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Legislar contra el amor: la Ley de Violencia de Género y construcción del Estado policial y totalitario

Viernes.9 de julio de 2010 3814 visitas - 11 comentario(s)
Prado Esteban Diezma #TITRE

(Texto presentado en las jornadas antimilitaristas del 18 y 19 de junio en el local Magdalena), y que se publica en Tortuga a petición de su autora.


La ley de Violencia de Género de 2004 (en adelante LOVG) fue aprobada por unanimidad en un parlamento mayoritariamente masculino (solo el 36% de los parlamentarios eran mujeres). La anuencia general que ha tenido esta legislación expresa su importancia capital para el Estado y la sitúa en la misma categoría que las directrices fundamentales del sistema como lo es la Constitución de 1978.

Los datos de su aplicación son estremecedores: El 13% de la población reclusa son varones castigados por delitos tipificados en la ley, una parte importante de esos delitos, de ser cometidos por mujeres, tendrían la categoría de faltas y no conllevarían penas de cárcel. Durante los primeros cinco años de vida de la ley más de cien mil hombres han sufrido algún tipo de condena o medida penal. El gobierno considera que las cien mil denuncias anuales que se producen no representan sino la cuarta parte de las que se deberían poner (1) por lo que hay que calcular que si los varones encarcelados por violencia de género son nueve mil en este momento podrían llegar pronto a las treinta y seis mil, es decir, incrementaría la población reclusa en un 50% creándose auténticos campos de concentración. Por otro lado, la aplicación de esta norma no solo no ha resuelto el problema de la muerte de mujeres por sus parejas sino que las víctimas (2) han seguido aumentando, un crecimiento que es producto precisamente del enconamiento, el resentimiento y la hostilidad que la ley, la machacante propaganda de los medios y el sistema educativo, entre otras causas, genera en las relaciones de los sexos.

Tal normativa tiene efectos muy beneficiosos para la máquina estatal capitalista que azuza la discordia entre mujeres y hombres como pretexto para seguir ampliando el estado militar y policial y la judicialización de la vida social a la vez que ensaya procedimientos excepcionales para el control y dominación de la población civil como las pulseras de seguimiento y vigilancia y para la manipulación mental masiva a través de las medidas (judiciales o no) de reeducación como las que actualmente se llevan a cabo con los hombres para la creación de lo que llaman la “nueva masculinidad”.

Apropiándose del discurso de la emancipación y la liberación femenina el feminismo de Estado hace aceptable una legislación que es, en los hechos, un régimen de excepción, con juzgados especiales y aplicación del derecho penal del enemigo a una parte de la población a la que se impone la presunción de culpabilidad genérica. La aplicación de estas medidas justifica el crecimiento imparable de las diversas policías y la Guardia Civil que aumentan al ritmo del 5% anual (3) , con un porcentaje de mujeres que en el Centro de Formación de Policía de Ávila que es ya del 19% para la escala básica mientras en la escala ejecutiva son el 56% de los aspirantes, algunas féminas han llegado a lo más alto del poder policial y estatal como Elena Sánchez, secretaria general del CNI o Concepción de la Vega, jefa superior de policía en Canarias.

Pero lo que es un monstruoso crecimiento del Estado represivo se presenta con tintes progresistas y liberadores de defensa de los oprimidos (las mujeres) y restablecimiento de la justicia social, por lo que la policía ya no es vista como institución para la tortura y la brutalidad contra la gente común sino como una ONG de salvadores y salvadoras de débiles féminas. La LOVG, sin embargo, no es un caso único, forma parte del vasto plan de ampliación de los instrumentos de la violencia estatal llevada a cabo por los gobiernos de la socialdemocracia desde 2004 y que incluyen un conjunto de leyes y la reciente reforma del Código Penal.

