El antimilitarismo acude a su cita anual en JUVENALIA - Tortuga
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El antimilitarismo acude a su cita anual en JUVENALIA

Miércoles.28 de diciembre de 2005 3413 visitas - 2 comentario(s)
Espacio Horizontal contra la Guerra #TITRE

Ayer, el Espacio Horizontal contra la Guerra volvió a JUVENALIA. No pararemos hasta sacar al ejército de ahí...

COMUNICADO

Queridas y consumistas criaturas:

Supongo que os sorprenderéis al recibir una carta nuestra después de miles de años de escribirnos vosotras y que nos limitemos a obedecer sin rechistar.

La causa es que cada vez nuestro trabajo se está volviendo más difícil y no sólo porque nos pidáis cada año más cosas y más caras -hasta ahora la magia nos ha permitido salir del atolladero en que nos ponéis de enero a enero-, sino porque encima de que vamos más cargados hay quien se está dedicando a levantar muros y vallas por donde quiera que miremos. Y así no hay quien haga su labor.

Por donde alguna vez pasamos libremente hoy nos encontramos muros de hormigón inmensos como en toda Palestina, inhumanas vallas como en Ceuta o Melilla o criminales guerras como en Irak, Chechenia, Congo... Tenemos que pasar por estrechos controles llenos de soldados armados que nos pueden tener hasta días de pie esperando al sol y al frío, sin contar con que no nos dejan pasar con los camellos y tenemos que llevar toda la carga nosotros tres porque nuestros pajes se han declarado en huelga después de que primero a las mujeres del grupo les dijeran que ellas no podían pasar porque por su sexo no podían trabajar y donde podían cobraban la mitad, otros dos dejaron su vida en un campo minado, unos cuantos fueron encarcelados porque por su origen eran sospechosos de terrorismo y otros montados en autobuses y abandonados en medio del desierto por su color de piel.

Nosotros tres todavía estamos consiguiendo pasar las fronteras de vuestros estados, a pesar del color de nuestra piel y nuestro origen geográfico, porque por nuestras ropas y la cantidad de cosas que llevamos parecemos ricos y en esta zona del mundo (como en casi todas) al dinero es a lo único que se recibe bien; pero esto está cada vez peor y cualquiera sabe si el año que viene podremos llegar a nuestra cita.

Os escribimos para, por primera vez en la historia, pediros algo a quienes siempre pedís: tenéis que acabar con todo esto. Son vuestros gobiernos los que con vuestro apoyo y el dinero de vuestros impuestos hacen todas estas barbaridades. Estaría bien que les dijerais algo, que dejarais de apoyarlos y destinarais a mejores fines el dinero de esos impuestos que ellos usan para la guerra y la muerte.

Mandamos esta carta hoy porque nos ha sorprendido mucho ver que jugáis en un espectáculo montado por las personas que tan difícil hacen nuestro trabajo y tanto sufrimiento llevan a todas partes del mundo: los militares.

Bueno, nos despedimos ya.
Os vemos el seis de enero.

Melchor, Gaspar y Baltasar

  • > El antimilitarismo acude a su cita anual en JUVENALIA

    2 de enero de 2006 22:20, por july

    el montaje, la idea es genial. son los reyes magos los que escriben a los niños

  • Más reyes magos

    6 de enero de 2006 21:52, por Crates bragas de oro

    En el boletín electrónico de la revista "mientras tanto", también se dedican a mandarle cartas a los reyes magos. Los movimientos sociales se inspiran en las esperanzas infantiles; de no ser porque, por desgracia o por suerte, no veo muchos hombres de hierro a la vista, habría que parafrasear a Juán Marsé.

    Ah, estupenda la acción de Juvenalia.

    Aquí va la carta de "mientras tanto".

    "Preguntas a los Reyes Magos

    La televisión de Cataluña ha informado de los despidos de SEAT en Martorell de un modo poco frecuente, contando los dramas y frustraciones de las personas afectadas, y no sólo los “problemas económicos y financieros” de “la empresa” derivados de la feroz competencia que impera en una economía globalizada. Aparte del escándalo de los despedidos de la CGT, con medidas de represalia por motivos ideológicos que violan los derechos amparados por la Constitución, se han podido escuchar en los telediarios a mujeres y hombres contando sus historias individuales. Una persona llevaba 17 años en la empresa. Otra quedaba “colgada” con una hipoteca de la vivienda. Una tercera invocaba su avanzada edad. Y así sucesivamente. Una vez más, historias de seres humanos rebajados a la categoría de cosas, de factores productivos, de material desechable. Los dueños del capital gozan de soberanía sobre las vidas de cientos y miles de personas que han contribuido durante años a llevar adelante la empresa y a generar beneficios para los accionistas, y que una vez despedidos quedan privados de sus recursos de vida y hasta de supervivencia.

