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Investigaciones sobre genocidios: hablan sus autores

Lo que Ruanda nos enseña sobre el genocidio

Por Nisha Gaind

Domingo 28 de abril de 2024 NODO50

[Se cumplen 30 años del comienzo del genocidio de 1994 en Ruanda, en el que miembros de la etnia hutu asesinaron a unas 800.000 personas de comunidades tutsis. El suceso es hoy uno de los más investigados. Estos estudios son difíciles porque, entre otras razones, el genocidio casi acabó con la comunidad académica de Ruanda. Pero los esfuerzos, especialmente de los investigadores locales, están ayudando a informar sobre las respuestas a otras crisis violentas y los enfoques para la curación a largo plazo. Nature se reunió con estos investigadores.]

Una fotografía de 1994 muestra el altar de la iglesia de Ntarama, donde más de 5.000 personas fueron asesinadas durante el genocidio contra los tutsis. Crédito: Lane Montgomery/Getty
Una fotografía de 1994 muestra el altar de la iglesia de Ntarama, donde más de 5.000 personas fueron asesinadas durante el genocidio contra los tutsis. Crédito: Lane Montgomery/Getty.

Kigali, Ruanda

La iglesia de Ntarama, a 45 minutos en coche al sur de la capital ruandesa, Kigali, es un edificio de ladrillo rojo de unos 20 metros de largo por 5 de ancho. En su interior se encuentran elementos propios de las iglesias católicas de todo el mundo: bancos para los fieles, un altar, vidrieras y una cruz que adorna la entrada. Luego están las cicatrices de lo inimaginable: montones de ropa manchada de sangre colgada a lo largo de las paredes y vitrinas con más de 260 cráneos humanos, muchos fracturados o destrozados, algunos con armas oxidadas que aún los penetran. Al lado, palos de madera y garrotes toscamente tallados se apoyan en el altar.

Ntarama es el lugar de una de las muchas masacres ocurridas durante el genocidio de 1994 contra los tutsis en Ruanda, una de las peores atrocidades de finales del siglo XX. A partir del 7 de abril de ese año, en 100 días de espeluznante violencia, miembros de la etnia hutu asesinaron sistemáticamente a unos 800.000 tutsis -o más de un millón, según el gobierno ruandés y otras fuentes-. Entre los asesinos había desde milicias hasta ciudadanos de a pie, y los vecinos se enfrentaban a sus vecinos. También fueron asesinados muchos hutus moderados y algunos miembros de la minoría twa.

Más de 5.000 tutsis fueron asesinados en Ntarama, entre ellos bebés, niños y mujeres embarazadas, muchos de los cuales fueron violados antes de ser asesinados, afirma Evode Ngombwa, responsable del lugar en el Memorial del Genocidio de Ntarama, uno de los seis lugares de Ruanda que conmemoran la atrocidad. "La gente utilizaba dinero para sobornar a los perpetradores y así poder elegir la forma de ser eliminados. En lugar de matarlos a machetazos, podían elegir que les dispararan", dice Ngombwa mientras me acompaña por la iglesia. Aunque cada año se encuentran más restos, en la actualidad hay unas 6.000 personas enterradas en fosas comunes.

Este mes, Ruanda y el mundo comienzan las conmemoraciones para marcar los 30 años desde el comienzo de esta monstruosidad. El genocidio es actualmente uno de los más estudiados. Investigadores de ciencias sociales y políticas, especialistas en salud mental, genetistas y neurocientíficos han estudiado el acontecimiento y sus consecuencias de una forma que no había sido posible en anteriores actos de barbarie.

Este trabajo es especialmente importante ahora a la luz de las violentas crisis que se viven en varias partes del mundo, como en Ucrania, Israel y Gaza , Sudán y la República Democrática del Congo. Aunque se debate si estos conflictos se ajustan a la definición de genocidio, algunos comparten características similares. Las investigaciones realizadas sobre atrocidades como el genocidio de Ruanda pueden ayudar a fundamentar las respuestas y los enfoques a largo plazo para la recuperación.

A pesar de las dificultades de estos estudios, los investigadores afirman que están trabajando para desarrollar una teoría del genocidio y de las condiciones que estimulan la violencia masiva. Están proporcionando orientación a los primeros intervinientes, así como a quienes participan en la consolidación de la paz y apoyan a los supervivientes de otros asesinatos masivos sistemáticos y de la guerra. Algunos de sus enfoques se han utilizado en otros conflictos. Y la investigación sobre Ruanda está ofreciendo lecciones sobre cómo los académicos pueden mejorar los estudios de acontecimientos similares.

"Los estudios sobre genocidios son importantes", afirma Phil Clark, investigador de política internacional del SOAS, perteneciente a la Universidad de Londres, que lleva más de dos décadas estudiando Ruanda. "Si podemos empezar a entender por qué y cómo ocurren los genocidios, y sobre todo si podemos comparar genocidios en todo el mundo, lo ideal sería que pudiéramos construir una teoría general de cómo estos terribles sucesos son siquiera posibles".

Una de las lecciones que se desprenden de Ruanda es la importancia de implicar -y apoyar- a los investigadores locales, cuyo trabajo, conocimientos lingüísticos y acceso a comunidades traumatizadas pueden ser esenciales para comprender las raíces de la violencia y las mejores técnicas de reconciliación. Esto puede resultar difícil, en el caso de Ruanda porque el genocidio acabó con casi toda su comunidad académica. Ahora, a través de programas destinados a dar voz a los académicos locales, su trabajo está llegando por fin a un público más amplio.

Patrones de violencia

Antes de 1994, el campo de los estudios sobre genocidios estaba dominado por el Holocausto, el asesinato sistemático de 6 millones de judíos por la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. "Sólo en los últimos 20 años se ha hablado de otros genocidios", afirma Clark. Pero la investigación sobre Ruanda no comenzó inmediatamente. "No fue hasta unos 10-15 años después del genocidio cuando los estudiosos empezaron a preguntarse realmente qué llevó a cientos de miles de civiles a participar en actos de violencia masiva".

Los estudiosos dicen que es importante no olvidar el fuerte vínculo del genocidio con el colonialismo en Ruanda. A principios del siglo XX, los colonizadores belgas empezaron a dividir formalmente a los ruandeses en clases sociales: Hutu, Tutsi y Twa. Las designaciones se basaban a menudo en ideas pseudocientíficas, como la frenología y observaciones arbitrarias, como el número de cabezas de ganado que poseía una persona. Las tensiones étnicas entre hutus y tutsis se intensificaron a lo largo de las décadas y se produjeron varias masacres de tutsis en el periodo previo a 1994. Esto preparó el terreno para el genocidio, un término jurídico que se define por la comisión de ciertos crímenes con la intención de destruir a un grupo concreto, y que está codificado por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Genocidio de 1948.

Cada genocidio es único, afirma Timothy Longman, politólogo de la Universidad de Boston (Massachusetts), que viajó por primera vez a Ruanda en 1992 y regresó en 1995 como investigador de Human Rights Watch, organización no gubernamental internacional que fue una de las primeras en investigar el suceso. "Pero también hay algunos patrones comunes", afirma. Los investigadores pueden aprender mucho del estudio de casos como Ruanda, el Holocausto y otros genocidios, afirma. "Ayuda a prevenir que la violencia se produzca en otros lugares".

