REFUGIADOS PALESTINOS DENTRO DE ISRAEL

LA LUCHA POR LOS DERECHOS DE LOS REFUGIADOS PALESTINOS

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por Selma Dabbagh

En al-Bassa, una pequeña ciudad en Israel cerca de la frontera con el Líbano, los residentes palestinos cuentan como en 1948 las fuerzas judías les aseguraron que su población de mayoría cristiana no sería atacada. Más tarde, Haganah mató a dos niños palestinos, sembrando el pánico en la ciudad. "Cuando atacaron la ciudad, la rodearon por todos los lados menos por el norte, de forma que la gente pudieran escapar a través de las montañas del Líbano", explicó un anciano residente. Desarmados y sin preparación, los palestinos de al-Bassa huyeron. Los que se quedaron todavía mantienen contacto con las comunidades de la diáspora en el Líbano, Canadá y California. Los exiliados quieren su derecho a vivir en su ciudad de origen o poder visitarla cuando quieran. Una demanda tan modesta es casi risible ahora, el proceso de Oslo la ha hecho aún menos alcanzable.

La expulsión de casi un millón de palestinos en 1948 permitió a Israel incrementar su posesión de tierra de 3.5m a 20m dunums, según el abogado Marwan Dala. Mientras los militares se apropiaban de la tierra y expulsaban a la gente, la legislatura israelí ideaba métodos para justificar esta adquisición, un proceso que continua en zonas bajo el control de Israel hasta hoy. La tierra en Israel se entregó a un organismo denominado Custodio de Propiedades de los Ausentes. Hace dos meses, la ley israelí cambió, permitiendo que "las propiedades de los ausentes" puedan comprarse y adjudicarse a individuos israelíes. El cambio de la legislación es calculada; distribuyendo la tierra al sector privado, la ya remota idea de devolver la tierra a sus propietarios originales palestinos se ha convertido en algo fuera de toda consideración.

El gobierno israelí, a pesar de su postura inequívoca de prohibir el regreso de los palestinos, está tratando activamente de estimular la inmigración a Israel. Establecido con el propósito específico de "reunir a los exiliados", Israel no puede ya aumentar su población por medio de la afluencia de judíos perseguidos. Se está ampliando la interpretación de "quien es un judío", que es vital a la Ley Israelí de Retorno. Según el periódico Ha'Aretz, en 1997, más del 27 por ciento de todos los inmigrantes de la antigua Unión Soviética a Israel no eran en absoluto judíos, y el 43,6 por ciento no eran judíos de acuerdo con la Ley Judía, ya que sólo tenían ancestros judíos por línea paterna.

Al mismo tiempo que la promulgación de la Ley de Retorno de 1952, se pusieron en práctica las propuestas para destruir los pueblos palestinos, evitar el cultivo de las tierras y asentar a los judíos en las tierras evacuadas. Según el historiador Benny Morris, juntas estas políticas, "aseguraban que los refugiados no tuvieran lugar ni pertenencias donde regresar".

Esas medidas que hacían el retorno imposible, también se utilizaron para dispersar a los palestinos dentro de Israel, se acompañaron con restricciones en la inmigración y el uso de la tierra. La legislación alcanzó múltiples objetivos, cortando los lazos con las comunidades y las familias que habían huido, impidiendo todo contacto con una lista de estados "enemigos", impidiendo el retorno y criminalizando a los que lo intentaban.

De un total de más de 6 millones de palestinos, 4,667,000 son refugiados que tienen prohibido el regreso, así como sus descendientes. Las condiciones en los campos de refugiados palestinos han hecho crisis. Los refugiados se tienen que enfrentar con la casi banca rota de UNRWA, la agencia de las Naciones Unidas enviada especialmente para administrar los campos, el deterioro en los servicios de educación y salud, mal alojamiento, pocas oportunidades de empleo, múltiples restricciones legales y hostilidad por parte de los gobiernos anfitriones. Esto sucede en una época cuando los nuevos historiadores "revisionistas" israelíes anuncian que el propósito básico del dispersamiento de los refugiados era realmente lo que los palestinos siempre han denunciado -deliberado, traslado forzoso y permanente de la población. Pero la conexión entre el pasado y el presente no se está haciendo. Como señala Elia Zureik, miembro de la delegación palestina para las conversaciones de paz: "ninguno de los  nuevos historiadores ha hecho un llamamiento al retorno de los refugiados de 1948".