    Si el capital privado no puede garantizar la subsistencia de los trabajadores, queridos Reyes Magos, ¿por qué no socializarlo? Hay varias fórmulas posibles, desde la propiedad cooperativa hasta la estatalización, pasando por otras formas, incluso mixtas, de propiedad o intervención de otras administraciones públicas.

    Si trabajar para el mercado implica siempre riesgos debido a las fluctuaciones de la demanda, ¿por qué no constituir conglomerados de empresas cooperativas que cubran el suministro de distintos bienes y servicios, reduciendo así las incertidumbres? De esta manera, si disminuye la demanda de automóviles, se puede destinar parte del personal y de la inversión a otras líneas cuya demanda esté en alza. La polivalencia sería un seguro contra las incertidumbres del mercado. Además, si los trabajadores son los dueños, estarán interesados en políticas de empresa que garanticen los lugares de trabajo. (Se puede criticar a la corporación de cooperativas de Mondragón por varios motivos, pero durante más de 20 años han sorteado la crisis industrial vasca sin perder un solo puesto de trabajo de los más de 60.000 socios cooperativistas.) En estos momentos, las industrias ligadas al ahorro energético y a las energías renovables pueden ser industrias con futuro, sobre todo si los gobiernos hacen políticas de fomento de las mismas. ¿Por qué resignarse a la política de tierra quemada del gran capital?

    El gasto en vivienda en España, ya sea el pago del alquiler o el de la hipoteca, consume la mitad de los ingresos de los españoles. ¿Qué políticas podrían acabar con esta situación? ¿Socializar el suelo? ¿Modificar el modelo tributario de los municipios para evitar que los ayuntamientos caigan en la tentación de favorecer ilimitadamente la obra nueva? ¿Aumentar la inversión pública? ¿Fomentar las cooperativas de viviendas, de promoción sindical u otra? Sabemos que la enorme especulación con el suelo y la edificación y el lavado de dinero negro ha contribuido al aumento desorbitado de los precios. Se ha sugerido proclamar el derecho a la vivienda como un derecho básico. No es mala idea: se trata de una necesidad básica que todo el mundo debería poder satisfacer sin grandes sacrificios (hay viviendas de sobras para todos en el país). Ahora que tanto se habla de reformar la Constitución valdría la pena considerar la introducción en ella de este nuevo derecho básico. Claro que ello no exime de buscar soluciones materiales al problema. Ya sabemos que la proclamación constitucional de un derecho no garantiza su ejercicio efectivo, como muestra lamentablemente el “derecho al trabajo” proclamado por nuestra actual Constitución. Sería, sin embargo, un refuerzo moral y político a los esfuerzos que se hicieran para hacerlo efectivo.

    ¿Por qué, ciudadanos Gaspar, Melchor y Baltasar, las cajas de ahorros no cumplen una función realmente social, función para la cual fueron creadas hace un siglo? ¿Por qué han acabado convertidas en bancos convencionales? ¿Por qué no son más que centros impulsores de negocios capitalistas y de concentración de poder político-económico? Dado que no son empresas privadas, sino semipúblicas, ni siquiera un gobierno decente tendría que expropiarlas. Bastaría dotarlas de directivos adecuados y de políticas sociales, devolviéndoles las finalidades para las que fueron creadas. Con el potencial financiero que tienen las cajas, ¿no podrían promoverse políticas de vivienda racionales, fomentarse el cooperativismo, financiarse industrias ecológicamente sostenibles?

    Como veis, queridos Reyes Magos, ni siquiera pedimos regalos, sino respuestas a unas cuantas preguntas. Cuando las tengamos, tal vez seremos capaces de movilizarnos para lograr las soluciones. Saludos republicanos. [Joaquim Sempere]

    Ver en línea : "Mientras tanto" electrónico