Este plan incorpora un plan previo diseñado por un comité interministerial israelí en 1995. Este primer plan -Plan Metropolitano de Jerusalén- muestra claramente la escala en la que se sitúan los proyectos de planificación israelíes para la región de Jerusalén y Cisjordania. En él se demarcan tres límites para Jerusalén: el municipal, el del Gran Jeusalén y el metropolitano. El mayor de los tres, el metropolitano, cubre un área del 40% de Cisjordania, e incluye las mayores ciudades palestinas, Ramallah y Bethlehem [Belén].

El mayor componente de este Plan Metropolitano de Jerusalén es el área conocida como Gran Jeusalén, oficialmente anunciada la primera semana de agosto [de 1998]. Comprende una extensión de 440 kilómetros cuadrados, de los cuales menos de una cuarto parte corresponden al territorio que Israel ocupaba antes de 1967. Este área es clave para la consolidación de la soberanía israelí y la imposición de una mayoría judía en la población de Jerusalén.

Mayoría demográfica judía

Las áreas destinadas a la expansión de la mayoría judía son el anillo exterior de asentamientos ilegales de Giv´at Ze´ev, al norte; Ma´ale Adumin, al este; y Betar y Efrata al sur, todos ellos dentro del Gran Jeusalén. Actualmente, la población de estas colonias es de unas 50.000 personas, pero el plan de asentamientos ya en marcha aumentaría la población judía hasta la cifra prevista de 250.000 habitantes en los próximos 15 años. Siguiendo el incremento planeado en la población de los asentamientos de Jerusalén Este -incluyendo el bloque de edificios de Jabal Abu Ghneim (Har Homa)-, el número de colonos que vivirá en este anillo interno se estima que también alcanzará los 250.000. Con todo ello, se lograría una población de colonos de 500.000 personas en los próximos quince años.

El proyecto del Gran Jeusalén en parte está pensado para combatir una posible paridad demográfica entre judíos y palestinos, que se podría dar en esos quince años debido al alto índice de natalidad palestino. A pesar de todo, el incremento de la población de colonos antes referido evitaría tal equiparación. De hecho, cuando el programa de asentamientos para medio millón de personas se añada a la población de Jerusalén Oeste [intregrado en el Estado de Israel desde 1948] y a las áreas limítrofes para ser incluido todo ello dentro del cinturón municipal, se habrá logrado la meta israelí de una relación demográfica del 70% judío frente al 30% palestino. El Jerusalén árabe se verá permanentemente separado de las ciudades de Ramallah y Bethlehem, encajonado dentro del Gran Jerusalén judío.

Integradas en este proyecto de paraguas municipal prosiguen las medidas israelíes de demolición de viviendas, de concentración racista [de los palestinos] en zonas, y de confiscación y cancelación de las tarjetas de identidad [de los residentes árabes de Jerusalén], todas ellas restringiendo decisivamente la población palestina en Jerusalén. Otro de los del plan del Gran Jeusalén es el desarrollo del Plan E1 para el área comprendida entre Jerusalén Este y el asentamiento de Ma´ale Adumim. Esta zona es objeto de un expansión masiva en infraestructura (incluyendo 10 hoteles) que aumentará su área de extensión hasta 60 kilómetros cuadrados, un espacio un 20% mayor que Tel Aviv. El Plan E1 aportará el nexo de unión entre Ma´ale Adumim y Jerusalén, y al mismo tiempo dividiría las localidades palestinas de los alrededores.

Los planes israelíes para Jerusalén tendrán graves consecuencias para la vida de los palestinos en Jerusalén, el conjunto de Cisjordania y Gaza. Jerusalén es el centro religioso, político, cultural y económico de la sociedad palestina. Separar Jerusalén de su territorio natural impone serias trabas económicas a los Territorios Palestinos Ocupados, ya que las dos rutas tradicionales para el comercio y la movilidad de la población corren a través de Jerusalén. Una de ellas une Nablius, en el norte de Cisjordania, con Hebrón, al sur. Esta vía ahora se encuentra interrumpida por el Gran Jeusalén y por los asentamientos israelíes que cruzan Cisjordania, al igual que por los numerosos puestos de control y restricciones que limitan los movimientos de los palestinos. La segunda vía recorre el espacio entre Gaza y Jericó, cruzando Jerusalén Este y formando un eje horizontal. Así, Jerusalén Este proporciona la clave para el desarrollo palestino en los Territorios Ocupados, ya que forma una intersección natural entre estos dos ejes de la vida socio-económica. Con la finalización de los planes israelíes para Jerusalén la existencia de los palestinos se verá limitada a cantones separados entre sí, sin ninguna posibilidad de expansión económica.