Portada del sitio > Novedades > De aquí > Fuegos y cortinas de humo

Fuegos y cortinas de humo

Jueves 6 de septiembre de 2012, por sods

JPEG - 129.7 KB

Año 2012. Los mayas no iban desencaminados. Se acerca el final del mundo –quedan cuatro meses– y en España ya han ardido más de 160.000 has. Sí, es apocalíptico el dato. Ya saben, la prolongada sequía, las repetidas olas de calor y la mano “amiga” que hace posible espectáculos como el de la Sierra Oeste madrileña. Hay más condicionantes que veremos a continuación. Será en una revisita tanto a lugares comunes como a hechos diferenciales en el complejo mundo de los incendios forestales. Aquí nada es lo que parece... ¿o sí?

¿Quién quema el monte y quién lo apaga?

“La culpa de todo la tiene Yoko Ono”, decía una canción. No, no es tan sencillo. Los primeros pueden responder a ciertos intereses: urbanísticos, madereros, ganaderos, venganzas personales... Pueden ser negligentes, imprudentes, gilipollas... También, y son los menos, pirómanos. Estos han de ser diagnosticados como tales por profesionales de la medicina. Por tanto, por mucho que salga de la boca de expertas en la materia como Regina Plañiol o Esperanza Aguirre solo podemos decir “presunto pirómano”. Al igual que un político es presunto chorizo –aun teniendo los bolsillos a rebosar– debemos mantener la misma prudencia.

De apagar el incendio se encargan los de abajo, los que menos cobran y más se exponen, los que cuentan con los vehículos más viejos y los helicópteros más parcheados –excepción hecha de la flamante UME–. Son, en su mayoría, personal con experiencia –que no se valora como debiera–, con vocación en muchos casos. Están a sueldo de empresas de las Koplowitz, de Florentino, del compañero de pupitre de Mayor Oreja o la omnipresente semipública TRAGSA. Es aquí donde se reparte el pastel. La extinción supone una suma de euros tal que, cual pescadilla, hace que este círculo vicioso se perpetúe per secula seculorum. Mientras esto siga así ¿a quién le interesa la prevención? Demos la vuelta a esto, hagamos que la prevención suponga 30 o 40 millones anuales en la Comunidad de Madrid y la extinción un par de millones. No sería viable esta última cifra pero la primera, acompañada por la obligación a los particulares de mantener sus fincas, o al menos ejecutar fajas cortafuego entorno a vías de comunicación, daría por seguro incendios con superficies inferiores a 500 has. (que es el límite a partir del cual se pasa a la categoría de “gran incendio”). Digámoslo claramente: los incendios no serán catastróficos cuando empresas como Matinsa y TRAGSA ganen tanto dinero con la prevención como el que ganan con la extinción. Lo que estamos viviendo este verano tiene un nombre: “capitalismo del desastre”.

Los incendios se apagan en invierno pero la hipocresía no tiene cura

Si algo es irrebatible en este asunto es esta máxima. Incendios habrá siempre, por causas naturales, negligencias, accidentes o intencionalidad. Pero la virulencia de estos dependerá, amén de las condiciones meteorológicas, del combustible disponible. En este caso un pinar de resineros, resinados en su día, son teas, de arriba a abajo. Imparables. No hay dinero para limpiar el monte. Eso es así. No es rentable. La alcaldesa de Sª Mª de la Alameda es, además, diputada de la Asamblea de la C.M. También, presidenta del Consorcio Turístico Sierra Oeste. Ya inmersos en eso que llaman CRISIS –robo, saqueo, estafa– hubo dinero para dilapidar en unas caras y nada prácticas marquesinas que adornan los pueblos que forman parte de este cortijo, también llamado Consorcio. ¿Cuántas hectáreas de monte pueden limpiarse con 108.000 euros? Es sólo un ejemplo, una cuestión de prioridades. Estos municipios si viven, o pretenden hacerlo, del turismo, será por su entorno, no por sus marquesinas. El presidente del Consorcio Sierra Oeste, a secas, es, además, alcalde de Robledo de Chavela. Se le ha visto muy afectado. Es normal, ha ardido una zona de alto valor ecológico. Pero no sólo él, también su homólogo en Valdemaqueda estaba dolido porque la gente “ha comido de estos montes”. Ambos, y otros prebostes de esta odiada riqueza ambiental llamada Sierra Oeste, se reunieron hace pocos años en el ayuntamiento de Chapinería –José Luis Robles como anfitrión– para adoptar una postura común que rebajara las trabas al “progreso” que supone estar dentro de la ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves). Ahora gimotean ante cualquier micrófono o cámara que se ponga a tiro. El ladrillo era su apuesta y primero se hunde, y ahora casi se les quema.

