La Huelga en la Telefónica.
Entrevista con Rodolfo Flores, dirigente sindical de Telefónica, 25 julio de 2002,
por Manuel Ossa.
La prensa escrita casi no había hablado del
conflicto, la televisión lo había hecho apenas, y sólo
en el contexto de supuestos sabotajes – cortes de cables telefónicos.
Parecido a cuando se descarriló un tren del Metro. También
los trabajadores eran entonces los primeros sospechosos. Y luego, cuando
se descubriera "fatiga de material" como su causa, no se disculpó
a los trabajadores con la misma publicidad con la que se los había
denigrado. Un analista de El Metropolitano sospecha ahora – ¡con
todo respeto! - que los cortes de cables telefónicos pudieran haber
sido hechos por esbirros de la misma empresa... Fuera de los ladrones comunes
que, como casi todos saben, pero ahora ni se nombran, llevan semanalmente
metros de cable a los diversos "persas" de Santiago.
Encontramos al compañero Flores el jueves
25 de Julio, en el piquete de huelga junto al edificio de Plaza Baquedano.
¿Cómo supieron ustedes de
este proyecto de la empresa?
Desde comienzo de año, la empresa ha estado
haciendo una campaña de propaganda respecto a su proyecto de recursos
humanos y, posteriormente, antes de que fuera votada la huelga ocupó
gran parte del tiempo y de la línea ejecutiva en hacer reuniones
con grupos de trabajadores para explicarles el proyecto de la empresa y
llamarlos a aceptarlo y no votar la huelga.
La respuesta de los trabajadores fue que más
del 95% de ellos votó la huelga y más de un 96% la hizo efectiva.
Además del reclamo contra este proyecto,
¿tenían ustedes una reivindicación concreta?
Sí, el mismo proyecto de contrato vigente,
más un sistema que apuntara a dificultar los despidos, con una penalización
por cada despido, adicional a la ya pactada en el contrato colectivo. Era
una fórmula que no constituía un costo del contrato, en la
medida en que la empresa no despidiera a nadie. Pero fue tal la distancia
entre los contratos vigentes y la última oferta de la empresa, que
prácticamente no dio posibilidades para hacer un espacio de negociación.
Los trabajadores se han mantenido permanentemente
movilizados y activos en las distintas áreas, esencialmente técnicas,
han mantenido turnos de 24 horas y han enfrentado a las empresas contratistas
para que no operen como reemplazantes durante los primeros 15 días
del primer período, y en el segundo período, cuando ya la
empresa está autorizada para contratar reemplazantes - pero la ley
estipula que sean contratados directamente por la empresa, y no por terceros
- por tanto también se trabajó en la calle para impedir que
los contratistas trabajaran sobre las redes.
Desde que nos planteamos el conflicto, nadie pensó
que iba a tener esta duración. Ha sido éste el conflicto
más largo de los últimos cuarenta años en Telefónica.
Los trabajadores hicieron el gran esfuerzo de hacer un acopio de recursos
para aguantar de 15 a 20 días. A esta altura del conflicto, cuando
la gente va a tener pronto un mes sin sueldo, hecha la evaluación
vemos que la gente, no sólo está agotada físicamente,
sino que también económicamente no tiene la capacidad como
para continuar el movimiento de huelga.
En esta circunstancia, después de muchos
años, los trabajadores hemos enfrentado esta negociación
colectiva con un gran frente unitario que agrupó al 95 por ciento
de los trabajadores del grupo Telefónica, porque son varias empresas
que estamos en proceso de negociación. Dada la debilidad de los
trabajadores desde el punto de vista económico, más allá
de que quisiéramos o no seguir la huelga, hemos evaluado acogernos
al artículo 369 del Código del Trabajo, con un objetivo básico
que es conservar la unidad sindical. Pensamos que el proceso anterior y
esta huelga, hecha bajo el signo de la negociación colectiva, abre
una nueva fase en que no sólo vamos a tener que enfrentar una serie
de presiones a nivel judicial - puesto que la empresa va a intentar judicializar
el proceso de aquí en adelante respecto a la aplicación del
artículo 369, sino también enfrentar las diversas maneras
de represión y de acciones de represalia que se pueden dar en el
interior de la empresa.
Lo que deja claro este conflicto son, básicamente,
dos cosas: 1º que la ley laboral reformada no constituyó ningún
avance que permita diferenciar de la ley anterior en lo que es negociación
colectiva; 2º que los trabajadores, más que enfrentar a una
empresa, nos hemos enfrentado prácticamente con todo el sistema
del poder en Chile - puesto que ésta es una empresa que se constituyó
en un foco de atención no sólo para los trabajadores desde
el punto de vista sindical, sino también para los empresarios. Según
mi impresión, éste ha sido uno de los últimos grandes
movimientos sindicales en la empresa privada, por la cantidad de trabajadores,
alrededor de 3.500 movilizados en el conflicto. Esto nos va a llevar a
revisar no sólo las formas de organización, el tipo de relación
entre los sindicatos, entre los dirigentes sindicales, entre ellos y sus
bases, sino también a pensar cómo procesos de este tipo no
pueden ser procesos que comiencen sólo con la normativa legal, sino
que tienen que empezar mucho antes y también que será necesario
superar las formas de luchas con las que enfrentamos este proceso.