Una de las principales aportaciones científicas de los estudios realizados hasta la fecha son los conocimientos de los investigadores en salud mental, muchos de los cuales estuvieron sobre el terreno inmediatamente después. A lo largo de las tres últimas décadas, han documentado el trauma inicial de todo un país y la lenta recuperación de los supervivientes y sus hijos, muchos de los cuales son propensos a sufrir nuevos traumas. Con pocos recursos disponibles, Ruanda tuvo que desarrollar sus servicios de salud mental y ha adquirido una experiencia única en la respuesta a las secuelas de la mostruosa violencia.

Consecuencias complejas. La encuesta más comprehensiva de salud mental de la población de Ruanda, llevada a cabo en 2018, muestra que los supervivientes del genocidio muestran altas tasas de trauma, depresión y pánico, y con frecuencia se ven afectados por más de un problema de salud mental.Fuente: Y. Kayiteshonga et al. Rwanda Mental Health Survey 2018 (Govt of Rwanda, 2021).

En el Centro Biomédico de Ruanda (CBR), en Kigali, la principal organización sanitaria del país, Jean Damascène Iyamuremye recuerda su experiencia de 1994. "Fui testigo de todo lo que ocurrió". Iyamuremye era un joven de 28 años que se estaba formando para ser auxiliar médico, pero el genocidio le impulsó a especializarse en salud mental. Formó parte del primer personal médico que prestó apoyo a los supervivientes. "Éramos como bomberos", dice Iyamuremye, que ahora es director de la unidad psiquiátrica de la división de salud mental del RBC, que supervisa los servicios en todo el país.

Los primeros cuidados vinieron sobre todo de fuera. Organizaciones no gubernamentales proporcionaron intervenciones psicológicas como asesoramiento a los supervivientes, la mayoría de los cuales habían sufrido violencia física y traumas emocionales inimaginables a causa de los asesinatos en masa de los que habían sido testigos. Tras el genocidio, el 96% de los ruandeses sufrieron trastorno de estrés postraumático (TEPT) como consecuencia de la violencia extrema 1/.

El país tardó en desarrollar sus propios recursos de salud mental. En 1994, Ruanda sólo contaba con un psiquiatra, Naasson Munyandamutsa, que en aquel momento vivía en Suiza y perdió a la mayor parte de su familia en la violencia. Munyandamutsa regresó rápidamente a Ruanda para trabajar en el único hospital psiquiátrico del país, donde empezó a formar a asistentes de salud mental y psiquiatras. Mientras Munyandamutsa, fallecido en 2016, dirigía la formación de profesionales en Ruanda, muchos ruandeses viajaban al extranjero para formarse. Pero cerca de la mitad no regresó, dice Iyamuremye.

No fue hasta 2014 cuando Ruanda tuvo su propia escuela de psiquiatría, en la Universidad de Ruanda en Kigali. Incluso ahora, el país solo cuenta con 16 psiquiatras, 13 de los cuales se graduaron en ese centro, para atender a una población en rápido crecimiento de 13,5 millones de habitantes.

Las intervenciones basadas en la evidencia para los supervivientes, como el asesoramiento, la terapia cognitivo-conductual y la medicación, han continuado, pero la gente continúa llevando importantes cicatrices mentales de sus experiencias (véase "Consecuencias complejas"). En la encuesta de salud mental más completa de Ruanda hasta la fecha, realizada por el RBC en 2018, alrededor del 28% de los sobrevivientes del genocidio informaron síntomas de TEPT, en comparación con el 3,6% de la población general (ver "La larga sombra del trauma").

La larga sombra del trauma. El año posterior al genocidio de 1994, una encuesta sugirió que casi toda la población de Ruanda experimento un trastorno por estrés postraumático (PTSD). Encuestas posteriores muestran que la prevalencia de PTSD en los supervivientes disminuyó, pero que casi el 30% de las supervivientes aún experimentaron estos efectos. Fuentes: Ref. 1; A. Eytan et al. Int. J. Soc. Psychiatr. 61, 363–372 (2015); Y. Kayiteshonga et al. Rwanda Mental Health Survey 2018 (Govt of Rwanda, 2021).

La larga sombra del trauma. El año posterior al genocidio de 1994, una encuesta sugirió que casi toda la población de Ruanda experimento un trastorno por estrés postraumático (PTSD). Encuestas posteriores muestran que la prevalencia de PTSD en los supervivientes disminuyó, pero que casi el 30% de las supervivientes aún experimentaron estos efectos. Fuentes: Ref. 1; A. Eytan et al. Int. J. Soc. Psychiatr. 61, 363–372 (2015); Y. Kayiteshonga et al. Rwanda Mental Health Survey 2018 (Govt of Rwanda, 2021).

Traumas entre generaciones

En el Hospital Militar de Ruanda, a las afueras de Kigali, Léon Mutesa, médico y, durante mucho tiempo, único genetista del país, atiende a madres y bebés en su clínica pediátrica. Mutesa, que dirige el Centro de Genética Humana de la Universidad de Ruanda, fue el primero en explorar los efectos del trauma ruandés a nivel genético. Cuando estudiaba a principios de la década de 2000, Mutesa observó que los niños nacidos de mujeres que habían estado embarazadas en 1994 también mostraban signos de trauma. Durante las conmemoraciones, los niños expresaban síntomas como TEPT, depresión, ansiedad y alucinaciones por un acontecimiento que no habían vivido.

Inspirándose en estudios sobre supervivientes del Holocausto 2/, Mutesa ideó un pequeño estudio para investigar si el trauma del genocidio había dejado marcas epigenéticas en el ADN de los individuos mediante la adición de grupos metilo a determinadas regiones.

En ese estudio 3/, realizado en 2012, el equipo de Mutesa tomó muestras de sangre de mujeres embarazadas en 1994 y de sus hijos, así como de participantes de control que no estuvieron expuestos al genocidio. El equipo halló pruebas de que las supervivientes del genocidio y sus hijos presentaban marcas epigenéticas similares en determinadas secciones del ADN.

Con la esperanza de iniciar un estudio más amplio, Mutesa colaboró con Stefan Jansen, un neurocientífico belga que llevaba en la Universidad de Ruanda desde 2011. En 2017, la pareja, con colaboradores estadounidenses, obtuvo financiación de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos para ampliar sus investigaciones.

"Descubrimos que aquellas madres que estuvieron expuestas tenían alrededor de 24 regiones metiladas diferencialmente, lo que es realmente alto en comparación con el grupo de control", nos dijo Clarisse Musanabaganwa, analista de investigación médica en el RBC que formó parte del equipo de Mutesa y Jansen. El equipo descubrió que muchas de las regiones metiladas eran las mismas en las madres y en los niños de las que estaban embarazadas durante el genocidio 4,5/. Esta investigación muestra una forma en que el trauma puede trascender al menos una generación, y los investigadores sugieren que los efectos duraderos podrían transmitirse a través de múltiples generaciones mediante un mecanismo de herencia epigenética.

