PCPV

ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN POLÍTICA

Estos últimos meses la situación política internacional y nacional ha sufrido profundos cambios. De que sepamos acertar en el análisis de la situación y de las perspectivas dependerá que podamos tomar la iniciativa política, influyendo positivamente en su evolución.

La política belicista unilateral del gobierno de Bush secundado por Blair y Aznar ha dinamitado los instrumentos generadores de hegemonía del imperialismo norteamericano: no solamente el Consejo de Seguridad de la ONU, sino también incluso la OTAN. La grosería de sus falacias era de tal calibre (incluso sus mentiras en la ONU eran desmentidas por los inspectores de ésta) que les dejó aislados no solamente de la mayoría de los pueblos del mundo, sino incluso de la mayoría de sus gobiernos; de algún modo, el "pensamiento único" dejó lugar al "pensamiento cero" en el cuál la única razón era la fuerza.

En estas condiciones, la primera manifestación global de la historia de la humanidad el 15 de febrero debería representar un punto de inflexión en el desarrollo de una alternativa mundial al belicismo del imperio. El movimiento contra la guerra ha adquirido una amplitud que nos remite como precedente a la aliança democrática contra el nazismo, abarcando ideológicamente desde la izquierda a la derecha democrática y desde el marxismo a la Iglesia, y socialmente desde la clase trabajadora a sectores de la burguesía que no identifican sus intereses con los de las petroleras y multinacionales que Bush representa. Amplios sectores sociales y políticos, socialdemócratas y liberales, que secundaron las anteriores agresiones norteamericanas contra Irak, Yugoslavia o Afganistán, no han encontrado razones para seguir a Bush en su zafiedad asesina. Ahora bien, la misma amplitud y pluralismo de la resistencia a la guerra se expresa a través de diversas vacilaciones y contradicciones. Así, si bien el movimiento popular contra la guerra ha conseguido contrarrestar en buena medida las presiones del gobierno norteamericano, de modo que la gran mayoría de los gobiernos, incluso los representados en el Consejo de Seguridad, no secundaron la agresión contra el pueblo de Irak, la mayoría de ellos no dieron el paso de condenar al agresor. Y la lógica de la guerra imperial se ha impuesto a través de la victoria militar en Irak, que ha sido refrendada a posteriori por la resolución 1483 del Consejo de Seguridad de la ONU que ha apoyado la "autoridad" de los ocupantes. Sin embargo, continúa la resistencia contra la ocupación, tanto en Iraq como en Palestina, evidenciando que el conflicto únicamente puede finalizar con el fin de la ocupación.

Por lo que se refiere a la situación en latinoamérica, hay que destacar la nueva derrota del imperialismo de EE.UU. en Bolivia, donde el levantamiento popular ha detenido la expoliación de una  riqueza natural como es el gas y ha forzado la renuncia de un presidente, representante de la oligarquía boliviana, rechazado por su actuación asesina y al servicio de las multinacionales y del imperialismo de EE.UU., substituyéndolo per un presidente condicionado por la movilización popular.

Hay que señalar por otra parte que la defensa de la paz, de las libertades democráticas y de los derechos sociales, que el Comité Federal del PCE del pasado 18 de enero señalaba como los ejes centrales de la acción política durante los próximos meses, no son cuestiones independientes, sino profundamente interconectadas: la restricción de las libertades democráticas, que se configura como un instrumento para debilitar a las clases populares y recortar sus derechos sociales, se enmarca en la lógica de la guerra. Hemos visto además cómo gobiernos que discrepaban sobre la guerra continúan estando de acuerdo cuando de loque se trata es de atacar los derechos sociales, como se ha visto en las propuestas de los gobiernos de Alemania y Francia, anfitrión de la última cumbre del G8 que ya ha tenido la respuesta de una huelga general del sector público. Es un primer aviso para el intento de retomar la agenda de privatizaciones de bienes y servicios fracasada en Seattle, y de recortes sociales como los que en el Estado Español fueron derrotados por la huelga general del 20J.

