LAS CONTRADICCIONES DE IU ANTE LA GUERRA                
                                
                               
                La izquierda llega a este final de siglo en unas condiciones manifiestamente mejorables. Diversas circunstancias que no es posible detallar en este espacio han contribuido a generar un panorama de confusión, debilidad y escasez de perspectivas que no es posible soslayar si se pretende reconstruir una izquierda emancipatoria capaz de cumplir su principal razón de ser: ayudar a los de abajo a construir un mundo más pacífico, justo e igualitario. Culpar al enemigo de las flaquezas propias es un ejercicio poco menos que obligatorio, pero agotar ahí el discurso acaba reduciéndolo a tautología.
La honestidad que no puede abandonar nunca a una izquierda digna de tal nombre incita a una seria autocrítica, máxime cuando el pasado ofrece episodios sobre los que no cabe la indiferencia o el olvido. Sin duda, el estalinismo es la gran lacra que arrastra una buena parte de la izquierda desde hace décadas. Que en nombre de un programa emancipatorio y revolucionario se hayan cometido millones de crímenes es razón suficiente para abordar un análisis muy serio de cómo fue posible semejante degeneración y, sobre todo, de cómo fue posible que apenas se denunciara.Aún más, es ineludible eliminar todas las adherencias estalinistas todavía presentes en importantes sectores de la izquierda, que por otra parte mantienen en muchos ámbitos comportamientos y propuestas impecables enfrente del homogéneo discurso dominante.

                Valga esta introducción genérica para abordar los peligros que a veces la inercia y la pereza intelectual producen en organizaciones de izquierda. Los conflictos balcánicos son un buen ejemplo. Para algunos de quienes trabajamos en Izquierda Unida desde la convicción de que en estos momentos es la única fuerza política capaz de ofrecer resistencia a los designios de los poderosos, la posición de esta organización ante esta cuestión constituye algo más que una profunda decepción: es casi una inmoralidad. Tras 8 años de guerras sucesivas, plagadas de episodios de crueldad y barbarie suficientemente conocidos, la dirección federal de IU sólo convoca movilizaciones y lanza un mensaje inequívoco ante la opinión pública contra el bombardeo de la OTAN. Los abajo firmantes compartimos en su totalidad el discurso de IU sobre la alianza atlántica; participamos de manera activa en la campaña por el NO en el ya lejano referéndum de 1986 y creemos que, tras la caída del muro de Berlín y la implosión del bloque del Este, la OTAN sigue siendo una máquina de guerra al servicio de los que mandan en este mundo. Lo que no podemos compartir, y lo que nos mueve a cuestionar públicamente la actitud de la dirección federal de IU, es el hecho de que Vukovar, Srebrenica, Sarajevo y tantos otros lugares cuya sola mención rezuma sangre y barbarie no hayan merecido condenas tajantes y propuestas de movilización. No podemos aceptar el doble rasero que lleva a algunos dirigentes a soltar palomas de la paz ante la base aérea de Morón de la Frontera; creemos que alguna se podía haber soltado ante la embajada serbia. El cruel asedio de Sarajevo "sólo"  duró tres años; más de mil interminables días, pero ni uno sólo encontraron nuestros dirigentes para expresar en la calle su protesta. 10 años llevan las Mujeres de Negro resistiendo en condiciones heróicas el régimen de Milosevic; no fueron ellas las invitadas a la V Asamblea Federal de IU, sino el Partido Socialista Serbio. 9 años han mantenido los albaneses de Kosovo una organización social paralela, bajo los principios de la no violencia y la resistencia pacífica; no conocemos la posición de los dirigentes de IU sobre el particular. Causa sonrojo contemplar a personajes como el futbolista Mijatovic participando, envuelto en la bandera serbia, en una manifestación convocada por IU. No se trata, obviamente, de que a cualquier convocatoria pública se puedan añadir personas o grupos con los que resulta difícil identificarse. El problema es que las características de la manifestación facilitaban la participación de individuos que no tienen nada que ver con el mensaje que IU debe trasmitir. Sacar a la gente a la calle en 1999 en relación con los Balcanes sin dejar clara la posición ante Milosevic viene a ser como opinar sobre la situación de Alemania en los años 30 sin decir nada sobre Hitler y su régimen. Se pueden criticar los bombardeos y mostrar el rechazo a Milosevic al menos con la misma contundencia; es más, una posición consecuente de izquierda obliga a hacer ambas cosas sin titubeos.

                ¿Responden estas actitudes de los dirigentes de IU a un extraño desvarío de razones desconocidas? Sinceramente, creemos que no. Más bien, consideramos que siguen actuando resabios estalinistas, afortunadamente erradicados en la mayor parte de los casos, pero aún presentes en determinados temas. Los estereotipos que con tanto acierto y frecuencia denuncia J. Anguita se convierten a veces en obstáculos insalvables para el análisis racional propio. El hecho de que el régimen serbio siga denominándose socialista y - no menos importante - que USA y la OTAN se posicionen en su contra alimentan el maniqueismo y el pensamiento débil. Si aquí no tenemos ninguna duda en denunciar que las etiquetas no representan nada cuando se las confronta con los hechos  ( y citar en este contexto al PSOE y a Solana no es gratuito), ¿por qué unos kilómetros más al Este el nombre de las cosas obnubila el entendimiento?

                  Como ha quedado apuntado, seguimos pensando que IU es la única fuerza con la que se puede contar para transformar la sociedad frente al (des)orden dominante; precisamente por eso debemos exigirnos un comportamiento irreprochable en todos los ámbitos. Lo que está ocurriendo en los Balcanes es demasiado grave para permitirnos el encogimiento de hombros. También ahí IU debe levantar la bandera con los principios que siempre han sido suyos: la solidaridad con las víctimas, la convivencia interétnica, el rechazo de la violencia, la defensa de los derechos humanos. Sobre todo porque si no lo hace,  las fundadas críticas que se expresen sobre otras violencias empezarán a carecer de legitimidad.
 

Alfredo García Blanco
Ernesto Gómez de la Hera
Jose Luis de la Mata Mancebo
F. Javier Merino Pacheco
Jesus Mª Puente González

Miembros de IU (Cantabria)