El CIS y la violencia doméstica

Por Esperanza Bosch Fiol y Victoria A. Ferrer Pérez
(profesoras de psicología en la Universidad de las Islas Baleares)

Dado nuestro interés profesional en el tema de los malos tratos hacia las mujeres, en el que venimos trabajando desde hace más de 10 años, hemos estado revisando con el máximo interés el avance de resultados del barómetro de octubre de 2002 elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en el que, según sabíamos a través de la prensa, se incluyen 11 preguntas sobre este grave problema social.

Ante nuestro estupor, hemos podido comprobar que las preguntas planteadas manejan los términos de una forma confusa y ambigua que creíamos ya superada, sobre todo cuando hablamos de datos obtenidos por un organismo público y de un tema sobre el cual disponemos ya a estas alturas de una bibliografía extensísima y más que elaborada en la que tanto investigadoras/es españolas/es como del resto del mundo ofrecen la suficiente información como para disponer de conceptos claros y precisos.

Evidentemente, cuando las preguntas son imprecisas o inadecuadas, también lo serán los resultados. Comentaremos a título de ejemplo dos cuestiones que, en nuestra opinión, resultan especialmente llamativas. En primer lugar, de las 11 preguntas sobre el tema incluidas tres hablan de violencia doméstica, preguntando explícitamente por la violencia ejercida hacia diferentes colectivos (hombres, mujeres, niños/as, ancianos/as); una habla de violencia doméstica sin especificar el colectivo; otra de violencia doméstica hacia las mujeres; y el resto emplea el concepto malos tratos a mujeres. Así pues, el enunciado de las preguntas mezcla conceptos distintos que se refieren a problemas distintos. Conviene recordar que, de acuerdo con la terminología al uso,
que respaldan actualmente organismos como la Comisión Europea encargada de la Igualdad de Oportunidades, Naciones Unidas o la Organización Mundial de la Salud, hay que diferenciar entre violencia doméstica o en la familia, violencia de género o sexista y maltrato de mujeres.

Al parecer, quienes han diseñado esta encuesta han ignorado esta información, empleando un término u otro sin que quede claro el criterio empleado. A estas alturas no sabemos si atribuirlo al desconocimiento o dar un paso más allá y pensar que pueda haber motivos más de fondo para no plantear el problema de una manera clara y directa.

La segunda cuestión, aún más preocupante si cabe que la primera, tiene que ver con las causas. Así, el CIS al preguntar por estas causas ofrece alternativas como alcohol, drogas, pobreza, ... Pues bien, diferentes organismos internacionales y nacionales no sospechosos de tendenciosos en ningún sentido (como la propia Oficina del Defensor del Pueblo de España en su informe de 1998, sin ir más lejos), y múltiples investigaciones rigurosas sobre el tema insisten en que no pega, humilla o maltrata el alcohol, la pobreza o la enfermedad metal sino que la causa del maltrato de mujeres están en el cuerpo de creencias misóginas y profundamente machistas de un segmento de la población masculina que no se ha enterado de que el género humano está compuesto por una única categoría que es la de los seres humanos.

Por supuesto que el alcohol es un problema (y posiblemente más en España que en otros países porque aquí se consume más), pero ni todos los maltratadores beben ni todos los que beben son maltratadores. En cambio, todos aquellos hombres que vean en la mujer un ser inferior son potencialmente agresores y por tanto son potencialmente maltratadores y delincuentes.

Nos resulta difícil creer a estas alturas que un organismo como el CIS olvide o no sepa de la existencia de esta causa. Y lo grave no es sólo que no pregunte, lo grave es que las alternativas que proporciona insisten en los mitos y creencias erróneas sobre el tema, contribuyendo a divulgarlos y fortalecerlos, y a que la sociedad se mantenga lejos de la realidad. Y mientras no nos acerquemos a la realidad no seremos capaces de cambiarla.