Abalorios de conflictos en el collar de Cachemira

Por Mauro Sampaolesi

Observatorio de Conflictos, Argentina

 

Los conflictos sobre la región de Cachemira tienen su inicio tras la independencia de la India, proclamada el día 15 de agosto de 1947. Si bien los periódicos de todas partes del mundo publicaban esta noticia como un hecho positivo, cargado de una cierta festividad1, la partición de India en dos estados: India y Pakistán, y tres porciones del territorio dividido según sus mayorías religiosas: hindú, budista y musulmana, fue una parte del precio que se debió abonar para poner coto a casi dos siglos de colonialismo británico. Estos hechos tan particulares pueden parecer totalmente alejados del swaraj ansiado por Gandhi,  ese estado de perfección a alcanzar no solamente luego de la emancipación política, sino también de la unidad comunal. Tal vez esta unidad religiosa por él  proclamada, sea la causa que lo llevó a la muerte, al año siguiente, a manos de Nathuram Vinayak Godse; miembro de la RSS (Rashtriya Swayamsevak Sangh) por actitudes consideradas anti-hinduistas.

Junto a la independencia llegaron grandes matanzas, guerras comunalistas, éxodos masivos de población. Se calcula que cuatro millones y medio de hindúes y sikhs salieron de Pakistán hacia la India; y seis millones de musulmanes emigraron en el sentido opuesto. Más de catorce millones de personas quedaron sin hogar. Además de los inconvenientes surgidos cuando los 554 protectorados británicos debieron decidir su integración a uno u otro estado. Peor, cuando algunos de ellos estaban gobernados por un príncipe hindú con una población mayormente musulmana, o en el caso inverso.

Aunque la mayoría de estos principados decidieron su integración rápidamente, tres de ellos se negaron de manera categórica. El primero, fue el pequeño estado de Junagadh, con población mayoritariamente hindú y gobierno musulmán, no causó demasiados problemas para sumarse a la India luego de intervenciones militares, debido a su reducido tamaño. Más difícil de resolver fue el caso del segundo estado, Haiderabad, de importantes dimensiones: una población aproximada a los diecisiete millones de habitantes en su mayoría hindúes y Nizam (príncipe) islámico. Éste intentó durante algunos meses lograr la autonomía de su territorio utilizando el apoyo de los Razakars (milicia de musulmanes fieles a la monarquía) pero fue obligado finalmente a anexar su estado a India por intervenciones del ejército indio en 1948.

El tercer estado en cuestión es el de Jammu-Kashmir, el cual representa un conflicto que requiere mayor atención debido a que aun hoy no ha sido resuelto. El territorio cachemir está situado al noroeste del subcontinente, la mayor parte constituída  por el estado indio de Jammu y Cachemira, y el resto repartido entre China y Pakistán, y dividido en tres diferentes regiones: Cachemira central, con población mayoritariamente musulmán, Jammu; con mayoría hindú, y Ladakh: mayoría budista. La población  cachemir y de Jammu no llega al 1% del total de India, y es el único estado que cuenta con dos tercios de población musulmana, mientras que los hindúes representan el 30%, y el resto repartido entre minorías sikhs, paharis y dogras. 

Al momento de la independencia el maharajá indio Hari Singh no había decidido aún la integración de su territorio cuando, súbitamente, encuentra su estado intervenido por milicias armadas provenientes de tribus Pathan enviadas desde Pakistán, que amenazan la capital, Srinagar. Ante este hecho, el maharajá no duda en pedir ayuda militar a India, la cual es concedida a cambio de la anexión de Cachemira a la Unión India. Luego de firmar el Instrumento de Acceso a la Unión India el 26 de octubre de 1947, con la llegada de las tropas hindúes se genera una guerra con Pakistán en abril de 1948, que cesa con una línea de alto el fuego impuesta por Naciones Unidas el 1 de enero de 1949.

