Seattle: cumbre para exportar valores de EE.UU.

Veamos qué se puede aprender al investigar la nueva era que viene. Creo que mucho. Un articulista del New York Times celebró el acuerdo sobre Telecomunicaciones de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que intentó empezar a sesionar el martes en Seattle. Uno de los efectos que exalta es que provee a Whasington de una "nueva herramienta para la política exterior. El acuerdo "autoriza a la OMC a cruzar las fronteras de los 70 países que lo firmaron", y no es ningún secreto que las instituciones internacionales funcionan, siempre y cuando cumplan con las exigencias de los poderosos, en especial, los Estados Unidos. En el mundo real, entonces, la "nueva herramienta" le permite a Estados Unidos intervenir profundamente en los asuntos internos de otros, obligándolos a cambiar sus leyes y sus prácticas. El problema es que donde quiera que exista una pretensión de democracia, las comunicaciones son su centro. La concentración de las comunicaciones en cualquier mano (y especialmente en manos extranjeras) suscita preguntas sobre la concentración de las finanzas, porque socava el compromiso popular en el planteamiento social y económico. El control sobre los alimentos provoca preguntas aun más serias:

preguntas sobre la supervivencia. Hace un año, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), discutiendo la "crisis de los alimentos después de enormes aumentos en los precios de los cereales este año", advirtió que los países "debían autoabastecerse más en la producción de alimentos", informó el Financial Times. La FAO está advirtiendo a los "países en desarrollo" que reviertan las políticas que el Consenso de Whasington les impuso. Políticas que tuvieron un impacto desastroso en gran parte del mundo, mientras que resultaron un boom para las empresas agrícolas subsidiadas en Estados Unidos y la Unión Europea. Incidentalmente, también para el narcotráfico, quizás el éxito más impactante de las reformas neoliberales juzgadas a la luz de los "valores librecambistas" que "Estados Unidos está exportando". Ya está en camino que el abastecimiento de alimentos quede en manos de gigantescas corporaciones extranjeras, y con el acuerdo sobre telecomunicaciones firmado y entregado, le llegó el turno a los servicios financieros. Resumiendo, las consecuencias esperadas del triunfo de los "valores norteamericanos"; en la OMC son: 1) una "herramienta nueva" para una intervención norteamericana de largo alcance en los asuntos internos de otros países; 2) la toma de posesión de un sector crucial de las economías extranjeras por corporaciones con base en Estados Unidos; 3) beneficios para los sectores empresarios y ricos; 4) desplazamiento de los costos a la población; 5) nuevas y potenciales armas poderosas contra la amenaza de democracia. La historia está llena de regularidades muy llamativas. Entre ellas, que quienes están en posición de imponer sus proyectos no sólo los saludan con entusiasmo sino que habitualmente se benefician con ellos. Sea que los valores profesados incluyan el libre comercio u otros grandes principios, que en la práctica resultan muy bien adaptados a las necesidades de aquellos que manejan el juego y que aplauden el resultados.

Noam Chomsky