(No podemos dejar pasar la ocasión de comentar la noticia que con fecha 29/08/2012 publicaba el diario El Mundo: “El alcalde de Robledo responsabiliza del incendio a los ecologistas ‘cantamañanas”. Se supone que “por impedir hacer cortafuegos en los pueblos”. Ignorábamos que tuviéramos el poder de hacer o no cortafuegos en el monte. Esa competencia será, en todo caso, de los técnicos de la Comunidad de Madrid. Tenemos algunas hipótesis que explican sus declaraciones –además de la hipótesis clínica: “obsesión paranoide”. Probablemente el alcalde tenga mala conciencia por echar, casi diríamos “a patadas”, a los forestales del municipio que gobierna. Quizá intente ocultar, con el recurso a la “cortina de humo” de los tocapelotas-ecologistas, su responsabilidad en el estado de limpieza del combustible de las urbanizaciones y la ausencia de trabajos de prevención. Tal vez, por último, después de aquello de la protesta contra el recorte de la paga de Navidad, intente congraciarse con el gobierno autonómico de Esperanza Aguirre, echándole un capote preventivo ante las posibles embestidas de la crítica. El bando municipal publicado el 31 de agosto solo puede definirse, en este sentido, como “estomagante pasteleo”.)

Provocado

“El incendio ha sido provocao”. Así de rotunda fue la Consejera de Presidencia. Ha inventado la rueda. Es como decir que la leche es blanca, pero con más empaque. Efectivamente, fue provocado. Es más, según las estadísticas el 100% de los incendios son provocados: por un rayo, una colilla, un tendido eléctrico, una barbacoa, un malnacido... Aunque esté desfasada –1997– aquí dejamos una estadística para la confirmación de lo obvio: rayo: 3%; negligencias: 9%; desconocidas: 17%; intencionados: 70%; otras causas: 1%.

Extinción. Y ahora el VIRUS

En la Comunidad de Madrid la dotación de medios de extinción es más que aceptable. A los autonómicos hay que añadir la cercanía y disponibilidad de los del Ministerio –se llame como se llame–: hidroaviones (2-4) en Torrejón de Ardoz (Madrid); helicópteros bombarderos Kamov en Villares de Jadraque (Guadalajara) y Plasencia (Cáceres); brigadas helitransportadas BRIF A en La Iglesuela (Toledo) y BRIF B en Puerto del Pico (Ávila). En esta ocasión los primeros en llegar fueron un Agente Forestal junto a la brigada helitransportada de Navas del Rey (Madrid). Este sugirió la petición al Ministerio de un par de hidroaviones. La emisorista de CECOP (Centro de Coordinación de Operaciones) dilató la petición hasta la llegada de un mando de Bomberos, quien sólo necesitó despegar con el helicóptero para acto seguido decir que “atendieran la petición del Azor-G (Agente Forestal de guardia)”. Si a esta burocracia se suma el protocolo que conlleva movilizar a estos mastodontes se clarifica el resultado final. Otro condicionante, este brutal, para alcanzar la abismal cifra de hectáreas que interesadamente aún no ha dado a conocer la Comunidad: la “interfaz urbano forestal” y las prioridades. Podemos visualizar este conflicto en La Suiza Española: parcelas urbanizadas anexas a otras que no lo están, ausencia de una faja perimetral desprovista de vegetación o con poca densidad de arbolado y podado, vegetación ornamental pirófita (setos de arizónicas p.ej.). Todo ello hace imprevisible el avance del fuego, quedando los medios en una situación de riesgo aún mayor de lo habitual. Las prioridades de extinción son, por este orden: las vidas humanas, el patrimonio –la sacrosanta propiedad privada, y pública si la hubiera– y, en último lugar, el medio que nos rodea, que proporciona agua, oxígeno, vida. Esto es, canjeamos chalet de suicida ubicación por una estructura vegetal que tardará decenas de años en ser lo que fue. A muchos no nos termina de convencer este orden de prioridades. En cualquier caso, la cuestión es que se deja descontrolado el fuego para centrar el grueso de los medios aéreos en un bombardeo incesante sobre las urbanizaciones que rodean Robledo de Chavela. Tres horas después de iniciado el incendio se empieza a atacar éste en todos sus frentes. Tres largas y valiosas horas.

