Lista de asesinados en los Calamocha

RELACIÓN DE PERSONAS ASESINADAS
 EN TERUEL POR EL FRANQUISMO

 

Fecha  

 Nombre    

Edad 

   Causa 

  Lugar    

Ocupación

28/07/1936 Rufino Edo Marco 37 Heridas Singra Labrador
04/08/1936 Francisco Ruíz Calvo 48 Ejecución Jornalero
04/08/1936 Frit Unsmubsig 26 Ejecución
07/08/1936 Leonor Martínez Vigil Guerra
08/08/1936 Manuel Jorcano Julve 56 Guerra
20/07/1936 Dionisio Catalán Pina 44 Ejecución
20/07/1936 Julio del Carmen Rubio 42 Ejecución Jornalero
20/07/1936 Jorge Garcés Ferreruela 31 Ejecución Alguacil
20/07/1936 Policarpo Vicente Lisona 32 Ejecución Secret. Aynt.
24/07/1936 Miguel García Yuste 36 Ejecución Sacerdote
26/07/1936 Dionisio Bruna Abad 40 Ejecución Cementerio del campo
26/07/1936 Rudesindo Gadea Blasco 53 Ejecución Labrador
26/07/1936 Tomás Gadea Blasco 47 Ejecución
28/07/1936 Juan Cortés Cebrián 48 Ejecución Capataz
01/09/1936 Isidro Pérez Romero 22 Ejecución Maestro
09/09/1936 Raimundo Loma Villalta 31 Con. Guerra Calamocha
12/09/1936 Joaquín Cardo Mateo 79 La guerra Calamocha Sus labores
12/09/1936 Vicente Martínez Alhambra 30 Miocarditis Calamocha Juez
12/09/1936 Enrique Alpeñés Layunta 36 Hemorragia Villafranca Peatón Correos
12/09/1936 Narciso Formas Salvador 36 Hemorragia Villafranca Cartero
12/09/1936 José Lázaro Capitán 43 Hemorragia Villafranca Peatón Correos
14/09/1936 Pablo Marco Rando (*) 32 La guerra Singra Jornalero
14/09/1936 José Martín Rodriguez 37 Fusilado
14/09/1936 Joaquín Aguar Fusilado
14/09/1936 Matías Sánchez Fusilado
14/09/1936 Teodoro Vicente Fusilado
14/09/1936 Domingo Alpeñés L. 33 Guerra Singra
14/09/1936 Antonio Blasco Nadal 55 Guerra Singra
14/09/1936 Antonio León Gómez 26 Guerra Singra Albañíz
14/09/1936 Pedro Lorente Martín 62 Guerra Singra Sereno
14/09/1936 José Pamplona Blasco 32 Guerra Singra
14/09/1936 Fº Pamplona Hernández 29 Guerra Singra Carnicero
21/10/1936 Concepción Berbegal A. 24 Par. Card.
05/12/1937 Pedro Estéban Lechón 52 Fract.Crán. Cª Zaragoza Labrador
20/12/1936 Marinao Ramo García 29 Guerra Teruel Jornalero
21/12/1936 Casamayor López 23 Guerra Corbalán Labrador
22/12/1936

Francisco López Tomás

21

Guerra

Teruel

Sastre

(*) Ver foto   

 

Todavía apareció una lista con 200 nombres para seguir deteniendo y asesinando, pero gracias a la intervención rápida y eficiente del hermano del Juez asesinado, don Vicente Martínez Alhambra, que hizo justicia consiguió cesaran las detenciones de inmediato. El oficial señor Martínez dijo que la muerte de su hermano evitó un próximo reguero de sangre en las calles de Calamocha.

    La lista estaba encabezada por don Miguel Blasco Collados, Concejal del Ayuntamiento en compañía de mi padre, en su casa permanecería yo durante tres años de pastor, terminando el 15 de septiembre de 1948. Véase la obra "Historia de la Residencia de Formación Profesional" de Teruel.

    ¿Podemos imaginar qué hubiera pasado si son asesinados 200 hombres más en Calamocha? Este pensamiento a los 66 años del suceso produce escalofríos.

