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¿Ciencia proletaria? El caso Lysenko -- Dominique Lecourt

Planta/anuncia un debate, noticias sueltas, convocatorias políticas o culturales, campañas de mecenazgo, novedades (editoriales, estrenos, próximas emisiones de tv...).
Casualmente encontré en la red la versión inglesa de este libro:

El caso Lysenko
Dominique Lecourt (1977)

Prólogo de Louis Alhusser

http://www.marx2mao.com/Other/Proletarian%20Science.pdf
eLink de eMule Lecourt, Dominique - Proletarian Science¿ The case of Lysenko [1976].pdf  [739.6 Kb]

El libro es interesante no sólo por el asunto que trata directamente, sino porque muestra cómo el marxismo-leninismo de manual puede convertirse en una escolástica y las consecuencias políticas que puede tener esta conversión. Ayuda, además, a comprender una etapa fundamental de la historia de la URSS.

He traducido el prólogo de Althusser, la traducción la pongo en el hilo donde figuran las obras de este filósofo marxista.

biblioteca/tema1691.html#p27242

El caso Althusser

Nota Sab Ago 09, 2008 2:14 pm
En otro apartado de este foro ya hay un debate sobre Althusser, en donde alguno de los textos demuestra que no era aquel marxista por el que pretendíó hacerse pasar. Este prólogo que escribió para el libro Lyssenko de Dominique Lecourt así lo demuestra.
Herrk no aporta el libro de Dominique Lecourt, publicado en castellano por la Editorial Anagrama y mucho menos publica los escritos de Lissenko. No podemos juzgar, pues, como nos pide, quién nos convence más ni tampoco si Lissenko se apoyaba en la dialéctica o no.
Herrk se lamenta de que le califiquen como sofisticado, pero nos aporta un tema muy sofisticado. ¿Conoce a Lissenko? ¿Conoce sus experimentos? ¿Conoce su biografía? ¿O lo que nos presenta de segunda mano es lo único que sabe? ¿Acaso Lissenko sólo influyó en la genética soviética? ¿Conoce Herrk los debates científicos que hubo en la URSS en aquella época sobre la genética? ¿Todos ellos eran degeneraciones de la dialéctica?
Lissenko siempre tuvo un grave problema: era un humilde campesino que pudo estudiar gracias a la URSS y llegó hasta la Academia de Ciencias. En todo el mundo los genetistas burgueses siempre le consideraron un advenedizo, un intruso porque no procedía de la universidad, no tenía título.
Los ataques que recibió fuera de la URSS se iniciaron en Francia con la guerra fría, en medio de la campaña de intoxicación “cultural” de la que formó parte Althusser.
Cuando Lissenko experimentaba la genética acababa de nacer como ciencia y en los países capitalistas estaba dominada –aún lo está en parte- por las teorías racistas acerca de los genes invariables y de la herencia. La campaña contra Lissenko quiere que nos quedemos atascados ahí para defender la superioridad de los rubios de ojos azules, la raza aria.

La verdad de althuser no se mucho ya me informare por mis propios medios... pero tambien tengo un articulo o documento sobre la guerra fria cultural que ya lo pondre en un post cuando lo ubique nuevamente.

Ahora sobre ciencia proletaria la verdad que hace tiempo tengo ganas de hacer una sección sobre la ciencia su filosofia y su metodo de acción... claro esta que esa ciencia tiene un caracter clasista y no encajarian muchos cientificos burgueses.

por le momento les dejo una pagina que encontre sobre ciencia donde hay materiales que valen la pena ser leidos...

http://www.nodo50.org/ciencia_popular/

Ojo que haya escrtios troskistas en esta página que les doy a conocer no me hace a mí persona un troskista... sólo esa aclaración.

A los grandes científicos teóricos soviéticos y claramente identificados con el socialismo (no ya a los disidentes) siempre se les reconoció -y plagió- en Occidente, veanse los casos de Kolmogorov y Oparin. Si a Lysenko no le pasó lo mismo no es porque fuese un "científico proletario" a quien los científicos burgueses tuviesen envidia, etc. Lo que pasó con Lysenko es que, aunque quizás hiciese más aportaciones valiosas de lo que se reconoce, en general defendió una alternativa en biología que se demostró erronea o mal fundamentada -sin entrar en los efectos que para la ciencia soviética tuvo el predominio de sus teorías y su posición institucional-.

Hasta un biólogo como J.B.S. Haldane, tan simpatizante con el marxismo que llegaba a extremos conmovedores en su intento de recuperar los escritos filosóficos de Engels (ved aquí y aquí), tuvo que defender sus derechos como científico serio de las "críticas dialécticas" de Lysenko (aquí).

Confundir las cuestiones ideológicas con las de verdad científica es una de esas cosas que pueden dejar inermes a los críticos del capitalismo, porque en cuestiones de ciencia, al capital no le interesa disponer de una ciencia engañosa, al capital le interesa disponer de la mejor ciencia verdadera. El peligro de la genética molecular o de la física atómica no es que sea ideología, es que es verdad. Aunque esta idea no es el colmo de la profundidad, la puso por escrito Manuel Sacristán, qué le vamos a hacer, así que habrá que reconocérselo: audio de una conferencia.

