Las mujeres, en el Ecuador, siempre han estado presentes en los grandes acontecimientos históricos, ya sea como testigos
presenciales o, junto a los hombres, participando activamente en las luchas populares.

En los tiempos coloniales, las hermanas Manuela y Baltazara Chuiza fueron condenadas a la horca, en Guano, por haber participado en la protesta contra el censo general. En 1803 surge Lorenza Avemañay como paradigma de aguerrida combatiente y, más tarde, cuando Daquilema se subleva, está a su lado, como capitana de sus huestes, Manuela León.
También están presentes en las luchas emancipadoras: Manuela Cañizares, Manuelita Sáenz, Rosa Campuzano y Rosa Zárate, fusilada y decapitada en Tumaco, en 1813, por su adhesión a la causa de la emancipación americana.

Es importante resaltar la presencia de la mujer en la lucha por implantar el liberalismo: son numerosas las mujeres que se cobijaron con las banderas liberales y ayudaron con fervor para su triunfo, unas veces trayendo y llevando noticias, otras
acogiendo y escondiendo a los perseguidos y algunas, inclusive, apoyando con su propio dinero a la causa del liberalismo. Hay algunas que intervinieron directamente en la lucha, como las coronelas Filomena Chávez y Joaquina Galarza, a la cual el mismo general Alfaro, en pleno combate, le confirió su grado militar por méritos de guerra.

A lo largo de la historia nacional, las mujeres ecuatorianas han estado presentes en las luchas populares y es por eso que, en los sucesos del levantamiento popular del 15 de Noviembre de l922, las encontramos en primera fila, junto a sus compañeros obreros y artesanos, inclusive llevando a sus tiernos hijos en sus brazos, reclamando por salarios justos y protestando contra
su vida miserable.

De acuerdo al testimonio vivo de Segundo Ramos, un gran dirigente obrero de la época, se conoce que dos mujeres: América Delgado y Tomasa Garcés, con sus cuatro tiernos hijos Y acompañadas por veinte trabajadores huelguistas, se acuestan
sobre las rieles para impedir el paso del ferrocarril que lleva a las fuerzas represivas, y otras, como la cocinera María Montaño y la lavandera Sebastiana Peña, se convierten en grandes oradoras y voceras del pueblo, para hacer que el coraje brote en
todas partes.

Sobre la participación de las mujeres en esta memorable fecha, el historiador Leonardo Muñoz Vicuña afirma: “Merece especial mención la presencia y adhesión a la huelga, del Centro Femenino “Rosa Luxemburgo”, que el l5 de Noviembre dejó un recuerdo histórico por su heroico papel en esa jornada. Esa agrupación femenina estaba integrada por: Rosario González, Mercedes María de Rojas, Otilia Marchán, Clara Rodas, Zoila Posligua, Virginia Sarco, María Santos, Vicenta Rodríguez,
Lucelinda Pacheco, Mariana Moncayo y Lidia Herrera”.

El sacrificio de esas heroicas mujeres no fue estéril, pues se convirtieron en ejemplo y en semilla, y siempre seguirán presentes, como las luchadoras populares que luego se destacan: Nela Martínez, Luisa Gómez de la Torre, Isabel Herrería,
Ana Moreno, Alba Calderón, Nelly Cereceda, Laura Almeida, Dolores Cacuango, Tránsito Amaguaña y muchas otras.