Además cientos de miles de mujeres están hoy de forma creciente en diario contacto con los aparatos represivos, las continuas visitas a las comisarías o los cuartelillos de la Guardia Civil hace que se establezcan relaciones de dependencia y adhesión hacia estas instituciones, la simpatía con la que se ve a sus miembros y la intimidad que, en muchas ocasiones, genera la relación que se establece con ellos será usada por el aparato represivo para reclutar entre las féminas confidentes y colaboradoras y adoctrinarlas en la ideología de un nuevo fascismo basado en la exaltación de las instituciones del Estado y el odio irracional, que ahora se concreta en el aborrecimiento de los hombres pero que podrá ser sustituido por cualquier otro grupo social pues su carácter emocional e instintivo hace muy fácil su manipulación.

El sexismo, que es la esencia la LOVG, es una ideología de la misma naturaleza que el racismo pues es un esencialismo biológico. De la misma manera que los nazis usaron el sentimiento antijudío para constituir su base de masas instigando el odio irracional y alimentando el emocionalismo más exaltado, el prejuicio androfóbico está siendo utilizado hoy por el poder con la misma función. Esta doctrina y los hábitos y pautas de conducta que el aleccionamiento incesante y la aplicación de las leyes llamadas de discriminación positiva crean en las mujeres harán renacer las filosofías y las organizaciones de corte fascista que, en muchos casos, tendrán rostro femenino (4). Por este motivo entre las fuentes de las que se nutre el feminismo de Estado se encuentran corrientes que han sido inicuamente calificadas de antisistema como el movimiento SCUM que ya desde su propio nombre (sus siglas significan Sociedad para el Exterminio del Hombre) es un alegato fascista.

Con ser la represión el aspecto más llamativo no es el único, ni el más importante elemento inquietante de una ley que pretende transformar de forma radical e irrevocable las ideas, conductas y pautas culturales que han organizado históricamente los vínculos entre mujeres y hombres. En primer lugar define todas las relaciones entre los sexos como relaciones de poder y de dominio afirmando que, desde tiempos inmemoriales, los hombres han abusado de las mujeres (5) y utilizado la agresión contra ellas por el lugar privilegiado que ocupan en la sociedad. Afirman, asimismo, que la violencia de los varones hacia las féminas es estructural, es decir, se produce por el hecho de ser mujeres y no tiene una causa concreta. Paradójicamente los hombres solo son opresores para las mujeres cuando tienen lazos afectivo-sexuales con ellas pero no cuando son empresarios, gobernantes, policías, jueces, gerifaltes mediáticos u otros con poder; de lo que cabe deducir que no es una ley contra los hombres sin más sino contra las relaciones afectivo-sexuales, los vínculos y las instituciones naturales de convivencia. Resulta sorprendente que esta descabellada e insensata argumentación haya calado de forma tan rotunda en una parte significativa del cuerpo social.

Con tales discursos se alienta en muchas mujeres una ideología victimista, que reclama el derecho a ser débil a la vez que cultiva el rencor y el resentimiento más áspero hacia los varones, un rechazo irracional que anula las capacidades reflexivas e intelectivas en las féminas que lo sostienen y que provoca actitudes y sentimientos de agravio y de inferioridad y una agresiva ferocidad hacia el otro sexo. De hecho la ley al establecer la especial vulnerabilidad de las mujeres, su necesidad de excepcional protección hace gala de un machismo mostrenco pues sustituye la tutela marital que establecía el Código Civil de 1889 por la del Estado y sus instituciones y funcionarios, fundando de esta manera un neo-patriarcado estatal, que las no solo las “ampara” sino que hace recaer en ellas privilegios y ventajas innegables a cambio de la obligación de guardarle obediencia y servirle en todo. No podemos descartar, no obstante, que en un futuro próximo se incite la aparición de nuevas corrientes misóginas y machistas que expandan la llama de la discordia y la escisión.