Igual que Althusser, Perestroiko separa en dos mundos distintos la ciencia y la ideología, algo que es muy común, sobre todo entre los científicos.

Esto supone concebir la ciencia como algo "cerrado" y acabado de una vez por todas. Sin embargo, en todas las ciencias los debates son permanentes y existen corrientes de opinión distintas en todas ellas, incluso en la matemática.

Efectivamente, como dice Perestroiko, la genética molecular y de la física atómica son verdad y son ciencia, pero no todas sus conclusiones e hipótesis son unánimemente aceptadas. Toda ciencia tiene un componente no verdadero, o no completo, o no cabado, o simplemente ideológico. De lo contrario no podría evolucionar ni progresar ni cambiar.

En concreto, las cuestiones de la genética no están acabadas. En la genética, hoy como hace 60 años, siguen existiendo posiciones que arrancan de Lamarck (son las de Michurin y Lissenko) y otras que arrancan de Morgan y Mendel. No sólo se discutió entonces en la URSS sino que se sigue discutiendo en todo el mundo y ambas corrientes tienen partidarios y detractores.

En la URSS no sólo las tesis de Lissenko no fueron mayoritarias entre los científicos, sino que eran minoritarias, y tanto en una como en otra corriente había científicos que se declaraban los verdaderos marxistas (y otros que no se declaraban marxistas en absoluto). En este sentido hay que decir que Lissenko no fue nunca miembro del PCUS y con Herrk es la primera vez que leo que el PCUS tomó partido en una cuestión así. ¿Cuáles son sus fuentes? Me gustaría conocerlas.

Lamarck no tenía razón en muchas de las cosas que dijo, ni tampoco en la forma de decirlas. Pero su tesis tenía un núcleo científico muy avanzado para su época, que es el que Michurin, Lissenko y otros defendieron. Es más: determinados científicos actuales (H.M.Temin, B.McClintock) y descubrimientos recientes (la transcriptasa inversa) dan la razón a esta corriente genética.

Por el contrario, la biología molecular de Monod está en crisis. Monod es uno de los que en Francia lanzó la cruzada contra Lissenko dentro de la campaña de guerra fría y por eso le dieron el premio Nóbel de Medicina en 1960. Escribió su famoso "Azar y necesidad" en donde ataca al marxismo después de caricaturizar y tergiversar sus postulados. Como buen trotskista, Monod se empeña en separar la ciencia de la ideología, como Althusser, y se declara enemigo acérrimo de la dialéctica.

Por cierto, en el hilo sobre el anarquismo Herrk dice que "para defender sus tesis Lissenko hizo un uso metafísico de las categorías de la dialéctica". Pero después de leer a Lissenko resulta que sólo habla una vez y de manera incidental de dialéctica... Por el contrario apoya sus tesis en una bibliografía biológica y genética bastante extensa perteneciente a corrientes contrapuestas, así como en cultivos experimentales suyos y de otros genetistas. No se basa en teorías filosóficas sino en prácticas agrícolas. Que quede claro.

He metido la pata: el premio Nóbel a Monod fue en 1965 y no en 1960.

Contestación a Demofilo

Nota Lun Ago 11, 2008 8:58 pm
Estoy preparando una contestación a dos puntos concretos del post de Demofilo:

:arrow: la toma de posición del PCUS en la discusión lisenkismo - geneticismo;

:arrow: el recurso de Lysenko a las categorías de la dialéctica para prescindir de la demostración concreta de sus tesis biológicas.

Lamentablemente, no he acabado de preparar la contestación y me tengo que ausentar durante unos días. En cosa de una semana la publicaré.

Estaría bien que Demofilo se refiriese con más respeto a la dialéctica, porque si esta se reduce al "debate" -por decirlo eufemísticamente- que se da entre científicos, es una vaciedad.

Pero estoy de acuerdo en conceder que no se puede reducir el debate a una combate entre los defensores de la verdad y los "lysenkoitas", que serían unos falsarios oscurantistas. Sólo que pienso que nos entenderemos -y defenderemos mejor- si nos dejamos de hacer ensaladas con conceptos metafísicos, y no pretendemos matar varios pájaros de un mismo tiro (dialéctico): una cosa son las teorías científicas, que es donde está en juego la verdad, y otra la ciencia como institución, que es un barco con muchos bribones -y no accidentalmente, sino esencialmente-. Y denunciar o poner freno a las tropelias de los bribones no supone un avance científico, al menos directamente.

¿Más respeto por mi parte a la dialéctica? Yo a la dialéctica le tengo mucho respeto y creo que se la he manifestado porque, como decía Platón, es la ciencia más sublime. Pero no tengo inconveniente en tenerle mucho más respeto. Hasta aquí de acuerdo.

