Extracto del discurso de Julio Anguita en la Fiesta del PCE 98
PCE. 19-09-98
 

    Los Derechos Humanos. El Estado Social y Democrático de Derecho. La
    Constitución de 1978.

 
    Tras el discurso de la Fiesta PCE-96 se produjo lo que podemos calificar ya con toda
    propiedad de montaje del escándalo. ¿Qué decíamos entonces y seguimos
    manteniendo hoy?

   La Constitución española y los contenidos de los Títulos I, VII y VIII estaban siendo
    ignorados, contradichos e incumplidos por las políticas gubernamentales. Y decíamos
    además que el desarrollo de la Moneda Única podía incidir de manera más negativa
    aún en dichos contenidos.

    Dijimos que aquella Constitución había sido hija de un consenso el cual a su vez
    venía marcado por las condiciones de la Transición. Y dijimos que en aras de ese
    consenso el PCE, que es republicano, había asumido de manera temporal y transitoria
    la Monarquía a condición de que se desarrollase todo el texto constitucional.

    Los acontecimientos transcurridos desde entonces, y sobre todo los más recientes,
    nos indican que el nerviosismo, la intranquilidad y hasta el histerismo con que fueron
    acogidas nuestras palabras, se debía más que a nuestra razonada exposición a la
    conciencia culpable de aquellos grupos, colectivos e intereses que presumían que
    estábamos aludiendo, de manera cabalística, a informaciones o datos que obraban en
    nuestro poder y que demostraban la involución que está sufriendo el Estado Social y
    Democrático de Derecho. Y no una involución consecuencia solo de las políticas
    gubernamentales, sino de los intereses, actividades y actitudes contrarias al Estado de
    Derecho hechas por gobiernos, parte de los poderes del Estado, grupos económicos o
    grupos mediáticos.

    La situación ante la que estamos nos obliga a una línea de actuación coherente pero
    compleja que debe tener presentes los siguientes considerandos:

                   Debemos continuar en la exigencia del cumplimiento
                   de la Constitución de 1987. Los contenidos del
                   Estado Social y Democrático de Derecho forman
                   parte de las luchas históricas y de las conquistas de
                   los dominados, de la inmensa mayoría.

                   Por otra parte el Neoliberalismo, el Pensamiento
                   Único y la política "virtual", no pueden ya cumplir
                   esa legalidad. El Neoliberalismo y las políticas
                   económicas, sociales y culturales que desarrollan la
                   globalización son incompatibles con la Democracia y
                   con los Derechos Humanos. Actuemos en esa
                   contradicción. Y hagamos que la mayoría social
                   sienta como necesidad la exigencia del cumplimiento
                   de la legalidad constitucional, especialmente los
                   contenidos de los Títulos que antes hemos
                   referenciado.

                   Por otra parte, somos portadores de propuestas y
                   proyectos que implican cambios en la Constitución.
                   Repasemos algunos:

                        Nuestro proyecto de Estado Federal
                        Plurinacional y Solidario, lleva implícito
                        el derecho de autodeterminación y la
                        forma republicana de Estado.
                        Propugnamos el derecho de
                        autodeterminación porque entendemos
                        que el mismo es consecuencia de nuestra
                        visión federal y democrática del Estado.
                        No somos nacionalistas.

                        Nuestra propuesta de transformar el
                        referéndum consultivo en vinculante
                        implica otra modificación constitucional.

                        Nuestra propuesta de que el Fiscal
                        General del Estado sea elegido en el
                        Parlamento, también implica otro cambio
                        constitucional.

                        Etc.

                   Todo lo anterior nos obliga a una doble, coherente y
                   cohesionada acción:

                        Desarrollo consecuente de la
                        Constitución.

                        Propuesta de superación de la misma
                        como consecuencia, no solo de nuestra
                        propuesta alternativa, sino de la lógica en
                        la que desemboca inevitablemente el
                        desarrollo consecuente del texto
                        constitucional (el título VIII es el ejemplo
                        más palpable de lo que estamos
                        diciendo).

                   La operación política consistente en la ubicación de
                   las fuerzas políticas en el centro, conlleva,
                   ineluctablemente a la instalación del bipartidismo. La
                   consecuencia final de esa operación política es la
                   expulsión hacia la periferia de las fuerzas que siguen
                   siendo de izquierdas. Recordemos cómo, desde
                   hace años, se viene insistiendo desde sectores de la
                   derecha y, desde algunos ámbitos del PSOE, en la
                   necesidad de modificar la Ley Electoral en el sentido
                   de un sistema claramente mayoritario. No olvidemos
                   tampoco la idea que comienza a extenderse en
                   España de que el déficit público y sus límites figuren
                   en la Constitución; lo cual significaría cargarse casi
                   todo el Título I.

                   Por tanto, todo cambio constitucional se hará en el
                   sentido de quien lo plantee, lo hegemonice y lo
                   consiga. Es aquí en donde hay que saber actual a fin
                   de que el cambio constitucional pueda ser en su día
                   hegemonizado por la mayoría social. Y eso no se
                   hace con declaraciones grandilocuentes ni con
                   autoafirmaciones en el ideario, sino con un trabajo
                   profundo, constante en todos los frentes en los que
                   el PCE e IU están y en los que deben estar aún.

                   Lo que hemos venido en llamar Estado Social y
                   Democrático de Derecho es el reconocimiento legal
                   de las luchas y conquistas de los trabajadores y las
                   capas populares. Creemos que en este discurso lo
                   hemos argumentado con bastante base argumental e
                   histórico. El Estado Social y Democrático de
                   Derecho no es solo aquel que contempla la
                   separación de los tres poderes que lo componen
                   sino, el que fundamenta su funcionamiento y
                   actuación en el imperio de la Ley. Y cuando
                   decimos Ley no nos referimos a cualquier texto legal
                   sino a los grandes documentos que teniendo el
                   consenso universal marcan los avances de la
                   Humanidad, siquiera en el papel.

                   Consecuentemente, el Estado Social y Democrático
                   de Derecho no es sino el avance hacia la
                   Democracia plena. La conclusión es fácil: la defensa
                   del Estado Social y Democrático de Derecho es una
                   tarea y una obligación de la izquierda. Nuestra
                   militancia comunista, fiel al origen de 1917, fiel a la
                   tradición occidental de libertades y fiel al proyecto
                   de sociedad que tenemos, nos conduce a ser los más
                   ardientes defensores del funcionamiento
                   consecuente del Estado Social y Democrático de
                   Derecho. En ese marco no caben ni el terrorismo de
                   Estado, ni la malversación de caudales públicos ni la
                   corrupción ni las políticas antisociales. Para llevar a
                   cabo la aplicación del Estado Social y Democrático
                   de Derecho, la política de alianzas, y de alianzas en
                   el ámbito de la izquierda, es una herramienta
                   indispensable; pero para eso, no para otra cosa.