La psicosis colectiva que los medios de adoctrinamiento y manipulación mental han conseguido crear con el argumento de la violencia de género ignora que no es el sexo el agente principal de la violencia en la sociedad, y oculta el aterrador crecimiento del enfrentamiento, las agresiones y los crímenes en el seno de la comunidad de los iguales. Muchos adolescentes (varones y mujeres por igual) maltratan a sus familias, especialmente a sus madres -que aunque son mujeres no son defendidas especialmente por las instituciones estatales-. Muchos ancianos, mayormente ancianas, pues son más longevas, sufren abandono y agresión física y emocional por sus allegados o sus cuidadores o cuidadoras. Innumerables niños y niñas pequeños padecen la falta de cariño y de cuidados de unos madres y padres que no les entienden ni les aman. Los actos de violencia y crueldad protagonizados por mujeres han crecido de forma horripilante en los últimos años. Todo ello es inducido por el Estado a través de la manipulación de las conciencias que lleva a cabo la industria de la cultura, el cine, el sistema educativo etc. y la creación de hábitos y conductas anti-convivenciales que genera (entre otros mecanismos) la legislación, que normativiza los procesos y prácticas que antes se producían en el seno de la comunidad y al margen de las instituciones por el acuerdo entre pares y a través de la colaboración y el entendimiento.

La incapacidad de la sociedad civil para enfrentarse con tan descomunal hecatombe de las costumbres permite que el poder tiránico del Estado se presente como salvador aportando lo que le es más propio, la organización de la violencia institucionalizada.
Quebrados los lazos interhumanos, la policía y los ejércitos aparecen como garantes de la civilización haciendo buena la profecía hobbessiana sobre que somos fieras y depredadores por naturaleza (6).

La influencia de las leyes en la convivencia social y la cosmovisión y hábitos de los individuos no ha de ser menospreciada pues el cuerpo legal del sistema lejos de ser consecuencia de la realidad social es, más a menudo, causa de esa misma realidad que es previamente buscada por los legisladores, así sucede con la LOVG que está consiguiendo la destrucción de lo poco que quedaba de las instituciones naturales de vida social, a saber, los vínculos afectivos-sexuales y las relaciones familiares de convivencia y parentesco pues si los de abajo están divididos, o mejor aún, atomizados, el sistema de dominación se fortalecerá de manera colosal. Una sociedad unida, estructurada, dotada de cultura, y capacidad para vivir en común, con posibilidad de proveerse de fines elegidos y aspiraciones compartidas es un duro enemigo del Estado que queda así muy disminuido en sus prerrogativas y posibilidades de acción.

Por ello la segregación es el camino para el triunfo del absolutismo estatal, primero se separó a los jóvenes de los adultos, luego a los niños de los mayores, a los ancianos de la sociedad en general y finalmente a los hombres de las mujeres, de esta manera todos, aislados y solitarios, disminuidos, irresponsables y entontecidos por la falta de experiencia social, pueden ser mejor sometidos y dominados por las instituciones del poder.

Si el patriarcado del pasado se basó en la familia y el control de las relaciones que en ella se establecen –un sometimiento que siempre fue parcial y limitado- el actual se fundará sobre la destrucción de todas las instituciones naturales de convivencia, en la creación de un individuo, ya no plenamente humano, por la pérdida de la mayor parte de las capacidades de relación íntima y afectiva con sus iguales, en ello tendrá un papel fundamental el odio sexista introducido por el feminismo de Estado que aspira a la destrucción de los valores y capacidades positivas que conservan los sujetos y, en especial las mujeres y que nos convertirá, si no lo remediamos, en seres solitarios y egoístas, ajenos a la moral y el recto obrar en nuestra vida pública y privada, empobrecidas de práctica mental reflexiva y, en general, de vida psíquica y espiritual alguna, ajenas al amor y a las necesidades humanas auténticas.