Lo que no acepto es que existan los defensores de la verdad, por un lado, y los "lissenkistas", por el otro. Los lissenkistas también defendían la verdad y tenían –y tienen- mejores argumentos que sus oponentes místicos, teólogos y racistas.

Los lissenkistas no son unos falsarios oscurantistas, como dice Perestroiko. En 1947 el británico E.Ashby publicó un conjunto de biografías de científicos soviéticos de renombre internacional, entre ellos la de Lissenko (“Scientis in Russia”) después de entrevistarse personalmente con él. Le describe como un hombre nervioso y tímido, pero –según Ashby- en ningún caso ambicioso, añadiendo además: “No es ningún charlatán de feria”. Sólo faltaba un año para la campaña internacional en su contra que cambiaría ese criterio.

Lissenko fue el máximo defensor de que el hombre puede dirigir conscientemente la evolución de las especies en su propio beneficio, como la clonación ha demostrado contundentemente.

Perestroiko dice que yo reduzco la dialéctica al debate entre científicos. Eso es sólo una parte de la dialéctica, pero no es toda la dialéctica. La genética y la biología han demostrado las siguientes leyes de la dialéctica:

1. La unidad y la contradicción entre la teoría y la práctica, de manera que antes de que surgiera la genética, los agricultores y ganaderos ya tenían una amplia experiencia milenaria en la crianza y selección de especies vegetales y animales, basada en técnicas como la vernalización que no inventó Lissenko pero que contribuyó a difundir.

2. La unidad y la contradicción entre el medio y los seres vivos que lo habitan, de modo que los organismos vivos no son sistemas cerrados y autosuficientes, sino sistemas abiertos dependientes del entorno que los rodea y en interacción dialéctica con él.

3. La unidad y la contradicción de los procesos metábólicos (anabolismo y catabolismo) que son procesos que se dan entre el ser vivo y su medio ambiente paralelos a los trofismos (alimentación para entendernos), cuyas modalidades más importantes son el heterotrofismo y el autotrofismo esenciales para explicar el origen de la vida sobre este planeta como demostró el soviético Oparin.

4. La unidad y la contradicción entre herencia genética y adaptación ambiental, en donde si bien la herencia se puede considerar el lado positivo y conservador, y la adaptación el lado negativo que destruye lo heredado, también hay que considerar a la adaptación como la actividad creadora, activa y positiva, y la herencia como la actividad resistente, pasiva, negativa.

5. La ley de la transformación de los cambios cuantitativos en cambios cualitativos en la evolución de las especies y en su diversificación, la unidad de la continuidad y la discontinuidad: las especies no sólo evolucionan, se multiplican y crecen sino que también mutan diversificándose y creando nuevas especies distintas. Sin embargo, las tesis genetistas opuestas dicen que no hay saltos cualitativos, que no aparecen nuevos genes sino que éstos sólo se reproducen y multiplican. La manifestación más clara de este error es el propio surgimiento de la vida sobre el planeta, ¿o es que tenemos que aceptar la creación de la vida por dios a partir de la nada?

6. La unidad y la contradicción entre la necesidad y el azar en donde a pesar de que Morgan, Monod y compañía digan que las mutaciones son aleatorias, éstas son provocadas en última instancia por el medio y seleccionadas posteriormente por él, que de esta forma, dirige el desarrollo de los seres vivos, originando el proceso evolutivo. El medio es, así, el principal agente de la selección natural.

7. La unidad y la contradicción entre el genotipo (plasma germinal o sustancia hereditaria) y el fenotipo (trofoplasma o sustancia nutritiva), que no son independientes entre sí sino que interaccionan mutuamente y, por tanto, el genotipo no es ni rígido, ni estable, ni estático, como nos lo quisieron presentar Weissman y la biología molecular hasta hace bien pocos años.

A medida que Darwin fue ganando la batalla, los metafísicos se fueron refugiando en los cromosomas y los genes. Las especies cambian pero los genes no, dijeron. Los genes (el ADN) son eternos e independientes entre sí. Cuando a regañadientes tuvieron que reconocer las mutaciones genéticas, dijeron que éstas se producían al azar. Con el descubrimiento de los cromosomas, Morgan corrigió a Mendel: los genes se encuentran asociados en hileras, luego no son independientes unos de otros.

Pero luego se demostró, a su vez, que tampoco las tesis de Morgan eran exactas porque no solamente hay genes en el cromosoma sino en el citoplasma, tales como el centríolo, los cloroplastos y las mitocondrias. En 1970 se descubrió la transcriptasa inversa. Con nuevos ropajes, había vuelto Lamarck y con él Lissenko: el factor fundamental de la evolución de las especies es el medio.

