COALICIÓN CONTRA
EL TRÁFICO DE MUJERES
Categoría II
Estatus consultivo ante el
Consejo Económico y Social de las
Naciones Unidas
¿Quienes forman este grupo?

Informe para el Relator Especial sobre Violencia Contra la Mujer
Naciones Unidas, Ginebra, Suiza.

Autora
 Janice G. Raymond, Ph.D.
Co-Directora Ejecutiva  de la
Coalición Contra el Tráfico de Mujeres
Mayo 1995
 

Informe para el Relator Especial, Mayo 1.995.

Nosotras le felicitamos en esta oportunidad por la publicación del primer Informe Preliminar del Relator Especial de Violencia Contra la Mujer (1.995). Estamos estimuladas  por la comprensión a este tipo de esfuerzos y especialmente por la sección sobre pornografía. Igualmente, tenemos comentarios específicos dirigidos a la sección de “Prostitución y Tráfico”, los cuales esperamos le sean útiles en la preparación de su nuevo informe y le permitan realizar ese espacio más consistente con la sección de “Pornografía”, así como con aquellas partes sobre otras formas de violencia hacia la mujer.
 

Traducción de la versión en Inglés: Alejandro Díaz Andrade y Ginna Schultz
Corrección y diseño: Econ. Zoraida Ramírez Rodríguez

Introducción

La Coalición Contra el Tráfico de Mujeres ha encabezado la posición de que todas las formas de explotación sexual son una violación de los derechos humanos de una persona. En conjunto con la red de otras organizaciones no gubernamentales  y con el fuerte apoyo de UNESCO, hemos lanzado una nueva Convención Contra Todas las Formas de Explotación Sexual la cual está trabajándose a través de las ONGs así como en forma conjunta en círculos gubernamentales. Nos encontramos en un punto donde la Convención ha ido a través de múltiples borradores en un período de cuatro años; donde ha sido debatida y revisada por cientos de ONGs e individualidades, muchas de las cuales han sobrevivido a explotaciones sexuales, tales como mujeres en prostitución, violaciones y sobrevivientes de incestos, y mujeres quienes también han sobrevivido a la violencia doméstica.

La Convención ha sido distribuida y discutida en reuniones de ONGs en los Estados Unidos, Vietnam, Bélgica, Francia, Alemania, Suecia, Australia, Irlanda, Finlandia, Las Filipinas, Venezuela y otros países. Adicionalmente, la Convención ha sido lanzada en varias reuniones de preparación, iniciándose en  la Conferencia Mundial de Derechos Humanos llevada a cabo en Viena en 1.993 (Costa Rica, Las Filipinas, Nueva York) en donde una red de organizaciones en apoyo de una nueva convención presentaron un taller un día entero con el tema de la explotación sexual como una violación de los derechos humanos y la nueva Convención. Hemos hechos la misma cosa durante reuniones de preparación para Beijing en donde nuestra red estará otra vez presente en una reunión pública de todo el día, copatrocinada por la UNESCO, en la Cuarta Conferencia Mundial de la Mujer.

Nosotras tomamos esta oportunidad para discutir algunos de los argumentos que ahora están siendo hechos para omitir a la prostitución de la categoría de violencia en contra de la mujer y también para discutir algunas de las distinciones que están siendo aplicadas a varias formas de explotación sexual. Es nuestra esperanza de que estas reflexiones expliquen por qué estas distinciones son engañosas y productos de confusión. Como estas distinciones tienen la propuesta de legitimar ciertas prácticas de explotación sexual y de formar las políticas y legislación de la prostitución, en particular, nosotras centramos en ellas nuestro Informe para usted. Notamos con preocupación que algunas de estas distinciones son empleadas en el Informe del Relator Especial y, por lo tanto, le urgimos que estime otra vez este uso.