Pero la idea de la herencia epigenética multigeneracional es controvertida. Muchos científicos se muestran escépticos sobre si las marcas de metilación en el ADN humano pueden heredarse.

"No conozco ningún caso realmente convincente en el que se haya demostrado la herencia transgeneracional, es decir, la herencia de los patrones de metilación", afirma Timothy Bestor, biólogo molecular de Gaylordsville (Connecticut) y emérito de la Universidad de Columbia (Nueva York).

Pero Mutesa y Jansen están viendo algunos beneficios prácticos de su trabajo. Cuando los científicos explicaron a los participantes en el estudio que sus traumas podían influir en sus hijos, observaron que la capacidad de recuperación de los participantes aumentaba. Por ejemplo, si los hijos de los supervivientes obtenían malos resultados escolares, los padres veían ahora una posible razón. Los investigadores podían apoyar a los niños con psicoterapia. "Ahora podían entender por qué les ocurría esto a sus hijos", afirma Mutesa.

Los estudios biológicos también tienen una importancia más amplia, dice Jansen. "Queremos evidenciarlo y que quede registrado para la historia: esto es lo que ocurrió". Las pruebas ayudan a luchar contra la negación del genocidio, afirma.

Más allá de los análisis epigenéticos, Jansen y sus colegas han reforzado los enfoques metodológicos para estudiar la salud mental de la población en Ruanda. Estos estudios han servido de base para la investigación de conflictos en otros lugares, como Irak, afirma Jansen.

Lecciones de Ruanda

La mayor parte de la investigación sobre el genocidio de Ruanda se ha centrado en las ciencias sociales y las humanidades, estudiando temas que van desde la reconciliación, la consolidación de la paz y la justicia hasta el papel de las denominaciones étnicas en una sociedad después de un conflicto. Por ejemplo, el vecino Burundi, que sufrió violencia étnica en una guerra civil de aproximadamente una década que comenzó en 1993, optó por reconocer las etnias, mientras que el gobierno ruandés erradicó las distinciones étnicas formales tras el genocidio. En un estudio mundial 6/ en el que se compararon países que habían adoptado uno u otro enfoque tras la guerra, los que optaron por reconocer a los grupos étnicos obtuvieron mejores resultados en indicadores sociales como la paz, la democracia y la economía.

La creciente literatura sobre genocidios ha revelado que tienen enormes ramificaciones que se extienden mucho más allá de las fronteras de los países donde ocurren, afirman los investigadores.

"En términos de la magnitud de la violencia, la extensión de la conmoción, la magnitud del sufrimiento, son acontecimientos de enorme importancia", afirma Scott Straus, politólogo de la Universidad de California en Berkeley.

Los estudios habían sido realizados casi exclusivamente por académicos occidentales, aunque eso está empezando a cambiar. En la última década, cuando se empezó a hablar de descolonizar la investigación en el mundo académico, Clark empezó a trabajar con el Aegis Trust, con sede en el Reino Unido, que gestiona el Memorial del Genocidio de Kigali. Un análisis realizado por Clark y sus colegas de 12 revistas relevantes mostró que, desde 1994 hasta 2019, solo el 3,3% de los estudios sobre la Ruanda posterior al genocidio habían sido realizados por académicos de la nación (véase go.nature.com/3qapae7). En 2014, con financiación de las agencias de desarrollo sueca y británica, el Aegis Trust puso en marcha el programa Investigación, Política y Educación Superior (RPHE por sus siglas en inglés), una iniciativa para estimular a los académicos ruandeses a presentar propuestas de investigación.

"Hay matices culturales que tienen que ser contados por las mismas personas que viven esas experiencias", afirma Sandra Shenge, directora de programas de Aegis Trust, con sede en el Memorial del Genocidio de Kigali, y antigua gestora de RPHE. Las subvenciones eran modestas: sólo 2.500 libras esterlinas (3.150 dólares) cada una. Pero la respuesta al programa fue asombrosa, afirma Shenge. La primera convocatoria recibió más de 500 solicitudes.

El objetivo era que los estudiosos ruandeses compartieran sus historias y que investigadores externos les prestaran apoyo con asesoramiento sobre metodología, publicación y la mejor forma de difundir los resultados. Estos estudios se recogen en un recurso llamado Genocide Research Hub.

"El RPHE ha sido lo mejor que les ha pasado a los investigadores ruandeses", afirma Munyurangabo Benda, filósofo de la religión de la Queen’s Foundation, una universidad ecuménica de Birmingham (Reino Unido). "Es el único espacio donde la investigación ruandesa ha empezado a tener impacto en la política".

La investigación de Benda 7,8/, respaldada por el RPHE, ya ha influido en la política. Su proyecto examinó un programa estatal sobre reconciliación que había surgido de un esfuerzo popular. Su trabajo sobre el sentimiento de culpa de los hijos de hutus se inspiró en la experiencia de su sobrino en Dinamarca, cuyo padre era hutu. Un día, la clase de su sobrino estudiaba el genocidio de Ruanda y sus compañeros le preguntaron: "¿Tu familia eran asesinos o supervivientes?". Su sobrino quedó traumatizado.

La investigación ayudó a dar forma a los programas que el gobierno ruandés ofrece a estudiantes de distintas edades, dice Benda.

El programa RPHE también ofrece lecciones para que la comunidad académica en general sea más integradora. Según Clark, "el problema está en los editores de revistas y los revisores", que a menudo descartan trabajos de Ruanda y otros países debido a ideas preconcebidas sobre la calidad basadas en el lugar donde se ha producido el trabajo.

Una teoría de los genocidios

Otra autora cuyo trabajo se ha publicado a través del Genocide Research Hub es la socióloga Assumpta Mugiraneza 9/. Desde una oficina en lo alto de una colina con vistas a Kigali, Mugiraneza dirige una organización llamada Centro IRIBA para el Patrimonio Multimedia. Iriba significa "fuente" en kinyarwanda, y el centro recopila archivos audiovisuales de testimonios del genocidio y de la vida antes de 1994.

Mugiraneza dice que empezó este trabajo para captar el patrimonio de Ruanda, que corría peligro de desaparecer. Las tradiciones orales históricas del país fueron erosionadas por la colonización, que impuso la lectura y la escritura. Como resultado, la historia de Ruanda se escribe sin este rico patrimonio, dice Mugiraneza. "Volvamos a lo que tenemos en común: el sonido y la imagen".

El centro, dice, está diseñado "para apoyar el proceso de reapropiación del pasado". Para reflexionar sobre el genocidio, "debemos atrevernos a buscar humanidad allí donde la humanidad ha sido negada".

El trabajo del IRIBA es extraordinario, dice Zoe Norridge, que estudia literatura y cultura africanas en el King’s College de Londres. "Es el tipo de trabajo que pueden hacer los eruditos ruandeses en profundidad de una forma que creo que los de fuera nunca llegan a alcanzar".

