Confederación General del Trabajo de Andalucía Comité Confederal. Secretaría de Formación Grupo de Trabajo: Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía
INFORME SOBRE ACTIVIDADES RELACIONADAS CON LAS FOSAS COMUNES EN ANDALUCIA
Si en el objetivo de «recuperar la memoria» las cortapisas, por no decir un claro boicot de los poderes clásicos (político, económico, religioso e incluso académico), a las investigaciones y difusión pública para convertirlo en debate político, han sido claras desde 1982, desde hace un par de años el escenario está cambiando considerablemente. Entre otras cuestiones el asunto de las fosas comunes y los desaparecidos ha adquirido una dimensión insospechada, aunque presentan problemas de muy diversa naturaleza y ámbitos, pero todos de cierto calado y repercusiones. Los problemas, han sido y aún lo son, más importantes en todos los ámbitos, entre otras razones porque ponen en evidencia el proceso de transición política y, por lo tanto, a los que lo han liderado (personas y organizaciones) y vendido públicamente como modelo, tanto dentro como fuera de España; pero también el Poder Judicial —y sus estrellas— se ponen en duda dada su actitud «beligerante» ante temas similares en otros países y totalmente sumisos al gobierno ante lo que ocurre aquí. Hasta que un grupo de familiares, a partir de experiencias que se desenvuelven hasta entonces en el estricto ámbito privado, deciden crear la ARMH y actúa directa y eficazmente (exhumando los restos, de forma pública, seria y científica), las iniciativas en esta materia se limitaban a actuaciones casi clandestinas y en unos ámbitos muy restringidos (localidades pequeños) cuyas intervenciones tenían una contribución meramente simbólica, aportando poco a las familias y menos aún al proceso general de investigación. De esta etapa, principalmente entre1977 y 1983, en la que hubo ciertas esperanzas y mucha memoria viva, ha quedado el tímido reconocimiento de la existencia de fosas y la instalación de algunos monolitos y placas. Mientras que este nuevo auge de las fosas ocurre en Castilla-León, Castilla-La Mancha, Asturias, Extremadura, etc., en Andalucía no se ha movido ni dios en cuanto al interés por las fosas, desaparecidos y exhumaciones. De ahí que desde que iniciamos nuestro programa de trabajo en 1999, y habiéndose convertido en referente, las peticiones de ayuda para intervenir en estos asuntos han sido frecuentes, pero cada vez que lo comentábamos en los ambientes políticos (ya fueran de la oposición o de los que ejercen el poder) se notaba un rápido alejamiento o cambio de tema en la conversación. La confirmación de esta actitud de «miedo» o simplemente «irresponsabilidad» la obtenemos cuando vamos descubriendo que no importaba «el color» del gobierno local, autonómico o central de turno, todos estaban —y están— actuando de la misma forma. Hay que decir, asimismo, que en ningún momento, hemos influido en ninguna familia por la opción de la exhumación, sino que hemos respetado sus propios deseos que en la mayoría de los casos han sido la de dignificar los restos, ya sea señalizando el lugar (monolitos) ya sea trasladándolos a una fosa común pero dentro de un cementerio, o en algún caso, exhumar y posteriormente analizar los restos. En Marzo de 2003 trasladamos estas preocupaciones y demandas al Defensor del Pueblo Andaluz que decide abrir un expediente informativo (3/1411). NUESTRA INTERVENCIÓN EN EL TEMA DE LAS FOSAS COMUNES A pesar de que nuestra denuncia es recogida por los medios de comunicación las instituciones no se dan por enteredas, hasta que el Ayuntamiento (PP) responde el 4 de Junio diciendo que «no resulta la existencia de esas fosas comunes a las que aluden». El 6 y 7 de Agosto los medios de comunicación de Málaga informan de «... la aparición de restos que corresponden, según los arqueólogos, a un enterramiento musulmán». El 14 de Agosto se nos informa que las intervenciones que se están realizando sobre el lugar no tienen nada de profesionales, por lo que lo denunciamos ante la Consejería de Cultura y a los medios de comunicación. Es curiosa, y denunciable públicamente, la actitud de silencio que han mantenido los partidos políticos con representación en el