¿Cómo es que ustedes lograron
esta unidad de todos los sindicatos del grupo Telefónica?
En esta empresa, el año pasado hubo alrededor
de 1.600 despidos. Los sindicatos hicimos un esfuerzo por defender esos
puestos de trabajo. Pero el paro que se planteó tuvo que ser levantado
porque no tuvo la suficiente adhesión, especialmente por temor,
pero también por un escaso nivel de conciencia no sólo sindical
sino política de los trabajadores. Esta es una empresa en la cual,
entre los trabajadores, hay una alta proporción que vota por la
derecha, a pesar que la mayor parte de los dirigentes sindicales puede
decirse que es de izquierda, pero tampoco responde a un nivel de politización,
sino que todavía es como el movimiento sindical tributario del sindicalismo
legal y que se fortaleció en un cierto marco de legitimidad interna
de parte de la empresa, como interlocutor válido de la administración
en los períodos de crecimiento de la empresa. Pero en los períodos
de crisis, comienza a constituirse en un obstáculo y, ante la eventualidad
de una rebaja generalizada de remuneraciones para crear condiciones para
rebajar plantilla, todos coincidimos en que era necesario unir las fuerzas
para enfrentar en la mejor forma este proceso de negociación colectiva
en que todos estamos en conflicto y donde nuestro único capital
es la unidad sindical.
Por ello es que no nos arriesgamos ahora a seguir
la huelga, dado que la disposición de los trabajadores viene en
baja por razones físicas, psíquicas y económicas,
con la posibilidad de que la gente se descuelgue. Y esto sería el
quiebre del movimiento sindical.
¿En qué sentido esta huelga
y los resultados obtenidos y no obtenidos les hacen repensar la organización
sindical de los trabajadores y más allá de los sindicatos?
Diría dos cosas: una, que estos sindicatos
tienen un alto componente clientelístico, porque son sindicatos
con un cierto nivel de gremialismo o supuesto apoliticismo. Lo otro, es
que nos enfrentamos, en situación de conflicto, con trabajadores
en contra de otros trabajadores, porque son los trabajadores de las empresas
contratistas, o los desempleados que son contratados como reemplazantes,
los que son un factor de debilidad del movimiento sindical, es decir, de
los que estamos en huelga.
De allí la pregunta: ¿cómo
hacemos alianzas y ampliamos los horizontes de la relación sindical
de modo tal de incorporar a trabajadores de otras empresas y que la competencia
no sea transferida a los trabajadores, ampliándonos también
hacia aquellos trabajadores relacionados con nuestra actividad y que operan
como terceros? Vemos esto como un período en que las empresas transnacionales
buscan formas de precarizar y abaratar el costo de la mano de obra, y una
de ellas es "tercerizar" el trabajo.
¿Y en qué forma van a lograr
estas alianzas con trabajadores desempleados que, también ellos,
están luchando por sobrevivir?
Lo primero sería lograr que esos trabajadores
también se sindicalicen, puesto que los sindicatos en Telefónica
son interempresas. Con ello se lograría hacer procesos de negociación
colectiva que abarquen a la Telefónica y a las empresas contratistas,
de tal manera que una lucha apoye a la otra. Sabemos que esto es sumamente
complejo y que el movimiento sindical por sí mismo no va a resolver
esta situación, puesto que los niveles de precarización y
terciarización de funciones van a ir aumentando.
Personalmente pienso que la solución del
problema es de carácter político. Y esto pasa por el conjunto
del movimiento sindical, no sólo por una u otra empresa.
Para eso se requerirá, entonces,
un trabajo de formación política de los mismos trabajadores....
Sin duda. Distintas organizaciones tienen pequeñas
escuelas sindicales. Nos enfrentamos a la necesidad de ir convergiendo
en estos esfuerzos que hoy son dispersos, para hacer uno solo. Tenemos
que resolver además problemas de carácter organizativo, pues
muchos de estos sindicatos bajan muchas de sus actividades en períodos
en que no hay movilización. Pero hoy día estamos enfrentados
a un proceso que tiende a tomar características de permanencia,
como conflicto. De ahí que nos preguntamos: uno, cómo pasamos
de la huelga a una situación en que los procesos internos dentro
de la empresa quedan profundamente fracturados y resentidos. Y segundo,
cómo resolvemos el problema de aumentar nuestra capacidad de movilización
y de intervención sobre los mecanismos que mueve esta empresa.