Hacia 1950, con la anexión formal de los principados y estados pequeños a divisiones territoriales más amplias y complejas, corresponde la constitución de una nación  unificada. Pero la “nación” es una idea importada de occidente; secuela del colonialismo, del british raj. Idea ésta, que ha servido a líderes del Congreso Indio; desde la época de Tilak, Any Besant y el Mahatma para configurar una novedad entre los hindúes: la hindutva. (Y lo mismo ocurre en Pakistán con la creación de la Liga musulmana, lo que ha provocado sin duda la apertura de una brecha enorme entre hindúes y musulmanes). Hinduidad también impuesta desde arriba que ha penetrado las conciencias individuales, produciendo transformaciones de carácter social. Muy diferente a la India de fines del siglo XIX que era definida por John Strachey, un administrador de la corona británica y gran conocedor de India, como: “... un nombre que damos a una dilatada región que comprende multitud de países diferentes...”2. No se encuentra para esta época ningún factor que se considere constitutivo de una nación: ni religión ni, mucho menos, una unidad lingüística. Los nacionalistas hindúes se encargaron de luchar por conseguir la “unidad”, la cual según Mazzini; formador del pensamiento nacionalista indio, significaba: “...la única seguridad de la igualdad y el desarrollo adecuado de la vida del pueblo”3. Hoy vemos los resultados.

Si bien el nacionalismo ha trastocado la sociedad, quebrando los lazos que permitían la coexistencia pacífica entre hindúes y musulmanes y ha culminado en lo que se ha dado en  llamar guerras comunalistas, los conflictos en Cachemira no pueden reducirse al plano meramente ideológico-religioso. Para avanzar en el análisis veamos el nivel que adoptan las luchas posteriores a abril de 1948.

A partir de mediados de la década del cincuenta, el gobierno chino también reclama una parte el territorio fronterizo con Cachemira, lo que desata una guerra entre India y China en octubre de 1962, provocada por un desacuerdo sobre la demarcación de la línea de frontera Mc Mahon, vigente desde 1914, y que inicialmente integraba esta región al territorio indio. Este enfrentamiento le cuesta a la India la meseta de Aksai Chin al este de Ladakh, territorio que constituye un inmenso valor estratégico para China debido a que incluye una carretera que une Sinkiang con Tibet.

Luego de esta guerra con China, en agosto de 1965, se produce nuevamente un enfrentamiento entre India y Pakistán por la región de Cachemira en el que ambos países desdibujan la Línea de Alto el Fuego, hasta que la intervención del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al mes siguiente, reclama un llamamiento al alto el fuego. 

A comienzos del año siguiente los dos países, aceptando la intervención de la Unión Soviética, firman un tratado de paz en Tashkent, en el que se estipula la retirada de las tropas hasta las posiciones que ocupaban entes de los enfrentamientos de 1965.

En 1971 una nueva guerra vuelve a enfrentar a estos países, dando como resultado la secesión de Bangla Desh, en la porción de territorio que inicialmente correspondía a Pakistán Oriental. Luego de esta importante victoria india, se realiza la Conferencia de Simla, en julio de 1972, en la cual Indira Gandhi y el presidente pakistaní Bhutto firman un tratado por el que se comprometen a restablecer las relaciones pacíficas entre ambos países. Tampoco podrán violar la “Línea de Control”, constituida por la ONU a raíz de los conflictos en la frontera.

Para esta época ya asistimos a una constitución definitiva de una nación india y otra paquistaní. Esta afirmación está reforzada por la representación de instituciones que legitiman la idea de unidad nacional incorporada al inconsciente colectivo. A modo de ejemplo, podemos citar los enfrentamientos entre ambos ejércitos nacionales para lograr el control sobre una mayor parte de territorio. Agregado al carácter ideológico-religioso aparecen conflictos de índole territorial, que pesan a la hora de negociar un acuerdo para resolver la situación. Recordando además la importancia geopolítica de Cachemira para Pakistán ya que cuatro de los cinco ríos que abastecen de agua a este país tienen su origen en el valle de Kashmir, por lo cual pugnan por conseguir un poder de control.