    También en la mencionada lista se encontraba don Ricardo Mallén Insertis. el Maestro que tuvo Calamocha, salvado por las mismas causas.

    ¡¡Fue el mayor crimen cometido en el pueblo de Calamocha!!

 

    Se encarcelaron 29 hombres. El día 14 de septiembre se los llevaron hasta Singra., donde los asesinaron sin ningún tipo de explicaciones, con alevosía y nocturnidad en su detención. Los habían llevado en un camión como borregos a los 29 -otros dicen que fueron 23- y entre ellos a mi padre. Para no pasar por el centro del pueblo y que los vieran , dieron un rodeo, por la llamada Cuesta de las Monjas -convento- por detrás de éste, puente del río Jiloca por el Molino, saliendo a la carretera de Tornos. Fuente del Bosque a enlazar con la del Arrabal -hoy Ramón y Cajal-, subió el camión por esta calle, llegando a la ermita del Santo Cristo por donde pasaron llorando y rezando, despidiéndose del Santo Cristo del Arrabal, porque sabían donde los llevaban, salieron a la carretera general hacía Teruel. Personas escondidas fueron testigos de todo ello.

 

    Llegaron al cruce de Singra, pequeño pueblo de empinadas calles de tierra, paisaje árido, con acceso por la N-330 a 140 Km. de Zaragoza y a 40 Km. de Teruel, cercano a los pueblos de Villafranca del campo, Bueña, y Torrelacárcel. Hoy agraciado por los pozos artesianos de Singra y a 50 Km. de Calamocha.

    A unos metros más adelante, en una corraliza, destruida hace unos años, les obligaron a quitarse la ropa y atados de manos procedieron vilmente a asesinarlos, no quedando ninguno. Uno de ellos -no se supo quién- escapó momentáneamente por la cuneta entre los matorrales. ¡Cómo correría impulsado por el instinto de salvación!.

    A trescientos metros hay un montículo que oculta parte del pueblo de Singra y, en la parte visible desde la corraliza estaban trillando las gentes del lugar, vieron cómo los mataban y cómo uno se escapaba de la corraliza a todo correr.

    ¡¡Aún escapa, aún escapa, se decían, lo va a lograr!!.

    Al poco tiempo, observaron como las balas  asesinas terminaron por abatirle. Una señora testigo de cuanto pasó nos lo explicaba en uno de nuestros viajes de investigación.

    La figura C es la corraliza y los puntos, el recuerdo de los asesinatos.

    Los asesinos subieron a las eras y obligaron a los trabajadores a bajar a buscarlos a la corraliza y, con carretillos y caroos, figura D, llevarlos a enterrar en una fosa común que ellos mismos tuvieron que cavar en el cementerio del pueblo.

 

    Estas noticias u otras más, nos las facilitado los hombres que procedieron a enterrarlos, testigos de la masacre en la corraliza: uno de ellos reconoció a mi padre como pariente, a cuya boda asistió en Calamocha en el año 1930.

    Después de asesinarlos, el tiro final para asegurase de que no quedaban con vida, lo daba un Sargento llamado "Tizón" (¿nombre o apodo?).

 

    El 16 de junio de 1979 supimos y localizamos la corraliza y el cementerio de Singra con mi hermano Santiago, hablando con dichos informadores del pueblo, 43 años de retraso.

 

    En el cementerio viejo y cubierto de hierbas en una extensión de unos 4x5 metros, se aprecia el hundimiento de la tierra al paso del tiempo, era la fosa común, donde reposan los restos de los asesinados de Calamocha. Figura E. Nos dijeron que ya habían rellenado en varias ocasiones ese hundimiento de tierra al nivel normal.

    El sacerdote de Singra me comunicó el día 23 de abril de 1979, que el día 14 de septiembre de 1936 a medio kilómetro del pueblo habían matado a muchas personas de Calamocha en la corraliza mencionada. También nos dijo que una personad de 76 años, todavía con vida le tocó recoger los cuerpos en carros y llevarlos al cementerio del pueblo, donde únicamente se les dio sepultura a todos en una fosa común.(figura E). Esta persona era el pariente de mi padre. No fueron registrados en los libros de la parroquia, no tuvieron un entierro digno ni una oración, eran considerados como unos animales.