Resulta incoherente que cierto “radicalismo”, que se llama a sí mismo antisistema, ejerza de vocero de las consignas del poder jaleando el desencuentro entre mujeres y hombres, definiendo a todos los varones como agresores en potencia, y señalando como maltrato, no las acciones que lo son objetivamente, sino incluso los actos más inocentes y triviales (7) creando con ello un auténtico campo de Agramante donde el desorden y la discordia se imponen, con ello se sitúan de nuevo a las órdenes de la socialdemocracia que los usa como mano de obra en sus proyectos. Debemos ser conscientes de que mientras siga atizándose la pugna entre los sexos, la agresión, la violencia y el crimen de odio seguirán creciendo sin remedio. Las relaciones entre las mujeres y los hombres tienen que fundarse en la simpatía, el afecto, la fraternidad y el amor, no en el miedo, la incomprensión y el desconocimiento y la fobia pues solo unidos se puede hacer frente al sistema de dominación.

A MODO DE RESUMEN:

1. La violencia entre los sexos es completamente rechazable pero, al contrario de lo que dice el feminismo de Estado no resulta de un solo factor –la cultura machista y el patriarcado- sino de dos, a saber, la trágica naturaleza de la condición humana que nos convierte en fieras en ciertas circunstancias y la acción de la máquina estatal capitalista que a través de la ley y la manipulación de las conciencias divide, enfrenta y fragmenta la sociedad civil para aumentar su poder, siendo este segundo el agente decisivo en el momento actual.

2. No es admisible que quienes dicen oponerse al poder establecido defiendan la LOVG o, sin mencionarla sustenten sus concepciones sexistas y androfóbicas y alienten la guerra de los sexos.

3. Debe denunciarse la LOVG como una ley que proyecta el Estado policial y la represión indiscriminada contra la población y además impone la intervención del poder en la vida íntima de los individuos.

4. Debe condenarse asimismo su función “educativa” para imponer a la sociedad los disvalores del odio, el egoísmo y la inmoralidad, su carácter machista y neopatriarcal pues presenta a las mujeres como seres incompetentes y nos pone bajo la tutela del Estado. Las mujeres debemos oponernos de forma contundente a esas medidas que supuestamente nos protegen.

5. Condenar y criticar la ley no es suficiente, es necesario bregar por el renacimiento de los saberes, las conductas, las prácticas, los hábitos y las instituciones que rigen la convivencia entre iguales.

6. Las mujeres y los hombres tienen que rescatar las habilidades, los instrumentos y capacidades para elegirse y convivir recuperando el amor como vínculo sublime y excepcional y el sexo como potencia unitiva de enorme valor. Las relaciones íntimas entre las personas deben dejar de ser intervenidas por el Estado y tenemos que aspirar a que lleguen a ser ajenas a cualquier intromisión política.

Notas

1.- Lo que se producirá sin duda por la propia acción de las instituciones que promocionan las denuncias ofreciendo ventajas y subvenciones económicas nada despreciables a las mujeres que las ponen lo que se traduce en un incremento imparable de las acusaciones falsas que afectan a miles de hombres inocentes.

2.- Aumentan las mujeres muertas por sus parejas, también se incrementan de forma continuada el número de hombres asesinados por sus compañeras pero esas cifras son ocultadas por las estadísticas oficiales desde el año 2006, al igual que el número de suicidios que se producen entre varones inmersos en procesos conflictivos de separación.

3.- Sin contar el crecimiento de las empresas privadas de seguridad hacia las que se trasladan una parte de las tareas relacionadas con las órdenes de protección a mujeres.

4.- Tal situación no es insólita hoy en día, pues, por ejemplo, el Movimiento por una Hungría Mejor, de orientación neo-nazi, racista y ultranacionalista, tiene entre sus cabecillas una mujer, Krisztina Morvai, que fue miembro del Comité para la eliminación de la discriminación contra la mujer en la ONU. Esta formación política posee una milicia paramilitar, llamada “Guardia Húngara” acusada de perpetrar asesinatos de gitanos y hostigar a la comunidad judía del país.

5.- Así se dice en la exposición de motivos de la ley apoyándose en la declaración de la Conferencia Mundial de Mujeres de Pekín de 1995, en la que se define el concepto de violencia de género.

6.- Hannah Arendt entiende bien que no es la naturaleza humana sino la del artefacto estatal el que alimenta el odio entre iguales y explica, citando a Maquiavelo, que el triunfo de la razón de Estado es la que exige que los seres humanos sean adoctrinados en la maldad. Para su crecimiento el aparato de fuerza de los poderosos ha de sembrar en el cuerpo social el veneno de la discordia.

