Portada del sitio > Novedades > De aquí > Madrid veinte veinte: sus sueños, nuestro insomnio

Madrid veinte veinte: sus sueños, nuestro insomnio

Miércoles 11 de septiembre de 2013, por sods

JPEG - 15.2 KB

¿20 – 20? ¿Es un marcador de balonmano? Ya lo decían Mortadelo y Filemón: claro que estamos al tanto de la o-limpiada: “O limpiada con bayeta, o limpiada con estropajo, siempre limpia y reluciente con detergente Cascajo”. Vale, el deporte mola. En estos tiempos difíciles, aparte de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca y poco más, el único heroísmo y épica nos los da el deporte.

En cuanto al efecto beneficioso o no de este macroevento, creemos que, en una sociedad de clases, siempre es conveniente preguntar: bueno, ¿para quién? Como las cosas pretendidamente buenas ya tienen espacio suficiente en los medios habituales, en este rincón de internet vamos a poner cosas que nos parecen feas y malas.

En primer lugar, nos habría gustado que existiera un debate público serio sobre el asunto, con economistas, sociólogos, geógrafos, etc., y no tertulianos (“todólogos”) cacareando lugares comunes y tópicos.

En segundo lugar una objeción, si se quiere, “estética”: ver a la nobleza, a los parásitos de la burocracia deportiva, a políticos cretinos, a los máximos representantes de instituciones en descomposición, sonriendo y diciendo lo guay que va a ser todo cuando nos den las Olimpiadas… se nos hace insoportable. Nos vemos obligados a romper, por pura “lógica visceral”, ese rollo armonioso de remar todos juntos alegremente en la misma dirección.

En tercer lugar, el asunto está muy relacionado con la necesidad de rentabilizar (y, en algunos casos, finalizar) las inversiones de la industria de la construcción según un modelo de desarrollo económico que nos ha llevado a la crisis: endeudamiento masivo de instituciones públicas y privadas para la creación de grandes eventos e infraestructuras (infrautilizadas) y rescate posterior a cuenta de la población (a cuenta de sus derechos y del salario indirecto que suponen los servicios públicos sanitarios, educativos y sociales). Entre las empresas patrocinadoras y colaboradoras está la crème de la crème del juego limpio económico: [1] constructoras implicadas en sobresueldos, bancos que condenan a la gente a la muerte civil por desahucio, gabinetes de abogados expertos en la defensa de ladrones… En fin, una serie de empresas que, junto a buena parte de los partidos políticos, han mostrado un olímpico desprecio (más allá de algunas grotescas dramatizaciones, como la de Soraya Saénz de Santamaría) por el sufrimiento social. Si estas empresas ponen algo, no es por filantropía, evidentemente, sino porque quieren sacar algo más. En eso consiste este juego lleno de trampas en el que el corazón de neoliberales de coña solo late a ritmo de Boletín Oficial del Estado.

Madrid tiene la medalla de oro de los municipios en endeudamiento: el total de la deuda es de 7.429,6 millones de euros (20 minutos, 17/04/2013). Esta ciudad está destinando al pago de la deuda que tiene con las entidades financieras tres veces lo que destina a gasto social. Según informaba El Confidencial (21/07/2013), entre intereses y amortizaciones, se dedicó 992 millones de euros a esta partida en 2012 (23% del total del presupuesto). Los Juegos Olímpicos, ¿incrementarán o reducirán esta deuda?

En cuarto lugar, creemos que el proyecto, fundamentalmente, da un impulso a la elitización del deporte frente a su promoción de base. No creemos que el consumo pasivo de imágenes sustituya a la promoción del deporte popular: ¿cuántas políticas de integración a través del deporte, cuántas instalaciones para el deporte de base, cuántos clubs que realmente fomentan los valores deportivos podrían ser apoyados?
Como demuestran muchos estudios, si bien ser finalista sí parece ser beneficioso en términos globales para las ciudades, paradójicamente, ser sede olímpica es un mal negocio. Entre los serios inconvenientes hay que incluir la probabilidad de atentados por el eco mediático que supondrían y el hecho de tener la ciudad militarizada a cargo del presupuesto público.
La candidatura madrileña tiene la solución a nuestros problemas: lo que hace falta es estar animado, estar ilusionado (ante este voluntarismo espectral, cómo no parecer rudamente materialistas al señalar una y otra vez nuestras condiciones materiales de existencia para entender, también, alguna cosa sobre nuestros estados de ánimo). Proyecto colectivo ilusionante, ilusionante que te cagas, vendría a ser el arrancar al constante proceso digestivo en el que se ha convertido la (posible) vida buena una auditoría de la deuda, una asamblea constituyente y una constitución que comenzase diciendo algo parecido a “El Estado español (o la federación de pueblos ibéricos o qué sé yo) es una república democrática fundada en el trabajo”.

Lo raro es que cuenten tan solo con un 83% de apoyo en la ciudad de Madrid, partiendo como partimos de un gigantesco chantaje estructural: o se hacen las chorradas que movilicen capital, que creen beneficios (¿para quiénes, para cuántos, a costa de qué?) con el mínimo de utilidad social, o no se hace nada. Es lo malo de que todo ese trabajo acumulado, esa riqueza, ese trabajo muerto, esté en manos privadas.

De momento nos hemos echado unas risas (o nos hemos muerto de vergüenza) con las intervenciones estelares de Ana Botella. Si queremos que, en las condiciones actuales, no se celebren unos Juegos Olímpicos en Madrid lo mejor será dejar el asunto en sus manos. Todas las candidaturas son tan ruinosas, en fin, que cualquier cosa es posible.

Notas

[1Las siguientes líneas están sacadas del blog Quien mucho abarca, de Hugo Martínez Abarca: “Lo curioso es quién patrocina este sueño que tanto nos une. Arriba a la derecha [el autor acompaña el artículo con la imagen de un cartel publicitario de la candidatura madrileña] aparecen Grupo Villar Mir y OHL (la constructora que preside Villar Mir): es decir, uno de los constructores imputados por haber dado dinero al PP a cambio de que sus gobiernos aprobaran grandes obras innecesarias y se las concedieran a las empresas “donantes”. Este grupo tan generoso también apuesta por Madrid 2020, lógicamente. Todos los demás “socios” y “patrocinadores” pertenecen al mundillo: despachos de abogados de élite, empleadores de ilustres retirados (Pricewaterhouse Cooper fue la empresa que acogió a Jaume Matas, Telefónica, entre su larga nómina, ha contado con Urdangarín y cuenta con Rodrigo Rato, laCaixa, empleadora de Cristina de Borbón ahora en Suiza…), la patronal madrileña que preside dignamente Arturo Fernández, el cementerio de cargos municipales Ifema (donde han acabado Manuel Cobo, Álvarez del Manzano…). En un mapa del saqueo de estos años estarían estos patrocinadores de Madrid 2020. También habría muchos otros, pero éstos estarían”.