A pesar de Darwin, hoy como ayer la batalla acerca de la evolución de las especies y la genética no es sólo científica sino política, ideológica y religiosa (atea). Las tesis de Darwin se siguen aceptando –cuando se aceptan- a regañadientes. No somos, pues, los comunistas los que “politizamos” un debate que es –o debería ser- exclusivamente científico para “salvar” de un supuesto “naufragio” nuestro querido materialismo dialéctico sino que son los teólogos, los racistas y sus secuaces reaccionarios en el campo de la biología y la genética los que están empeñados en falsificar hasta los más elementales datos científicos para defender las palabras del Génesis sobre el dios que creó al hombre a partir del barro, a la mujer de una costilla del anterior y la existencia de una raza humana superior compuesta por rubios de ojos azules.

Esto de defender una tesis científica por el "bando" del que la enunció es tremendo. Yo no se cuantos doctorados en biología tenemos en Rebeldemule, pero desde luego me parece un tema que se me escapa de las manos y me choca que no le ocurra a otros tantos. Repetir lo que leí en una revista o web de ciencia como si fueran mis propias palabras me parece feo, pero cada cual sabrá lo que piensa, y es posible que me equivoque y todos aquí sean expertos genetistas.

Esto de defender ideas científicas por política me recuerda a un libro/texto de algún anarquista de los clásicos que trataba de suavizar la "lucha de especies" de Darwin para así dar base a una "cooperación entre seres" que fundamentase el anaquismo. No me acuerdo de quien era, y puede que me esté liando con otra cosa, pero algo así me suena. Y no creo que ningún compañero anarquista esté por la labor de defender eso solo porque lo apoyaba...Kropotkin, puede ser...
Un saludo :mrgreen:

PD: Si que me parece interesante el debate sobre la dialéctica (que merece un hilo aparte, en lugar de estar repartida y repetida en 3 o 4 temas diferentes) y sobre el posicionamiento político respecto de la ciencia. Si existe una filosofía de la ciencia,¿por qué no una política de la ciencia?
Cada duda es una bala, una barricada en cada respuesta
SEARCH AND DESTROY

Es muy viejo eso de dejar la medicina en manos de los médicos, la economía en manos de los economistas y la religión en la de los teólogos.

Los que no hemos estudiado teología no podemos defender el ateísmo y los que no tenemos títulos no podemos hablar nada de nada. Tendremos que conformamos con lo que nos cuenten los demás.

¿Es eso lo que defiene Kaos?

Efectivamente el anarquista que escribió sobre biología fue Kropotkin y su libro al respecto se titula “El apoyo mutuo”.

En cuanto a los “bandos” en la ciencia es ya viejísimo y no se por qué nos seguimos extrañando. Existió en Grecia; la polémica de Leibniz y Clarck en el siglo XVII acaba de ser reeditada en castellano; la de Einstein contra la mecánica cuántica es mucho más reciente. ¿Por qué no en biología? ¿No es Darwin uno de los científicos más discutidos?

Que hay una política de la ciencia es indudable. Por eso se destina el dinero a investigar unas cosas y no otras, por eso unas investigaciones avanzan y otras no, por eso se descubre aquello que al capitalismo le interesa descubrir, y no otras cosas.

En genética la política de la ciencia es sencillamente criminal. Hay libros de genética en los que podemos leer cosas espeluznantes, como la siguiente, que voy a resumir.

Hay un millar aproximadamente de enfermedades hereditarias. La mitad de los “deficientes mentales” son por causas genéticas. Antiguamente la gente que padecía enfermedades hereditarias, como la diabetes, se morían jóvenes y no tenían descendencia. Pero ahora ya es posible curarlas al menos en parte, por lo cual ya no se mueren como antes y transmiten sus genes defectuosos a su descendencia, por lo que en los siglos futuros aumentarán las enfermedades genéticas. Además las radiaciones, las drogas, la proliferación de productos químicos, los pesticidas, el napalm de Vietnam y las explosiones atómicas aceleran las mutaciones genéticas y crearán graves perturbaciones en la salud que se transmitirán de generación en generación provocando graves crisis médicas “para socorrer a una sociedad tiranizada por la enfermedad y ayudar a millones de tullidos durante toda su vida” (John J.Fried: El misterio de la herencia, Alianza Editorial, Madrid, 1973, páginas 15 a 20).

La fecha de ese libro no es 1933, ni está editado en la Alemania nazi, ni hace apología de los campos de concentración. Es más lo oculta y se atreve a afirmar en el colmo de su desfachatez que las tesis eugenésicas del inglés Galton “no se pusieron en práctica en su tiempo”.

Esto es lo que nos estamos jugando con este debate y por eso yo quiero estar informado al respecto para tener mi propia opinión.

Hola, en mi anterior mensaje lo de "defensores de la verdad" debería ir entre comillas, como se sigue del contexto. Ahora bien, cuando se escibe "serían" y no "son", está claro que quien lo escibe no dice que los "lysenkoistas son unos falsarios oscurantistas", sino que dice que, según el planteamiento que crítica quien escribe, los lysenkoistas "serían" unos falsarios oscurantistas.

Hay que joderse. No es que yo escriba de maravilla, pero menos dialéctica y más gramática.