Hacia fines de la década del ochenta, varios grupos insurgentes se levantaron contra la zona cachemir administrada por India. Estos grupos cuentan con el apoyo  financiero de Pakistán para su aprovisionamiento. Entre ellos una guerrilla compuesta en su totalidad por cachemires: Hizbul Muyahidin; también Harakat ul Muyahidin, formado por afganos, árabes y pakistaníes; un tercer grupo compuesto por cachemires islámicos: Lashkar e Toyeba. Y sigue una lista de alrededor de treinta y cuatro agrupaciones que actualmente reivindican la autodeterminación de Cachemira. Algunos, como el Frente de Liberación de Jammu y Cachemira,  rechazan el islamismo y reclaman verdaderamente la independencia  cachemir. Es el caso de la Conferencia Hurriyat de todos los Partidos, compuesta por hindúes y musulmanes pro-independentistas unidos a sindicatos e instituciones religiosas. Todos estos movimientos fueron reprimidos por las armas por India, y hasta la fecha se calcula que, como resultado de estos enfrentamientos, han muerto más de veinticinco mil personas.

En el mes de mayo de 1999 los conflictos se desarrollaron sobre un escenario de mayor tensión. En este mes se desata una guerra entre el ejército indio y guerrillas paquistaníes que deja un saldo de ciento setenta muertos del lado musulmán, y se la conoce con el nombre de guerra de Karguil. Este episodio continuó hasta agosto de 2000, cuando finalizó por intervención de la CIA, luego de un fracasado acuerdo de alto el fuego entre India y cachemires pertenecientes al movimiento Hizbul Muyahidin. La intervención  internacional se produce por temor a que los conflictos desemboquen en una guerra de tipo nuclear debido a que la India se convirtió en la segunda potencia atómica asiática en 1974, y Pakistán un año después del comienzo de la guerra de Karguil. En mayo de 1998 ambos países realizaron pruebas nucleares.

Aunque los dos países han rechazado firmar el Tratado de No Proliferación Nuclear y el Tratado para la Prohibición de Pruebas Nucleares, afirman que usarían su artillería nuclear sólo para defensa en caso de posibles ataques y no en una contundente y certera ofensiva. Además, ambos países mantienen desde el año 1991 un intercambio de información sobre las instalaciones de los diferentes asentamientos atómicos, y por el momento responden a un pacto mutuo de no atacar estos campos.

Esta carrera nuclear permite una comparación posible con la situación dada durante la guerra fría. En cambio, los especialistas indican la falta de validez de la utilización de armamentos nucleares para la recuperación de Cachemira, debido a las distancias que separan India de Pakistán. En este marco entran en juego otros países como China, enemigo íntimo de India y potencia nuclear, que se inclina a brindar asesoramiento y apoyo logístico a Pakistán. Por otro lado, Rusia que, si bien adhiere a la causa india, opta por no proveer armamentos hasta alcanzar un mayor equilibrio.

Después de los hechos ocurridos el 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos, la situación de conflicto sobre el valle de Kashmir se ve agravada por intereses norteamericanos y alianzas concertadas en Asia Central para la polémica “lucha contra el terrorismo”  que lleva adelante el presidente George W. Bush en su guerra contra el régimen talibán en Afganistán.

India respondió rápidamente a los pedidos de ayuda del gobierno estadounidense y, tal vez debido a los lazos que unen Pakistán con el régimen talibán, decidió  apoyar a la Alianza del Norte afgana con el objetivo de desplazarlo. Sin embargo, Pakistán resultaba imprescindible para los propósitos norteamericanos por varios motivos. En primer lugar, por la extensa frontera de más de 2000 Km. que separa a este país de Afganistán; por otro lado, porque permitiría al ejército norteamericano obtener información fundamental dadas sus relaciones con el régimen talibán. La ayuda de Pakistán es confirmada por el presidente Pervez Musharraf el día 14 de septiembre, momento en el cual dichas declaraciones repercuten desfavorablemente al interior de este país, a pesar de la ayuda económica que Estados Unidos envía y el levantamiento de las sanciones impuestas por las pruebas nucleares de mayo de 1998, en señal de agradecimiento.

