PCPV   Julián Antonio Ramírez  
HA MORT JULIÁN ANTONIO RAMÍREZ, LA VEU ESPANYOLA EN RADIO PARÍS

En la nit del 13 al 14 d'abril va morir Julián Antonio Ramírez, veterà militant comunista que durant el franquisme va ser la veu espanyola en Radio París, una finestra que a través de les ones radiofòniques portava aires de llibertat que estimulaven la lluita per la democràcia.

El Partit Comunista del País Valencià ret homenatge a un camarada que ha estat un símbol de la memòria històrica que anem recuperant, de la participació primer dels exiliats espanyols en la resistència en França contra el nazisme, després de la lluita antifranquista, i posteriorment de la defensa dels nostres ideals republicans i socialistes. El seu decés coincident amb l'aniversari de la proclamació de la 2a República que reforça el nostre compromís per continuar la seua lluita, i la nostra participació el 15 d'abril al Tren Republicà cap a Alacant es fa indestriablement en el seu record.

Acomiadament 15 d'abril a les 6 de la vesprada al cementiri de Mutxamel.

País Valencià, 14 d'abril de 2007



Julián Antonio Ramírez amb Alberti i Adelita del Campo
Intervenció d'Antonio Martín Lillo:

¡HASTA SIEMPRE, JULIÁN!

Ayer se nos fue Julián. Precisamente ayer, 14 de abril, en el aniversario de la proclamación de la Segunda República, por la cual luchó toda su vida.

Estas palabras de despedida pretenden ser el homenaje no sólo del Partido Comunista al que perteneció toda su vida, sino también las de su familia, de Esquerra Unida, de la Comisión Cívica para la Recuperación de la Memoria Histórica, de todos sus amigos y compañeros.

Se nos va con él un enorme jirón de la historia de este pueblo en el siglo XX y en estos albores del siglo XXI; se nos va también un trozo de la historia del Partido Comunista al que pertenecía desde 1936. Se nos va, se nos ha ido, un militante excepcional de la Cultura y de la Política. Se nos ha ido un revolucionario.

¡Qué difícil es resumir en pocas palabras una vida tan intensa como la de Julián!

Nace en San Sebastián en 1916. Estudia ingeniería industrial en Madrid. En los primeros años 30 milita en la FUE. Conoce a García Lorca, colabora con él en “La Barraca”. Conoce a directores de cine como Rafael Gil y Juan Piqueras y a muchos intelectuales de la época. Es ya un militante político y un militante cultural.


Ingresa en el Partido Comunista de España en 1936 y en él militará hasta su último suspiro.

La guerra le pilla en Burgos. Regresa a Euskadi para luchar en el frente. Está en Guernika, en Gijón… Cuando la caída del Norte marcha a Francia por mar. Pero pronto regresa a España para seguir la lucha en defensa de la República, en Cataluña, en la batalla del Ebro.

Cuando caen todos los frentes, cuando cae derrotada la República, se inicia para él, junto a miles y miles de republicanos, el camino del exilio. Conoce y padece los campos de concentración, los de Argeles, de Gours… En el campo de concentración de Argeles conoce a Adelita. Adelita, que se llama Adela Carreras Taura, pasará a llamarse Adelita del Campo (del campo de concentración). En los campos de concentración, Julián, junto a Adelita, será un activo organizador político y cultural.

Tras los campos de concentración reanuda la lucha clandestina. Es la lucha contra los nazis que han invadido Francia. Se incorpora a las guerrillas, al “maquis”, como lo hacen otros miles de republicanos españoles, hostigando a las tropas alemanas y a las milicias fascistas de Petain, en el Centro y Sur de Francia.

Tras la caída del Eje, tras la derrota de los alemanes, colabora con la dirección del PCE en labores de propaganda, en Mundo Obrero. Durante un período trabaja en el Consejo Mundial de la Paz.

Trabaja como obrero en varias empresas metalúrgicas.

Cuando en el 48, el PCE es declarado ilegal en Francia, Julián vuelve a ser militante clandestino, colaborando con Mundo Obrero, con la Pirenaica y continuando sus actividades culturales junto a Adelita con quien se ha casado.

Años más tarde entra a trabajar en las emisoras en lengua española de Radio París. Durante más de 25 años, luchando diariamente para evitar que el gobierno francés cediera a las presiones de los franquistas, Julián y Adelita fueron cada noche la voz de la libertad y de la resistencia a la dictadura. En muchos hogares de España, era una cita obligada cada noche sintonizar la Pirenaica y Radio París. Las voces de Julián y Adelita traían aire fresco, divulgaban lo que aquí se ocultaba y alimentaban las esperanzas, animaban a la lucha contra el franquismo.