7.- En “Estado de wonder bra. Entretejiendo narraciones feministas sobre las violencias de género” se defiende incluso la propia LOVG como un triunfo de las mujeres y se elogia la acción de la socialdemocracia de forma directa, en otras ocasiones se ha hecho una denuncia de la ley por no ser suficientemente dura y obligar a las mujeres a presentar alguna demostración del maltrato (presupone este planteamiento que ninguna mujer hará un uso perverso de tal prerrogativa, situándonos con ello, no en el mundo de los seres humanos sino en el de los ángeles). Se ha llegado, de la mano de ciertas teorías, a un grado de subjetivismo y arbitrariedad peligroso como plantear que hay agresión siempre que una mujer se “siente agredida” , con tales argumentos se nos expulsa a las mujeres del espacio común de la objetividad, la justicia, el buen sentido, el juicio recto y reflexivo degradándonos a un obrar pueril que hace del capricho y el desatino la medida de todas las cosas.


Prado Esteban Diezma

pradoesteban@hotmail.com


Más artículos de la autora en Tortuga:

Mujer, maternidad, capitalismo y militarismo

La feminización del Estado: La mujer en el ejército


Ver también: Cuando abusamos del abuso machista...

  • Este artículo me parece una salsa hecha con muy buenos ingredientes, pero con exceso de sal: al echar la sal de las soluciones, no se ha visto que el salero estaba mal cerrado, la tapa ha cedido y todo su contenido ha caído en la cazuela, anulando el sabor de lo demás.

    Estoy de acuerdo en que la práctica totalidad de los mensajes institucionales sobre violencia de género son una mezcla de victimismo y sexismo indignante y contradictoria. Estoy más o menos de acuerdo en la denuncia de la ’legislación’ especial. Estoy conforme en que ningún problema ha de juzgarse aisladamente, y en que la vida no se ajusta a esquemas simples.

    Basta ver los anuncios de TV o cualquiera de las películas que suelen ilustrar las tertulias sobre la LOVG -’Te doy mis ojos’, ’Sólo mía’- para darse cuenta de que siguen el mismo esquema de las típicas películas machistas de acción: exhibición prolongada de un cuerpo maltratado sadicamente rescatado en el último minuto, y final ilustrrado con una expresión de alivio -¿ofrecimiento?- de quien estaba siendo torturada.

    La práctica totalidad de los mensajes institucionales sobre violencia de género no expresan un consenso colectivo para superar un problema, sino propaganda de determinadas instituciones con la excusa del problema. Para explicar esto no es necesario ponerlo en el contexto de una guerra secreta el ’el Estado’ contra la población: basta con darse cuenta de que hay sectores profesionales que no quieren quedarse fuera de juego, sobre todo cuando el número de titulados supera la demanda y/o su profesión es vista como una mercancia más, no como un servicio público. Un caso parecido al victimismo de género que estamos denunciando, los discursillos sobre los niños dificiles, la necesidad de terapia de familia, etc., que tanto engrosa la chequera de psicólogos y curas, ha surgido principalmente (en mi opinión) de sectores privados y privatizadores -aunque las instituciones no quieran quedarse atrás.

    Me parece preocupante que, por pereza mental o por miedo, mucha gente transija con las ruedas de molino de estas campañas, en vez de asumir sus propias responsabilidades en la humanización del mundo.