Luego del 13 de diciembre de 2001, cuando un grupo de cinco guerrilleros ataca el parlamento de Nueva Delhi,  produciendo la muerte de doce personas, en Pakistán es asesinado un hermano del ministro del Interior. Este hecho responde a las acusaciones  recibidas por el gobierno del Gral. Musharraf por parte de grupos relacionados a la organización Al Qaeda, por su alianza con los Estados Unidos y puede interpretarse como una advertencia a la persona misma del presidente.

La solución propuesta por el gobierno indio para poner fin al conflicto de Cachemira permitiría la negociación con grupos separatistas para alcanzar la paz duradera, a cambio de la autonomía que estos reclaman. Pero las dificultades de esta propuesta reside en que la India no tiene en sus planes incluir a Pakistán en el llamamiento a la negociación, ni acepta ningún tipo de mediación de la comunidad internacional. Pakistán, por otra parte, con el apoyo brindado a Estados Unidos, cuenta en su contra con gran cantidad de grupos islámicos que acusan de traición al gobierno  pakistaní. Estos problemas internos se suman a la crisis económica que vive el país (al igual que India) y se reflejan en el gran contraste que existe en estos países, entre sus penurias económicas y sus  enormes  gastos militares, que juntos representan el 80% de los gastos de la región.4

El acercamiento definitivo entre India y Pakistán podría proporcionar grandes beneficios a nivel regional. Entre otras cosas, posibilitaría la realización de un proyecto (perteneciente a un empresario argentino) de construcción de un gasoducto que, atravesando Pakistán se extendería desde Irán hacia la India. A los intereses económicos debe agregarse la importancia geopolítica que ostenta la región.

La ubicación  de Cachemira es estratégica para los Estados Unidos en sus objetivos de influencia en Asia Central, ya que presenta una posición axial.  La proximidad hacia el norte con China, y hacia el oeste con Irán, es de vital importancia para el control de la región.

Hoy la solución definitiva al problema cachemir aparece cada vez más lejana en el tiempo. Los conflictos interétnicos, ideológico–religiosos, territoriales, geopolíticos, económicos y estratégico-militares, sumados a las expectativas secesionistas de los grupos separatistas cachemires, conforman una amalgama de tensiones al parecer indestructible, que aleja cada vez más la paz desaparecida en la región hace ya cincuenta y cinco años.

 

Bibliografía:

Chesneaux, J. Asia Oriental. Ed. Labor, Barcelona, 1976

 

Copland, Ian Las nuevas formas de la partición: Limpieza étnica en Rajastán. 1947.  en Past and Present nº 160, Agosto 1998, Oxford University.

 

De la Torre del Río, R. Independencia y Partición. Historia 16, nº 256.

 

Elorza, A. y Borreguero, E. Una diversidad rota, Historia 16, nº 256.

 

Hobsbawm, E. J. Naciones y nacionalismos desde 1780, Ed. Crítica, Barcelona, 1992.

 

Kohn, Hass. El nacionalismo. Su significado y su historia, Paidos, Bs. As. 1966.

 

Meneses Aranda, R. India, Pakistán y EEUU: Juego de alianzas por Cachemira, Papeles de cuestiones internacionales nº 77, Centro de investigación para la paz, Madrid, Primavera de 2002.

 

Ossanna, J. Cachemira: La frontera más peligrosa del mundo, en http://www.nodo50.org/observatorio

 

Pouchepadass, J. La India del Siglo XX, F.C.E., México, 1976.



1 Por ejemplo: “Nueva Delhi y Karachi, capitales de los nuevos Dominios, celebran con gran júbilo su creación”. El correo catalán, 16 de agosto de 1947.

 

2 citado en Pouchepadass, J. La India del S.XX,  F.C.E., México, 1976, pp. 89.

3 en Kohn, Hass, El nacionalismo. Su significado y su historia , Piados, Bs. As. 1966.

4 Rosa Meneses. “Las heridas abiertas de la guerra larvada de Cachemira” El Mundo, 26 de agosto de 2000.