Ardanza admite que la
negociación política no empezará antes del 2000
(La
Vanguardia. 23-09-98)
ÍÑIGO HERCE--BRUSELAS.
-- El lehendakari José Antonio Ardanza cree que ya es hora de empezar
a realizar "gestos de distensión" para "tranquilizar" a ETA, pero
que no ha llegado el momento de abrir la negociación sobre el "problema
político vasco". El presidente vasco considera que esta cuestión
no podrá abordarse de forma "profunda" por lo menos hasta el año
2000, cuando haya finalizado el
ciclo electoral que incluye, además
de los comicios vascos, los municipales, europeos y generales.
El presidente vasco planteó separar
los "gestos" hacia ETA de la estricta negociación política,
en una rueda de prensa que ofreció ayer en Bruselas, donde se entrevistó
con el secretario general de la OTAN, Javier Solana. En el calendario que
apuntó, Ardanza recalcó que ahora es el momento de
"hablar, hablar y hablar", aunque previno que "ahondar en lo político",
en lo que queda de año y en 1999, "no va a ser posible" por las
constantes convocatorias electorales, lo que, a su juicio, no debe traducirse
en que "tengamos que estar parados".
Esta cadencia tiene para el lehendakari aspectos positivos. Entre otros, que "hay que dar tiempo al tiempo para que el PP y el PSOE centren sus posiciones", algo que Ardanza ya atisba desde la perspectiva de que han modulado sus discursos después de saber que la tregua de ETA era indefinida y sin condiciones. No obstante, aún les ve instalados en un "nerviosismo y despiste" que les lleva a cambiar de posición "casi cada hora". Por ello, invitó a los dos principales partidos españoles a que asuman que "la paz formal ya se ha conseguido" y que el abandono de las armas es "irreversible". Y les recordó que ETA "ha pasado el testigo de la reivindicación política al mundo nacionalista y no a Madrid".
El escenario dibujado por el lehendakari
con miras a lograr la paz definitiva contempla unos pasos
iniciales centrados en el ámbito
penitenciario: acercamientos, excarcelaciones de los reclusos con la
mayor parte de su condena cumplida
o libertad para los internos con enfermedades crónicas. Todo ello
con una "generosidad" similar a la que
se expresó durante la transición para aliviar "el sufrimiento
del
colectivo de presos".
Junto a estas iniciativas, precisó
que "en paralelo" se deben "administrar y ajustar los tiempos
políticos", de modo que la sucesión
de citas electorales previstas no paralice el proceso. Sólo cuando
haya finalizado este largo periodo será
preciso, en opinión de Ardanza, "hacer un alto en el camino y
abordar a fondo y sin miedos" la recta
final. Según el lehendakari, esta segunda fase deberá afrontarse
"desde la libertad y la democracia", porque
"lo que la mayoría de los vascos plantea" es que sus
instituciones representan la voluntad
popular y, en última instancia, debe ser la propia sociedad vasca
la que opte por el modelo político
futuro. "Lo único que queremos --dijo-- es que se nos reconozca
definitivamente la capacidad de decidir
por nosotros mismos lo que queremos ser, sin imposiciones."
El lehendakari también cree necesario
que HB participe en un "diálogo cruzado de todos con todos",
aunque admitió que al PP y al PSOE
"les costará aceptarlo". "Nos tenemos que mentalizar de que si
las armas ya han callado, HB será
un partido más, cuyo concurso o fuerza será el que le den
los votos,
sin más ni menos pluses", anadió.
Interpretaciones opuestas
El día después del encuentro
entre Aznar y Almunia, el Gobierno vasco emitió un comunicado en
el
que insiste en que se dan las condiciones
para alcanzar un final dialogado de la violencia. En la nota
hecha pública ayer se señala
que si el alto el fuego de ETA "responde a una sincera voluntad de
abandonar definitivamente las armas --como
el Gobierno vasco cree--, la declaración nos sitúa en las
condiciones requeridas por el punto 10
del acuerdo de Ajuria Enea", que es justo el marco que tanto
Aznar como Almunia entienden que debe
ser la base de futuras conversaciones. Dicho punto señala
que "el final dialogado de la violencia",
una vez que cesen los atentados, debe hacerse respetando en
todo momento "el principio democrático
irrenunciable de que las cuestiones políticas deben resolverse
únicamente por medio de los representantes
legítimos de la voluntad popular".