    Ahora bien, no me parece menos erróneo buscar invertir la tendencia contando cuentos de hadas sobre unas relaciones humanas puras e inmaculadas que nos esperan a todos una vez dejemos de escuchar a las instituciones. Que las instituciones no sean la solución no significa que el problema no exista, y que se justifiquen en el problema no significa que se lo hayan inventado. Me parece un error rechazar en bloque toda la justificación de la LOVG, entre otras cosas porque me exige mirar hacia otro lado ante cosas que llevo viendo toda la vida: la línea del artículo es algo así como la línea de un artículo que, para rechazar la reforma laboral al servicio del capitalismo, negase primero que existe el paro -en que se justifica la reforma- y después concediese que, en caso de que exista, se debe a que sus víctimas no han tenido el coraje de convertirse en empresarios. Aquí parece que primero se niega la existencia de violencia de género, y después se concede que, en caso de que exista, se arregla con que la gente se ame en vez de odiarse.

  • Pues a mí, una vez más el artículo sí me gusta mucho. Destaco estas ideas:

    Uno: la falta de leyes, de leyes duras, de condenas, de condenas duras ni es causa ni es consecuencia de la violencia de género.

    Dos: suscribo la argumentación de que estado junto a mass media han jugado la carta de la psicosis colectiva en este tema (como en algún otro más) desviando la atención y el dedo de donde debería estar señalando; a la instancia que promueve la gran mayoría de violencias que se dan en el mundo, y que no es otro que el sistema económico , que también es social y político.

    Tres: también estoy de acuerdo en la acusación al sistema-estado de inductor (consciente o inconsciente) de ese tipo de conductas (la violencia de hombres hacia mujeres) mediante la educación que se da desde todas sus manifestaciones culturales (el cine de masas p.e. como se ha dicho, aunque este sería un medio menor de transmisión de actitudes). De ello se sigue, y también lo comparto, la teoría de que el sistema siempre ha jugado y juega al “divide y vencerás”.

    Cuatro: Comparto la conclusión de que de este estado de cosas solo se beneficia la institución, que refuerza su dominio mediante la legitimación de sus cuerpos represivos.

    Cinco: me resultan menos convincentes los pronósticos “futuristas” de una sociedad en furioso conflicto de género a causa de estas actuales iniciativas andrófobas del movimiento de liberación de la mujer.

    Por ello, en general de acuerdo también con casi todas las cosas que dice mi buen Crates.

    Quizá tiene más miga la conclusión final. No me quedé al final de leerlo con la misma sensación de propuesta un poco hippie y de cuento de hadas que comenta Crates. No me pareció que se negara fehacientemente que de toda la vida y hoy también en nuestra sociedad existe una llamativa violencia en diferentes órdenes de hombres hacia mujeres. Verdad es que en medio de un discurso tan crítico hacia las respuestas legales a ese hecho, apenas si se nombra, pero mi sensación no ha sido que se niegue. Y desde luego si se niega pues me parece mal. Yo creo que es indiscutible que existe un patriarcado que provoca –entre otras cosas- consecuencias como éstas. No creo que tampoco la propuesta alternativa que se haya expresado haya sido “el amor”. De hecho no creo que se haya llegado a formular propuesta alternativa más allá de la última frase del artículo, que es un a modo de finalización y expresa un deseo más que una propuesta analítica. Es un artículo que critica y analiza una serie de cosas, pero que entiendo que renuncia a desarrollar una alternativa que requeriría remitirse a muchísimas cosas previas para poder ser integral y no un mero parche reformista; un “pues en vez de la LOVG esta otra cosa”.

    En el análisis de la situación parece que vamos andando de acuerdo. Faltaría ver cual podría ser la alternativa “integral” y cual la “urgente” si ésta es posible. Mi siempre admirado Crates tampoco se moja especialmente en propuestas, y yo de momento aplazo ponerme a pensar en ellas a falta de gente más autorizada que pueda opinar.

    Saludos.

  • El artículo plantea varias cuestiones, estoy de acuerdo con algunas de ellas, en desacuerdo con otras y corregiría otras que no me parecen de menor importancia.