Distinciones Falsas y Engañosas

Recientemente, y desafortunadamente, algunas organizaciones no gubernamentales y grupos de derechos de la mujer han tratado de trazar distinciones entre tráfico y prostitución, entre prostitución “forzada” y “libre”, entre prostitución infantil y adulta, y entre la llamada prostitución del Tercer y Primer Mundo. En general, estas distinciones son usadas para crear formas permisibles de explotación sexual y es por lo tanto aceptable. Por ejemplo, algunas de estas personas argumentan que solamente la “forzada” o la prostitución infantil son una violación da los derechos humanos y, por lo tanto, es objetable.

Nos preocupa que estas distinciones creen remedios solamente para “víctimas que lo merezcan”, - para niños o para mujeres que puedan demostrar que fueron forzados de una manera premeditada -  si ellas sobreviven y tienen los medios para demostrar que fueron forzadas.  También nos preocupa que estas distinciones legitimen prácticas de explotación sexual que no involucren forzamiento premeditado y demostrado. Lo más importante, como numerosas mujeres que han sobrevivido a la prostitución saben y nos recuerdan,  la verdadera vida de las mujeres depende de un reconocimiento más amplio de los derechos humanos acerca del daño que produce la prostitución.

La Prostitución frente al Tráfico

No podemos ni debemos discutir el tráfico de las mujeres y niños separado de la prostitución. Entendemos al tráfico sexual como una forma de prostitución. Como Coalición Contra el Tráfico de Mujeres, nos hemos opuesto al tráfico de mujeres como una gran parte de la prostitución. El tráfico de mujeres y de niños opera también en conjunto con el turismo sexual y las industrias de solicitud de novias por correo, las cuales, ambas, son formas de prostitución de mujeres y niños. Además, separar a la prostitución del tráfico sugiere que la prostitución es solamente inaceptable y accionable cuando las mujeres son llevadas al otro lado de las fronteras nacionales.

La prostitución, por supuesto, es el objetivo del tráfico sexual y construye la base para el tráfico de mujeres y niños. Cuando la prostitución es aceptada por una sociedad, el tráfico sexual y el turismo sexual inevitablemente le siguen. Los países que regulan y por lo tanto ayudan a mantener la prostitución apoyan de alguna manera al tráfico sexual y al turismo sexual.

El debate sobre si distinguir ente prostitución y tráfico data de la primera parte del siglo 20 cuando la Liga de Naciones específicamente excluía al tráfico sexual dentro de las fronteras nacionales de su trabajo en hacer tratos internacionales. Sin embargo, los que fueron designados encontraron esa separación insostenible porque los lazos entre los aspectos nacionales e internacionales del trafico de mujeres no pudieron ser ignorados. Ellos, de hecho, encontraron que el tráfico de mujeres dentro de las fronteras nacionales es prostitución. Los Consejeros designados por la Liga en 1927 y otra vez en 1932 para investigar el tráfico de mujeres en  las Américas, Europa, y el Medio Oriente notaron en su Informe que encontraron que es imposible dejar aislado el problema internacional del tráfico de sus varias formas de sexo comercial los cuales fueron confinados dentro de las naciones-estados. Llegaron a la conclusión de que el principal factor que fomenta el tráfico internacional de mujeres desde el Oriente, por ejemplo, era la existencia de casas de prostitución con licencia –burdeles- ya en operación a un nivel nacional en el Occidente.

Defensores de la distinción ente la prostitución y el tráfico quieren crear la base para excluir a la prostitución de la categoría de violencia en contra de la mujer. Su objetivo es redefinir a la prostitución como “trabajo” hecho por mujeres y regular a la prostitución como un asunto de trabajo. Este acercamiento “reglamentarista” hace de la prostitución un servicio social necesario ejecutado por una clase separada de mujeres e integra ese “trabajo” a una estructura social a través de la imposición de contribuciones, revisiones de salud y otras medidas administrativas. Y minimiza la violencia real que la mayoría de las mujeres experimenta en la prostitución.

