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El consumo de cocaína entre los jovenes españoles de 14 a 18 años llega a cifras alarmantes

Sábado.27 de mayo de 2006 2974 visitas - 2 comentario(s)
¿Por qué hay más en España? #TITRE

Agencias/ inSurGente.- Entre 160.000 y 170.000 adolescentes de 14 a 18 años han consumido cocaína en los últimos 12 meses, según ha informado la ministra de Sanidad, Elena Salgado, para quien la situación de progresivo aumento del consumo de drogas es "alarmante". En el caso de la cocaína, el porcentaje de estudiantes que habían consumido cocaína en los últimos 12 meses se ha multiplicado por cuatro entre 1994 y 2004, al pasar del 1,8% al 7,2%. La progresión en España, país lider en consumo de cocaína, ha disparado todas las alarmas. El control social que supone para el sistema la existencia de tantos jóvenes consumidores, resulta evidente. ¿O es que en este tema no hay más culpables que la divina providencia?

Entre 160.000 y 170.000 adolescentes de 14 a 18 años han consumido cocaína en los últimos 12 meses, según ha informado la ministra de Sanidad, Elena Salgado, para quien la situación de progresivo aumento del consumo de drogas es "alarmante".

En el caso de la cocaína, el porcentaje de estudiantes que habían consumido cocaína en los últimos 12 meses se ha multiplicado por cuatro entre 1994 y 2004, al pasar del 1,8% al 7,2%.

La ministra, que ha considerado que este aumento se debe, entre otras razones, a la baja percepción del riesgo y a que la droga es barata y fácil de adquirir, señala además que desde 1992 se ha duplicado la proporción de urgencias hospitalarias por reacción aguda a la cocaína, que subió desde el 26% al 49% en el año 2002.

Durante la presentación del libro ’Adicción a cocaína: neurobiología clínica, diagnóstico y tratamiento’, editado por la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, la ministra ha destacado la importancia de esta obra. En ella se recogen aspectos como la epidemiología del consumo de cocaína, los últimos hallazgos sobre los mecanismos neurobiológicos que intervienen en su capacidad adictiva y los avances en el diagnóstico y tratamiento de la adicción a la cocaína.

Salgado ha señalado que la difusión de este trabajo, basado en la evidencia científica, contribuirá a informar con veracidad y rigor sobre los efectos nocivos de la cocaína para la salud y a derribar falsos mitos sobre esta sustancia, ya que "la cocaína es la segunda droga que más problemas sanitarios y sociales genera", ha añadido.

También ha reiterado su preocupación por los policonsumos y por la baja percepción de riesgo que existe entre los jóvenes, para quienes el consumo esporádico de cocaína carece de importancia. "Los consumidores de cocaína se inician a edades muy tempranas y en un contexto de uso simultáneo de otras sustancias, como el cannabis, las drogas de síntesis y el alcohol", ha agregado.

El perfil de un adicto que demanda tratamiento es el de un varón de 28,7 años, que comenzó a consumir cocaína 7,4 años antes de pedir ayuda y que toma la droga vía nasal (78%). Muchos de los enfermos también tomaban alcohol (65%), cannabis (19%), heroína (12%) o anfetaminas (6%).

Luis Caballero Martínez, autor del mencionado libro, ha indicado que "este policonsumo es especialmente preocupante entre los jóvenes que aseguran ingerir alcohol además de cocaína multiplicando sus efectos adversos". Y ha afirmado que no existe "una metadona para el adicto que quiere dejar de consumir" y que "la deshabituación se lleva a cabo desde un punto de vista psicológico y los fármacos son coadyuvantes".

Problemas psiquiátricos

En el manual se define la adicción a la cocaína como un trastorno psiquiátrico grave, complejo y de difícil tratamiento. Se estima que entre un 10% y un 15% de los consumidores regulares de esta sustancia desarrollan una dependencia.

Los pacientes dependientes de cocaína suelen consumir entre una y cuatro veces por semana. Esta intermitencia, diferente del patrón de consumo diario de los heroinómanos o de la mayoría de los alcohólicos, es crucial para entender la adicción a esta droga y la dificultad para su tratamiento.

Entre las complicaciones psiquiátricas que sufren estos pacientes, destaca como una de las consecuencias más dramáticas la psicosis cocaínica. De todos los pacientes que consumen cocaína y que acuden a tratamiento a un hospital (sólo lo hacen un 10% del total de consumidores), aproximadamente el 50% padece algún grado de este tipo de psicosis (leve, moderada o grave). Además, se estima que entre un 65% y un 70% de los consumidores crónicos sufren paranoias transitorias.