Los investigadores coinciden en que estudiar las atrocidades es una empresa difícil. "La investigación implica hablar con supervivientes que han soportado un horror inimaginable y ponerse en situación de escuchar y oír y ser empático", afirma David Simon, que dirige el Programa de Estudios sobre el Genocidio de la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut.

Sin embargo, los estudiosos afirman que, a través de estos estudios, están desarrollando una comprensión más amplia mediante la identificación de similitudes entre diferentes genocidios. Entre ellos, lo ocurrido en Ruanda y el Holocausto, así como en el genocidio del pueblo armenio en 1915 y de los pueblos herero y nama en lo que hoy es Namibia, a partir de 1904.

Todos ellos comparten ingredientes comunes, según los investigadores. El primero es la racialización de los miembros de la sociedad y la identificación de un segmento "inferior" de la población que debe ser eliminado. Otros factores son la planificación de masacres organizadas y la difusión de una ideología en toda una sociedad. El último componente es la implicación del Estado y sus instituciones, como los centros religiosos y las escuelas, como participantes en las matanzas, afirma el historiador Vincent Duclert, que es el principal estudioso francés del genocidio de 1994.

Los estudios en Ruanda ayudaron a solidificar la teoría, dice Duclert. "Este patrón se vio realmente reforzado por el genocidio de los tutsis".

Otra lección de Ruanda, dicen los investigadores, es la necesidad de buscar múltiples narrativas: de personas de dentro y fuera de la región, y tanto de los perpetradores como de los supervivientes. "En 1994, y en los años inmediatamente posteriores, existía una narrativa muy simple sobre el genocidio ruandés impulsado por antiguos odios tribales, y que casi se explicaba por sí misma", afirma Elisabeth King, que estudia la paz, los conflictos y la educación en la Universidad de Nueva York. Según King, los académicos tienen un papel crucial que desempeñar en la elaboración de explicaciones matizadas de los complejos factores políticos y sociales que subyacen a estos sucesos. Esas explicaciones, a su vez, pueden ayudar a los investigadores y a otras personas a comprender por qué se cometen atrocidades y, en última instancia, contribuir a desarrollar enfoques que ayuden a detenerlas.

Straus también estudia los factores causales compartidos por diferentes genocidios y por qué algunos conflictos que tienen los ingredientes del genocidio no llegan a convertirse en ellos: la violencia en Mali en los años noventa y en Costa de Marfil a principios de la década de 2010 son dos ejemplos 10/.

Algunos estudiosos afirman que estudiar los genocidios puede reportar muchos beneficios, pero que impedir que se produzcan es, en última instancia, una cuestión política que deciden las naciones y los organismos internacionales.

Aggée Shyaka Mugabe, director en funciones del Centro de Gestión de Conflictos de la Universidad de Ruanda, se muestra pesimista sobre la medida en que el estudio de los genocidios puede, en última instancia, detenerlos. "Lo que publicamos informa a las políticas públicas", afirma Mugabe, que estudia la justicia transicional y la consolidación de la paz 11/. Pero eso no se traduce en algo que la gente corriente pueda entender, añade.

También hay quien teme que a los investigadores ruandeses les resulte difícil estudiar libremente temas relacionados con el genocidio, debido a la presión del gobierno para que sigan una determinada narrativa sobre cuestiones políticamente delicadas. Pero Mugabe rechaza la idea de que la investigación realizada dentro de Ruanda no sea útil debido a la presión política percibida. "Algunos de mis trabajos tienen un aspecto crítico", afirma. "No hay ninguna policía que intente decirme qué escribir o qué no escribir".

Historias de supervivientes

Una de las preocupaciones de los expertos es que se haya prestado menos atención a las voces de los supervivientes, dado que las investigaciones judiciales se han centrado especialmente en los agresores.

Jean Pierre Sagahutu es uno de esos supervivientes. "No puedo contar todo lo que ocurrió en 1994 porque es demasiado duro", afirma. "Lo recuerdo todo como si fuera ayer", dice. "Es como si lo estuviera viendo ahora". Sagahutu sobrevivió escondiéndose en una fosa séptica durante más de dos meses. En ese tiempo, su padre y su madre fueron asesinados. Sagahutu, con formación de contable, empezó a conducir taxis tras el genocidio y trabajó como "mediador" para personas que visitaban el país para realizar proyectos, a menudo entrevistando a genocidas, los autores de la violencia contra los tutsis. "A veces me dolían los oídos, pero me hacía comprender lo que la gente había hecho realmente. Y al final, se convirtió en una terapia".

En 2019, conoció a Duclert, a quien el presidente francés Emmanuel Macron había encargado un estudio sobre el papel de Francia en el genocidio, debido en parte al apoyo del gobierno francés al gobierno hutu de Ruanda antes del genocidio. En 2021, Duclert presentó su informe de 1.000 páginas 12/, que concluía que las autoridades francesas vieron indicios de que se avecinaba un genocidio ya en 1990, pero no tomaron medidas suficientes para detenerlo.

Sagahutu valora positivamente el informe de Duclert, pero afirma que los estudiosos tienen más trabajo por hacer: "Me gustaría que los investigadores intentaran aprender, indagar de verdad y averiguar cuáles fueron las causas reales del genocidio", afirma. "Porque el genocidio no fue debido al azar, sino algo que se había preparado bien durante mucho tiempo".

Una de las herramientas más importantes para los investigadores es registrar el testimonio de los supervivientes, afirma Yolande Mukagasana, autora del primer relato exhaustivo de un superviviente del genocidio, que se publicó en francés en 1997 13/. Mukagasana, que ahora tiene 69 años, sigue siendo escritora y activista, y está decidida a mantener viva la memoria del genocidio contra los tutsis. Como parte de su trabajo, ha hablado con supervivientes de otros genocidios y asesinatos en masa, y ve similitudes en estos sucesos, independientemente del lugar del mundo en el que ocurrieron. "La ideología del odio es la misma", afirma, y añade que los supervivientes experimentan "exactamente el mismo sufrimiento".

En 1994, Mukagasana era enfermera y una mujer tutsi de éxito que dirigía su propia clínica de salud. Cuando empezaron las matanzas, Mukagasana y su marido se separaron, con la esperanza de que sus tres hijos estuvieran más seguros con él. Durante los meses del genocidio, en los que estuvo protegida por los hutus, empezó a escribir su testimonio en trozos de papel, como paquetes de cigarrillos.

El marido y los hijos de Mukagasana fueron asesinados. Cuando se puso a salvo en el Hôtel des Mille Collines -que aparece en la película de 2004 Hotel Rwanda-, una de las primeras cosas que quiso fue un bolígrafo y un papel para dejar constancia de lo sucedido.

En el IRIBA, Mugiraneza es consciente de la importancia de documentar los acontecimientos de 1994. Pero también se esfuerza por recoger pruebas de la vida anterior. "Los matrimonios. Las canciones de amor. Los edificios, los proverbios, las historias: todas esas cosas que son tan magníficas pero que se consideran triviales".

"Las personas gestionamos un espacio para pensar, para dar sentido a la vida, lo que nos permite comprender mejor lo que son el exterminio y la muerte".