Aquí se llama demostración a cualquier cosa. Evidentemente, decir que la ciencia no es algo acabado no es ningún pensamiento revolucionario: en nada le importó a Karl Popper machacarlo abundantemente en forma de slogan, con la intencionalidad que todos sabemos. Más alla de eso, no pretendo sentar catedra, pero tal y como la entiendo yo, por lo que he leído en Marx y en, por ejemplo, Bernal, no hay ciencia positiva (la biología y la geología) que pueda demostrar tesis dialéctica alguna, porque la dialéctica es, precisamente, metacientifica -y no la ciencia metadialéctica: los presuntos procesos dialécticos de la realidad se podrían ejemplicar en resultados científicos o en limitaciones de esos resultados, pero no se siguen de ellos-. Y esto creo que hay que admitirlo así mientras llamemos ciencia (en su aspecto epistemológico) a lo que es ciencia, que sólo existe a condición de confinarse en un punto de vista cuantitativo. Esclarecer la relación entre genotipo y fenotipo no tiene nada que ver con decir que están relacionados, sino. con precisar esas interacciones en términos susceptibles de control experimental. La perspectiva cientítica, por supuesto, es limitada, y se pueden superar esos límites de muchas maneras, contando cuentos de hadas sobre la unidad de teoria y práctica, como Demófilo, o de otras maneras más al alcance de los simples mortales. Eso sí, es cierto que tal cosa implica necesariamente tener una visión política de la ciencia y no considerarla una simple "búsqueda de la verdad".

La polémica con el continuismo de la síntesis neodarwiniana, de todas formas, sí se ha dado en el interior de la biología, eso es cierto. Y uno de los promotores de la misma, Stephen Jay Gould, simpatiza (además) con los puntos de vista de Engels. Pero esa polémica no traza ninguna línea de demarcación ideológica, al menos si tenemos en cuenta que como historiador de la ciencia Jay Gould se ha caracterizado por denunciar la política de la ciencia de Lysenko (que no el lamarkismo como tal), igual que ha denunciado la política eugenésica en los países capitalistas. Naturalmente, el tema de esa política eugenésica es interesantisimo, y por ahí cerca andaban también biólogos marxistas, -algunos de ellos sin embargo no adversarios precisamente de la síntesis neodarwiniana, como John Maynard Smith y Julian Huxley-. Por otro lado, un Lovelock o un Georgescu-Roegen son muy críticos con la síntesis neodarwiniana y muy dados a hablar de "saltos cualitativos" e ·interacciones globales", pero no creo que eso les lleve o lleve a sus sucesores a posturas políticas precisamente progresistas, sino a "capitalismos verdes" y/o espiritualismos new age varios.

En mi opinión, para no perdernos, tendríamos que remitirnos a un hecho fundamental, ejemplificado por la producción industrial de cultivos transgénicos: las grandes proezas de producción agraría que Lysenko y su escuela pretendían poner al alcance del socialismo mediante la manipulación del medio y considerando a la genética mendeliana "idealismo burgués", las "proezas de dirección de la evolución de las especies en [presunto] beneficio del hombre", las están logrando al servicio del capitalismo los ingenieros genéticos como creadores de un medio tecnológico que actúa sobre las especies, basado precisamente en conceptos mendelianos...

Por supuesto, tales modificaciones son demasiado serias como para considerarlas "asuntos de especialistas". Un filón para informarse de estos asuntos: el grupo ETC

Según Perestroiko “la ciencia sólo existe a condición de confinarse en un punto de vista cuantitativo”. Es un error. Incluso hay ciencias que carecen de dimensiones cuantitativas. Cada vez menos pero las hay.

Según Perestroiko “la dialéctica es metacientifica”. No sé a qué llama metacientífica, pero creo que no es así. Quizá tratando de aclararlo dice que la dialéctica “no se sigue de los resultados científicos” pero yo creo que sí. La dialéctica es una ciencia del movimiento, de las cosas en movimiento y, en consecuencia, sus leyes se deducen de todas las formas de movimiento de la materia, la sociedad y el pensamiento. Por tanto, efectivamente, la ciencia no demuestra ni tiene que demostrar ninguna tesis dialéctica sino que la tiene que poner de manifiesto. Pero no una ciencia sino todas las ciencias o varias de ellas.

Dice Perestroiko que “la perspectiva científica es limitada y se pueden superar esos límites de muchas maneras, contando cuentos de hadas sobre la unidad de teoria y práctica”, como en mi caso. Efectivamente, la perspectiva científica es limitada, sobre todo la de cada ciencia en particular, por eso yo prefiero hablar de todas las ciencias o de varias de ellas, una perspectiva que la mayor parte de los científicos no tienen porque son especialistas en la suya.
No estoy de acuerdo con que se puedan superar esas limitaciones de muchas maneras. Pero una de las maneras de superar las limitaciones son las hipótesis científicas, por ejemplo. En ningún caso lo son los cuentos de hadas, de los cuales yo no he contado ninguno, como cualquiera puede comprobar.
La unidad de la teoría y la práctica no es un cuento de hadas sino algo que cualquier genetista que trabaje en un laboratorio conoce a la perfección.

