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El Ratoncito Pérez se interesa por el aumento del cáncer infantil

Domingo.17 de abril de 2005 5470 visitas Sin comentarios
Correo Tortuga - Asociación de Medicinas Complementarias - Boletín Armas Contra las Guerras #TITRE

El estudio "Ratoncito Pérez" demuestra que el aumento de cánceres infantiles
está relacionado con la contaminación radiactiva por Estroncio 90 que también
afecta a la herencia.

Alfredo Embid

El "Proyecto Ratoncito Pérez" no es ninguna nueva película de la factoría
Disney. Es un estudio realizado en el sudeste de Florida que ha relacionado la
contaminación radiactiva en dientes de leche y el aumento de los casos de cáncer
en niños (1)(2).

El estudio no fue evidentemente hecho por ninguna agencia gubernamental, sino
por el Proyecto de Radiación y Salud Pública (RPHP), que es una organización
independiente y sin ánimo de lucro de los EEUU.
El Proyecto de Radiación y Salud Pública (RPHP por sus siglas en inglés) incluye
a prestigiosos científicos como Gould, Mangano y Sternglass.
Los investigadores del RPHP (Sternglass y col.) han proporcionado anteriormente
evidencias de que el cáncer de mama está causado por el estroncio-90 de la
lluvia radiactiva y de instalaciones nucleares (3).

En el estudio los investigadores se pasaron cinco años (desde mediados de 1980
a mediados de 1990) recogiendo unos 500 dientes de leche de 18 condados de
Florida.
Después midieron en ellos el nivel de Estroncio-90 (Sr-90).

El estroncio 90 es un elemento radiactivo que no existe en la naturaleza.
Proviene de las reacciones de fisión en centrales nucleares y armas nucleares.
El estroncio es químicamente similar al calcio, y se almacena preferentemente en
los huesos y los dientes, por eso mismo se escogieron éstos para realizar el
estudio.

Pero, aunque esto se menciona más raramente, el estroncio también tiene una
afinidad particular por los fosfatos del ADN y causa desintegraciones dentro del
mismo material genético cuyas consecuencias veremos al final.

El estroncio 90 tiene una vida media de 28 años, lo que quiere decir, que pierde
en ese tiempo la mitad de su radiactividad pero sigue siendo radiactivo (y
peligroso) durante miles de años.

El estroncio es uno de los 200 elementos radiactivos que emiten las centrales
nucleares cotidianamente durante su funcionamiento "normal".
El estroncio radiactivo (Sr-90) es un potente emisor beta, irradiando los
tejidos en los que se encuentra. Se desintegra en Itrio (Y-90), lo que genera
una segunda partícula beta, aumentando la probabilidad de causar un daño a las
estructuras celulares y el ADN.

El grupo de Green Audit en el Reino Unido, ha demostrado que exposiciones
acumulativas al estroncio-90 tienen una alta correlación con la incidencia
posterior del cáncer.

Pero los efectos del estroncio, al igual que el de los otros elementos
radiactivos, no se limitan al cáncer.
Un estudio de Busby mostró un alto grado de correlación entre la mortalidad
infantil por defectos cardiacos y circulatorios y la contaminación por
estroncio-90.
Niveles elevados de Sr-90 han sido relacionados además con pérdidas fetales,
muertes neonatales y otras enfermedades en niños y adultos que habitaban cerca
de alguna central nuclear.

El estudio "ratoncito Pérez" encontró un incremento del 37% en el nivel promedio
de estroncio-90 (Sr-90) en los dientes de leche.
Resaltemos que los niveles de estroncio deberían ser 0 ya que este elemento no
existe en la naturaleza.
El hecho de que se hable de un nivel promedio indica que ya es un elemento que
está en todas partes.

El estudio demostró que los niveles de estroncio-90 encontrados en los dientes
de los niños diagnosticados con cáncer eran casi del doble que los de los niños
sin cáncer.

Recordemos que las tasas de cáncer de los niños menores de 10 años se han
incrementado un 32.5% desde los años 80.

¿ De dónde viene el estroncio-90 que ha penetrado en el organismo?

El Dr. Ernest Sternglass, coautor del estudio y Profesor Emérito de Física de
Radiación de la Escuela Médica de Pittsburg, dijo que:
"Aunque las emisiones radiactivas pueden penetrar en el aire, la tierra y la
dieta, la fuente más significativa del Sr-90 en los dientes de los niños del
sudeste de Florida es el agua del subsuelo, la fuente principal de agua potable
pública del sudeste de Florida".

Es destacable que la Comisión Gubernamental de Regulación Nuclear dejó de
publicar los resultados de medir los niveles de Sr-90 en la leche, plantas,
tierra y agua en 1990. Sin duda para no alarmar a la población, que no tiene
derecho a saber la causa del aumento de los cánceres en sus hijos, los
resultados son considerados secretos. Un excelente ejemplo de democracia.

El primer sospechoso: las centrales nucleares.

La compañía Florida Power & Light (FP&L), dueña de los dos reactores nucleares
de Florida, a través de su portavoz, Pat Davis, por supuesto ha negado la
acusación, argumentando que la fuente de los niveles elevados de Sr-90 fueron
las pruebas nucleares atmosféricas.