    1. La violencia hacia las mujeres no es un invento, es un problema terrible que afecta a muchísimas mujeres.
    La pareja, y en general la familia, no son para las mujeres, ni eran antes de la LOVG, un remanso de paz. En la familia hay una relaciones de poder que hacen que los miembros que ocupan determinades posiciones tengan un riesgo alto de sufrir maltrato, incluidas las agresiones sexuales. No está demás recordar que la familia es el ámbito donde se producen la mayor parte de asesinatos, y violaciones de mujeres y de abusos sexuales de niñas y niños, y esto es así en todo el periodo que cubren los estudios, aproximadamente medio siglo para las mujeres y un siglo para los niños. El que la violencia siempre vaya en mucho mayor medida en una dirección que en la inversa indica que es un fenómeno estructural, como lo que es que los patronos exploten a trabajadoras y trabajadores y no al contrario.
    Creo que el impacto de la LOVG en la mayor parte de la sociedad ha sido muy pequeño, por no decir nulo, y que por tanto no se debe a ella el "enconamiento" de las relaciones entre hombres y mujeres. Sin embargo hay una minoría antifeminista, para la que las mujeres ya tienen demasiados derechos y que se prodiga en diversos foros, dando la impresión de una "guerra de sexos" provocada por el "nazi-feminismo". Los antifeminismos siempre han utilizado la tergiversación de lo que dice y es el feminismo.
    Encuentro en la autora bastante ingenuidad respecto a la familia y los lazos "naturales" y creo que puede ser devido a la influecia de un discurso más hegemónico aún que el del feminismo de Estado: el tradicional del nacional-catolicismo, el de la Iglesia y la derecha. También encuentro desconocimiento de lo que dicen los feminismos, que le lleva hasta tomarse en serio el significado de SCUM, manifiesto que, por otra parte, dudo que tenga influencia en el feminismo de Estado.
    En cuanto al "divide y vencerás", incluso si la eliminación de la violencia contra las mujeres fuera realmente divisora, no se puede pedir a las mujeres que soporten aspectos de su opresión por el "bien común". Muchas veces en la historia se ha pedido a las mujeres que pospongan sus demandas para "no dividir", pero esto, además de no ser bueno políticamente, no creo que sea moralmente justo.

    2. La LOVG2 no es una solución a la violencia sexista. Así lo ha mantenido desde su promulgación la organización feminista a la que pertenezco, la Assemblea de Dones d’Elx, y la estructura de coordinación de la que ésta forma parte, la Coordinadora Feminista (Ver http://www.feministas.org/spip.php?mot7), además de otros colectivos y personas feministas. La crítica que hacemos a la LOVG tiene algunas coincidencias con las que plantea la autora del artículo y los principales aspectos son:
    - Se limita a un tipo de violencia sexista, la que se da en la pareja. Es legítimo hacer una ley para un tipo de violencia concreto, pero como la ley dice ocuparse de "la violencia de género", está ocultando e invisibilizando el resto de violencia contra las mujeres.
    - El enfoque es fundamentalmente penal. Sin evaluar el efecto de las anteriores reformas del Código Penal, endurece aún más las penas. Responde más a la lógica del "populismo punitivo" ("Inmediata y permanente llamada al Derecho Penal para hacer frente a determinadas
    problemáticas sociales caracterizadas por su repercusión mediática
    ") que a una eficacia del aumento de las penas para reducir la violencia que sufren las mujeres.
    - Condiciona todas las posibles prestaciones a la denuncia, imponiendo así la vía policial-judicial, sin tener en cuenta si las mujeres consideran esta vía beneficiosa o perjudicial para ellas.
    - Mantiene una visión de hombres y mujeres como categorías radicalmente distintas, con comportamientos, valores, y sobre todo sexualidad diferentes entre unos y otras.

    Por tanto estoy de acuerdo con la autora en que el enfoque penal de la violencia sexista no es eficaz para su objetivo declarado y supone una ampliación de estructuras que no están hechas precisamente para defender los derechos de las mujeres: policías, juzgados, cárceles. También en que la lógica de la LOVG es que las mujeres pasen de la tutela del marido a la del Estado.

    3. Las críticas feministas a la LOVG fueron muy mal recibidas por el feminismo institucional, que descalificó como "no feministas" a quienes las formulaban. La invisibilización de los feminismos que disienten del mayoritario hace que se establezca una identificación, falsa, entre feminismo y feminismo institucional, en la que creo que cae la autora.