Dice Perestroiko que “esclarecer la relación entre genotipo y fenotipo no tiene nada que ver con decir que están relacionados sino con precisar esas interacciones en términos susceptibles de control experimental”. Estoy totalmente de acuerdo, con un solo matiz: yo no digo “relación” sino “interacción dialéctica”, es decir, que el genotipo actúa sobre el fenotipo y éste sobre aquel. Pero la mayor parte de los genetistas no admiten esta segunda parte y los lamarquistas y lissenkistas decimos que sí existe y que esa interacción recíproca es la que demuestra la influencia del medio sobre la herencia.

“Para no perdernos, dice Perestroiko, tendríamos que remitirnos a los cultivos transgénicos”. Casi nada. Ahí sí que nos perdemos definitivamente, así que si quieres abrimos otro hilo al respecto.

Según Perestroiko Stephen Jay Gould simpatiza con Engels, pero denuncia la política de la ciencia de Lysenko, aunque no el lamarkismo. Yo no quería sacar a relucir a Gould, pero aprovecho la ocasión para decir algo al respecto porque Gould sí rompe de una manera clara con las limitaciones de las que antes hemos hablado. Por muchos motivos, Gould es una excepción en la ciencia porque aunque era un especialista en lo suyo, la Paleontología, sus reflexiones van mucho más allá. Gould hace algo que pocos científicos se atreven: generaliza. Y la cuestión que estamos tratando aquí no se puede resolver sólo desde el punto de vista de la genética, sino que necesitamos también la biología y la paleontología. Es un problema pluridisciplinar.

En segundo lugar, es un error separar a Lissenko de Lamarck, como hace Perestroiko tratando de apoyarse en Gould. Lissenko dijo muy pocas cosas originales y sus prácticas agrícolas también eran seculares. Sus raíces están en Lamarck y su teoría de los caracteres adquiridos. Por tanto, su teoría es la misma que la de Lamarck y ambas son muy minoritarias hoy entre los genetistas. No se puede separar a uno del otro, como tampoco se puede separar a Lissenko de Haeckel, de Timiriazev o de Michurin. Todos ellos van en el mismo paquete.

En tercer lugar, las tesis de Gould, que no están probadas y que tampoco tienen mucha aceptación, aportan su apoyo a las tesis de Lamarck-Lissenko.

Finalmente, las tesis de Gould son una manifestación de la ley dialéctica de la transformación de los cambios cuantitativos en cambios cualitativos, lo cual merece una breve explicación.

El 23 de noviembre de 1859 Darwin recibió una carta de Huxley en la que éste le decía: "Se ha echado sobre los hombros una dificultad innecesaria al adoptar el 'natura non facit saltum' tan sin reservas". La frase latina, atribuida a Linneo, mantiene que la naturaleza no da saltos. Lo mismo que Descartes y Leibniz, Darwin también seguía este lema. A pesar de que el registro fósil de la época no ofrecía apoyo alguno al cambio gradual, Darwin argumentaba que ello se debía a que era incompleto: vemos los cambios abruptos porque nos faltan los pasos intermedios. Darwin creía que era sólo cuestión de tiempo el encontrar nuevos registros fósiles que demostraran que todo se había producido a través de un cambio gradual. Pero nunca se encontraron.

Para Gould la evolución no es un proceso gradual y continuo, sino una serie de cambios bruscos y repentinos junto a períodos relativamente largos de desarrollo muy lento. La acumulación gradual de pequeños cambios en determinado momento provoca un cambio cualitativo.

De esta forma Gould resolvió el problema que tuvo Darwin a la hora de comprender el proceso conocido como "explosión cámbrica". Se han encontrado pocos registros fósiles anteriores a la explosión cámbrica, después de la cual, repentinamente, se desarrollaron rápidamente nuevas formas de vida.

Gould estudió la filosofía marxista y escribió: "La parcialidad profundamente enraizada en el pensamiento occidental nos predispone a buscar un cambio gradual y contínuo". Conocía los estudios de los científicos de la Unión Soviética, educados en la dialéctica. En “El pulgar del panda” señala: "En la Unión Soviética, por ejemplo, los científicos se forman en una filosofía del cambio muy diferente: las llamadas leyes de la dialéctica, reformuladas por Engels a partir de la filosofía de Hegel. Las leyes dialécticas son explícitamente puntuales. Hablan por ejemplo de la ‘transformación de la cantidad en cualidad’. Esto puede sonar a bobadas esotéricas, pero sugiere que el cambio se produce a grandes saltos tras una lenta acumulación de tensiones que un sistema resiste hasta llegar a su punto de fractura. Calentemos agua y finalmente hervirá. Opriman a los trabajadores cada vez más y se producirá la revolución. Eldredge y yo nos sentimos fascinados al enterarnos de que muchos paleontólogos rusos apoyan un modelo similar a nuestro equilibrio puntuado" (El pulgar del panda, Editorial Grijalbo, Barcelona, 1994. p. 157).