Ha dicho que hay dificultad en encontrar
solidaridad con los trabajadores en Santiago. ¿Qué pasa con
los trabajadores internacionales? Esta empresa es internacional. ¿Han
tenido alguna solidaridad de parte de los trabajadores españoles?
Sí, hace un par de años atrás
formamos una coordinación de las organizaciones sindicales de las
operadoras de la Telefónica en América Latina y España.
Pero los sindicatos españoles, muy ligados a los sindicatos europeos,
miran mucho a Europa, aún cuando mantienen lazos de solidaridad
y nos sirven de canales para algunas relaciones sindicales y dan apoyos
específicos. También mantenemos contacto con las organizaciones
sindicales de Brasil, Perú y Argentina, pero no nos ha sido posible
articular una suerte de sindicato único a nivel latinoamericano,
pues estamos enfrentados a distintos procesos bastante complicados. En
Perú, por ejemplo, en estos momentos han sido despedidos alrededor
de 700 trabajadores y los trabajadores de la Telefónica del Perú
estaban en una huelga bastante complicada y también los trabajadores
argentinos están visualizando procesos de reducción de plantilla,
incluso han estado haciendo procesos de suspensión de trabajadores,
como "vacaciones" sin sueldo.
Ahora hay una situación de crisis, Pero pensamos
que en algún momento nos vamos a articular como asociación
sindical a nivel continental, como también establecer un nexo con
los trabajadores de Telefónica en España que se agrupan en
dos centrales principales. Con algunos de ellos tenemos más contacto,
sobre todo con las Comisiones Obreras de Cataluña que nos han apoyado
en este conflicto.
Tomás Moulian, en un artículo
que apareció hoy en el diario electrónico El Mostrador
dice que las declaraciones que ha hecho el directivo de la Telefónica
en Chile hubieran sido objeto de grandes críticas en España,
si hubieran tenido lugar allá.
Me imagino que la práctica empresarial en
Europa, específicamente de Telefónica en España, es
distinta a la que hace Telefónica en los países periféricos
como el nuestro. Los españoles han tenido especial cuidado en Chile
de nombrar como Presidente del Directorio a un chileno, como para poner
una barrera a cualquier perfil de tipo nacionalista, puesto que, como buen
empresario o cuadro administrador del empresariado nacional el Sr. Philippi
tiene una trayectoria en Chilectra, Grupo Gener, donde se hicieron procesos
similares de reducción de plantilla. El es altamente ideologizado.
Su visión de la empresa y del rol de los trabajadores dentro de
ella y de las organizaciones sindicales es clásicamente que el mercado
regula todas las relaciones internas y que los sindicatos a lo más
son organismos funcionales a lo que la administración denomina "gestión
de recursos humanos". Pero en estos momentos él vino con una misión
específica, la de resolver, primero, el tema regulatorio de la telefonía
básica, uno de los factores que, según planteo de la administración,
sería responsable de la baja de la empresa, y segundo, instalar
un modelo de empresa de gestión, mandando a una buena parte de las
funciones que realizan los trabajadores hacia contratistas externos, en
la medida en que muchas de esas funciones se encuentran a un precio menor
en el mercado.
Esta crisis de la empresa se inscribe también
en el ámbito internacional. En este momento todos los "telecoms",
menos el de Inglaterra, están perdiendo mucha plata y no saben cómo
pagar la deuda. Eso explica en parte lo que ha pasado con WorldCom en USA,
y lo que ha pasado en Alemania, donde han echado al jefe de la Telekom
alemana. Dice un artículo aparecido en el último The
Economist que eso se debe a que han invertido por encima de la demanda.
Es decir, que se ha invertido sobre la base de una expectativa de demanda
que no se ha cumplido. De ahí se ha derivado una enorme deuda.
El principal accionista de Telefónica España
es el Banco de Bilbao Viscaya Argentaria, gerenciado por conspicuos operadores
del capital financiero, quienes en los últimos años se han
dedicado a elevar el valor bursátil de la empresa, más que
hacer que esta empresa aumentara sus ingresos y que obtuvieran una subida
del valor de éstos por los servicios que prestaba. Por otro lado,
en su política de inversión en el exterior, hicieron una
gran inversión en el celular de tercera generación en Europa,
que no lograron cristalizar, porque los mercados no dieron para demandar
toda la gama de servicios que se suponía que esta tecnología
podía ofrecer. Además, ellos operan sobre la base de un optimismo
que sólo considera el aprovechamiento de las ventajas comparativas
a nivel mundial, lo que redunda en estrechamiento de los mercados en la
medida en que ellos mismos han ido bajando los costos de mano de obra hasta
el punto que los consumidores con menos plata dejan de pagar en primer
lugar los servicios, como es el caso de la Argentina en este momento.
