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MINTZ, Frank

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MINTZ, Frank

Nota Jue Feb 25, 2010 1:59 pm
Frank Mintz

Portada
(wikipedia | dialnet)


Introducción

En la entrada en francés de la wikipedia, que traduzco aquí, se escribió:Nacido en 1941. Ha trabajado bajo los pseudónimos de Martin Zemliak e Israël Renov. Escritor en lengua francesa y española, milita en la Confédération Nationale du Travail (Francia) y a partir de 2004 se hizo miembro de su secretariado internacional.

Nació en Montpellier, hijo de madre de la región de Auvernia y de padre apátrida (ex-ciudadano soviético de origen judío-alemán y ruso). Sus trabajos están ligados a la historia del anarcosindicalismo durante lo que él denomina la revolución española (1936-1939). También es traductor (de italiano y castellano a francés) de ensayos de esta temática y ha escrito unas antologías sobre las figuras más importantes del anarquismo, anarcosindicalismo y/o sindicalismo revolucionario.

Hoy, jubilado tras más de 34 años en la enseñanza como profesor de castellano, emplea su tiempo libre siguiendo y participando en los debates y corrientes anarcosindicalistas de Europa y América Latina.

Desde un punto de vista político, está adscrito al reformismo libertario tal como ha sido desarrollado por la SAC en Suecia y la CGT en España.





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Nota Jue Feb 25, 2010 2:00 pm
fuente: https://www.diagonalperiodico.net/la-pl ... orica.html


El peso de nuestro pasado

De la realidad ocultada por todos a la recuperación de la memoria histórica


Portada



Frank Mintz. Historiador y autor de, entre otros libros, La autogestión en la revolución española

Diagonal, nº 22, martes 21 de febrero de 2006



    A partir de enero, entramos en el 75º aniversario de la II República española, y el 70º aniversario de la resistencia popular al golpe de Estado y de la revolución española. Las fricciones en torno a la apertura de fosas comunes fruto de la represión contra los derrotados, en torno al Archivo Histórico de Salamanca o a la aparición de textos revisionistas avalados por la ‘derechona’, nos indican que la memoria es también un espacio de confrontación política. Con el fin de fomentar la reflexión colectiva, iniciamos este debate.



Siempre mienten los poderosos. George Orwell comprobó cómo los hechos de mayo de 1937 fueron falsificados por los medios comunistas y burgueses. 1984 es la reelaboración, novelesca, del mismo procedimiento por una dictadura.

Lo mismo que la “geografía sirve primero para hacer la guerra” (como lo demostró a fines de los ‘60 el geógrafo francés Lacoste, pionero en muchas cosas, como en reencontrar a su colega geógrafo y anarquista Eliseo Reclus), la historia oficial justifica la explotación de la mayoría por unos privilegiados ‘desapareciendo’, falsificando los hechos que no les convienen.


La falsa recuperación de la memoria organizacional Las propias organizaciones que se presentan como horizontales y con actuaciones desde abajo hacia arriba para descartar el autoritarismo tampoco están exentas de desviaciones obvias de sus postulados.

Un ejemplo aleccionador es el de la CNT española, cuya cúpula se adhirió al Gobierno republicano desde septiembre de 1936 (para Cataluña) y noviembre de 1936 (para el territorio republicano) casi sin interrupción hasta marzo de 1939. Dicha participación fue considerada como un logro incuestionable en su momento, desde Peiró hasta Federica Montseny y García Oliver. Sólo Abad de Santillán censuró muy tardíamente su propia conducta.

De repente, a mediados de 1944, parte de la cúpula cenetista en el exilio condenó la participación gubernamental, para separarse de otra tendencia que proseguía la colaboración con los republicanos, que la misma CNT anticolaboracionista predicaba. Tales son los meandros de la conquista y del mantenimiento del poder.