La historia no se está acercando como un elemento de solución. El conocimiento del sangriento establecimiento del estado va a filtrarse en el subconsciente de la sociedad israelí de la misma manera que la conciencia de la difundida práctica de la tortura -poniendo en duda los mitos de la propaganda pero siendo incapaz de traer cambios fundamentales. Pero la historia también está siendo olvidada en el lado palestino.

A los palestinos que crecen en los Territorios Ocupados y en muchos estados árabes se les ha enseñado la historia a través de un sistema de censura firmemente controlado. Muchos palestinos de 40 años solo han recibido educación bajo la ocupación. La lucha de la gente contra el poder, escribió Milan Kundera, es la lucha de la memoria contra el olvido. Los palestinos necesitan luchar contra su amnesia impuesta.

 

El Proceso Oficial

La conversaciones de paz con los refugiados, establecidas en el proceso de Oslo, están siendo marginadas por asuntos técnicos y constantemente amenazadas con abandonos por los delegados israelíes. Desde que Netanyahu se hizo con el poder, incluso la mas rutinaria mención de la aplicación de la Resolución 194 de la Asamblea, que confirma el derecho de los refugiados palestinos a regresar y/o a una indemnización, es suficiente para hacer que la delegación israelí abandone las reuniones.

Las conversaciones están también bloqueadas por graves problemas de definición, empezando con la palabra "refugiado". El asunto del desposeimiento y la falta de un Estado palestino, se está viendo reducido a una serie de discusiones a corto plazo sobre problemas específicos del campo.

Mohammad Jaradat de BADIL, el Centro para los Derechos del Refugiado y de Residencia en el West Bank, comenta que la intención israelí es "tratar de pasar el asunto de un derecho nacional, político y espiritual para el pueblo palestino a una especie de ayuda humanitaria, como mucho para la reunificación familiar sobre las bases de estudiar caso por caso".

La Declaración de Principios de Oslo separó los asuntos de la jurisdicción territorial y legislativa palestina de las negociaciones del status personal. Ya que el estatus palestino en las Naciones Unidas ha mejorado y los símbolos del Estado están siendo comentados por la Autoridad Palestina, parece aún fuera de cuestión, indicar qué entidad palestina tendrá el control sobre qué objetivos o donde estarán sus fronteras, requisitos fundamentales para tener categoría de estado.

La fragmentación de los temas en las conversaciones sobre los refugiados es inherente a su estructura, con foros multilaterales, bilaterales y cuadripartitos. El asunto de las "personas desplazadas" es diferente del de los "refugiados", aunque el último grupo consta de los refugiados de 1967 y otras categorías anacrónicas de palestino deportados, sin patria y exiliados. El tema de los refugiados de 1948, tema clave, según Elia Zureik, "no se ha tocado de ninguna manera significativa".

Dos categorías geográficas de palestinos que se autodescribirían como refugiados están siendo también excluidas de la discusión, la quinta parte de los palestinos que viven en Israel que son "refugiados internos", desplazados de sus ciudades y pueblos de origen, y los palestinos en la diáspora. Ahmad Ashkar, Coordinador del Comité Nacional para la Defensa de los Desarraigados, insiste en la necesidad de que se desarrolle un programa para el retorno de los refugiados incluidos los que viven en Israel, lo que considera imposible dentro del presente marco, donde las negociaciones palestinas "están siendo transformadas en estratagemas diplomáticas para fomentar los intereses israelíes".

Los palestinos de la diáspora que viven en el Golfo o en el Oeste no están incluidos en los registros del UNRWA. Incluso no existen en términos estadísticos, no se han encargados estudios en la conversaciones para cuantificarlos.

 

La posición de los Estados Arabes

Las repercusiones de las expulsiones de septiembre de 1995 de Libia, seguidas por la imposición de Líbano de restricciones de entrada, recuerdan el modelo que siguió a las expulsiones de Kuwait en 1991 y es especialmente siniestro. La persecución y la expulsión continua.

