Durante tres décadas el País
Vasco y España han transitado caminos de
violencia e intolerancia, con el trágico
saldo de muertos, heridos y
encarcelados.
Hoy se abren nuevas posibilidades de encontrar
alternativas para la
resolución del conflicto que tienen
como base el protagonismo y
decisión del Pueblo Vasco.
El clamor popular por el fin de la
violencia, la visión y compromiso
expresados por un abanico
mayoritario de formaciones políticas,
sindicales y sociales en la
"Declaración de Lizarra"
y la tregua ilimitada declarada por ETA,
constituyen elementos de un horizonte
distinto y esperanzador.
Creemos que la Paz es posible. Para alcanzarla,
es necesario escuchar
la diversidad de opiniones y enfrentar
con decisión el conflicto que
ha llevado a tanta violencia. Avanzar
con hechos concretos que
permitan generar la credibilidad y confianza
mutua y abrir caminos
nuevos.
Dar los primeros pasos requiere de coraje,
decisión política y
generosidad. Por este motivo nos dirigimos
al Gobierno Español, a ETA,
al pueblo y autoridades del País
Vasco, a los partidos políticos, a
las iglesias y organizaciones sociales,
con la confianza que sabrán
asumir esta oportunidad histórica
y redoblar los esfuerzos para
resolver el conflicto a través
del diálogo, la búsqueda de consenso,
la participación de todos y el
respeto democrático.
Sabemos que el camino de la Paz está
todavía lleno de dificultades y
obstáculos. Por eso, siempre es
positivo mirar y aprender de la
experiencia de otros pueblos que atravesaron
en su historia desafíos
semejantes y que lograron, a través
del diálogo y las negociaciones,
superar las diferencias y construir caminos
adecuados de respeto y
convivencia.
En este final de siglo, la Humanidad mira
al Nuevo Milenio con
esperanza en la construcción de
nuevas relaciones de tolerancia y
cooperación entre las personas
y los pueblos. En ese espíritu nos
sumamos solidariamente a esta oportunidad
por la Paz en el País Vasco
y España y ofrecemos nuestro acompañamiento
a la espera de que nuevos
horizontes de Vida sean una realidad.
Octubre de 1998
Mairead Corrigan Maguire
Irlanda del Norte
Premio Nobel de la Paz 1976
Adolfo Pérez Esquivel
Argentina
Premio Nobel de la Paz 1980
José Ramos Horta
Timor Este
Premio Nobel de la Paz 1996
Joseph Rotblat
Inglaterra
Premio Nobel de la Paz 1995
Rigoberta Menchú Tum
Guatemala
Premio Nobel de la Paz 1992