El significado real de Génova
Mumia Abu Jamal

Cuando se menciona el nombre de Génova estos días, el significado histórico de las raíces colombinas se mezcla con su nuevo reconocimiento como el lugar de la cumbre del G-8 donde se produjo el asesinato estatal del joven activista antiglobalización Carlos Giulani.

Se trata ahora de un registro histórico de distinta clase, uno que revela la brutalidad del Estado. Las imágenes de las calles de la antigua ciudad italiana barrida por los gases lacrimógenos, implica una transformación en el creciente movimiento antiglobalización. Suponen un nuevo hito en el violento salvajismo de la policía, que hará todo lo posible para proteger a aquelllos a quienes ha jurado realmente proteger: los ricos, los acaudalados y el sistema.

Se ha conocido o informado mucho menos sobre los viciosos, y no provocados ataques a los jóvenes que estaban trabajando pacíficamente en el Centro de Información Independiente de Génova. Escuadras de policías genoveses encapuchados atacaron injustamente, golpearon brutalmente y aterrorizaron a los periodistas independientes que estaban cubriendo las protestas masivas. Algunos espectadores circunstanciales informaron de los gritos que se escucharon desde el edificio durante horas.

Otros informaron que los activistas fueron conducidos a una habitación en una comisaría cercana, donde se les proyectó una película sobre el dictador fascista italiano, Benito Mussolini, y fueron obligados a gritar “Viva el Duce” (Duce era el título honorífico con el que se refería a Mussolini durante la Italia fascista, similar al Fuhrer nazi de Hitler). Esta es una escena que refleja el oculto corazón fascista de Génova.

¿Dónde estaban las estrellas millonarias del periodismo, que adoran alojarse en hoteles de cinco estrellas para lamentarse de lo que le sucede a sus hermanos periodistas en el Tercer Mundo o Bosnia?. ¿Cuándo habéis oido sus crónicas acerca de los asaltos a los periodistas pobres, independientes o radicales que estaban en la primera línea de Génova?.

Cuando los jóvenes activistas que estaban pacíficamente trabajando en asamblea para informar acerca de lo que habían presenciado durante la fiesta de los ricos (la cumbre del G-8), fueron atacados, aterrorizados y sus libertades eliminadas por los cuerpos represivos del Estado, todo ello fue ignorado. Su tratamiento brutal a manos de los policías encapuchados y neofascistas del capital... simplemente no era noticia. “Lo siento”, gimoteó la prensa corporativa, “no vemos una historia ahí”.

Y, en verdad, no hay una historia simplemente porque no concuerda con los intereses de sus jefes que haya una historia. De este modo, pueden continuar entonando su inútil parloteo acerca de la “libertad de prensa”, o el “derecho a las reuniones pacíficas” o incluso sobre el “derecho al disenso” y demás. Porque, ¿no son el G-7 (más Rusia) “democracias industriales?. Ellos no podían tolerar que se informara acerca de lo que pasaba en Génova, lo que nos dice mucho acerca de lo que ocurre realmente en las democracias, acerca del terror, la tortura, la brutalidad que yace en el corazón de todas las “democracias industriales”.

“¡Viva el Duce¡”, en verdad, porque los grandes dictadores han sido siempre grandes compañeros de cama del capital. El Estado nazi trabajaba con una cruel eficiencia, utilizando judíos, gitanos y otros ciudadanos (alemanes, pero “sub-humanos”) como trabajadores esclavos que aseguraban la salud de la clase industrial.

Genova, que vió nacer la avaricia de Colón para la rapiña, la colonización y la esclavitud, desencadenó sus fuerzas represivas sobre aquellos que actualmente se oponen a la neocolinzación y la explotación ocullta en la rúbrica del Nuevo Orden Económico Mundial.

El movimiento antiglobalización, tan joven, tan precioso, que se engendró hace tan sólo unos pocos momentos en Seattle, debe ahora llegar a la mayoría de edad.

Ese es el legado de Génova.

1 de agosto de 2001

(Traducción: Casa de los Pueblos de América)
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