05/04/2024

Nisha Gaind

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Octavo diario de la Flotilla de la Libertad Rumbo a Gaza

Sábado 27 de abril de 2024 NODO50

Manolo Teniente. 26-4-24
Ayer hablábamos de la incertidumbre de no saber cuánto tiempo duraría la inspección de Guinea Bissau, sobre las condiciones técnicas del barco para poder navegar. Ello nos obligaba a replantearnos la estancia en Estambul, hasta que superados los problemas pudiéramos tener una fecha cierta de salida. Así, los cargos institucionales que están en la flotilla, habían decidido, excepto la diputada de IU del Parlamento de Extremadura, volver a España hoy, mientras que el grueso de la Delegación española de la flotilla, pensábamos mantenernos aún hasta el lunes por si se desbloqueaba la situación en estos días.

Así, antes de las 10 de la mañana, toda la delegación española se hizo una foto de familia en la puerta del hotel Tugra, donde tenemos habitualmente todas las reuniones, antes de despedir a los cargos institucionales que se marchaban.
A las 10 de la mañana empezaba la asamblea general de la flotilla, Ismael, presidente de IHH, nos informa que la inspección del barco se estaba realizando y que todavía era optimista sobre la posibilidad de salida de la flotilla en pocos días. “La inspección del barco por parte de Guinea Bissau, país bajo cuya bandera navegan los dos barcos, el de mercancías y el de pasajeros, no puede encontrar ningún defecto técnico, porque hemos revisado a fondo el barco. Tendrán que darnos el permiso de navegación, porque el barco está bien revisado, y en poco tiempo, la autoridad portuaria, permitirá la salida de astilleros del barco de pasajeros para anclarlo en puerto. No nos interesa ahora cambiar de bandera los barcos, porque eso demoraría mucho la salida. Tenemos la razón y el derecho de nuestra parte y tendrán que dejarnos partir.” Es importante señalar que Ismael es hijo de uno de las 10 personas de nacionalidad turca que fueron asesinadas por los soldados sionistas, cuando asaltaron el barco Mavi Mármara, de la Flotilla de la libertad, en 2010. Su compromiso es con la causa palestina, pero también, para con un ser muy querido que murió defendiendo esa causa.
Después de la Asamblea, los cargos institucionales antes de marcharse, ofrecieron una rueda de prensa, en la puerta del hotel, a los medios que han estado siguiendo la actividad de la flotilla en Estambul y que se iban a embarcar también, entre ellos, TVE, El País, Público y el Salto Diario. Podéis leer lo publicado por el Salto sobre esa entrevista.
A las 7 de la tarde, la reunión empezaba con la bomba. Al no encontrar ningún impedimento técnico para que navegara, el representante del gobierno de Guinea Bissau, exigía que el dueño del barco, o sea IHH, firmara un documento donde se comprometía a no navegar hacia Gaza. Ante la lógica negativa de IHH a firmar ese documento, se le comunicó, que entonces Guinea Bissau retiraba su bandera de los dos barcos más importantes de la flotilla, el buque de carga grande y el buque de pasajeros grande (además iban también otros dos barcos pequeños de carga y de pasajeros). Eso significaba claramente, que al no tener bandera para navegar, la salida de la flotilla se demora, bastante más de lo que pensábamos. Además se ha informado, que tampoco Turquía quiere que los barcos naveguen bajo su bandera, por lo que en caso, de que el régimen sionista de Israel, no hubiera utilizado a Guinea Bissau para impedir la salida del barco, lo más probable es que el gobierno turco, presidido por Erdogán, a pesar de todas sus declaraciones de apoyo a Palestina, tampoco hubiera autorizado la salida de la flotilla, como ya hizo el gobierno griego en 2011. Estamos entonces, con una carga de ayuda humanitaria de 5.500 toneladas, un barco de pasajeros con cerca de 500 personas esperando viajar en él, para acompañar la ayuda y descargarla en Gaza, los barcos están listos técnicamente para hacerse a la mar, pero no pueden realizar su ayuda humanitaria, porque no encuentra país bajo cuya bandera pueda navegar, ni puerto seguro desde donde le dejen salir. Es la complicidad sorda de distintos gobiernos, que sometidos al poderío de EEUU e Israel, están siendo cómplices del genocidio, la masacre, y el exterminio al que se está sometiendo al pueblo palestino. Hay un momento de gran emoción en la sala donde estamos reunidos. A muchas personas se les saltan las lágrimas, otras intentan consolar a quien tiene al lado con gestos cariñosos como apretar sus hombros. Pero el mensaje a continuación es aclamado por todas las presentes, no nos rendimos, buscaremos otra bandera para navegar, buscaremos puerto seguro desde donde partir, y lo haremos pronto porque el pueblo de Gaza nos está espera y no podemos tardar mucho. Al escuchar esto, me ha venido a la memoria las palabras de Marcelino Camacho, el que fue un comunista íntegro y líder de Comisiones Obreras: "Si uno se cae, se levanta inmediatamente y sigue adelante".
La nueva situación obliga a que, a pesar de que hay gente dispuesta a quedarse y a esperar en Estambul los acontecimientos, la organización de la flotilla recomiende la vuelta a casa, seguir en cada país el trabajo de divulgación y concienciación y estar preparados para la nueva convocatoria de salida de la flotilla. La delegación española, prácticamente entera, volverá el lunes 29 a España, por lo que podremos llevar nuestras banderas de solidaridad con Palestina a las manifestaciones del día internacional de la clase obrera, el 1 de Mayo.
Aprovecho para comunicar, que todas aquellas personas que hubieran deseado sumarse a la flotilla y que no pudieron porque no se enteraron a tiempo, o no disponían de días libres en aquellos momentos, pueden ponerse en contacto, a través de este chat conmigo y apuntarse a la nueva convocatoria de flotilla. Como dijo Nerea, la diputada de IU, si nos ponen quinientos obstáculos, nosotros buscaremos la manera de sortear seiscientos. Volveremos a unir a los pasajeros de la flotilla, y esta vez, seremos más, y tendremos más experiencia, más unidad y más decisión.
Mañana, aún, la flotilla internacional que permanecemos hasta el lunes en Estambul, volveremos a apoyar la concentración que hacen todos los días, seguidores de IHH en la explanada de la mezquita azul, desde las 15:00 hasta lasta las 22:00h. Pero antes de despedirme, en el que será el último diario, a no ser que ocurra algo de mención, quiero hablar de dos cosas, la primera, presentar a la persona de más edad que ha tomado parte en este proyecto de flotilla y nos ha acompaña permanentemente en los debates y las asambleas. Carlos Trotta, argentino, reconocido médico que estudió medicina en su país y en Estados Unidos y que fue durante 30 años, director del área cardiovascular del hospital del Mar de la Plata. Al jubilarse a los 66 años, decidió sumarse a la asociación Médicos sin Fronteras, con quien participó en numerosas misiones humanitarias que se desarrollaron en países como Yemen, Siria, Sudán del Sur, Kenia, Haití, Filipinas, Siria, Sri Lanka y Gaza.
Allí fue en diciembre de 2008. Veía, como ahora por la tele, las imágenes de destrucción y de muerte, en aquella ocasión la guerra que los sionistas llamaron “Operación plomo fundido”. El día a día, era de intenso trabajo: operaciones, curaciones de heridos y quemados, consultorio externo… Le impactó la calidez, el afecto, y la ternura de la gente de Gaza. Su dignidad, su espíritu de lucha y de resistencia. Él se preguntaba: ¿Cómo se puede sobrevivir con el terror permanente de ser atacados en forma cruel, despiadada, repetida, inmisericorde, en medio de la destrucción, sin agua, sin electricidad? ¿Cómo se puede sobrevivir y seguir con tanta dignidad, con tanto heroísmo, con tanto amor a su tierra? Ahora, Carlos, 15 años más tarde, quería volver a Gaza a seguir intentando resolver esas interrogantes.
La segunda cosa que quería mencionar es el profundo agradecimiento a quienes nos han seguido diariamente, dándonos ánimos, cariño y fuerza. Han sido embajadores de la lucha contra el genocidio y han formado parte realmente de la flotilla. Esperamos que, cuando llegue el momento de, una nueva tripulación, sea esta quien sea, sigan ahí con su apoyo moral y su cariño, a no ser que decidan también embarcarse, participando directamente en la flotilla, a ello os animo.