El nacimiento de la ocultación de la memoria de 1936-1939 En 1962, en plena oleada de los paros laborales (eufemismo franquista para no pronunciar la palabra ‘huelga’, pasible de penas previstas por una ley militar de 1938), Franco afirmaba en un discurso: “En el fondo, y dada nuestra fortaleza, no es malo que surjan problemas que pongan a prueba nuestros sistemas y nos permitan perfeccionar nuestros instrumentos. (Muy bien). Esto fortalece nuestra naturaleza, pues no es la mejor naturaleza la que se encierra en una completa asepsia, sino la que sabe crear anticuerpos que la defiendan. (Muy bien). Con motivo de las diferencias laborales que en la rama de la minería se produjeron, y que desde fuera el comunismo ha pretendido explotar sembrando impaciencias y desatando ambiciones incompatibles, en la mayoría de los casos, con el momento económico, debe hacerse llegar a todos los trabajadores que el pretender mejorar sistemáticamente los salarios, sin que la productividad aumente, y cuando la situación de las empresas no la resiste, constituye una quimera de imposible realización” (27 de mayo de 1962, en España hoy, París, 1963, p 231).

Se observa una similitud con el discurso actual, sustituyendo el “desde fuera el comunismo” de antes por “algunos sindicatos irresponsables”. Y, dejando aparte la ley orgánica franquista que designó a Juan Carlos como heredero de Franco, malamente podía la Transición criticar las bases del régimen precedente: la constitución, con el rey como jefe supremo de los ejércitos, fija la continuidad económica con el Franquismo. Sólo quedaba dar con una interpretación de la Guerra Civil que justificara de pasada la presencia y la permanencia del Franquismo.

Acudir al catolicismo habría sido cerrarse las puertas de la UE. La teoría de la locura, de la diabolización de los dos bandos contrincantes en 1936-1939 era aceptable, y múltiples intelectuales hicieron disquisiciones sobre la España equiparable al resto de Europa, alejándose de un pasado bochornoso e inútil.

Eran razonamientos embotados y baladíes, por la incapacidad de justificar el franquismo hasta 1975. Una consecuencia lógica habría sido deducir que los regímenes que reconocieron el Franquismo -EE UU, indirectamente la URSS con su votación por el ingreso de España en la ONU y en la UNESCO-, que lo potenciaron, comerciando con él (o sea, la mayoría de los países industrializados) eran también estructuras locas y diabólicas.


La fidelidad de los nietos No sé si es una regla generalizable, pero me llamó la atención en los ‘70 cómo la tercera generación de jóvenes armenios de Francia y Líbano justificaban los atentados a embajadas turcas y asesinatos de diplomáticos turcos. Eran los depositarios de la memoria del genocidio transmitido por sus abuelos, debían elegir entre luchar por sus raíces o asimilarse definitivamente en el país de sus padres, estos despreciables cobardes de la causa armenia.

Pasa algo similar con los nietos de desaparecidos en Argentina y en España. Es preciso dar una sepultura, encontrar una respuesta para abuelos borrados de la historia, más exactamente tirados en la cuneta, en el vertedero, en la inutilidad.

Reencuentro con el pasado: modo de empleo propósito -confesado o no- del ‘peor es meneallo’. Y por eso, la ética a defender es la lógica pasada y actual. Unos acataban una directiva del general Mola (de no hacerlo, les fusilaban) que sólo proseguía la de su colega el general francés Gallifet durante la Comuna de París: acabar con los subversivos aplicando el terror. Otros tenían el ideal chekista de la liquidación de los enemigos de clase, como en la URSS. La misma regla que para Mola es aplicable.

Los demás predicaban tolerancia y en algunos casos cayeron en el sadismo, se denuncia. Manipular el pasado es una necesidad para un grupo más o menos numeroso para poder justificar, que el poder corresponde a una elite que lo tiene y lo mantiene, como afirmación de una capacidad superior para ver y prever.

Si el pasado contradice el análisis del grupo líder, enseña que provocó errores y daños para el grupo liderado, el Comité Central, la cúpula, la jerarquía o el nombre que sea tiene que dimitir, disolverse e irse. Demostrando que no hubo error sino hechos negativos que ocurrieron por azar o la fatalidad, o/y se debían a la presencia de locos o seres perversos, la jerarquía queda eximida de culpa. Conserva, y por tanto consolida, su poder, puesto que cuantos más años de gestión se tiene, más prestigio y más poder se adquiere.

La Transición española parcheó la fachada del sistema social fundado en la igualdad de derechos sin la igualdad económica -de hecho, con la prohibición de alcanzarla-. Evocar 1936-1939 como una revolución con fuerzas sociales que la aplastaron echa por los suelos toda la estructura de la sociedad fundada en la desigualdad económica.