Por ejemplo, en un estudio a 55 víctimas-sobrevivientes de la prostitución quienes usaron los servicios del Consejo para alternativas a la Prostitución en Portland, Oregon, el 78% eran víctimas de violación por alcahuetes  un promedio de 49 veces al año; el 84% eran víctimas de asalto agravado y, así fueron golpeadas horriblemente, a menudo requiriendo atención médica de emergencia y hospitalización; el 49% eran víctimas de secuestro y transportación a través de  las líneas de estado; el 53% fueron víctimas de abuso sexual y torturas, y muchas fueron filmadas en sesiones pornográficas con tortura; y un 27% fueron mutiladas.   Jane Anthony, una sobreviviente de la prostitución y autora del artículo bien conocido publicado en la revista Ms.titulado “Prostitución como Elección”, hace notar que debido a que “las mujeres en la prostitución están tan acostumbradas a la explotación y a la violencia, que ellas probablemente reportan menos violencia y la subestiman. Y a veces cuando las mujeres en la prostitución hacen énfasis en violaciones y golpes, es debido a que no tenemos un nombre para esa otra violencia, menos visible y más duradera, ese aturdimiento acumulado día a día y esa sensación de monotonía  interminable.

El enfoque reglamentarista es parte del problema. En la mayoría de las sociedades y en muchas políticas públicas, la explotación sexual de la prostitución es considerada como un inevitable hecho de la vida, a veces regulada y contenida, pero no como un problema serio de violencia en contra de la mujer. En ningún lado está tratado como una grave violación de los derechos humanos y una condición de discriminación que requiera la atención internacional, legislación y servicios para la mujer. Cuando la acción está próxima, es solamente en una situación particularmente atroz y aún entonces, muy rara.

La distinción entre el tráfico y la prostitución refuerza la perspectiva de que la acción es solamente requerida en los casos más extremos, y que poca acción será tomada para hacer un cambio al gran panorama de todas las formas de explotación sexual como violación de los derechos humanos.

La Prostitución del Tercer Mundo frente a la Prostitución del Primer Mundo

La industria sexual no hace distinciones entre mujeres que se reclutan en la prostitución desde el Norte o el Sur. La prostitución demanda que el individuo que es comprado y vendido en una transacción sexual comercial se someta a las demandas sexuales de cualquier hombre que tiene el poder económico para comprar su consentimiento, sea ella mujer o niña, del Norte o del Sur, y sin hacer caso del grado de forzamiento facilitando su entrada a la prostitución.

Hay ciertos mitos sobre la mujer en la prostitución en los países industrializados. Uno de estos es que las mujeres ganan mucho dinero en la prostitución y que tienen sindicatos creados para regular sus condiciones de trabajo favorablemente. Notamos con preocupación que el Informe del Relator Especial acepta que las prostitutas en los países industrializados “puedan pertenecer a sindicatos sofisticados” (aunque bastante desconocidos). Conocemos países no industrializados en donde los sindicatos de mujeres prostitutas son comunes o sofisticados, sean ellos legales o ilegales.

Además, como Dorchen Leidholdt apunta, el problema con los sindicatos es que el único futuro que ofrecen a las mujeres prostitutas es trabajar como gerentes de burdeles, madams o mamma sans. Las mujeres viejas entonces se convierten en cuasi alcahuetes quienes y su medio de subsistencia depende de mantener mujeres jóvenes en condiciones de prostitución. En efecto, ellas llegan se convierten en las puertas, y las vigilantes de mujeres jóvenes en la prostitución, ellas proporcionan otras mujeres para la industria del sexo.

Cuando uno ve a una mujer en prostitución en los llamados países del primer mundo, son desproporcionalmente representativas de las mujeres marginalizadas económica y racialmente – mujeres jóvenes en condiciones que se comparan a aquellas en los países en desarrollo-. En los Estados Unidos, por ejemplo, hay un desproporcionado número de Africanas, Americanas y otras minorías usadas en la prostitución. Uno de los más grandes sectores de la prostitución en los Estados Unidos hoy en día es la prostitución callejera, en la cual las mujeres adictas a las drogas y con enfermedades –un blanco frecuente de los asesinos en serie-  sirven a clientes, a menudo en “casas de crack”, por 10 dólares por “truco”. En cualquier área urbana de los Estados Unidos, la pornografía, los clubes sexuales y los burdeles son legal e ilegalmente establecidos en comunidades de color o vecindarios pobres.