Respecto a la huelga general del 20-J, cabe reseñar, además de que fue un rotundo éxito de los trabajadores/as y del sindicalismo de clase, el hecho novedoso de que la Audiencia Nacional haya dictado sentencia favorable a CC.OO. y en contra de RTVE en la que vistos los hechos se condena la manipulación informativa que vulnerando la libertat sindical y el derecho de huelga hizo el Ente Público sobre el seguimiento y desarrollo de la Huelga General del 20-J, en la que siguiendo las directrices del Gobierno de Aznar se vulneró de forma descarada un derecho fundamental de la ciudadanía, como es el de tener acceso a una información veraz y objetiva sobre los hechos. Esto que en mayor o menor medida se viene repitiendo cotidianamente, es especialmente grave cuando se enmarca en una política general de recorte de libertades democráticas que sistemáticamente viene aplicando el PP desde unos parámetros de manipulación de la opinión pública más propios de J.Goebbels que de un partido que se autodenomina democrático.

Por todo ello, y para conectar la defensa de la paz y de las libertades democráticas con la defensa de los derechos sociales, es importante impulsar el papel de la clase trabajadora en el movimiento contra la guerra a través de sus organizaciones sindicales, prolongando las convocatorias europeas de paros parciales con una Huelga Global contra la guerra que desarrollara un nuevo y auténtico vínculo transatlántico entre la clase trabajadora de los distintos continentes, y muy especialmente entre la europea y norteamericana, cosa que hubiera sido un poderoso instrumento para parar la guerra. Al mismo tiempo, el protagonismo de la clase trabajadora en el movimiento contra la guerra y el refuerzo de sus lazos internacionales la pondría en mejores condiciones para hacer frente a la embestida neoliberal contra los derechos sociales.

En este sentido los partidos comunistas, como integrantes históricos del movimiento obrero internacional, deberán reforzar sus lazos, de tal modo que su lucha por la paz esté coordinada a nivel internacional. Habrá que partir de la Conferencia de Partidos Comunistas celebrada en Uruguay, donde desde unos planteamientos marxistas los comunistas seamos el movimiento más activo en la defensa de los derechos humanos.

En el Estado Español, el alineamiento de Aznar con Bush le enfrentó con el 90% de la ciudadanía española que se oponía a la guerra y lo manifestaba activamente en la calle y en cada ocasión propicia, dejando aislado al PP en el Parlamento. Al asumir en las Azores junto a Bush y Blair la responsabilidad de lo que en la práctica ha sido una declaración de guerra ampliamente denunciada como ilegal e injusta, y aunque se asignen a las fuerzas armadas españolas misiones secundarias, asumió también la responsabilidad del genocidio en marcha en Irak como resultado tanto directo como indirecto de la operación militar que incluso en su nombre, "conmoción y espanto", no ocultaba sus propósitos de generación de terror, es decir, terroristas: el precedente de las guerras anteriores no permitía ignorar la catástrofe humanitaria que provocó. Y todo ello vulnerando tanto la legalidad internacional como la Constitución Española con una usurpación consentida de las funciones del Rey que cuestiona la legitimidad de la monarquía, haciendo así de sus referencias a la legalidad un sarcasmo sangriento, evidenciando que para Aznar y su Partido la legalidad no remite al Derecho sino al "ordeno y mando" que tan bien conecta con su pasado franquista, y que en el terreno internacional, al seguir la lógica del salvaje oeste de su patrón Bush, queriendo tomarse la ley por su cuenta, por encima de la ONU, se colocaba fuera de la ley.

Aznar, con el apoyo de su Partido Popular, es así culpable del asesinato de todos y cada uno de los hombres, mujeres, niños y niñas exterminados en Irak. Es culpable de traición por poner el Estado al servicio de una potencia extranjera en contra de la voluntad de su pueblo. Y al gobernar patentemente en contra de esta voluntad está negando la esencia de la democracia. Todo ello justificaba tanto la petición de dimisión que fue presentada por IU como su denuncia ante los Tribunales. Pero contando con el apoyo cerrado de su Partido Popular con mayoría en el Parlamento, la restitución de la legitimidad de las instituciones democráticas requería la inmediata convocatoria de elecciones generales. Pero en su ausencia, la elecciones municipales y autonómicas tenían también el carácter de un plebiscito contra la guerra y el comportamiento asesino, traidor y antidemocrático del gobierno de Aznar con el apoyo de su Partido Popular.