Re: MINTZ, Frank

Nota Mié Sep 10, 2014 11:10 pm
fuente: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=178139


Entrevista a Frank Mintz, historiador anarquista y ponente en las XV Jornadas Libertarias de CGT-València

“Rechazo cualquier totalitarismo sea fascista, católico, leninista o anarquista”


Portada



Enric Llopis

Rebelión // 13 de diciembre de 2013




La autogestión en la España revolucionaria (1977) y Autogestión y anarcosindicalismo en la España revolucionaria (2005) son los dos trabajos más relevantes del historiador anarquista francés, Frank Mintz. Ha dedicado muchos años a estudiar las colectividades y la “Revolución” anarquista que se produjo durante la guerra civil española. Después de 34 años ejerciendo como profesor de castellano, el investigador (ya jubilado) vende libros de segunda mano para financiar una pequeña editorial (en la que trabaja con tres compañeros) y que tiene en proyecto traducir al francés la Historia de la CNT, de José Peirats. En su currículo resalta la publicación y traducción de textos sobre los “clásicos” del anarquismo (Bakunin, Gorelik, Kropotkin, Berneri, entre otros). Mientras, asesora al sindicato de la construcción de CNT-Solidaridad Obrera.


En un libro reciente, Repensar la anarquía (Ed.Libros de la Catarata), Carlos Taibo afirma que se da actualmente un renacimiento de las ideas y prácticas libertarias. ¿Estás de acuerdo?

Creo que, en cualquier periodo histórico, cada grupo anarquista pensaba que era la mejor época para las ideas libertarias. Por ejemplo en 1989, con el hundimiento del “socialismo real”, se decía lo mismo. Luego vimos cómo aquello se convirtió al mercado y al modelo chileno de Milton Friedman. Por tanto, dudo que el colapso de la URSS abriera espacio a las ideas libertarias. Además, opino que en el anarquismo hemos de repensar modos tradicionales de actuar. Por ejemplo, los cuatro ministros de la CNT que ingresaron en los gobiernos de la II República lo hicieron sin consultar a la militancia, y sin cumplir el programa para el que entraron en los ministerios. Los “Amigos de Durruti” tampoco sometieron a consulta sus programas y en las octavillas decían cosas como “fusilar a los culpables”. Todo esto hay que revisarlo.


¿Algún otro punto de autocrítica?

Sí, dejar de pensar que el anarquismo posee el único mensaje puro y no mancillado. Durante la guerra civil española, se publicaron documentos de la CNT y la FAI que venían a decir: “Compañeros del pueblo, tenéis que seguirnos porque contamos con el secreto para un futuro luminoso”. Es decir, hablaban como una vanguardia, como el partido dirigente. Documentación parecida la encontramos, por lo demás, en la Unión Soviética de Stalin. Pero, para superar el capitalismo hoy, hemos de actuar todos juntos, dejando atrás la mentalidad de cura, misionero o predicador. Y me da lo mismo que se utilicen las etiquetas de “anarcosindicalista”, “anarcocomunista” u otras. En Argentina conozco a muchos compañeros que viven de acuerdo con el ideal libertario sin ponerse esa etiqueta. Y conozco otros casos en que ocurre lo contrario.


Te referías a curas, misioneros y predicadores. Una de las principales dianas de tus críticas es la iglesia católica y el Opus Dei.

Hace unos meses se vivió en Francia una campaña –con discursos propios del siglo XIX- contra el matrimonio para todos. Hubo gente que se desplazó hasta 700 kilómetros en viajes pagados para llegar a París. Estos viajes los financió la iglesia católica y, especialmente, el Opus Dei (el arma más potente, reaccionaria y arcaica del Vaticano, que ejerce el mismo rol que los jesuitas durante siglos). Resido a unos 10 kilómetros de la capital y pude ver a tres niñas, de entre 10 y 14 años, colocando pegatinas en coches contra el matrimonio homosexual. Por supuesto, manipuladas por sus padres. Hoy estamos en Valencia. Recuerdo que San Vicente Ferrer mandaba a la hoguera a los judíos que no querían convertirse. Personalmente, estoy en contra de todos los totalitarismos, sean católicos, fascistas, leninistas o anarquistas.