Esta distinción entre la prostitución del tercer y primer mundo confunde en vez de clarificar la violencia del racismo y la prostitución. Crea una falsa jerarquía de daño que es equivalente a la distinción entre el daño del Apartheid en Sudáfrica y la segregación racial en los Estados Unidos, y entonces usando esa distinción para discutir solamente lo que se cree que es lo más penosos o dañino.

Al mismo tiempo, sin embargo, las mujeres y los niños en países en desarrollo son singularmente blancos para el turismo sexual, el tráfico sexual, el mercadeo de novias pedidas por correo, y la migración por trabajo, las cuales a menudo resultan en su explotación sexual. No es solamente la privación económica la que promueve la migración de las mujeres del tercer mundo buscando trabajo que a menudo termina en prostitución, sino la presencia de reclutadores quienes facilitan el traslado de mujeres desde los países “enviadores”. Este no es un argumento para separar la explotación sexual del Norte de la del Sur, sino para reconocer que las dos están muy conectadas. Hacer conexiones entre la explotación sexual del primer y tercer mundo también significa que los países del primer mundo deberían tomar la responsabilidad por los caminos en los cuales sus ciudadanos han originado y exacerbado la creación de industrias sexuales y el mercadeo sexual de mujeres y niños en el Sur.

La Prostitución “Forzada” frente a la Prostitución “Libre”

La distinción entre prostitución  “forzada” y “libre” es precisamente lo que la industria del sexo quiere, porque dará a la industria mayor seguridad y estabilidad legal de lo que siempre ha tenido. Será virtualmente imposible para las mujeres, especialmente las mujeres de los países en desarrollo, demostrar que ellas fueron forzadas a la prostitución o sexualmente explotadas en contra de su voluntad, si la definición de forzar es limitada y comenzamos a hablar sobre “prostitución forzada” solamente.

Notamos con preocupación que el Informe de Relator Especial parece implicar que un número significativo de mujeres en la prostitución “se convierte en prostitutas a través del ejercicio de la elección racional”. De los testimonios orales históricos recogidos de las mujeres en prostitución, muy pocas de ellas realmente eligen entrar a la prostitución.

Mucha prostitución es mantenida a través de la fuerza premeditada y el abuso físico pero, a menudo, este es el resultado del abuso sexual y emocional previo, privaciones y desventajas económicas, marginalización, pérdida de identidad, reclutadores depredadores, engaños y trampas, manipulación y decepción. La falta de programas que ayuden a las mujeres a dejar la prostitución y las dificultades que enfrentan las mujeres en salirse significa que solamente las más determinadas y afortunadas pueden salirse. Aún incluso aquellas pocas mujeres en la prostitución quienes no son controladas por alcahuetes no son libres en el sentido de que tienen que someterse a las demandas de los hombres quienes las compran a cambio de sexo.

Muchas mujeres en la prostitución no hacen una “elección racional” de entrar o quedarse en la prostitución. Debemos diferenciar entre condescendencia y consentimiento. La mujer prostituida condesciende con las demandas de los clientes. Su complacencia es requerida por el solo hecho de tener que adaptarse a las condiciones de desigualdad que son fijadas por los clientes quienes pagan para que ellas hagan lo que ellos quieran. El hecho de que un cliente pague dinero a una mujer o niño simplemente redefine como prostitución, a la violación, el abuso sexual y las lesiones que él comete.
 
Seguramente, la pregunta no es por qué las mujeres eligen entrar en la prostitución, sino por qué muchos hombres eligen comprar mujeres y niños en la prostitución. Es su “elección racional”, su derecho a hacer lo que ellos quieran con el cuerpo de otra persona –no la elección de ella o sus derechos- que son promovidos en la prostitución. Hay que tener cuidado y estar consciente que los derechos de los hombres son disfrazados como los derechos de las mujeres. Nosotros recomendamos que el Informe del Relator Especial se enfoque más en el rol y la responsabilidad del cliente en crear demanda por la prostitución. Si este asunto de la elección debe ser discutido, déjelo ser discutido en el contexto de que es el hombre quien compra el sexo de la prostitución. ¿Por qué los hombres eligen comprar los cuerpos de millones de mujeres y niños llamándolo sexo?.

