¡ALTO A LOS BOMBARDEOS DE LA OTAN!
POR UNA SOLUCION PACIFICA AL CONFLICTO DE KOSOVO, POR EL REGRESO DE LOS REFUGIADOS Y EL FIN DE LA LIMPIEZA ETNICA

 Quince días después del inicio de los ataques militares de la OTAN, el balance no puede ser más catastrófico: centenares de miles de kosovares, entre el miedo y la presión de las fuerzas militares y paramilitares serbias, se han visto obligados a abandonar sus hogares; el régimen de Milosevic ha logrado diluir toda oposición interna en nombre de la “defensa nacional”; y la OTAN persiste en continuar una ofensiva que amenaza con extender la guerra a toda la región y crear un desastre humanitario sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial.

Como ya denunciábamos en un anterior comunicado, y frente a las presuntas razones aducidas  por los líderes de las grandes potencias y los grandes medios de “comunicación”, la intervención militar de la OTAN constituye una agresión que todos aquéllos que sean partidarios de la paz deben condenar como injusta e ilegítima, tanto por los motivos invocados como por el procedimiento y las consecuencias criminales que está teniendo. No es cierto que esta ofensiva obedezca a la voluntad de proteger los derechos del pueblo kosovar, ya que en realidad responde a los objetivos estratégicos de una OTAN hegemonizada por Estados Unidos de Norteamérica, cuyo propósito no es otro que el de erigirse en gendarme dispuesto a actuar en aquellas zonas del mundo que amenacen la “estabilidad” del nuevo “orden” internacional y la globalización definitiva del capitalismo. Esto explica la “doble moral” y el doble rasero a la hora de interpretar y aplicar los “valores democráticos” que dicen defender en unas u otras regiones del planeta. En este caso, además, la OTAN se ha permitido intervenir violando la legalidad internacional, al margen de la ONU y de los parlamentos de los países miembros, como ha sucedido en el caso español, sentando así un precedente tras el cual, perdida toda autoridad moral de las organizaciones internacionales, será la “ley del más fuerte” la que termine dominando en las relaciones internacionales.

 A lo largo de estos días, hemos podido comprobar también que las principales víctimas de los bombardeos están siendo poblaciones civiles, tanto las de Serbia y Montenegro como la de Kosovo,  multiplicando así el coste humano de la guerra y el éxodo masivo de  kosovares obligados a desplazarse a los países vecinos. El cinismo y la hipocresía de los altos mandos de la OTAN se han reflejado también en el trato de esos refugiados como “moneda de cambio” y en su intento de desplazamiento forzoso a países alejados de la región.

En resumen, como alertaba ya el pasado 2 de abril el director de Radio B-92, emisora independiente clausurada por el régimen serbio, esta ofensiva “ha puesto en peligro las vidas de más de 10 millones de personas y ha forzado una regresión de las nacientes fuerzas prodemocráticas en Kosovo y Serbia”.

 Pero nuestra condena de esta agresión no significa que estemos dispuestos a silenciar la responsabilidad que en este conflicto tiene el régimen de Milosevic. Porque la supresión en 1989 del Estatuto de Autonomía de que gozaban los kosovares condujo a una política crecientemente represiva contra este pueblo, el cual, pese a responder mayoritariamente con una resistencia no violenta y pacífica, no vio reconocidas las   instituciones y formas de autoorganización de que se fue dotando. Fueron la intensificación de la represión y las medidas de “limpieza étnica”, emprendidas por Milosevic y denunciadas por organismos como Amnistía Internacional y la Liga Internacional de Derechos Humanos, las que empujaron a una radicalización del conflicto y a la aparición de grupos armados como el ELK. Sin embargo, la intervención militar de la OTAN, lejos de debilitar al régimen de Milosevic, está contribuyendo a su reforzamiento, favoreciendo así un nacionalismo serbio más excluyente, dispuesto a consumar la “limpieza étnica” en Kosovo y a asumir el riesgo de extensión de la guerra a otros países de la región.

Por todas esas razones, y negándose a entrar en falsos dilemas –o con la OTAN o con Milosevic-, Espacio Alternativo se manifiesta partidario de una paz inmediata y de crear un amplio movimiento unitario a escala europea e internacional, impulsado por organizaciones sociales y ciudadanas de todo tipo, que sea capaz de detener la escalada de la guerra. Estamos convencidos, además, de que el triste espectáculo que están dando sectores importantes de la izquierda europea –en el gobierno y en la oposición- apoyando los bombardeos de la OTAN no es compartido por muchos de sus votantes, desconcertados ante una Unión Europea alineada con los sectores más belicistas y obstinados en consolidar una organización como la OTAN, que debería haber desaparecido con el fin de la “guerra fría”.

  Espacio Alternativo exige:

- el cese inmediato de los bombardeos de la OTAN
-  la reanudación de un diálogo que conduzca a una solución pacífica y democrática, basada en el respeto a los derechos de todos los pueblos de la región, incluido el derecho a la autodeterminación del pueblo kosovar
- la organización de una Conferencia Balcánica en la que participen los representantes de los Estados y de todas las comunidades nacionales existentes en esos Estados
- la urgente organización, transparente y democrática, de la ayuda humanitaria a los centenares de miles de refugiados, destinada a preparar el retorno a sus hogares, bajo la protección de una fuerza multinacional independiente de la OTAN.
- el cese inmediato de la participación española en esta intervención y el cierre de sus instalaciones militares a cualquier uso por parte de la OTAN y de EEUU
 

COORDINADORA DE ESPACIO ALTERNATIVO DE MADRID

       Madrid, 8 de abril de 1999

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