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Séptimo diario de la Flotilla de la Libertad Rumbo a Gaza

Viernes 26 de abril de 2024 NODO50

Manolo Teniente. 25-4-24
Cómo os decía ayer, no tenía yo del todo conmigo que mañana viernes pudiéramos zarpar con la flotilla. Lo que si era seguro es que por fin nos íbamos a embarcar. Pero las noticias son mucho peores, tampoco podemos embarcarnos, porque según nos hemos enterado hoy, ya que era un tema menor, la bandera de nuestro barco es la de Guinea Bissau, y por tanto los representantes de ese gobierno, son los responsables de darle el visto bueno al estado de navegación del barco. Antes de seguir, explico un poco el tema: según el derecho internacional, cada nave mercante que navegue por la mar, debe de estar registrada en un país al que se conoce como estado bandera.

Ese país tiene jurisdicción sobre el buque, y es responsable de la inspección que garantice que es de segura navegación. La mayoría de los países, sobre todo los ricos occidentales, establecen inspecciones muy exigentes y seguras, pero luego cada barco puede registrarse en el país que quiera, y normalmente lo hacen en pequeños países donde las exigencias de inspección son muy laxas y además se paga muy poco por la gestión en comparación con su país de origen. A esto se le llama banderas de conveniencia. Un ejemplo, EEUU tiene 3.400 embarcaciones registradas bajo su bandera, mientras Panamá, un pequeño país tiene 8.600 embarcaciones. Panamá, Islas Marshall y Liberia, lideran el transporte de contenedores por el mundo. Incluso hay banderas de conveniencia de países que ni siquiera tienen costa, como Mongolia o Bolivia. Por tanto las presiones de Israel y de EEUU, podían ser dobles, por un lado, el gobierno turco tiene que autorizar la salida del barco, pero además, la administración de Guinea Bissau debe dar el visto bueno de cuando el barco está en condiciones de navegación segura. Y lo que ha ocurrido hoy es que Guinea Bissau considera que el barco aún no está en condiciones técnicas para navegar y que se necesita seguir con la inspección del barco, sin que haya fecha cierta de cuando le darán vía libre a la inspección. A nadie se le escapa que la presión que puede hacer Israel y EEUU, sobre un pequeño país centroafricano, con poco más de 2 millones de habitantes, es bastante significativa, siendo además un país donde se han sucedido diversos golpes de estado desde 1980, una vez que se produjo su independencia a partir de la revolución de los claveles en Portugal que hoy estamos celebrando.
La noticia sobre la nueva situación, se nos ha trasladado hoy en la asamblea general de la flotilla, de las 7 de la tarde. El barco que había salido de los astilleros y estaba anclado fuera del puerto, esperando el sitio de atraque, sorpresivamente volvió a los astilleros en vez de dirigirse a puerto donde podríamos embarcarnos. Posteriormente, acabada la asamblea general de la flotilla nos hemos reunido la delegación española partas ver lo que hacíamos. El criterio unánime, es que mientras no haya seguridad de la fecha de partida, no tiene sentido estar esperando en Estambul, por lo que a excepción de quien decida quedarse, nos volvemos a España con el compromiso, de volver en cuanto se den las condiciones de salir realmente a navegar. Nuestro compromiso es con el pueblo palestino y con parar el genocidio que están sufriendo, y si el régimen sionista, nos impide la salida usando poder político y el apoyo incondicional de EEUU, nosotros buscaremos las formas para reorientar la salida de la ayuda humanitaria, aunque sea teniendo que cambiar de bandera de país, o teniendo que sacar los barcos de Turquía, para tener un respaldo seguro una vez hayamos preparado otra vez el dispositivo internacional de personas voluntarias. Las 5.500 toneladas de ayuda humanitaria, recogida con el concurso de más de 4 millones de personas, llegarán a su destino. Si nos cortan un camino, cogeremos el alternativo o abriremos nuevos caminos.
Por la mañana estábamos felices, la gente bajaba al desayuno tatareando Grandola Vila Morena, y después un grupo de la delegación española, estuvimos preparando y pintando una pancarta para colgarla en la borda cuando llegáramos al barco. Ya sabíamos que no iba a ser fácil, teníamos que ir salvando obstáculos, sabíamos también que si los superábamos, el ejército sionista ya estaba preparando un asalto pirata a nuestro barco tal como describe hoy el periódico del País; pueden seguir entrenándose para el asalto, porque, a no tardar mucho resolveremos los problemas que impiden nuestra salida por el momento.
Después del genocidio que está cometiendo el régimen sionista contra Palestina, ya nada será lo mismo en adelante. Los pueblos del mundo están horrorizados con la masacre y cobra especial importancia que, en el país que los subsidia y los arman para que puedan hacer lo que hacen, el movimiento estudiantil se haya levantado como hicieron hace 56 años, en 1968, en la universidad de Columbia, contra la guerra del Vietnam. Otra vez en Columbia se ha encendido la mecha y los campamentos de estudiantes se levantan como un reguero de pólvora por distintos estados, a pesar de las detenciones de cientos de estudiantes. Esto es lo que fuerza al presidente Biden, a pedir “contención” a Israel, aunque luego le permita todo. El régimen sionista, es un estado delincuente que además de bombardear Gaza para el exterminio de su población, también está bombardeando el derecho internacional. Pero igual que no podrán acabar con Palestina, tampoco podrán acabar con el deseo de la mayoría de las naciones del mundo, que quiere un mundo más igualitario, donde se respeten sus derechos y los conflictos se resuelvan diplomáticamente y a través del derecho internacional.
Hoy hemos seguido conociendo la biografía de personas especiales que, están entregadas a la causa pacifista y la defensa del pueblo palestino, pero anteriormente habían prestado sus servicios al gobierno de EEUU. Es el caso de Coleen Rowley una mujer de cerca de 70 años. En enero de 1981, Rowley se convirtió en agente especial del FBI. Ella entró en conflicto con la dirección del FBI, porque, antes de los atentados de al-Qaeda del 11 de septiembre de 2001, pasó información sobre la peligrosidad de uno de los participantes en los atentados sin que se hiciera nada por vigilarlo y controlarlo. Su denuncia llevó a una investigación de dos años por parte del Departamento de Justicia, que no depuró responsabilidades de nadie. Desde 2.003, Rowley, se dedicó a dar conferencias sobre ética y se posicionó como pacifista de izquierda, dejando el cuerpo del FBI en 2004. Esto significa que nada es vano y que las experiencias intensas que se viven, modifican nuestro comportamiento y nuestro referentes políticos e ideológicos.
Mañana seguiremos en el debate de por dónde enfilar nuestros próximos pasos, que se darán a conocer en una rueda de prensa de la delegación española.

