Cuba

IGUALDAD JURÍDICA NO ACABA CON VIOLENCIA CONTRA LA MUJER

La Habana, 24 de noviembre de 1999 (Dalia Acosta/IPS)-Tertulia
Cuarenta años de igualdad jurídica de género no bastaron en Cuba para acabar con la
violencia contra la mujer, un fenómeno presente en todas las regiones del planeta.

Las mujeres en este país de gobierno socialista son víctimas de presiones psicológicas y emocionales, dominación y chantaje económico, de acoso, abuso e imposición sexual, y de agresiones físicas que pueden causar lesiones o la muerte.

Todas estas manifestaciones, identificadas por distintos estudios cubanos como formas de violencia doméstica, se complementan con los casos de maltrato sexual, incluidas las violaciones, que tienen lugar en las calles.

"La concepción del mundo no se cambia por decreto", opinó Celia Berges, especialista de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), una organización vinculada al gobierno que agrupa a la mayoría de las mujeres de más de 14 años.

Berges cree ver detrás de los casos de violencia una fuerte cultura patriarcal, con actitudes y conductas trasmitidas de una generación a otra, que perpetúa en la pareja la desigualdad entre hombres y mujeres. A pesar del protagonismo de la mujer en algunas áreas, a nivel social y
doméstico los hombres continúan asumiendo posiciones de superioridad y ellas de subordinación, de acuerdo con Berges.

Las mujeres son en Cuba 42.5 por ciento de la fuerza laboral activa, 70 por ciento del personal docente, 72.4 por ciento de la nómina de los centros de salud y 43 por ciento en los institutos científicos. Mayoritarias en las universidades, ocupan 30 por ciento de los cargos de dirección económica del país y 27.6 por ciento de los escaños del parlamento. Hay tres mujeres en el gabinete del presidente Fidel Castro y 14 embajadoras en distintos países.

"No importa cuánto hagamos en nuestro centro de trabajo. En el hogar, o cuando salimos a la calle, es como si la máquina del tiempo empezara a funcionar y todo volviera atrás", comentó Ivette Rodríguez, una ingeniera de 38 años.

"A pesar de todo lo que se ha hecho en Cuba por las mujeres, el hombre sigue mirándonos desde una posición de poder", dijo Rodríguez, quien el mismo día en que sufrió la primera agresión física se separó de su pareja, después de ocho años de convivencia. "Cambiar esta
mentalidad será mucho más difícil que dictar leyes", agregó.

La violencia contra la mujer empezó a estudiarse en Cuba en esta década, pero todavía no se cuenta con un panorama completo del fenómeno.

Entre 1991 y 1992 se denunciaron ante el Tribunal Provincial de La Habana 150 casos de abuso sexual contra mujeres, 70 por ciento por violación consumada, y sólo dos casos de hombres víctimas de pederastia con violencia.

Las víctimas de delito sexual fueron en su mayoría solteras, trabajadoras o estudiantes menores de 30 años, que en 60.6 por ciento de los casos no conocían a sus agresores, según un informe del Instituto de Medicina Legal de Cuba.

En cuanto a la violencia conyugal, los estudios parciales existentes indican que se practica sin distinción de religión, nivel cultural, situación económica, color de la piel, diferencia de edad y
tiempo de relación de la pareja, y que tampoco es relevante la influencia del alcoholismo.

Una investigación en la provincia de Guantánamo, a 971 kilómetros de La Habana, evidenció que mujeres entre 21 y 30 años son lesionadas frecuentemente, en su propio hogar o en plena calle, tanto de mañana como de noche.

En estas agresiones, el móvil pasional para mantener por la fuerza el vínculo amoroso ya disuelto en lo afectivo ocupó el primer lugar en los años 1996 y 1997.

En 38 de 41 parejas que concurrieron a consulta de terapia sexual se registraban episodios de violencia, de acuerdo con otro estudio, del Centro Nacional de Educación Sexual del Ministerio de Salud Pública. En 41.5 por ciento de las parejas hubo maltrato físico y en 29.3
por ciento de ellas se usó la violencia sexual. La violencia psicológica fue la más
empleada en los casos estudiados. Métodos tan poco cuantificables como el silencio prolongado fueron utilizados por 78.9 por ciento de las mujeres y 81.6 por ciento de los hombres.

"Los hombres usaron en mayor medida la violencia contra las mujeres, aunque no es tan notable la diferencia", aseguraron las autoras del estudio, Tamara Sánchez y Nancy Hernández. Afirman que en Cuba "han disminuido las dependencias que la colocaban (a la mujer) en un papel
más pasivo y tolerante, para ubicarla actualmente en una posición más defensiva".

Esta posición "a la defensiva" conduce, sin embargo, a una reacción violenta por parte de las cubanas. Responder a la violencia con violencia no sería "un indicador de progreso femenino" y, por el contrario, "sólo llevaría a perpetuar el problema y aumentarían los daños en la pareja", alertaron las especialistas.

La diferencia entre el abuso femenino y masculino parece radicar en el mayor empleo por parte de la mujer de las formas psicológicas, mientras el hombre acude más que las mujeres a la violencia física y sexual.

Aunque expertos y autoridades afirman que la violencia en Cuba es muy inferior que en otros países de América Latina, la Federación de Mujeres Cubanas promovió la creación del Grupo Nacional de Prevención de Violencia contra la Mujer, instalado hace dos años.

Un tercio de las mujeres casadas que viven en los países en desarrollo son víctimas del maltrato de sus cónyuges, se aseguró en un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). "La violencia mata a más mujeres en edad de procrear que los accidentes viales y la malaria juntos", advirtió el PNUD.

Más de la mitad de las mujeres de América  Latina han sido agredidas en algún momento de su vida y alrededor de 80,000 niñas y adolescentes mueren cada año por la violencia doméstica.

Entre la cuarta parte y la mitad de las mujeres consideradas en estudios relativos a países industrializados y en desarrollo que recopiló el Banco Mundial sufrieron malos tratos físicos en su vida en pareja.