Durante los últimos
10 años, la Administración Clinton se ha dedicado a
ampliar las alianzas militares de Estados Unidos en Europa y a intensificar
las actividades militares en Oriente Próximo, al tiempo que
promovía los intereses de las multinacionales estadounidenses.
Los resultados son sorprendentes: la OTAN se ha ampliado hasta la
frontera rusa, Europa Occidental es un socio subordinado en la Alianza
el dominio de Wall Street está relacionado directamente con
la gran ofensiva de Washington para crear un imperio político
y militar.
El ascenso
del imperio de Estados Unidos ha llevado a Clinton a recurrir a las
acciones unilaterales y a la manipulación de las llamadas organizaciones
internacionales. Clinton ordena a la OTAN bombardear Yugoslavia,
y sus colegas europeos se cuadran de inmediato.
La guerra en Yugoslavia
sólo puede entenderse como parte de una expansión generalizada
del poder de Estados Unidos. Su ofensiva para destruir cualquier
competidor en la lucha por el poder es incontenible ahora que Washington
es la única potencia mundial.
Clinton ha conseguido
subordinar a los regímenes de Europa Oriental (Polonia, República
Checa y Hungría) bajo el dominio de la OTAN. Ha integrado
a España y Grecia como colaboradores dóciles. Turquía
e Israel constituyen la base de la supremacía de Washington
en Oriente Próximo. Con el fin de consolidar su imperio, EEUU
ha creado pequeños estados, ha brindado apoyo económico
a políticos y ha emprendido acciones para eliminar a cualquier
adversario en potencia. Milosevic era un obstáculo, y los
albaneses podían ser utilizados para socavar el poder del
líder serbio.
Una maquinación
La fuerza militar ha sido el instrumento político favorito
de Washington. El apoyo a grupos de combatientes locales fue el sello
de distinción de la Administración Reagan. Clinton ha hecho
lo mismo en Kosovo. La idea de una nación kosovar es una maquinación
de Washington, así como lo es el argumento de que Estados
Unidos está interviniendo por razones humanitarias.
En primer
lugar, ningún analista objetivo puede tomarse en serio que
el bombardeo es un acto humanitario.
Algunos de los más
cercanos aliados de Washington son mucho más opresivos con
sus propias minorías. Por ejemplo, Turquía encarcela a todo
aquel que hable de la autonomía kurda.
La verdadera naturaleza
de la política imperial de Washington ha sido manifestada
descaradamente por el jefe supremo de las fuerzas de la OTAN, el
general Westley K. Clark: «De forma sistemática y progresiva
vamos a atacar, desorganizar, degradar, devastar y, a menos que el presidente
Milosevic cumpla con las exigencias de la comunidad internacional
(léase Washington), vamos a destruir sus fuerzas» (el
paréntesis es mío). Destrucción o subordinación,
ésta es la alternativa que el
monstruo imperial ofrece a los gobernantes europeos desobedientes.
La restablecida
supremacía de Estados Unidos, el relativo declive económico
de Japón y de Alemania y la neutralización de Rusia han alentado
a Washington a intervenir militarmente en Europa, a trazar nuevas
fronteras, a extender y profundizar sus alianzas militares, a desafiar
las normas y regulaciones comerciales y a imponer su propia interpretación
del libre comercio.
Samuel Berger, asesor
de Clinton, ha justificado la intervención en la política
interna de Yugoslavia. Cuando le preguntaron si los ataques establecían
un precedente para futuras intervenciones en guerras civiles,
Berger contestó: «Dependerá de si están en
juego o no los intereses de Estados Unidos, así como sus principios».
Este reconocimiento por
parte de Berger de que los «intereses de Estados Unidos»
(que ahora incluyen los de las multinacionales norteamericanas y
las alianzas militares, entre otros) son predominantes, significa
que Washington rechaza la independencia y la soberanía de
todos los países. La doctrina de Clinton ha vuelto a interpretar
el mundo de acuerdo al pasado colonial:
Washington tiene el derecho de atacar cualquier país cuya
política se oponga a sus objetivos imperiales.
[James Petras es profesor de Etica Política en la Universidad de Binghamton (EEUU)]