Los recientes acuerdos comerciales entre la Unión Europea y Líbano contienen condiciones para "repatriar" a aproximadamente 14,000 palestinos que viven en Alemania al Líbano. Incluso palestinos que tienen el pasaporte de su país de residencia, o de nacimiento, más notablemente en Israel y Jordania, se enfrentan a la discriminación institucional. Las conversaciones de paz son un foro inadecuado para la solución de estos asuntos. Mientras los reasentamientos ganan fuerza dentro de la Autoridad Palestina como la única solución, los Estados Arabes están siendo más y más reacios a ser vistos como el cielo para los palestinos en el exilio.

El Legado Arabe ha fallado en adaptarse a la situación cambiante de los refugiados palestinos. El Protocolo de Casablanca de 1965 compromete a los Estados Arabes a preservar la identidad palestina al mismo tiempo que asegura los derechos de los palestinos al trabajo, libertad de movimientos y residencia. La constante negación a la naturalización de los palestinos y su forzada falta de Estado ha sido la única condición del protocolo que, con la excepción de Jordania, se ha cumplido.

La afirmación de que la falta de estado sirve a un objetivo político la rechazan los que defienden el reasentamiento de los refugiados palestinos, así como los que creen que conceder la nacionalidad no haría peligrar el derecho al retorno, como razona Jaradat: "Si los palestinos conservaran el pasaporte de los países donde viven, durante el tiempo que se les reconociera políticamente como refugiados, no sería un problema".

Un obstáculo más serio para el retorno palestino es la prohibición de la Liga Arabe de la doble nacionalidad. Especialmente en el caso de los palestinos en Jordania, donde son al menos la mitad de la población. El gobierno jordano ha establecido claramente que no permitirá tener los dos pasaportes. Si el regreso era una posibilidad, para un palestino-jordano mudarse a un estado palestino con lo que supone de riesgos personales y financieros, perder la opción de volver a Jordania puede tener un efecto disuasorio.

 

Procesos no oficiales

Las organizaciones no gubernamentales y los grupos de derechos humanos también han fallado en abordar el proceso de desposeimiento. Durante la Intifada, las violaciones por las fuerzas de seguridad de los derechos civiles y políticos en los Territorios Ocupados se convirtieron en el principal problema de los palestinos. Y las fuerzas de seguridad, tanto israelí como palestinas, continúan siendo el mayor problema de los grupos de derechos humanos. Además, muy pocas ONGs o fundaciones pueden sobrepasar los límites nacionales en sus proyectos. El control de las condiciones económicas y sociales en los campos (especialmente en el Líbano) es a lo más que han llegado los proyectos en el tema del desposeimiento.

Los comités de refugiados que surgen espontáneamente en los campos, después de las conversaciones de Madrid de 1991 están empezando a encontrar mecanismos de unión. Desde 1994 BADIL, junto con la Unión para Actividades Juveniles, han estado tratando de conectar a refugiados palestinos en el West Bank con los del Líbano y Jordania. El contacto se produce por Internec; "antes, para muchos palestinos en el exilio, tratar de telefonear o poner un fax a Jerusalem era muy arriesgado", dice Jaradat. Dice que ahora, irónicamente, para los refugiados del West Bank lo más difícil es contactar con los refugiados de Gaza.

Las dos palabras tabú para los palestinos en el debate de los refugiados, reasentamiento e indemnización, continúan siendo objeto de gran atención por parte de los académicos e investigadores. El boicoteo al principio ha conducido a la escasez de datos e investigación sobre los palestinos. Cuando la disponibilidad de datos es tan ladeada y el desequilibrio de poder tan grotesco, será casi imposible que los delegados palestinos resistan a las soluciones dictadas, incluso a nivel moral. La creencia errónea de que la indemnización y el retorno son mutuamente exclusivos de la Resolución 194 es una razón más evitar el tema por los palestinos. La indemnización parece, de acuerdo con Elia Zuriek, ser una parte donde fundamentar el presente marco de negociaciones. El retorno, sin embargo, no es una opción.

Cuando se le pregunta por el papel que Europa puede jugar con respecto a los refugiados, Zureik enfatizó: "La UE debe tratar de suavizar el tremendo papel que los EEUU han jugado en el Oriente Medio..." La necesidad de una alternativa al problema de la historia de los refugiados y el desposeimiento de los palestinos nunca ha sido tan necesaria.

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