En una comparecencia pública de candidatos
a la presidencia sobre derechos humanos, organizada por Amnistía
Internacional y la Comisión Colombiana de Juristas y donde
se encontraba el delegado de la ONU en Colombia, Alvaro Uribe Vélez
respondió así al ser preguntado sobre los efectos de la guerra
y las garantías de la población: la autoridad es la base
de los derechos humanos y su gobierno sólo aceptará las recomendaciones
que le convengan, y continuó, el país lo que necesita es
un severo Estatuto Antiterrorista.
A preguntas de Susan Lee y otros defensores de derechos
humanos, sobre la impunidad, el paramilitarismo o una supuesta reforma
constitucional para dar cabida a dicho Estatuto, dijo que, el país
necesita legalizar el allanamiento, la detención, el control telefónico
sin orden judicial y que él organizaría una red nacional
de informantes para alertar a las autoridades de la presencia de la subversión.
No se le puede negar coraje y claridad de ideas
al nuevo mandatario, de esta manera, se legalizaría algo que viene
siendo una regular actuación de los militares para instaurar estados
de sitio regionales sin autoridad civil, al estilo de lo que hizo
Ariel Sharon en Yenin, primero para masacrar a la población y después
impidiendo que nadie entrara, ni siquiera la ONU, a mirar lo que allí
pasó.
Resuena en las conciencias de los colombianos la
crisis humanitaria de Bojayá en territorio chocoano, 500 víctimas
en enfrentamientos entre los paramilitares, la guerrilla y el ejército.
Un informe de la ONU ha señalado responsabilidades al paramilitarismo,
a las Farc y al gobierno que preside Pastrana.
Nadie pone en duda que el nuevo presidente ha surgido
en unas elecciones amparadas por una constitución formalmente democrática,
lo cual, sin embargo, no dice nada a favor del carácter democrático
del presidente ni de la democracia en Colombia. Uribe Vélez quiere
acabar con cualquier oposición democrática y militarizar
el país hasta donde le sea posible.
Curriculum
El flamante nuevo presidente del liberalismo disidente
ocupó la alcaldía de Medellín en 1983 hasta ser destituido
por el presidente Belisario Betancur tras ser acusado de participar en
una cumbre de narcotraficantes del cartel de Medellín.
También fue destituido como gerente de Aerocivil.
Durante el período 1980-1982 se produjo uno de los caso de corrupción
oficial más sonados en Colombia. En ese período los carteles,
tanto el de Medellín como el de Cali, adquirieron permisos y licencias
para obtener la más poderosa flota de aviación privada de
América Latina con la que transportar sus productos y participar
en la guerra sucia.
Fue socio comercial de importantes industriales
del narcotráfico que posteriormente fueron detenidos, juzgados y
encarcelados como sucediera con el político e industrial César
Villegas quien fue Subdirector de Areonáutica Civil.
Curiosamente Uribe Vélez nunca fue molestado
ni sus actividades investigadas, ni por narcotráfico ni vinculaciones
al paramilitarismo.
Durante su período como Gobernador de Antioquia
entre 1995 y 1997, junto con el general Rito Alejo del Río y de
AUGURA (gremio bananero de Urabá), se desarrolló la denominada
“Operación Retorno” que aniquiló al movimiento Unión
Patriótica de uno de sus principales bastiones políticos.
Una revista estadounidense como NewsWeek señaló a Alvaro
Uribe, como el personaje que pronunció el discurso principal en
el homenaje de desagravio que se le hizo los generales Rito Alejo del Río
y Fernando Millán, después de que fueron retirados del servicio
por sus implicaciones con grupos paramilitares acusados de cometer masacres
y otras atrocidades entre 1996 y 1997, caracterizando a Del Río
como un hombre honorable.
En declaraciones al periódico El Tiempo del
3 de Febrero, se ufanaba afirmando que hoy Urabá es una zona donde
hay una gran convivencia entre empresarios y trabajadores.
De la misma época data una de las más
célebres apuestas del Presidente electo. La organización
de las cooperativas “Convivir” para pacificar a Antioquia organizando y
armando a civiles. Su pretensión de legalizar el paramilitarismo
acarreó un aumento considerable del baño de sangre contra
sindicalistas, defensores de derechos humanos y diversos líderes
sociales.
La periodista del Espectador Mª Teresa Herrán,
con ocasión de un homenaje nacional que se le brindó al gobernador
Uribe en Bogotá, decía que, no sabía si el homenaje
era por su apoyo a ultranza a las Convivir o porque su Departamento estaba
bañado de sangre.