Entonces, tal vez quiere la Telefónica
afirmarse aquí en Chile, para resarcirse en parte de las pérdidas
en otros lados...
Efectivamente. Los compromisos de ingresos desde
los operadores de América Latina, impactados por la crisis de Argentina,
hacen que se planteen operaciones de reducción de costos, y por
esa vía mejorar los resultados de las agencias operadoras, para
ir a financiar los gastos incurridos en la Casa Matriz española
y que ya tienen una primera radiografía, en el momento en el que
por los resultados de la bolsa de Nueva York, han tenido que ajustar su
estado financiero a las exigencias de la normativa contable norteamericana,
de tal manera que después de mucho tiempo aparece arrojando importantes
pérdidas. Además, las apuestas por el lado de internet, especialmente
lo que fue por parte de Terra la compra de la empresa Lycos significó
hacer una pérdida contable que afectó a todas las operadoras.
En Chile son alrededor de 3 mil millones de pesos en pérdidas, por
efecto solamente de la diferencia entre el valor bursátil y el valor
libro de las acciones de Terra Lycos, de la cual la filial de Telefónica
CTC Chile es propietaria a través de CTC Mundo.
En resumen, ¿interpreto bien que
ustedes sacan dos consecuencias de esta huelga? En parte, ha sido una derrota
de los trabajadores, porque no pueden sostenerla más. Pero tienen
ahora un nivel de reflexión mayor con el fin de acumular fuerzas
de otra manera, entre otras con nuevas alianzas...
No es una victoria total, diría yo, porque
no estamos logrando lo que nos propusimos como proyecto de contrato colectivo.
Pero hemos logrado probar en la práctica y mejorar el proceso de
unidad sindical. En el proceso de negociación colectiva, no estamos
aceptando la oferta de la empresa, ni tampoco estamos logrando nuestros
objetivos. Logramos defender en buena parte lo que teníamos, pero
no logramos mejorar los objetivos de la estabilidad laboral y crecimiento
de remuneraciones. En lo de la estabilidad, la penalización en caso
de despido, ni el incremento real de nuestras remuneraciones del 1,5%.
Pero, por el otro lado, la empresa no logró instalar su sistema
de rebaja de remuneraciones y de terciarización de los costos y
de la plantilla.
¿No va a haber una ola de despidos?
No la va a haber en forma inmediata, es mi impresión
optimista. Pero vamos a tener que enfrentar una ofensiva por parte de la
empresa sobre determinados segmentos de los trabajadores para que se salgan
de los sindicatos, esto es, sobre los trabajadores que están en
las áreas sensibles de los especialistas y de la técnica
y los líderes de negocio. Porque los grandes impactos de la empresa
han sido en esa área.
Nos hemos dado cuenta que el Sr. Philippi está
dispuesto a hacer perder mucha plata a la empresa, con tal de poner en
derrota el movimiento sindical. Para evitar la alternativa de la derrota
es que hemos decidido, manteniendo la unidad, terminar este conflicto sin
perder nuestros beneficios, a pesar de no haber logrado nuestros objetivos
de estabilidad y crecimiento.
------------
Al día siguiente de esta entrevista,
los trabajadores, reunidos en el Estadio Nataniel, resolvieron por amplia
mayoría de un 91% poner fin al conflicto en los términos
recién explicados, y reanudar sus labores el siguiente lunes 29
de julio. Manuel Ossa, CC.TT.
Notas
1.- Código del
Trabajo, Art. 369. Si llegada la fecha de término del contrato,
o transcurridos más de cuarenta y cinco días desde la presentación
del respectivo proyecto si la negociación se ajusta al procedimiento
del Capítulo I del Título II, o más de sesenta si
la negociación se ajusta al procedimiento del Capítulo II
del Título II, las partes aún no hubieren logrado un acuerdo,
podrán prorrogar la vigencia del contrato anterior y continuar las
negociaciones.
La comisión negociadora podrá exigir al empleador, en
cualquier oportunidad, durante el proceso de negociación, la suscripción
de un nuevo contrato colectivo con iguales estipulaciones a las contenidas
en los respectivos contratos vigentes al momento de presentarse el proyecto.
El empleador no podrá negarse a esta exigencia y el contrato deberá
celebrarse por el plazo de dieciocho meses.
Con todo, no se incluirán en el nuevo contrato las estipulaciones
relativas a reajustabilidad tanto de las remuneraciones como de los demás
beneficios pactados en dinero.
Para todos los efectos legales, el contrato se entenderá suscrito
en la fecha en que la comisión negociadora comunique, por escrito,
su decisión al empleador.
----------------------------------------------------------------------------------------------
Nota: si desea suscribirse a la serie de Reportajes Especiales del Correo de los Trabajadores, envíenos su dirección a colectivosdetrabjadores@cctt.cl.