Uno de los sucesos más alarmantes que sucedieron en el periodo de tiempo
posterior al las pruebas fue el rápido incremento de las leucemias y de los
tumores cerebrales en niños, que juntos forman los principales tipos de cáncer
infantil.

Los primeros incrementos en el cáncer infantil en los años 50 fueron tan
notables que mucha gente comenzó a preguntarse si éstos estarían causados por la
lluvia radiactiva de las pruebas de armas nucleares, y especialmente por el
isótopo estroncio-90 que estaba convirtiéndose en un contaminante significativo
de la leche.
En el Reino Unido, el Consejo de la Investigaciones Científicas, descartó la
relación aconsejado por el "prestigioso" epidemiólogo Sir Richard Doll, siempre
al servicio de sus amos de la industria nuclear y química. Doll sostuvo que "los
hallazgos de Hiroshima la descartaban en base a que las dosis eran demasiado
bajas" (4).

Es curioso que ahora los pronucleares utilicen para defenderse el mismo
argumento que combatieron entonces. Al parecer les falla la memoria.

Sus declaraciones confirman que las pruebas nucleares contaminaron
persistentemente todo el planeta y que esta contaminación que entonces se
consideró "demasiado baja" es ahora responsable, entre otras cosas, del aumento
de cánceres en niños.

Pero este argumento es falso. Y esto por varios motivos.
La radiactividad acumulativa interna debido a la lluvia radiactiva en el
hemisferio norte durante el período de 1955-65 mostró una tendencia con un pico
entre los años 1958 y 1963 debido al aumento de las pruebas de bombas de fusión,
tras lo que la curva descendió poco a poco sin llegar a desaparecer.

Cuando las pruebas nucleares atmosféricas cesaron, la contaminación por
estroncio y otros elementos radiactivos liberados en ellas descendió.

Parte de esos isótopos pueden encontrarse aún en los dientes pero eso no explica
que los niños que viven cerca de las centrales nucleares tengan más. Y eso es
justamente lo que demuestra el estudio "ratoncito Pérez".

Los niveles más altos de Sr-90 se encontraron en los seis condados del sudeste
de Florida más cercanos a los reactores nucleares de Turkey Point y St. Lucie.

El proyecto "dientes de leche" demostró también que cuando 7 centrales nucleares
cerraron, el estado de salud de los niños que vivían cerca mejoró.

EL Dr. Samuel Epstein, experto en radiación y cáncer, escribió que "debido a
las evidencias previas de la relación entre el cáncer infantil y las emisiones
radiactivas de 103 centrales nucleares viejas de EEUU y los riesgos biológicos
bien establecidos del Sr-90, es ahora crítico el reconocer que las emisiones
radiactivas provenientes de las centrales nucleares comerciales suponen una gran
amenaza para la salud pública en el sudeste de Florida, y en el resto de la
nación".

El estudio concluye que los bebés y los niños son especialmente vulnerables al
cáncer y otros efectos adversos sobre la salud, causados por las emisiones de
radiación, federalmente permitidas, provenientes de los reactores nucleares.

Los autores del estudio recomendaron que EEUU congelara el desarrollo de la
energía nuclear y reevaluara las regulaciones federales para las emisiones
radiactivas de bajo nivel, justo lo contrario de lo que propone la demencial
política de la administración Bush.

La compañía Florida Power & Light (FP&L), ya ha sido acusada ante los tribunales
de ser responsable de cánceres infantiles.
Está actualmente demandada por los padres de Zachary Finestone, de 9 años de
edad, que fue diagnosticado de cáncer en marzo de 2000. Uno de los más de 30
niños del condado de St. Lucie diagnosticados con un raro cáncer cerebral en la
última década, según el Departamento de Estadística Sanitaria del Condado de St.
Lucie.

Los científicos hallaron una concentración anormalmente elevada de Sr-90 en sus
dientes. La demanda acusa a FP&L de negligencia en controlar y detectar niveles
peligrosos de emisiones radiactivas de sus reactores. FP&L se enfrentará con
otras demandas debido a las conclusiones del estudio "ratoncito Pérez".

Sin embargo, las posibilidades de que las familias ganen es remota, ya que el
lobby nuclear tiene una coartada consistente.
Desde los años 50, basándose en los fraudulentos estudios realizados por ellos
mismos sobre los supervivientes del crimen perpetrado en Hiroshima y Nagasaki,
ha decidido que las bajas dosis de contaminación radiactiva no son peligrosas.

Para convencer de ello a todo el mundo cuenta con los "expertos" de su Agencia
Internacional de Energía Atómica, de la Comisión Internacional de Protección
Radiológica, y en los organismos internacionales que controla empezando por la
Organización Mundial de la Salud.
Por supuesto, la cadena de instituciones corruptas llega a los organismos
oficiales nacionales en los ministerios de sanidad, medioambiente, energía y de
justicia de todos los países.
Pero la autoridad de estos organismos es puesta cada vez más en tela de juicio
por la creciente difusión de estudios científicos que demuestran que mienten, a
pesar de la censura en las publicaciones de la ciencia oficial y del bloqueo de
los grandes medios de comunicación.