¿Cómo entiendes el anarquismo?

Como una manera de manejarse en el día a día sin categorías como “ganadores” y “perdedores”, propias de la moral capitalista, y que proponga respuestas a los problemas actuales. También, como un modo de trabajar con los demás, horizontalista y basado en la asamblea. Pero asambleas con controles, capacidad de revocación y sin representantes inamovibles. Otro punto importante es, en mi opinión, el rechazo de la autoridad en sentido “verticalista” y no controlada. Ahora bien, hemos de aceptar la autoridad (basada en pruebas) del médico o el científico, una distinción que ya hacía Bakunin. En el anarquismo me introduje gracias a las conversaciones con un anarquista italiano, Tomasso Serra, que participó como voluntario en la guerra civil española. Entonces yo tenía 10 años.


¿Cómo ves el panorama del anarquismo en el estado español?

Creo que las cosas no se hacen bien cuando se está más en la defensa de etiquetas que en los problemas cotidianos. Y esto vale para CGT, CNT y Solidaridad Obrera. Es lo mismo que antes te comentaba: se anteponen las etiquetas al comportamiento libertario. Opino que sería bueno incorporar otras visiones, como se hace en América Latina, por ejemplo con los cristianos de base o los pueblos indígenas.


¿Y en cuanto al anarquismo en Europa?

Comento los casos que conozco. En la federación anarquista francesa veo una capacidad de apertura y de dirigirse a los demás, lo que le mantiene fiel a la tradición libertaria. También se muestra abierta a los movimientos que, mediante la acción espontánea, se oponen al capitalismo. Es una apertura que también percibo en Bulgaria. En Grecia y Rusia considero que hay muchas “taifas”, demasiado fraccionamiento y una presencia del mito insurreccionalista, pero sin capacidad técnica ni militar. Caer en la “violencia por la violencia” merma la capacidad de contactar con los trabajadores.


En América Latina…

En Brasil hay muchos grupos de todas las tendencias: anarcoindividualistas, en la universidad, de acción en las favelas, etcétera. Me interesan particularmente, en Río de Janeiro, los grupos con implantación real que trabajan en las zonas más pobres y con la gente marginada. Lo hacen sin utilizar a esta gente como “carne de cañón” para crecer como movimiento. No los llevan a manifestaciones que no van a entender, sino que, al contrario, les ofrecen ayuda de modo desinteresado. Luchan contra el capitalismo con los marginados. Insisto, con ellos, sin imposiciones. En Argentina conozco ejemplos de lo contrario. Algunos grupos trotskistas proporcionan ayudas (concedidas por el gobierno) a parados y gente marginada, pero con la condición de ir a las manifestaciones con el grupo dirigente. Incluso se toma nota de la asistencia.


¿Qué tendencias observas en el caso argentino?

Dentro de esa etiqueta, hay un primer grupo que busca influir en las masas. Otro, que se inclina por una lucha de tipo más ideológico y que considera que las manifestaciones populares, desde el año 2001, están manipuladas por el peronismo y los marxistas. La tendencia que más me interesa es la tercera. Grupos que trabajan en las Villas Miseria de la capital y organizan ollas populares, que discuten con la gente de igual a igual, de manera horizontal y sin etiquetas. Además, se reconoce al “otro” con voz y voto en las asambleas.


Has dedicado muchos años a investigar la “Revolución” (así la denominas) que vivió España durante la guerra civil y el fenómeno de las colectivizaciones. ¿Cuáles son las conclusiones?

Los trabajadores de la base, incluso sin preparación anarcosindicalista, se apoderaron de los medios de producción y los hicieron funcionar según sus deseos. Trabajadores anarquistas, pero también de origen católico o de la izquierda republicana, trabajaron juntos y abolieron en la medida de lo posible la propiedad privada. Desde la base y sin la mediación de partidos políticos ni sindicatos jerárquicos. Hubo en España, en el periodo 1936-39, dos millones de colectivistas en el campo, la industria y los servicios, sobre todo en el País Valenciano y Castilla-La Mancha. Un colectivista andaluz, campesino, al que entrevisté en 1972, me dijo: “participar fue una luz que me ha permitido vivir hasta la fecha”.