La esperanza de una definitiva y rápida derrota
de la oposición al régimen y el aplastamiento de la insurgencia,
magnifican sus promesas más belicistas y las cúpulas poderosas
de Colombia se han emocionado con los gritos de que, vamos a llegar a 100
mil soldados profesionales, sumaremos 100 mil policías y organizaremos
un millón de voluntarios para apoyar a la Fuerza Pública,
en declaraciones recogidas por El Tiempo el 3 de Febrero. Han visto en
el locuaz candidato un firme ariete para desarrollar el Plan Colombia,
para poder comprarla y venderla, para poder negociarla y obtener pingües
beneficios sin incómodos pobladores ni testigos opositores.
Armar un millón de civiles será la
vía para conseguir tres objetivos: legitimar los grupos paramilitares,
propósito que se frustró con las Convivir; regularizar las
relaciones entre la Fuerza pública y los grupos paramilitares; cumplir
el deseo frustrado, hasta ahora, de contar con una fuerza "legitima" que
recoja el proyecto paramilitar.
Como lo ha expresado el Ministro de Defensa, el
país está en mora de discutir la creación de una fuerza
intermedia entre la policía y las Fuerzas Militares.
El futuro
Colombia que ha vivido bajo el terror Estatal y para-estatal
más de 50 años; sometido a la negativa influencia de EEUU
y la tutela agresiva del FMI y la Banca Mundial; más del 50% de
los colombianos viven en condiciones de pobreza; donde existyen más
de 2 millones de desplazados de guerra; que recoge 1.000 masacres bajo
el mandato de Pastrana y 40.000 muertos políticos en la década
del 90; 20 personas mueren o desaparecen diariamente por la violencia;
que ha permitido la fuga de US 4.500 millones de dólares.., no puede
permitirse un presidente que prefiera la fuerza a la solución política
y negociada de los conflictos internos.
La cancelación del proceso de diálogos
con las Farc y la negativa a dialogar con el Eln ha sido un salto al vacío
que despeja el camino para que los militares y sus organizaciones paramilitares
continúen sus abusos, sus masacres, su terror y la conquista de
territorios "pacificados". Para que Estados Unidos justifique su intervención
directa con el pretexto de la lucha contra el narcotráfico y, para
que la "ayuda" del Plan Colombia se utilice contra la insurgencia, como
lo pretende el presidente Bush, llevando a un mayor escalamiento el conflicto.
Lo sucedido en las recientes elecciones parlamentarias,
donde se cumplieron los pronósticos de la incidencia del narcotráfico
y el paramilitarismo en la elección de muchos candidatos hace más
compleja y difícil la situación. El periodista Francisco
Santos, hoy, compañero de formula, como vicepresidente, de Alvaro
Uribe, escribió en El Tiempo en octubre, el mismo día de
las elecciones, lo cierto es que el Congreso que vamos a elegir va
a ser aún peor que el que ahora tenemos. Va a ser, con algunas excepciones,
un Congreso al servicio de los caciques políticos tradicionales,
de los narcos y de los paramilitares"
El arzobispo de la ciudad de Cali, Isaías
Duarte Cancino, había advertido sobre la presencia de dineros del
narcotráfico en la financiación de algunas campañas
políticas y esto, al parecer, le significó la muerte pocos
días después.
Antes de la convocatoria electoral Salvatore Mancuso,
jefe militar de las Autodefensas-Paramilitares, había anunciado
que la meta de su agrupación era conseguir la tercera parte del
Congreso. Pasadas las elecciones, informó que había superado
el 35%, es motivo de inmensa satisfacción, además,
que los candidatos de nuestras preferencias hayan alcanzado un masivo respaldo
de los electores.
Entretanto el jefe paramilitar Carlos Castaño
dijo que, las regiones pacificadas por las Autodefensas tienen hoy una
representación en el poder legislativo, coincidiendo con denuncias
que han venido haciendo dirigentes políticos y sociales sobre la
manifiesta intervención armada de los paramilitares para obligar
a la ciudadanía a pronunciarse en favor de Uribe.
El ex presidente Carlos Lemos, dando crédito
a esta situación, escribió, eso significa que hoy la mayor
parte y la fuerza más importante en el Congreso la constituyen las
Autodefensas.
En este escenario controlado por el narco-paramilitarismo
que ha venido afirmando tener candidato presidencial, sin dejar dudas
que se trataba de Alvaro Uribe, su triunfo aumenta la tragedia Colombiana,
pues se conoce que en su entorno se mueven los sectores más reaccionarios
de la vida del país.