Hay quizás un pequeño número de mujeres que “eligen” entrar en la prostitución. No dudamos que algunas mujeres dicen que ellas lo han elegido, especialmente en contextos públicos orquestados por la industria del sexo. De la misma manera, algunas personas eligen tomar drogas peligrosas como la heroína, bajo condiciones que ellos no eligieron originalmente y que no debieran elegir ahora tampoco, si le ofrecieran algo diferente.

Sin embargo, aún cuando una persona elige tomar drogas peligrosas, reconocemos que el uso de las drogas es dañino. En esta situación, es un daño a la persona, no al consentimiento de la persona, que es el estándar gubernamental. No podemos permitir a la industria del sexo, e incluso a las organizaciones no gubernamentales, racionalizar la existencia de la prostitución basada en ese uso oportunista del consentimiento y la negación del daño a mujeres y niños.

Aplicando las palabras “forzada” y “libre” a la prostitución, se proponen crear categorías sin contexto y distinciones sin significado. La industria del sexo no distingue entre “forzado” o “libre” mientras alienta a otros para hacerlo. Esas categorías promueven la visión de la prostitución como un acto individual de una mujer individual y esconden el papel de una enorme industria global que empuja a mujeres y niños a la prostitución. Tales distinciones delinean la responsabilidad para la modificación sexual de mujeres y niños tanto de los hombres que las compran, la industria que las recluta y la sociedad que tolera tales explotaciones sexuales.

Esas etiquetas tratan a la prostitución  como una elección personal, ignorando la explotación sexual de la prostitución mientras que al mismo tiempo anuncian que la peor cosa acerca de la prostitución es la estigmatización. Pero la peor cosa de la prostitución es la violación y la violencia en contra de mujeres y niños.

Mientras enfatizamos el daño que es hecho a las mujeres reales y a los niños en la prostitución, debemos también notar que la explotación sexual en la prostitución es un daño para todas las mujeres. La violación sexual de cualquier mujer es la degradación sexual de todas las mujeres, privando a las mujeres de libertad de movimiento, y amenazando la seguridad de las mujeres. En un nivel más amplio, la prostitución define qué significa ser una mujer y lo que las mujeres tienen que hacer cuando cualquier otra alternativa fracasa. Limita las posibilidades de todas las mujeres. La prostitución manda el mensaje que las mujeres y niños son sólo productos sexuales, que los cuerpos de las mujeres son para venderse, que el acoso sexual es una manera aceptable y natural de tratar a las mujeres y niños cotidianamente, especialmente cuando los hombres pagan por ello.

No hay Convenciones de las Naciones Unidas que empleen el lenguaje de “prostitución forzada”. El artículo 8 de CEDAW, por ejemplo, se refiere a “todas las formas de tráfico de mujeres y explotación de prostitución de mujeres” –no de “prostitución forzada”. ¿ Hablaríamos de “esclavitud forzada”, “genocidio forzado”, “violación forzada”, “tortura forzada”, “apartaheid forzado?”. No, no lo haríamos, simplemente porque el significado de fuerza está inherente  en las palabras mismas. Igualmente, iría en contra del espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, siglos de activismo en derechos humanos, y del intento de muchas Convenciones de las Naciones Unidas y conferencias para restringir la violación de la prostitución a “prostitución forzada”.

La Prostitución Infantil frente a  la Prostitución Adulta

 Nos oponemos a hacer distinciones entre la prostitución adulta e infantil, cuando la distinción es usada en  servicio de tolerar la prostitución adulta y solamente hacer de la prostitución infantil inaceptable. Como Marlene Sandoval de Chile, una trabajadora de los derechos humanos que dirige CERSO, un centro para los niños de la calle en Concepción, ha dicho: “¿Qué estamos haciendo rescatando a los niños de las calles de la prostitución únicamente para decir que está correcto, que está bien cuando alcancen a los 14, 16,18,20 años de edad?. ¿Realmente queremos que el mensaje sea ‘No ahora sino después?’.”