Más claro, agua.

Vuelve Lamarck

Nota Jue Ago 14, 2008 9:39 pm
Los científicos han hecho grandes progresos en la comprensión del modo en que los antibióticos generan resistencias bacterianas. Curiosamente, un campo de estudio con aplicaciones médicas tan directas como éste ha recuperado para la ciencia actual un debate decimonónico de la más rancia biología evolutiva. En cierto sentido, las bacterias han restaurado el buen nombre de Lamarck, cuya teoría de que los caracteres adquiridos durante la vida podían heredarse había quedado sepultada bajo el peso de los argumentos de Darwin. Hasta ahora, la explicación de las resistencias seguía un darwinismo ortodoxo: entre los millones de bacterias que contiene cualquier milímetro de piel o mililitro de sangre, unas pocas -tal vez sólo una en mil millones- son ya resistentes a los antibióticos. Si la persona toma un antibiótico, muere la inmensa mayoría de las bacterias, y sólo sobreviven las rarísimas resistentes. Una vez aniquilada la competencia, las bacterias resistentes proliferan sin impedimentos. El antibiótico, por tanto, no vuelve resistentes a las bacterias, sino que se limita a seleccionar a las que ya lo eran.

Pero, tal y como señala Jesús Blázquez, microbiólogo del hospital Ramón y Cajal de Madrid, el darwinismo funciona con los antibióticos, pero también hay que hacer un sitio a Lamarck: el fármaco no sólo selecciona, sino que también crea resistencias nuevas que luego se heredan en las sucesivas generaciones de bacterias.

La razón es el estrés, al menos en la acepción que los biólogos dan a esa palabra de moda. Los antibióticos, de un modo u otro, perturban la existencia de la bacteria, y ésta, ante el riesgo de morir, reacciona desactivando los sistemas que normalmente vigilan que la replicación del ADN sea precisa, sin errores. El resultado es que la bacteria acumula una enorme cantidad de mutaciones (errores) en sus genes.

Literalmente, el microbio genera millones de variantes de sí mismo. Por azar, algunas de ellas resultan ser resistentes al antibiótico en cuestión, y entonces empiezan a proliferar. El regereso de Lamarck es otra razón, por si hacía falta una más, para extremar la prudencia en el uso de estos fármacos.

Vuelve Lamarck
El País, 26 de octubre de 1999

1. Vamos a ver, si yo digo que Gould crítica la política de la ciencia de Lysenko, pero no el lamarkismo, no estoy separando a Lamark de Lysenko, estoy diciendo que aunque Gould no se opone al Lamarkismo se opone a la política de la ciencia de Lysenko, a la que dedica calificativos poco amables (cf. Dientes de gallina, dedos de caballo). Más claro, agua: ¿será Gould un cientifico burgués?

2. Si el metalenguaje es lenguaje sobre el lenguaje, la metaciencia es ciencia sobre la ciencia. Enfoques metacientíficos puede haber muchos, y algunos de ellos se han inspirado en la dialéctica. Así Marx, tal y como lo explicaba en el epílogo a la segunda edición de "El capital", consideraba que su método es la combinación de dos modos, el modo de investigación -"apropiarse detalladamente el material, analizar sus diferentes formas de desarrollo y rastrear su vínculo interno"- y el modo de exposición -"representar adecuadamente el movimiento real. Si se consigue... puede parecer como si se estuviera ante una construcción a priori"-. A mi me parece que esta es la única forma razonable de considerar la dialéctica sustantiva, es decir, como un marco para la ciencia, a un nivel superior al de las teorías cientificas (de síntesis de los resultados dispersos), pero respetando la información que estas proporcionan. Igual que la dialéctica de la revolución tiene que partir de las sociedades reales, y no de aspiraciones o intuiciones, la dialéctica de la ciencia tiene que partir de ciencias reales. Entonces, las ciencias no demuestran o prueban nada dialéctico, sino que, como dice más adecuadamente Demofilo en su siguiente intervención, lo manifiestan -presuntamente-. Pero quien defiende la dialéctica, tiene que hacer su propio trabajo y no pretender que está ya expuesto en una teoría científica, lo que sería un abuso (ni pretender que las teorías se tienen que ajustar a sus tesis, cuando es a la inversa).