    Por otra parte. Según manifestaciones por don Miguel Blasco Collados, mi padre fue detenido el 12 de septiembre de 1936, igualmente otras personas entre ellas don Genaro Cebrián, al día siguiente fueron asesinados vilmente en un corralón de Singra. Siendo estos datos públicos y notorios en Calamocha y Singra.

    Retrocediendo a la mañana de la salida de Calamocha, una señora llamda Dolores se cruzó con el camión de los detenidos, entre los que reconoció a su hijo. Pidió que parara el camión, pudo despedirse de su hijo que lo llevaban a "matar".

    ¡¡Que momentos de tensión para la buena mujer y para ellos!!.

    ¡¡Que maldición y castigo merecían aquellos verdugos asesinos!!.

    Desarticulado, diezmado el Ayuntamiento, perseguido y aniquilado reinó la injusticia, el abuso de poder por parte de unos pocos, que sin previo aviso, sin juicios que esclarecieran situaciones y falsas denuncias deban pié a ejecuciones monstruosas.

 

    ¿Ejecuciones? No. Eran asesinatos, que no es lo mismo.

    ¿Qué se hacía de la autoridad, quién mandaba ahora, porqué se permitían falsas denuncias sin justificación y se detenía con alevosía y nocturnidad para luego asesinarles?

    Empezada la guerra, se empleó la represión sistemática asesinando a las personas que elementos próximos a la sublevación marcaban y denunciaban por su adscripción a la República, a la Izquierda, al Ayuntamiento y otras instituciones, estimados como enemigos del nuevo régimen, impuesto por la fuerza de las armas. Eran denunciadas gentes trabajadoras por pertenecer a las centrales sindicales, por los patronos o elementos de la derecha por creer qu les estorbaban en sus aspiraciones. caciquiles.

    Se desataron intereses personales, egoísmos, desavenencias, odios, envidias, ruines venganzas por un juicio perdido, sin relación política, porque ser republicano era legal, como ocurrió con mi padre y el resto de personas que perdieron la vida gratuitamente.

    Esto no era una guerra. En la guerra se tiene opción a defenderse, incluso a escapar. Era una matanza con alevosía: una traición al pueblo y a sus gentes, quedando marcadas para siempre.

    Para unos era llegado el momento de la revancha que, en secreto estaban organizando los altos cargos militares para derribar al Gobierno, iniciando la sublevación Franco en Marruecos, pasando a España y extendiéndose como la pólvora. Los vencedores soñaban con una España nueva y diferente, efectivamente la tuvieron, pero llena de ruinas y muerte, "gracias" a su intervención. Si era vieja, comparto que habría que cambiarla; pero de otra forma. De otra parte los vencidos se exilian, escapan los que pueden, otros son encarcelados y eso aún después de la guerra. Si, para los primeros habían terminado, para los segundos empezaba la segunda guerra, la de la muerte directa. No había llegado la paz para todos, sino la victoria para algunos.

    Hoy día 14 de septiembre de 2002 revisando mis primeras redacciones de estos escritos, veo que se cumplen 66  años desde el asesinato de mi padre (14/9/1936). También se cumplen en este día y mes 54 años del cese de mi vida de pastor (14/9/1948).

    Coincidencia del destino, dos acontecimientos marcados con diferente signo: primero la muerte de mi padre, cuyo recuerdo se acrecienta cada vez más, como si fuera reciente. Por este motivo no soy capaz de olvidar, ni es mi deseo de hacerlo. Escribo estas líneas con profundo sentimiento, afecto y recuerdo y con incontenible repulsa hacia aquellos que influyeron y participaron en su muerte. El segundo acontecimiento de signo bien opuesto, mi liberación del duro trabajo llevado hasta entonces, sin porvenir ni futuro, pasando a estudiar en una Escuela Profesional, como diré en su momento.

    Si uno acarreó múltiples desgracias irreparables para toda la familia, el otro constituyó alegría infinita que he valorado desde entonces y agradecido a cuantos tomaron parte en ello.

Fuente: Libro "Los crímenes olvidados" de Pablo Marco Sancho, pág.: 63 y 69 (salvo error u omisión).