Saltamos al presente. Vives cerca de París. ¿Qué opinas de las políticas de Hollande? ¿Qué salvarías de la socialdemocracia francesa en el poder?

De Hollande pienso lo mismo que de Mitterrand. Administran el capitalismo igual que el PSOE en España. Dentro de la Unión Europea gobiernan igual que la derecha; Hollande actúa con los gitanos rumanos y búlgaros del mismo modo que Sarkozy. En política exterior, Francia y el ejército de Estados Unidos son aliados en África. El material de vigilancia y seguimiento aéreo corre a cargo de los norteamericanos, y es Francia la que, dado que conoce el continente africano desde el siglo XIX, actúa sobre el terreno, como “carne de cañón”.


Ya en el contexto europeo, ¿cómo interpresas la actual crisis, las políticas de recorte y austeridad?

Hay una “fachada” para justificar lo que están haciendo. Un desmadre bancario, el crecimiento de la deuda y la actuación de los gobiernos, la Unión Europea, el FMI y el Banco Mundial. Pero, en el fondo, existe una estrategia de depuración y reequilibrio de los balances bancarios para continuar explotando a la población. Se vuelve, en fin, al capitalismo “salvaje” del siglo XIX, aunque hoy más organizado. Todo este proceso se lleva a término con un genocidio puro y duro de los sectores más marginados en África, América Latina y Asia (también en la Unión Europea con la crisis), condenados al hambre, falta de medicinas y recursos básicos. Son millones de muertos cada año. Gente inútil para el capitalismo porque las máquinas ya hacen el trabajo.


Criticas al estado y tanto a los partidos como a los sindicatos que giran a su alrededor. ¿Cómo ves la salud de los movimientos horizontales y asamblearios?

Últimamente, destacaría dos, el movimiento de los “indignados” y Occupy Wall Street. El que más ha resistido es el 15-M. Destacaría que, quieran o no sus participantes, utilizan pautas libertarias. Esto es lo esencial. Aunque, ciertamente, también el 15-M acoge tendencias “reformistas”. En mi opinión, no puede “reformarse” esta “democracia-cloaca” (como yo la denomino), y menos aún sin cuestionar el capitalismo. Pero, sobre todo, valoro la capacidad para salir a la calle, defender unos valores y oponerse a los ataques globales. Esto es algo que, hasta el 15-M, sólo hacía una minoría de militantes muy politizados. El 15-M ha sabido hacer de “puente” con el resto de la población. Además de los “indignados”, esto se ha visto también recientemente en la asamblea de docentes de Baleares.


Se dice mucho que la izquierda debe huir del sectarismo y acercar posiciones. Subrayar lo que une en lugar de lo que separa. ¿Qué opinas?

Lo veo difícil. No creo que se deba dar un papel social a grupos que no representarían la voluntad de las asambleas de base. Me refiero a los grupos que basan su práctica en el leninismo. Me explico. Muchas veces se habla de estalinismo, pero Stalin no es sino un discípulo de Lenin. El leninismo consiste en la captación de un movimiento de masas por parte de una dirección que la masa no ha elegido y, a continuación, “depurar” a los elementos “disolventes” de esa masa. Es lo que ocurrió cuando, en el periodo 1917-21, Lenin eliminó la libertad y espontaneidad de los soviets, e impuso el acatamiento castrense a las órdenes del partido Bolchevique. Utilizando, para ello, el paredón, los campos de reeducación y la policía política. Ahora bien, no son métodos que sólo utilizara Lenin. También los puso en práctica el SPD en Alemania contra toda la oposición de izquierda (1917-20) o el régimen de los ayatolás en Irán.


Por último, has impartido una conferencia en las Jornadas Libertarias de la CGT sobre “Municipalismo libertario: participación y empoderamiento”. ¿Es una vía de actuación para el anarquismo?

Consiste en crear municipios organizados a partir de asambleas reales y abiertas (por cierto, más abiertas que en Marinaleda). Ahora bien, para que la estrategia municipalista sea eficaz, grupos de tendencia libertaria –por ejemplo, en Argentina- están planteando la creación de partidos municipalistas y participar en las elecciones, con la idea de favorecer esta federación de municipios. A mi juicio, es una idea poco factible y que implica contradicciones.


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