Para agravar este tipo de situaciones en el futuro Aguirre y sus secuaces se inventan una ley, la VIRUS (Viviendas Rurales Sostenibles) que, oficialmente, servirá para fijar población en el medio rural. Población que deberá contar con una finca de cinco hectáreas para levantar una vivienda en medio de ningún sitio que hará mayor la dispersión y, por tanto, más difícil la extinción de un incendio.

SOdS

“¿Dónde están los ecologistas cuando hay un incendio?” Un compañero intentó colaborar al mediodía pero se lo impidieron los mandos allí presentes. Otro no pasó de Robledo pues estaba cortada la carretera. Ya por la tarde, y junto a colegas del Valle del Tiétar, nos juntamos siete personas. Tres subimos a última hora a Santa Catalina, con una motosierra, un mcleod y dos azadas, pero tras media hora de remontar la pared sur sorteando jaras, romeros y enormes bloques de granito no alcanzamos el frente de llamas. Ante la inminente noche, bajamos por lo quemado hasta el camping de Valdemaqueda y junto al retén de El Escorial vimos cómo aquello echaba a arder tirando por tierra la teoría de que por la noche los incendios se aplacan. En todo caso en la Comunidad de Madrid apenas hay espacio para el voluntariado. A veces es entendible. Otras, no.

Autocrítica

Ha pasado más de una semana desde que pegaron fuego y ya se ha oído y visto de todo. La oposición, en su deber de obtener rédito, hace sangre con la reducción de plantilla en Bomberos. Si gobernaran ellos harían lo mismo y si no, Santo Tomás (Gómez): ver y creer. Es lógico: se actúo igual con ETA, con los muertos en la M-501, por qué no con esto. Los que gobiernan lo han hecho todo bien. Y si algo han hecho mal o se les ha olvidado o no lo saben. Nos atreveremos a recordarles lo siguiente: los competentes en materia de prevención y extinción de incendios son ellos. El alcalde de Robledo de Chavela debería saber que el Plan Infoma de la C.M. obliga a unos planes de evacuación y autoprotección en urbanizaciones como La Suiza Española. Aquello es una aberración urbanística y del sentido común. Pues bien, si ya se ha permitido esa locura hay que afrontar un perímetro de seguridad, un equipamiento de hidrantes y un etcétera de recomendaciones a seguir. Lo dice la norma pero antes de eso ya lo hacía el mencionado sentido común.

Medios de desinformación

La cobertura de este tipo de siniestros deja a las claras cómo está la cosa periodística en este país: floja. Se rebautizan pueblos –Valdequemada–, se dice que los medios han “colocado cortafuegos”, consiguen declaraciones exclusivas del tipo “hemos pasado mala noche”, “nos pican los ojos” y se insiste en la pregunta de todos los incendios: “¿cuánto tardaremos en ver el monte como estaba?”. Pues no tanto como tú en tener un contrato digno.