En cuanto a las complicaciones médicas por consumo de cocaína que pueden presentarse en consumidores no dependientes incluyen intoxicación, sinusitis y perforación nasal, problemas cardiovasculares, neurológicos, respiratorios, obstétricos, sexuales, endocrinológicos, renales y gastrointestinales.

Efecto sobre la circulación

La toxicidad cardiovascular es la principal causa de enfermedades y mortalidad asociadas al consumo de esta sustancia, tal y como reflejan distintos estudios. Así, durante el consumo de cocaína, el riesgo de padecer un infarto agudo de miocardio es 24 veces mayor y este riesgo es independiente de la dosis o del tiempo que se lleva consumiendo o de la vía de administración.

Más de la mitad de los pacientes que sufren un infarto de miocardio al consumir cocaína no presentaban enfermedad de la arteria coronaria con anterioridad, de modo que el riesgo parece derivarse directamente del consumo de la droga. También está demostrado que la cocaína contribuye a la arterioesclerosis prematura.

Asimismo, los estudios científicos demuestran que el consumo de cocaína aumenta el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares, especialmente infarto cerebral y hemorragias cerebrales, mucho más frecuentes en jóvenes que fuman esta sustancia, aunque también se producen en consumidores que utilizan otras vías.

Incluso con pequeñas dosis de cocaína, las personas con problemas congénitos tienen mayor riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular grave. Diversos estudios clínicos señalan que el consumo de cocaína aumenta hasta un 20% el riesgo de padecer accidentes cerebrovasculares, lo que podría explicar en parte el descenso de la edad entre las personas que sufren este tipo de patologías.

La cocaína también genera alteraciones neurológicas y afecciones torácicas. En mujeres embarazadas provoca partos prematuros, desprendimientos placentarios y abortos.

En la presentación del libro también se encontraban la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya; y el autor del trabajo, Luis Caballero Martínez, psiquiatra del Hospital Puerta de Hierro, especialista en adicciones y profesor de la Universidad Autónoma de Madrid.

  • De 14 a 18 serán preocupantes, pero de 18 en adelante son... simplemente ma-si-vos.

    MENOS DOBLE MORAL, POR FAVOR.

  • Dos profundos conocedores y promotores de la problemática nacional nos advierten contra los estupefacientes.

    Sobre el tema de esta noticia, transcribo el de Luis Ocampo, de Izquierda Castellana.

    "La cocaína como instrumento de control social y como elemento sustentador esencial de la economía criminal, el narcotráfico

    x Luis Ocampo

    La cocaína tiene, ante sectores amplios de la opinión pública, especialmente entre la juventud, una aureola de que es una droga cuyo consumo no supone grandes riesgos.

    En los años setenta y ochenta fue la heroína, en los inicios del SXXI, es la cocaína y las drogas de diseño.

    En los años setenta e inicios de los ochenta pudimos ver como gentes vinculadas al propio Aparato del Estado, introdujeron la heroína en ambientes juveniles de aquellas zonas del Estado Español con un mayor nivel de lucha y de organización: Barrios obreros de Madrid, y otras ciudades castellanas, Vallecas fue un dramático ejemplo; barrios de Euskal Herria; barrios del llamado cinturón rojo de Barcelona; barrios obreros de las dos
    ciudades industriales más importantes de Galicia que atravesaban una importante crisis como fue Ferrol y Vigo, así como Santiago con un fuerte movimiento de lucha estudiantil...

    El sistema utilizó la heroína como un arma más para combatir el movimiento juvenil de resistencia de aquello años. Desde luego prefieren toxicómanos, drogodependientes, que rebeldes.

    No fue una casualidad la extensión del consumo de heroína, fue una operación friamente calculada por el Poder, como una pieza más para asegurar el proceso de transición del regimen franquista a la actual monarquía parlamentaria.

    El mapa epidemiologico del Sida en los años noventa, enfermedad que contrajeron por vía parenteral una gran parte de los consumidores de heroina del Estado Español y que les llevó finalmente a la muerte, puso muy claramente de manifiesto lo que en este artículo estamos describiendo.

    ¿Por que ahora repiten la operación? ¿y por que lo hacen con cocaína?.