Ayuntamiento hasta que han aparecido los restos arqueológicos, entonces rápidamente han pedido intervenciones para la investigación y la conservación. SEGUNDA INTERVENCIÓN: LECRÍN (GRANADA) El éxito de la convocatoria, tanto de participación social como de medios de comunicación, fue magnífico (informativos Tele5, Canal Sur TV, Ideal de Granada, Diario de Sevilla, El Mundo, Correo de Andalucía, etc.). A pesar de no encontrar los restos se consigue «romper el silencio y el miedo en la comarca», como demuestra el hecho de asistir familiares de varios pueblos, así como de Málaga, Jaén y Sevilla, que tienen idénticas preocupaciones e inquietudes. TERCERA INTERVENCIÓN: ÓRGIVA (GRANADA) El 16 Julio se solicita la intervención del Ministro del ramo, que «está a la espera de los informes que está realizando la Confederación Hidrográfica del Sur». No se descartan llamamientos a la movilización en la Comarca, poniéndose en marcha una recogida de firmas dirigidas al Ministro. El 27 de agosto se reitera, por escrito, al Ayuntamiento la solicitud para su intervención ante las informaciones de que se «están haciendo desaparecer los restos humanos que se están encontrando», al igual que se hace, telefónicamente, a la Consejería de Justicia y AAPP que nos recomienda «que pongamos una denuncia ante los juzgados de Órgiva, pero que ellos no actuarán de oficio», que es lo que se les estaba solicitando. El sábado 30 de agosto se decide trasladarnos a Órgiva para ver «in situ» las obras y conocer el lugar; tras conversar con algunos vecinos de la comarca (Órgiva y Lanjarón), se nos informa del lugar donde existe una gran fosa (unos cien metros por tres) más algunos otros enterramientos. Uno de dichos espacios señalados por una cruz ha sido removido y ha desaparecido una gran cantidad de tierra; tras escarbar, con las manos, se encuentran restos óseos y se decide denunciar ante la Guardia Civil; tres horas más tarde el médico forense de la zona manifiesta, después de analizarlos visualmente, ante los reunidos allí, que : «... algunos de los huesos tienen más de veinte años y podrían pertenecer a humanos...». El 1 de Septiembre (48 horas después) los análisis demuestran que dichos restos pertenecen a animales. Esa misma semana se solicita por la ARMH, al Ayuntamiento, la autorización para una excavación en la zona, a la que contesta que «cuando alguna familia lo solicite se tendrá en cuenta dicha petición». El 10 de septiembre se recibe notificación del Subdelegado del Gobierno en Granada comunicando que «... en dicho lugar, y tras realizar diversos análisis de la zona, la obra no afecta a los enterramientos allí existentes». La presión y la difamación sobre nuestra actuación en este caso ha sido inmensa y procedente de todas partes (empresa constructora, ayuntamiento, partidos, etc.). CUARTA INTERVENCIÓN: MEDIOS DE COMUNICACIÓN OTRAS GESTIONES •Dirigiéndonos (mayo de 2003) a los máximos responsables
de los partidos políticos de Andalucía (PSOE, PP, IU, PA,
PSA), pidiéndoles coherencia con las resoluciones del Parlamento
y con las demandas sociales. Ninguno ha contestado, aunque últimamente
algunos están aconsejando a sus alcaldes que colaboren. Consideramos que la labor realizada por este grupo ha sido: 1. Dar confianza, apoyar y potenciar la autoorganización de los familiares mediante la creación de una asociación. 2. Denunciar públicamente y ante las instituciones la existencia de esta grave problemática social. 3. Exigir, como organización sindical, a los gobiernos (locales, autonómico y central) intervenciones coherentes con las resoluciones del Congreso de los Diputados, del Parlamento de Andalucía y de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, para la resolución definitiva de este problema. Esas intervenciones deben pasar, inexcusablemente, por: •La realización de un mapa de las «fosas comunes»
existentes en Andalucía, a través de exigir la colaboración
imprescindible de los ayuntamientos, así como favorecer la de cronistas
e historiadores locales y potenciar la búsqueda de testimonios
personales. En ese mapa se deben de incluir el máximo de datos
que se conozcan. Cecilio Gordillo Giraldo Coordinador
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