    4. Hace unos años hemos comenzado a ver que se puede utilizar el feminismo para políticas de derechas. Un análisis muy bueno es el que hace Zillah Eisenstein (Señuelos sexuales. Género, raza y guerra en la democracia imperial. Editorial Bellaterra. 2007) de la utilización de "los derechos de las mujeres de Irak y Afganistán" para legitimar la militarización de Estados Unidos y la guerra imperialista en Oriente Medio, y una situación real de menos derechos de la mayoría de las mujeres en unos y otros países5.
    Sea o no la intención de quienes promulgaron la LOVG, coincido con la autora en que una de sus consecuencias es la ampliación del aparato policial-judicial-carcelario, y otra la mejora de la imagen de estos cuerpos "que protegen a las mujeres". También estoy de acuerdo con la autora en que el que haya más mujeres policías -o una ministra de Defensa- no hace a la Policía o el Ejército menos represores, ni siquiera menos machistas. Lo mismo que dice Eisenstein de Estados Unidos se puede decir del Estado Español: que tener el ejército en Afganistán no mejora la vida de las afganas y lo que mejoraría la nuestra sería destinar el gasto militar a cuestiones como la dependencia (¡Objeción Fiscal al Gasto Militar!).

    5. El problema que a mí me parece crucial es cómo enfrentarnos eficazmente a la violencia sexista. Para ello hacen falta cambios que aumenten la autonomía, la libertad y la igualdad de las mujeres. Más, y no menos feminismo. Y no dejarnos engañar por los señuelos (RAE: Cosa que sirve para atraer, persuadir o inducir, con alguna falacia).

    Ver en línea : Feminismos

    • Totalmente de acuerdo con la compañera Gloria.
      Os animo a que leais más sobre feminismo para comprender la relación de poder de hombre sobre mujer que existe a nivel mundial hace muchos años...
      Por ejemplo, sabéis algo sobre la quema de brujas...
      Saludos.

      • "Por ejemplo, sabéis algo sobre la quema de brujas... "

        Sí, en Europa central eran mayoritariamente mujeres las brujas quemadas. En España había "paridad", porque tanto se quemaron hombres como mujeres. Y en Rusia fueron más los brujos quemados que las brujas que sufrieron similar suerte.
        Y, por supuesto, a lo largo de los siglos y hasta la actualidad, las personas asesinadas, torturadas, ejecutadas y muertas de forma violenta han sido y siguen siendo en su inmensa mayoría varones. Claro que eso a las feministas les parecerá "normal", y jamás preguntarán si sabemos algo sobre esa sex-ratio tan desfavorable hacia los varones.

        • Pero comparativamente habiendo sido "cacerías menores" o muy menores las antibrujeriles en España y en Rusia, el resultado de conjunto es que la gran mayoría de penas de muerte ejecutadas por brujería lo fueron en condenadas, en mujeres por cuanto la gran mayoría acontecieron en Centroeuropa. Puntualizado ello, por supuesto que la gran mayoría de víctimas de patíbulo en el conjunto de la historia general han sido varones.
          La puntualización la he hecho porque, cualesquiera que sean nuestras ideologías y puntos de vista, somos susceptibles de medias verdades que innecesariamente debiliten nuestros argumentos.

    • " La violencia hacia las mujeres no es un invento, es un problema terrible que afecta a muchísimas mujeres."

      Tan terrible como la violencia que afecta a los varones. Y de hecho son varones la inmensa mayoría de las personas que sufren violencia. Aunque naturalmente que a las feministas la violencia que sufren los varones les resulta indiferente.

  • Una autora muy en la línea de Tortuga...

    Este mismo artículo está publicado aquì:
    http://custodiapaterna.blogspot.com...

    Os anima a leer las "lindezas" que en ese blog se dicen sobre el feminismo, las mujeres, el aborto... ¿he dicho aborto? ¡Qué horror!