3. Demofilo pone en forma de cita lo que ya habia dicho yo, o sea que Gould simpatiza con Engels. Ahora bien, cuando salimos de las muchas gracietas que Gould repartía en sus artículos periodísticos y pasamos a tomarnos en serío la teoría del equilibrio puntuado, sólo podemos sacar lo que hay, que es poca cosa sobre causalidad en general y como apoyo a formas duras de defensa de la dialéctica en particular. La controversía entre la teoría del equilibrio puntuado y las teorías gradualistas no es más que una controversia entre modelos en los que encajar sus datos, y poco más hay que rascar a la hora de justificar el razonamiento sobre cambios cualitativos como ley que se extiende a fenomenos culturales e institucionales. Supongo que Hegel y Marx se saldrían de su tumba si se enterasen de que cuenta como sucesor suyo un tipo que ha escrito "Ciencia contra religión: un falso debate", libro en el que se defiende que ciencia y religión son esferas independientes que no deben entrar en conflicto... Por lo demás, a mi Gould me parece un autor fundamental en muchos sentidos: aconsejo la lectura de "La falsa medida del hombre".

4. Vamos a ver si no jugamos al escondite, la fórmula de "unidad de teoría y práctica" no pretende, en la tradición marxista, referirse al hecho de que los científicos tienen que bajar al laboratorio, o a que se haga ciencia buscando aplicaciones prácticas. Se refiere a algo más ambicioso -"la división entre ser y deber ser (entre realidad y moral) ha de ser transcendida", Lukacs (1)-, y, en mi opinión, haríamos bien en reconocer que esas ambiciones se han quedado en el cuento de la lechera, y que la realidad es más áspera de lo que suponen los dialécticos.

5. Así que en un debate sobre las presuntas ciencias burguesas y ciencias proletarias, nos salimos del mismo si traemos a colación las formas que hoy en día está tomando la ciencia como fuerza productiva y destructiva... Lo importante es demostrar que los críticos de Lysenko están a sueldo del imperialismo... Más claro, agua.

6. Vuelve Lamark. Si cada vez que alguien enfatiza la importancia del ambiente sobre la dotación genética los marxistas tuviesen que tirar cohetes, supongo que la recuperación de la piscología conductista les debería llevar al colmo del alborozo, y que B.F.Skinner se dedicó a la ciencia proletaria. De todas formas, invito a Demofilo a pensar cuán cuestionado se sentiría un partidario de la eugenesia - de poner dificil la reproducción de los 'inadaptados'- por noticias como esa que nos trae a colación.

7. Viendo la situación de la época, no me cuesta entender que hubiera gente de buena voluntad que simpatizase con las motivaciones de Lysenko, frente a las displicencias de sabios instalados o aspirantes a no perder su instalación.

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(1) Gramsci: Dado que toda acción es el resultado de diversas voluntades, con diverso grado de intensidad, de conciencia, de homogeneidad con el complejo total de la voluntad colectiva, es claro que también la teoría correspondiente e implícita será una combinación de creencias y puntos de vista tan descompaginados como heterogéneos. Sin embargo, hay acuerdo completo entre la teoría y la práctica, en dichos límites y términos. Si se plantea el problema de identificar la teoría y la práctica, se plantea en el sentido siguiente: construir sobre una determinada práctica una teoría que, coincidiendo e identificándose con los elementos decisivos de la práctica misma, acelere el proceso histórico en acto, tornando la práctica más homogénea, coherente, eficiente en todos sus elementos, es decir: tornándola poderosa al máximo; o bien, dada cierta posición teórica, organizar el elemento práctico indispensable para su puesta en práctica. La identificación de teoría y práctica es un acto crítico, por el cual la práctica se demuestra rational y necesaria o la teoría, realista y racional. He aquí por qué el problema de la identidad de teoría y práctica se plantea especialmente en los momentos históricos llamados de transición, es decir, de más rápido movimiento de transformación, cuando realmente las fuerzas prácticas desencadenadas exigen ser justificadas para ser más eficientes y expansivas, o cuando se multiplican los programas teóricos que exigen ser justificados de manera realista en cuanto demuestran ser asimilables por los movimientos prácticos, que solo así se tornan más prácticos y reales.. - Bujarin: La relativa incomunicación social de la teoría y la práctica es la base para una ruptura entre la teoría del conocimiento y la acción práctica o para la construcción de una teoría supraexperimental como suplemento cualificado y gratuito a las formas usuales y terrenas del conocimiento humano. Hegel concibe la unidad de la teoría y la práctica de una forma particularmente idealista (unidad de la idea práctica y teórica como conocimiento), unidad que supera la unilateralidad (Einseitigkeit) de la teoría y la práctica, tomadas por separado, unidad «precisamente en la teoría del conocimiento». En Marx encontramos la enseñanza materialista (y al mismo tiempo dialéctica) de la unidad de la teoría y la práctica, de la primacía de la práctica y del criterio práctico de verdad en la teoría del conocimiento. De esta forma, Marx ofreció una síntesis filosófica sorprendente ante la cual los trabajados esfuerzos del pragmatismo moderno, con sus contorsiones teológicas e idealistas, su artificialidad y sus laboriosas construcciones sobre bases ficticias, &c., parecen balbuceos de niños.. No me atrevo yo a preguntarles a los genetistas que trabajan en laboratorios sobre estos asuntos, si me acompaña Demofilo a lo mejor sí.

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