europeas, que se llevará a cabo en dos estapas: una primera, la ya adelantada, donde se fusionarán las actividades relacionadas con la aviación comercial y una posterior de las actividades de ámbito militar.

Ante este panorama, tanto el gobierno del Partido Popular como el presidente de CASA, Alberto Fernández han anunciado ya la total privatización de la compañía para el año 99.

 

75 años generando miseria.

Haciendo un breve repaso de los 75 años de historia de la empresa CASA, podemos señalar como rasgo más característico su mencionada capacidad de adaptación a las situaciones cambiantes. Sin lugar a dudas, en la escala de valores del capitalismo y del mundo de los negocios, éste es un elemento positivo y fundamental para sobrevivir. Pero si adoptamos una visión más global y humana no podemos caracterizarlos sino como 75 años generando miseria y muerte.

El nacimiento, de esta empresa (1.923), como hemos visto, se producía en el mismo año en que se daba un golpe de estado y se creaba un sistema totalitario que sería su primer benefactor y al que contribuiría a armar. La consideración de la producción militar como un sector estratégico clave del Estado y su sostenimiento incuestionable a lo largo de estos 75 años han hecho que este tipo de relación se mantenga prácticamente sin variación hasta hoy en día, aunque introduciéndose la variable de una mayor proyección internacional para rentabilizar al máximo la producción, pero siempre sujeta al control y las necesidades militares del Estado. Las consecuencias de esta actuación son claras: Si en las etapas más duras CASA contribuía a armar a un aparato fuertemente represivo que ejercitaba su poder sin paliativos contra cualquier disidencia, las inyecciones económicas que recibía, bien directamente, bien para desarrollar proyectos de I+D (en los últimos años, sin ir más lejos, lo que el Estado ha dedicado para desarrollar el EF-2.000 está suponiendo alrededor del 16% del gasto público total en I+D; unos 20.000 millones de pesetas anuales han supuesto, tanto entonces como ahora mismo, la sustracción de recursos que podían destinarse a otros usos colectivos con una finalidad social.

Si éstas son algunas de las consecuencias de orden interno, a nivel exterior, las consecuencias de la "ejemplar" acción empresarial de CASA son más mortíferas aún. No hay más que echar un vistazo a la lista de los principales clientes de la empresa durante los últimos años para comprender la envergadura de la miseria y terror que genera una empresa de este calibre: si las relaciones comerciales con Indonesia iniciaban su proyección internacional, las ventas de material militar a países con conflictos bélicos y con regímenes dictaroriales han seguido marcando su política de relaciones internacionales: el régimen de Suharto en la propia Indonesia, con su política de genocidio de los habitantes de Timor oriental; México, con un ejército entrenado para la aniquilación de los pueblos indígenas; Marruecos, que lleva hostigando y asesinando desde hace lustros al pueblo saharaui y a cualquier atisbo de disidencia política; Turquía, otro de los estados involucrados en uno de los modernos genocidios más espeluznantes; Pakistán, Malaui... De hecho, la empresa mantiene delegaciones comerciales permanentes en Dubai, Singapur y Turquía. Estas son algunas de las causas sobre las que se ha asentado su más reciente boom económico.

En cuanto a la política laboral de la empresa, la anunciada privatización y previsible fusión en un gran grupo industrial a nivel europeo, viene cuestionando desde hace algunos años las que han sido señas de identidad de la compañía en este terreno: sueldos elevados y acción social e integradora (campamentos de verano, club de jubilados de CASA, diversos actos festivos....), encaminadas a que el personal de la empresa se sintiera plenamente identificado con las acciones y con el porvenir de la misma (puro fordismo). Esta campaña de proyección social también se ha llevado a cabo con importantes medios en los principales centros urbanos donde se ubicaba la empresa. Así, ha sido característica durante los últimos años en una población como Getafe, donde trabajan en la factoría allí instalada algo más de 3.000 personas, la participación y financiación por parte de CASA de fiestas locales, actos deportivos, musicales... Tal despliegue ha servido para que, sin ir más lejos, el representante de I.U. en este ayuntamiento catalogara a CASA como una empresa "modelo".

Esta política laboral se está viniendo abajo a pasos agigantados. Frente a la gran falacia lanzada por el Ministro de Defensa y por las direcciones de las empresas que participan en el proyecto EF-2.000 de que el mismo iba a generar 20.000 puestos de trabajo en el Estado español, en CASA, la principal compañía española participante, ha visto como en los últimos años sus líneas de beneficios y nª de empleados corrían caminos inversos:

 

BENEFICIOS DE CASA

 Año

CANTIDAD (en millones de pts.)

 1993

1235

 1994

3431

 1995

3855

1997

6500

PLANTILLA DE CASA

 Año

CANTIDAD

 1993

8398

 1994

8299

 1995

8182

1997

7100

 

La tendencia mostrada por los gráficos, como se puede ver, se ha acentuado en el año 97, ante la proximidad de la privatización total de la compañía para 1.999. Así, en 1.997, la plantilla se redujo en más de 1.000 trabajadoras y trabajadores y los beneficios prácticamente se duplicaron. Recientemente, el presidente de CASA, Alberto Fernández anunciaba que se debían reducir todavía en 1.000 puestos de trabajo más. En apenas 8 años, CASA habrá prescindido de unos 3.400 puestos de trabajo; su cuenta de resultados ha pasado de tener 2.192 millones de pérdidas en 1990, 6.975 en el 91 y 3.592 en el 92, a disponer de unos beneficios de 6.500 millones. Una media de 425 despidos al año es un buen cartel para la empresa. Sin duda es también una excelente política sindical.

El impacto es especialmente grave para algunas zonas en las que la empresa posee sus instalaciones más grandes. En Getafe, donde posee la factoría con mayor número de trabajajadoras y trabajadores, la plantilla se ha reducido de 4.195 en 1992 a los poco más de 3.000 en la actualidad. Ante este panorama las llamadas fuerzas políticas de izquierda y los sindicatos presentes en CASA (UGT, CCOO y CGT) proponen una "huida hacia adelante", valorando que la creciente competitividad y capacidad comercial es la única forma de mantener los puestos de trabajo (en ese marco se insertan los proyectos de diversificación presentados por CGT a la dirección de la compañía), sin valorar la miseria y el caos humano y social que genera a su alrededor ese camino.