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Sexto diario de la Flotilla de la Libertad Rumbo a Gaza

Viernes 26 de abril de 2024 NODO50

Manolo Teniente. 24-4-24
En el día de hoy hemos tenido tres actividades principalmente, por la mañana, reunión de la delegación española de Rumbo a Gaza, entre medio día y las 7 de la tarde la asistencia a una concentración por Palestina en el patio de la Gran Mezquita de Sofía y a partir de la 7, la asamblea habitual de toda la flotilla.

En la hora del desayuno, charlamos la compañera Pepita y yo con Medea Benjamín, miembro de la delegación de Estados Unidos. Ella fue fundadora, en noviembre de 2002, de la organización, feminista, pacifista y de izquierdas, CODEPINK, para oponerse a la invasión de Irak. El nombre que significa Código Rojo, era una burla al Código Naranja y Código Rojo, que empezó a manejar el gobierno de EEUU, como alerta del comienzo de la guerra.
Militante por los derechos sociales, durante más de 50 años, está considerada como una de las mujeres más comprometidas en la lucha por los derechos humanos, por periódicos como el New York Newsday, o por Los Ángeles Times, habiendo estado nominada para recibir el Premio Nobel de la Paz. Por mi vinculación y compromiso férreo con la revolución cubana, quiero señalar que, entre otras más iniciativas, en la que ella y CODEPINK ha participado, está la fundación en 2020, de ACERE, la Alianza para el Compromiso y el Respeto de Cuba y fue cofundadora de la Campaña de Premio Nobel de la Paz para los Médicos Cubanos. Han trabajado en la recaudación de fondos para enviar ayuda humanitaria a Cuba y promueve otra campaña para que el gobierno de Estados Unidos normalice las relaciones con Cuba, incluyendo su eliminación de la lista de estados patrocinadores del terrorismo.
La reunión de la mañana, que se ha alargado bastante y a la que asistimos 18 de los 23 miembros que componemos la delegación, hemos estado analizando la situación sobre la salida de la flotilla. Parece que está bastante claro, que el viernes día 26, nos embarcamos y abandonamos los hoteles donde estamos alojados. Entonces quedaría solamente el trámite de permiso de navegación, que deberían de dárnoslo de inmediato, aunque yo, particularmente, soy, de los que solo me vale el pájaro en mano y no cientos volando. Hasta que no vea yo que los motores arrancan y empieza la maniobra de salida de puerto, no me creeré que estamos navegando rumbo a Gaza. Después de este tema hemos estado abordando diferencias y desencuentros habidos dentro del propio grupo. Cuando hay un número amplio de personas compartiendo y conviviendo tantos días, siempre surge algún punto de fricción. El ambiente general del grupo es muy positivo, hay mucha complicidad y mucho cariño y simpatía en nuestras relaciones, aunque siempre surge algún punto de fricción, alguna contradicción que es necesaria abordar y resolver. Me ha gustado mucho la ponderación y el espíritu constructivo, con que han abordado prácticamente todas las personas, el conflicto existente.
Después de comer, un grupo de miembros de la flotilla han participado en la concentración en favor de Palestina que IHH había convocado desde las 15:00 hasta las 22:00h en la explanada de la Mezquita Azul. Durante ese tiempo, han montado carpas y tenderetes, han desplegado banderas palestinas y por altavoces emitían continuamente mensajes contra el genocidio, la guerra y la ocupación de Palestina.
A las 7 de la tarde comienza la asamblea general de la flotilla. Hay tres intervenciones destacables. La primera la información del barco de pasajeros. Nos confirman que ha salido de la zona de astilleros y que mañana jueves, en la asamblea de las 7 de la tarde, nos comunicarán, a qué hora y en que puerto de Estambul, podemos embarcarnos el viernes. Por tanto mañana no tendremos, por fin, que renovar la estancia en el hotel.
La segunda, es la intervención de Zwelivelile Mandla Mandela, nieto de Nelson Mandela y diputado en el Congreso de Sudáfrica. Recuerda, que cuando niño, estando aún su abuelo en la cárcel, se enteró que los estibadores del puerto de Berkeley, puerto cercano a San Francisco, los estibadores del puerto se habían negado a desembarcar las mercancías que provenían de la Unión Sudafricana. Fue el boicot al comercio con Sudáfrica y la campaña de desinversiones uno de los elementos más poderosos para que el gobierno racista blanco, considerara que su proyecto de régimen político de apartheid estaba herido de muerte e iniciaron negociaciones con Mandela. Las negociaciones empezaron en noviembre de 1985 con Mandela preso y continuaron durante cinco años. Mandela no fue liberado hasta febrero de 1.990. Estuvo en la cárcel 27 años. La campaña de boicot económico a la Sudáfrica racista, fue el modelo copiado por el pueblo palestino para impulsar la campaña BDS de boicot, sanciones y desinversiones hacia el régimen sionista de Israel. Zwelivelile, considera que el legado de su abuelo, es la de ser una voz para los oprimidos en todo el mundo. Solía decir que la lucha palestina le había inspirado mientras estaba preso y le dio la esperanza de que alcanzaría la libertad. En 1999 visitó Gaza y pronunció la frase de que la libertad de Sudáfrica estaría incompleta sin la libertad del pueblo palestino.
La tercera, ha sido una nueva intervención del periodista que ayer explicó que había salido de Gaza al ser herido en un bombardeo. Su relato es sumamente doloroso. En algún momento se ha echado a llorar, no sabe nada de su familia que es de las que no abandonó la ciudad de Gaza, al norte de la franja, y ha seguido mostrando fotos espantosas de niños y niñas muertas. Explica que, otro aspecto de la tragedia que está viviendo el pueblo de Gaza es su aislamiento informativo. La prensa palestina que sigue funcionado en Gaza, apenas pueden comunicar lo que está ocurriendo allí dentro, pero por el contrario, la mayoría de la población no tiene información de que es lo que ocurre fuera de allí. No saben de las luchas de solidaridad de los pueblos de todo el mundo contra el genocidio que están sufriendo, no saben de los esfuerzos políticos y diplomáticos de muchos países del mundo por forzar a Israel a detener la guerra de exterminio. Solo saben, que todos los días siguen cayendo bombas y sigue muriendo gente a su alrededor, mientras no tienen comida, ni agua potable, ni medicinas.
Después de la asamblea, parte de la delegación española vamos a un restaurante, cercano al hotel donde hemos descubierto que podemos comer buen pescado frito, jurelitos en este caso y que preparan muy bien las doradas. Además hay botellines de cervezas de ½ litro, que saboreamos con gran placer. Pablo, un compañero periodista de Granada, intuyó que allí había cerveza, porque había un retrato de Kemal Ataturk y no de Erdogan.