Se han publicado cientos de artículos de investigación sobre los efectos nocivos
de los elementos radiactivos. Un buen ejemplo de ello es la reciente
publicación del informe de 47 científicos independientes del Comité Europeo
sobre los Riesgos de la Radiación (ECRR) que documenta bien el riesgo causado
por las radiaciones provenientes de centrales nucleares y de las armas
radiactivas sobre los seres humanos (3).

El Comité Europeo sobre los Riesgos de la Radiación ha demostrado de manera
científica que los efectos adversos de la radiación nuclear de bajo nivel sobre
la salud han sido minimizados por los organismos oficiales.
A bajos niveles de radiación se daña la maquinaria de la célula, posibilitando
una reparación distorsionada y el desarrollo de alteraciones inmunitarias,
cánceres y otras enfermedades con perjuicios de la salud de humanos, animales y
plantas.
Pero además producen alteraciones genéticas que afectan a la herencia.

Existen varios trabajos publicados que examinan los efectos genéticos del
estroncio-90 en múltiples animales y plantas(3). Por ejemplo, Ehrenberg mostró
mutaciones genéticas en el trigo a muy bajas dosis de Sr-90.

En 1963, Luning y Frolen mostraron que los descendientes de ratones macho
expuestos a estroncio-90 sufrían daños genéticos significativos, que se
reflejaban como muertes fetales debidas a efectos de desarrollo. El daño
genético afectó a dos generaciones más allá de la exposición.
Un estudio ruso de Smirnova y col. empleó ratas utilizando el mismo sistema y
confirmó el efecto; en los fetos las muertes fueron causadas por defectos de
desarrollo cardiacos.
Nótese que la patología cardiaca no se asocia oficialmente con la contaminación
radiactiva, lo que es falso, como demostré en el simposium "al corazón" el año
pasado (5).

Ya se había encontrado un efecto similar en la leucemia por Setsuda y col. en
1962 tras administrar Sr-90 a ratas y examinar la descendencia.

Todos los estudios muestran que la contaminación por bajas dosis de
radiactividad (no sólo de estroncio) produce un efecto transgeneracional (6).
Seguir contaminando con elementos radiactivos el planeta y encubrir sus efectos
sobre la salud es pues un crimen contra la humanidad.

Referencias:

Resultados del estudio "Proyecto Ratoncito Pérez" revelados en abril 2003 ref.
en 1-2 :

1- Niveles elevados de estroncio-90 en niños cerca de reactores nucleares.
Molly Mechtenberg-Berrigan.
Newsweek Pathfinder, verano 2003.

2- Dr. Janette D. Sherman. Medicina Interna y Toxicología, Alexandria, VA.
Asbury Park Press 1/09/05.

3- Recomendaciones del Comité Europeo sobre los Riesgos de la Radiación (ECRR).
Los efectos de la exposición a radiación ionizante a bajas dosis sobre la salud
con aplicaciones sobre la protección radiactiva. AMC Madrid 2004.
Ver boletines "Armas contra las guerras":

nº 19 RECOMENDACIONES DEL ECRR, 2003. LOS EFECTOS DE LA EXPOSICIÓN A RADIACIÓN
IONIZANTE A BAJAS DOSIS SOBRE LA SALUD CON APLICACIÓN A LA PROTECCIÓN
RADIACTIVA.
Presentación del informe realizado por más de 30 científicos de la Comisión
Europea de Riesgos Radiológicos, ERC, que demuestra que los efectos de la
contaminación radiactiva de bajas dosis sobre la salud planetaria han sido
ampliamente infravalorados por los organismos oficiales. Un arma muy poderosa
contra la utilización civil y militar de elementos radiactivos.

nº 58 Publicación en español del libro RECOMENDACIONES DEL ECRR, 2003. LOS
EFECTOS DE LA EXPOSICIÓN A RADIACIÓN IONIZANTE A BAJAS DOSIS SOBRE LA SALUD CON
APLICACIÓN A LA PROTECCIÓN RADIACTIVA.
Comité Europeo sobre los Riesgos de la Radiación (ECRR). Editado por
AMC/Asociación de Medicinas Complementarias.

4- Martin Walker. Artículos en la revista de Medicina Holística :
- "Sir Richard Doll un pilar en la industria del cáncer" nº 52.
- "Agente naranja" nº 49-50.

5- "Efectos cardiovasculares de la contaminación radiactiva". Simposium al
corazón. Facultad de Medicina de Zaragoza, 2004. Un resumen de mi exposición
figura en el número 73 de la revista Medicina Holística y está disponible en el
boletín Armas contra las guerras:
33 El profesor Youri Bandajevski, doctor en anatomopatología, ex director del
Laboratorio Central de Investigación Científica de Bielorrusia y Rector de la
Facultad de Medicina de Gomel sigue en prisión por haber descubierto y
denunciado el impacto de la contaminación radiactiva sobre el corazón
especialmente en niños.

6- Ver boletines anteriores y artículos disponibles en la sección de CIAR de
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