El resultado de estas elecciones ha sido que el número de votos obtenidos por el conjunto de las fuerzas democráticas en contra de la guerra ha sido muy superior al número de votos obtenidos por el PP, el partido de la guerra. Pero ello ha sido enturbiado por diversos factores, desde la referida victoria de la lógica de la guerra y la confraternización de Juan Pablo II con la familia Aznar hasta la limitación de las alternativas que se configuraban al gobierno del PP. Todo ello puede haber ayudado a crear las condiciones propicias para que la gran mayoría de electores de derechas obviaran su pasada oposición a la guerra, y pusieran por encima la relativa bonanza económica para determinadas capas sociales, el PHN, etc., de modo que el PP, en vez de ser castigado en las urnas, ha aumentado unos 100.000 votos en relación a las anteriores elecciones municipales, aunque el conjunto de las fuerzas democráticas en contra de la guerra haya tenido un aumento superior.

Tampoco había que menospreciar la capacidad de reacción del PP, a pesar del aislamiento social en que le ha situado su actuación ante el "chapapote" y la guerra. La masiva asistencia al acto en favor del PHN en València el 2 de marzo demostró, por lo menos, la capacidad de convocatoria  que todavía tenía el PP recurriendo a la manipulación utilizando las instituciones, presupuestos y medios de comunicación públicos. Pero aunque manipulados, los asistentes en general estaban allí voluntariamente, por muy patético que fuera ver a valencianos defendiendo un PHN que tendría como consecuencia inmediata perder agua buena del Xúquer con la promesa incierta de agua sanilizada del Ebro a través de un transvase ecológicamente destructivo para nuestras tierras.

Todo ello ha propiciado que en el ámbito del País Valenciano el PP haya mantenido la mayoría absoluta tanto en las Cortes Valencianas como en las principales ciudades, cortando el paso a una alternativa democrática. Además, los tímidos gestos de abertura de Camps como nuevo presidente de la Generalitat Valenciana están siendo sistemáticamente invalidados per la dirección local del PP encabezada por Zaplana y desde el gobierno central, dejando por ejemplo en el olvido las promesas de reforma del Estatuto. A la vez que el nuevo jefe del PP, Rajoy, se propone continuar una política belicista, antidemocrática y antisocial de la que ha sido copartícipe.

Igualmente, y del mismo modo que el PP intenta provocar un alud de simpatía hacia sus medidas represivas utilizando demagógicamente la inseguridad que su misma política social provoca, era previsible que estimulara provocaciones vandálicas para intentar distorsionar y dividir al movimiento contra la guerra. De aquí la importancia de estar vigilantes para neutralizar las provocaciones y denunciar las actuaciones policiales represivas contra acciones pacíficas.

El PP intenta también rentabilizar electoralmente los atentados terroristas, utilizándolos para justificar su política represiva y de criminalización de los movimientos sociales. Frente a estos atentados hay que responder uniendo el rechazo a la guerra y al terrorismo: si hay alguna coincidencia con el terrorismo, es la de la lógica de la guerra compartida por ETA y el gobierno del PP, y desde nuestra coherencia pacifista podemos denunciar la incoherencia de los que condenan a ETA sin condenar la guerra o condenan la guerra sin condenar a ETA.

Hay que señalar que dentro del movimiento contra la guerra, y debido a su gran amplitud y pluralidad social e ideológica, las cuales había que preservar como base de su fuerza, se daban importantes contradicciones sociales e ideológicas. Aunque dentro de este movimiento fuera patente el protagonismo de la izquierda, no se podía caracterizar como un movimiento de la izquierda contra la derecha: en el 90% de la ciudadanía española en contra de la guerra había, como antes señalábamos, una parte importante de la derecha social, y fuerzas políticas de centro y de derecha democrática que han tenido y pueden tener actitudes vacilantes y contradictorias en los conflictos políticos que se producen alrededor de la guerra, en particular por lo que se refiere a la restricción de las libertades democráticas auspiciada por el gobierno del PP amenazando con una grave involución política.