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Quinto diario de la Flotilla de la Libertad Rumbo a Gaza

Miércoles 24 de abril de 2024 NODO50

Manolo Teniente. 23-4-24
Antes de nada informaré de lo más importante, que se nos ha comunicado en la asamblea general de la flotilla a las 7 de la tarde. La salida a la mar, que estaba prevista para mañana miércoles 24, se pospone hasta el viernes 26, por lo que tendremos que pasar 2 noches más en Estambul. Los retrasos en la salida crean desconcierto y desmoralización en el colectivo internacionalista, en primer lugar, porque pierden la confianza en que finalmente se pueda salir a navegar.

Tenemos la experiencia de la flotilla de 2011 que salía desde Grecia, donde estuvimos 20 días, retrasando una y otra vez la salida y al final no se pudo. El gobierno de derechas en aquel momento, en connivencia con el régimen sionista de Israel nos impidió la salida. Pero, en otros casos, simplemente hay personas que no tienen suficientes días para aguantar los retrasos o suficiente dinero para hacer frente a los gastos. Algunas personas ya han manifestado que se retiran de la flotilla. Mañana, a las 10 de la mañana, tenemos una asamblea del colectivo Rumbo a Gaza, que representa al conjunto del estado español y podremos ver cuántas personas seguimos. Hasta ahora éramos 23, y confío que si hay bajas, serán pocas.
A pesar del retraso anunciado, hay un ambiente mucho más optimista sobre nuestra salida. Nos han anunciado que el barco de pasajeros sale mañana desde los astilleros donde lo estaban poniendo a punto y lo trasladarán a algún puerto de Estambul donde podamos embarcarnos. Por otra parte, el abogado de IHH, la ONG turca organizadora de la flotilla en Estambul ha requerido copia de todos los pasaportes para hacer las gestiones del embarque con la autoridad portuaria. Nuestro estado de ánimo y nuestra convicción, es que después de dos aplazamientos de la salida de la flotilla, a la tercera va la vencida.
La actividad que hemos tenido esta mañana, ha sido fundamentalmente, atender a medios de comunicación, a nuestras organizaciones afines, a amistades y a familiares, informando sobre cómo está la situación por aquí. En el caso de las cuatro personas que somos militantes de Izquierda Unida, hemos grabado un pequeño video de menos de 1 minuto por persona, explicando nuestra opinión sobre la necesidad de romper el bloqueo a Gaza, y de salir urgentemente a navegar. Se puede acceder a los cuatro vídeos a través del siguiente enlace: https://x.com/IzquierdaUnida/status/1782850470291058744?t=ejpBuuT_4hzrjhp87OjhUA&s=08 ; También hemos pasado por una sesión de fotos con un cartel que ponía “Let them sail”, que quiere decir en castellano “Déjalos navegar”. Esas fotos se cuelgan en redes como una campaña informativa, que también han seguido numerosos dirigentes y cargos institucionales de izquierda.
A la hora de comer, nos hemos topado con una gran presencia policial cerca de nuestro hotel. El motivo según nos hemos enterado, es que el presidente Erdogan, recién llegado de Irak, donde ha tenido conversaciones con el gobierno iraquí y con el gobierno autónomo del Kurdistán de Irak, iba a asistir a los funerales de un alto clérigo musulmán en la mezquita de Fatih, cerca de nuestro hotel. En realidad, todo este distrito se llama Fatih, y este nombre se reproduce por todas partes. El nombre proviene del sultán Mehmet II Fatih, el que conquistó la ciudad de Constantinopla, en mayo de 1.453, convirtiéndola en Estambul. Después de su conquista, el sultán Fatih, ordenó la construcción de una gran Mezquita que superara la grandiosidad de la catedral de Santa Sofía. Esta es la que está cerca de nuestro hotel y donde se han celebrado los funerales del clérigo con la presencia de Erdogan. Dicen, que ambas construcciones son grandiosas y bellísimas por dentro, pero Fatih, no quedó contento con su nueva mezquita y mandó que le cortaran una mano al arquitecto que la había diseñado.
La ciudad de Estambul tiene más de 3.000 mezquitas, y el islamismo político (frente al islamismo laico) tiene una gran base de apoyo en esa enorme infraestructura y las actividades sociales que genera, (nada distinto al uso de la iglesia católica como soporte de la derecha en España). Un ejemplo de esto se dio, cuando Erdogan, entonces alcalde de Estambul, fue destituido y condenado a 10 meses de cárcel por recitar públicamente el poema del poeta Ziya Gökalp: “Las mezquitas son nuestros cuarteles, las cúpulas nuestros cascos, los minaretes nuestras bayonetas y los creyentes nuestros soldados”.
El hecho es que, nuestro colectivo de Rumbo a Gaza, que tenía planificado hacer una sesión de fotos y videos a todas las personas integrantes de la flotilla, en los jardines de la mezquita Fatih, nos hemos tenido que desplazar a otro parque cercano para crear esa base de datos que pueda ser utilizada en caso de que las fuerzas militares sionistas nos detengan.
Finalmente, hemos asistido a la Asamblea general de la flotilla para que nos contaran la situación de la salida a navegar, y es cuando nos hemos enterado del nuevo aplazamiento. También hemos tratado otros temas en la asamblea, por ejemplo que a la rueda de prensa que ha dado la coordinación de la flotilla, a las 5 de la tarde, ha asistido un nieto de Nelson Mandela. Este, ha venido expresamente desde Sudáfrica, a mostrar su apoyo al pueblo palestino, a la flotilla, y a defender que esta debía de partir sin demora a llevar su carga humanitaria a Gaza. También hemos escuchado el testimonio de un periodista palestino de Gaza, que salió de allí hace unos 20 días al sufrir heridas en un bombardeo. Nos cuenta que la situación es dantesca, indescriptible, imposible de contar tanto dolor, tanta muerte, tanta destrucción. Dice, que por eso no pueden permitir la entrada en Gaza de ningún medio de comunicación ni de periodistas. Él se ha traído consigo, numerosos testimonios gráficos de la matanza y en un 90%, son muertes infantiles. Nos ha enseñado varias fotos de una mujer, a la cual se le hizo una cesárea, ya moribunda, para salvar a su bebé, ya que estaba en un estado de embarazo muy avanzado. Nos ha enfatizado que el pueblo de Gaza se siente abandonado, y que necesitan urgentemente la intervención del mundo para parar la matanza diaria que no cesa.

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