Evalina Giobbe, fundadora de la organización estadounidense WHISPER –una ONG fundada para apoyar a las mujeres y niños que tratan de escapar de la prostitución y que además provee de educación pública sobre la prostitución como una violación de los derechos humanos de la mujer- ha testificado ante el Grupo de Trabajo sobre Formas Contemporáneas de Esclavitud en Ginebra:"Como la vasta mayoría de las sobrevivientes de la prostitución en los Estados Unidos, fui forzada a entrar en la prostitución como una adolescente… a la edad de 13 años… Debo decirte que el día en que yo cumplí 18 años, el abuso sexual a la cual estaba sujeta… no llegó a ser una elección determinada por mí misma”.  Giobbe apunta que por crearse una distinción entre la prostitución adulta e infantil estamos expresando el mensaje de que hay una edad apropiada en la cual el hombre puede usar su poderío social y económico para comprar el acceso al cuerpo de una mujer.

 Además, muchos niños en la prostitución son la segunda o tercera generación de prostitutas. Es decir, niños de las mujeres en la prostitución. No podemos pretender que nos importen esos niños si no nos importan sus madres. No podemos poner remedio a la situación de la prostitución infantil a menos que señalemos el medio ambiente en el cual muchos niños entran a la prostitución, y  menos que nos aseguremos que ellos no repetirán las limitadas opciones disponibles de sus antepasadas.

 Las continuas distinciones hechas entre la prostitución adulta e infantil, con el primario énfasis internacional de enfrentar principalmente la prostitución infantil, obstaculizan el desarrollo de programas comprensivos, políticas y legislación que enfrenten el asunto más grande de la explotación sexual para todos los seres humanos. Si definimos el problema como solamente prostitución infantil, fallamos en enfrentar la prostitución per se y al ámbito internacional y al crecimiento de la industria del sexo. El rápido incremento y la internacionalización creciente de la prostitución infantil y de mujeres adultas requiere de una campaña de todo el sistema de acción global que enfrente a todas las facetas del problema.

La Prostitución no es “Trabajo Comercial del Sexo”

 Notamos con gran preocupación que el Informe Preliminar del Relator Especial parece aceptar la terminología de “trabajadora comercial del sexo” (TCS) para referirse a las mujeres en la prostitución. Con muchas otras ONGs, estamos muy preocupadas de que esta terminología establezca el escenario para desmantelar mucha de las ganancias que las mujeres han ganado en la campaña contra la explotación sexual y exime a la prostitución de la categoría de violencia en contra de las mujeres por ponerle otro nombre.
 
Aquellos quienes quieren que la prostitución sea reconocida como “Trabajado Comercial del Sexo” argumentan que cuando la prostitución es destigmatizada y regulada, más “profesional” la prostituta llega a ser y más “dignidad” tendrá para ella y su “trabajo”. Profesionalizar la prostitución no dignifica ni mejora la situación de la mujer en la prostitución. Simplemente dignifica y profesionaliza la industria del sexo y a los hombres que pagan los cuerpos de las mujeres y niños en la prostitución. Se les da a ellos más dignidad y credibilidad profesional de lo que ellos han podido obtener en cualquier otro lado y, esta vez, ¡ en el nombre de los derechos de las mujeres!.

En lo que deberíamos esforzarnos para dignificar es la voluntad de las mujeres en la prostitución para sobrevivir, y la elección de vida sobre la desesperación, y de sus valientes esfuerzos para crear vidas dignas y sostenibles y trabajar fuera de la prostitución. Lo que nunca queremos dignificar es a una industria que demanda que las mujeres y niños vendan sus cuerpos para sobrevivir y de esa manera se le llama “trabajo comercial del sexo”.

La prostitución es una práctica que viola la dignidad humana y la integridad garantizada a todas las personas en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. Esta Declaración proclama que todos los seres humanos han nacido libres e iguales en dignidad y derechos. Cualquier forma de explotación sexual, incluyendo a la prostitución, revoca  esta dignidad humana.