Así hemos visto cómo, en el marco de la llamada "guerra mundial contra el terrorismo", se ha abandonado el consenso democrático para aislar a quien practica la violencia terrorista, sustituyéndolo por la asimilación a los terroristas de quienes persiguen por medios democráticos objetivos parcialmente coincidentes con los suyos. Éste ha sido el espíritu del llamado "pacto antiterrorista" y de la Ley de Partidos impulsados por el PP y secundados por el PSOE, que por cierto apoyó también la guerra del imperio contra el pueblo de Afganistán con la excusa de la persecución del escurridizo Bin Laden.

Fue la radicalización del gobierno del PP, alineado con la extrema derecha norteamericana representada por Bush, la que posteriormente hizo saltar los botones de alarma de sus cooperantes: a la vez que se lanzaba a defender la guerra contra Irak por encima de los informes de los inspectores de la ONU, la aplicación interna de la lógica de la guerra, cuestionando la independencia del poder judicial, llevaba al cierre de un diario plural, Egunkaria, sospechoso por servir de base para la promoción del euskera, y a la detención y maltrato de empresarios valencianos sospechosos por tener relaciones comerciales con países árabes. La misma lógica se aplicaba en las actuaciones policiales que respondían a las provocaciones vandálicas en el marco de una manifestación pacífica reprimiendo al conjunto de ésta. Pero también a la prohibición de candidaturas de la izquierda abertzale, con el argumento de impedir que fuera "con el voto en una mano y una pistola en la otra", mostrando que desde el PP se prefiere que vaya con una pistola en cada mano, justo al contrario de lo que nosotros queremos: el abandono de las pistolas y la libre expresión de las distintas posiciones con el voto y la movilización social.

Por todo ello, la consolidación del bloque contra la guerra requiere que éste se extienda a la defensa de las libertades democráticas, que incluyen también la libertad de información frente a las manipulaciones mediáticas que pretenden minimizar o distorsionar el movimiento contra la guerra. La dinámica de éste daba una buena base para ello, pero requiere superar complicidades con propuestas involucionistas del gobierno del PP, desde la Ley de Partidos al Código Penal, así como evitar también en el País Vasco el apoyo a gobiernos locales del PP

Por otra parte, la unidad de las fuerzas democráticas requiere no secundar las agresiones propugnadas por el PP contra los derechos sociales desde su prepotencia autoritaria, y en particular oponerse a los planes de recortar las pensiones ampliando más aún el período de cálculo de las mismas. Los cambios sociales necesarios para un desarrollo sostenible van en sentido contrario, combatiendo la inseguridad social, el paro y la precariedad con la reducción de la jornada laboral e impulsando la investigación y la innovación tecnológica con la participación activa de la clase trabajadora. Al mismo tiempo está en proceso una crisis del modelo de Estado de las autonomías, ante la qual se enfrentan el centralismo del PP y propuestas de IU y de otras fuerzas de oposición que representan aproximaciones parciales a la alternativa desarrollada por IU: un Estado Federal solidario y que reconozca el derecho de autodeterminación de los diferentes pueblos.

Por este camino se podría ir configurando una alternativa democrática al gobierno del PP, sobre la base de la defensa de la paz, de las libertades democráticas y de los derechos sociales  y del federalismo en el marco de una Europa Política y Social y en una perspectiva solidaria con el conjunto de los pueblos del mundo, de tal forma que cualquier ataque a los derechos y libertades básicas tenga una respuesta rápida y unitaria que obtaculize su aprobación definitiva. Pero para que esta alternativa se consolide es necesario que se refuerze el papel de la izquierda, actualmente representada principalmente por IU y otras formaciones de ámbito de las diferentes nacionalidades y regiones, y en el caso del País Valencià por la Entesa. El reducido avance de ésta, en un contexto de confusión después de la ruptura municipal global por parte de Els Verds, muestra la necesidad de continuar ampliando la convergencia política y social de las izquierdas a partir de EUPV, y especialmente su articulación con los distintos movimientos sociales que cuestionan las diversas formas de dominación capitalista. El PCPV deberá tomar la iniciativa de dirigirse a las diferentes fuerzas de izquierdas y colectivos emancipatorios con este objetivo.