En los últimos años de la dictadura, Julián y Adelita venían con frecuencia a Alicante, y no desaprovechaban la ocasión para reunirse con personas y grupos para impulsar la lucha por la democracia y la libertad, aportando así una ayuda valiosa a la organización clandestina del partido.

Tras la muerte de Franco, Julián y Adelita fijaron su residencia en Mutxamel y se incorporan a la organización del partido en esta comarca y esta provincia. Desde entonces hasta su muerte, no cesaron de participar en todas las actividades del partido y realizaron una ingente labor cultural. Durante más de un año, yendo y viniendo cada semana a Madrid, trabajó voluntariamente en la oficina de prensa del Comité Central del Partido.

Luchador infatigable por la Cultura que, durante decenios, había sido atropellada, pisoteada, silenciada, asesinada, fue el impulsor y organizador del Homenaje a los tres poetas del sacrificio: Federico García Lorca, Antonio Machado y Miguel Hernández. Durante años permanecieron pintados aquellos murales que, con aquel motivo, pintaron varios artistas alicantinos en los muros de la antigua cárcel. Fue un divulgador incansable, junto con Adelita, de la obra y figura de Miguel Hernández, recorriendo numerosos institutos y centros culturales de la provincia.

Observador, testigo y protagonista de tantas experiencias históricas a lo largo de su dilatada vida, Julián ha sido también testigo de algunas miserias humanas, pero sobre todo ha sido testigo de la grandeza épica de la condición humana en circunstancias excepcionales como las que él vivió. Estar con Julián, trabajar con él, era estar aprendiendo constantemente del libro de la vida y de la lucha; era conocer de cerca y estremecerse de emoción ante la estatura ética de héroes de nuestra historia, de personas que él había conocido (como por ejemplo, Jesús Larrañaga) y que habían llegado hasta el último sacrificio en la defensa de sus ideales.

Julián ha sido la personificación de la coherencia política e ideológica. De la firmeza, unida a una enorme capacidad de diálogo y de tolerancia. De la fidelidad a sus ideales y a su partido (tanto al Partido Comunista como a Ezquerra Unida). De la entrega total a los ideales por los que militó toda su vida junto a Adelita. De la bondad y generosidad, que hacían de él un ser entrañable.


Julián y Adelita, Adelita y Julián. Era un binomio indisociable que sólo se quebró con la muerte de Adelita, hace ya casi 8 años.

Recuerdo lo que nos dijo, en una reunión del Comité del Partido, cuando se reincorporó a la actividad, unos días después del fallecimiento de su compañera. Aplastado por la desgracia, irguió la cabeza y nos dijo: “He decidido seguir viviendo”. Entendimos todos lo que quería decir. Quería decir: “He decidido seguir luchando”. Y es lo que hizo, es lo que ha hecho hasta el último minuto de su vida. Seguir luchando por sus ideales comunistas, por los objetivos de Izquierda Unida y de Ezquerra Unida, por la República, por la Cultura, por la Recuperación de la Memoria Histórica de nuestro pueblo. Desde hace 8 años, Julián no ha parado de luchar por restaurar, como él decía, la verdad histórica. Aparte de ser uno de los fundadores de la Comisión Cívica por la Recuperación de la Memoria Histórica de Alicante, ha sido uno de los impulsores de este movimiento en toda España. (Todos recordamos su participación en el tren de la Memoria).

Hace 8 años, para despedir a Adelita, recitamos aquí el “Vals de los enamorados y unidos hasta siempre”, de Miguel Hernández. Hoy nuevamente se junta Julián y Adelita, Adelita y Julián. A ellos dos, nuevamente juntos, les dedicamos estos versos:



No salieron jamás

del vergel del abrazo.

Y ante el rojo rosal

de los besos rodaron.


Huracanes quisieron

con rencor separarlos.

Y las hachas tajantes

y los rígidos rayos.


Aumentaron la tierra

de las pálidas manos.

Precipicios midieron,

por el viento impulsados

entre bocas deshechas.

Recorrieron naufragios,

cada vez más profundos

en sus cuerpos, en sus brazos.

Perseguidos, hundidos

por un gran desamparo

de recuerdos y lunas,

de noviembres y marzos,

aventados se vieron

como polvo liviano:

aventados se vieron

pero siempre abrazados.




Recordamos el día, en el que en el Hospital le contamos el éxito que había tenido la Marcha Cívica. Se le empañaron los ojos. Hoy también se le hubieran empañado los ojos al ver tantas banderas republicanas y tantas bandera rojas por las calles de Alicante. Tu lucha continúa, Julián

¡HASTA SIEMPRE, JULIÁN!

Y CONTIGO GRITAMOS: ¡VIVA LA REPÚBLICA!