    La heroina está muy desacreditada, precisamente por la visualización de sus tremendos riesgos. La cocaína sin embargo tiene ante sectores amplios de la opinión pública, especialmente entre la juventud, una aureola de que es una droga cuyo consumo no supone grandes riesgos, ni desde el punto de vista de la dependencia, ni desde el punto de vista de sus efectos secundarios.

    Ambas consideraciones son totalmente erróneas. La cocaína tiene una gran potencia destructora del sistema nervioso central y tiene una gran capacidad de adicción psicosocial.

    El bloque dominante español y su entramado, atraviesan de nuevo una situación crítica, como en la época de la primera transición, de nuevo necesitan llevar adelante una serie de
    reformas politicas que relegitimen al sistema y simultáneamente necesitan abordar un conjunto de cambios socio laborales para ser competitivos en el marco de la Unión Europea, y que llevaran consigo una tremenda precarización de las condiciones de vida de los trabajadores y trabajadoras: reforma fiscal, reforma laboral, reforma de las pensiones...

    Es en este contexto en el que resulta muy conveniente tener narcotizada a la juventud de los Pueblos del Estado Español. Juventud que ha demostrado en reiteradas ocasiones su capacidad de lucha y de resistencia.

    La venta de cocaína es por otra parte hoy uno de los componentes fundamentales del narcotráfico, y el narcotráfico es a su vez uno de los pilares básicos de la economía negra
    en el Estado, que representa entre un 25 y un 30% del PIB español. Es decir estamos hablando de un gran negocio económico, libre de impuestos, que alimenta todo el entramado de la especulación inmobiliaria y urbanística, así como la extensa y profunda red de corrupción que alcanza a todas las instituciones del estado,
    incluyendo por supuesto a la Corona.

    Es evidente que cuantos más consumidores, más negocio, no nos ha de extrañar entonces que el Estado Español este a la cabeza del consumo de cocaína en el mundo por delante de los Estados Unidos, segundo consumidor, o de Colombia.

    Casi doscientos mil jóvenes menores de 18 años consumen cocaína con cierta regularidad. Quieren narcotizar a la juventud, quieren destruirla como sujetos autónomos con capacidad de lucha y de resistencia. Nuestro compromiso tiene que ser luchar contra ello.- www.nodo50.org/izca".

    Iñaki Gil de San Vicente reincide en argumentaciones parecidas aqui, aunque con matices: "Por qué no se va al fondo del problema y se reconoce que la causa última está en la quiebra de la legitimidad burguesa para ofrecer un modelo de vida aceptable para muchos sectores de la juventud. No se hace por la sencilla razón de que sería reconocer el fracaso del sistema en la producción de esclavos felices que garanticen su tranquila reproducción ampliada. El esclavo feliz necesita pocas drogas porque está contento con sus cadenas y su alineación consumista: todos conocemos a jóvenes pasivos en su mansa obediencia, que se creen libres comprando lo que les mandan comprar; es el esclavo infeliz quien necesita las drogas para encontrar una falsa felicidad en su inhumana forma de vida. Pero éste segundo tiene dos limitaciones para la civilización burguesa: produce menos beneficio que el feliz y sumiso explotado, y es más propenso a la protesta por su misma situación".

    Además, hay que añadir otros dos factores: el permanente diluvio ideológico del individualismo neoliberal egoísta y predador, al que se han plegado esos asalariados del tintero que son los intelectuales, y la responsabilidad de los padres que se negaron a transmitir a sus hijas e hijos sus recuerdos de lucha, de militancia, de resistencia al sistema, y de esos otros padres que aceptaron todas los supuestos chollos de las reconversiones, prejubilaciones, etc., a cambio de severos recortes sindicales y laborales que lo están sufriendo sus hijos e hijas".

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    Hasta aqui lo de estos señores. Yo, que desconozco todo sobre las sustancias de las que hablan, me sorprendo por tanta preocupación por los desbarres de la juventud, a la que "se sustrae de la lucha revolucionaria".

    Si no se desbarra de joven, ¿cuándo se va a desbarrar? Soltarse fuera de época es mucho peor que participar en macrobotellones de que se tienen 18 años. Tiempo y ocasiones habrá después para movilizarse, que la vida es, o debe ser, larga.

    No le quito razón a Iñaki Gil de San Vicente en su interpretación generacional, pero también hay mucho personaje (no me refiero a los firmantes de los artículos que cito) que no se quitan de la bouche su pasado heróico y que han encontrado en lo imprevisible de la juventud un pretexto para justificar muchas cosas.

    ¿Quién vigila a los vigilantes?