Es claro que el PSOE debería poder jugar un papel importante en esta alternativa democrática, pero no podemos olvidar sus oscilaciones y actuaciones pasadas. Aparte de las antes señaladas, hemos de recordar cómo pasó del "OTAN de entrada no" a defender el mantenimiento en la OTAN, o la política de su gobierno recortando gravemente los derechos laborales e incluso auspiciando el terrorismo de Estado. Apoyó también las sucesivas guerras del imperio contra Irak, Yugoslavia y Afganistán, con o sin la cobertura de la ONU. Naturalmente, nos hemos de felicitar de que últimamente se haya opuesto a la nueva contrarreforma laboral del PP y a la nueva guerra contra Irak, pero no nos hemos de engañar: ni antes era un partido estrictamente de derechas, ni ahora es un partido estrictamente de izquierdas. Sería más adecuado caracterizarlo, tal como últimamente se ha querido definir él mismo, como un partido de centro que representa socialmente a sectores sociales intermedios, y que en función de la coyuntura política puede unirse con la derecha o con la izquierda estricta y hacer políticas de derechas o de izquierdas. Perque no es cierto, como dice Aznar, que actualmente se haya radicalizado hacia la izquierda: es la deriva del PP hacia la extrema derecha en sintonía con Bush lo que está distanciando al PSOE de sus políticas, a pesar de que parte del electorado de izquierdas no lo haya percibido así.

Por ello, para consolidar una alternativa democrática con una política social favorable a las clases populares, hay que insistir de nuevo en la necesidad de refuerzo de la opción de izquierdas y dentro de ella de la organización de los comunistas en el Partido. Y por ello, por lo menos en todas las elecciones en las que rige un sistema proporcional, era importante que la Entesa apareciera con nitidez, reforzada si acaso localmente con el añadido de otras opciones de izquierdas, pero sin diluirse en coaliciones con el PSPV-PSOE. Además, en el marco de un sistema proporcional ello puede permitir un mejor resultado global para el conjunto de las fuerzas democráticas, estimulando el voto de un electorado plural por opciones con las que se puede identificar mejor. Así hemos visto cómo los pactos preelectorales con el PSOE en el partido judicial de Sueca, aunque hayan conseguido obtener el diputado por el mismo, no han llegado a sumar los previos votos de las fuerzas coaligadas, dando la razón a nuestra desconfianza hacia este tipo de pactos.

Todo ello, claro, sin perder de vista la necesidad de mantener y consolidar la unidad de las fuerzas democráticas contra la guerra y en defensa de las libertades y de los derechos sociales, tanto evitando que la confrontación electoral agudize las brechas entre ellas como presentándose juntos en aquéllos casos (como las elecciones al Senado) en que el sistema electoral sea mayoritario. Y propiciando, en todos los casos en que sea posible, alternativas democráticas de gobiernos locales, vinculando en todo caso nuestra participación en ellos a la defensa de nuestros programas y especialmente a avances en una democracia participativa, como la que se expresa en la implantación de presupuestos participativos.

Y desde nuestra coherencia hemos de impulsar la alternativa democrática por la paz, las libertades y los derechos sociales, enmarcando en esta alternativa inmediata nuestros objectivos estratégicos anticapitalistas y antiautoritarios, por la república, el socialismo y el federalismo, por una profundización de la democracia que incluya la socialización de los medios colectivos de producción y el derecho de autodeterminación, pero para avanzar hacia la cuál no hay tarea más urgente que detener la mano de los asesinos y de los liberticidas.

Conferencia del PCPV
25 de Octubre de 2003