WHISPER, la organización de mujeres que han sobrevivido a la prostitución y quienes están comprometidas en terminar con esta forma de violencia en contra de las mujeres, encontraron dificultades para identificar habilidades de trabajo obtenidas en la prostitución las cuales podrán hacer que la carrera de cualquier persona avance. Encontraron que las “habilidades” de la prostitución son: ejecutar actos sexuales, fingir disfrute sexual, aguantar cualquier manera de violación corporal y permitir que su cuerpo sea usado de cualquier forma imaginable por otra persona. ¿A qué niña alentaríamos a desarrollar esas “habilidades?”.

 Además, algunas de las “habilidades” que las mujeres prostitutas deben “cultivar” –ejecutar actos sexuales que hieren y dañan, soportando toda clase de violaciones corporales, y permitiendo que el cuerpo de una sea usado en demanda de los clientes-  son definidos en otra parte en el Informe de Relator Especial como acoso sexual y abuso sexual en los lugares de trabajo. Lo que las prostitutas deben soportar en sus “lugares de trabajo” es el comportamiento del “empleador” que es “indeseable e insultante, una atención sexual no bienvenida, indecencia, violencia y conducta que son ofensivas y amenazadoras”. Como el Informe del Relator Especial cuenta, las cortes han incluido que “el acoso sexual es discriminación al sexo y que el acoso demostrado puede hacer que un empleador sea responsable por los daños. Lo que entonces sucede a las mujeres que se prostituyen cuyo “trabajo” exactamente –si lo definimos como “trabajo comercial del sexo”-  constituye lo que en ningún otro “lugar de trabajo”. ¿Sería definido como acoso sexual y abuso?. A la inversa, ¿cuáles son las consecuencias para las mujeres trabajadoras como un grupo en el lugar de trabajo si la prostitución de cualquier mujer no es reconocida como acoso sexual y abuso?

 En un nivel económico internacional, nombrar y aceptar a la prostitución como “trabajo comercial del sexo” fomenta las metas de algunos gobiernos, bancos internacionales, agencias monetarias y organizaciones laborales cuyos planes de desarrollo incorporan a la prostitución y el trafico de mujeres dentro de sus economías globales. Si el ingreso ganado por las mujeres en la prostitución pudiera ser incluido en los sistemas de cuentas nacionales (como algunos países y organizaciones lo están proponiendo), los gobiernos son aliviados de la responsabilidad de expandir oportunidades económicas a las mujeres, pedidos en el pasado y presente, por las Conferencias de las Naciones Unidas. Si las mujeres en la prostitución pudieran ser contadas como trabajadoras en los mismos sistemas nacionales de contabilidad, los gobiernos serían menos responsables para crear empleos sostenibles, dignos y disponibles para la mujer.

 Aceptar a la prostitución como trabajo sexual e introducirlo dentro de las economías globales, no es lo que las resoluciones de las Estrategias Para el Futuro de Avance de las Mujeres de Nairobi quería decir cuando hizo el llamado para la integración de las mujeres en el desarrollo. Reconocer la prostitución como un trabajo del sexo burla aquellas metas internacionales que establecen objetivos específicos para incrementar  la participación de la mujer en posiciones profesionales y económicas de sus países. Adoptar a la prostitución como un trabajo del sexo e integrarla dentro de las economías globales es una degradación de todos los directivos de las Naciones Unidas llamando para el avance de las mujeres.

 Algunos dirán que la gran parte de la labor es alienarse y que la prostitución es simplemente otra forma de trabajo alienado. La prostitución no es un trabajo tan alienado como lo es la intimidad alienada en la cual las mujeres deben separarse ellas mismas desde sus propias mentes y cuerpos para la ejecución del sexo en la prostitución. Aceptar a la prostitución como un trabajo sexual ignora la violencia y la degradación experimentada por la mayoría de las mujeres y niños en la prostitución. Esto es exactamente lo que la industria del sexo quiere. Proteger sus propios derechos para emplear mujeres en un “trabajo” peligroso, degradante y violento.

 Muchas mujeres en la prostitución, como también muchas mujeres quienes son sobrevivientes de la prostitución, rechazan la etiqueta de “trabajo comercial del sexo” no se ven a sí  mismas como “trabajadoras comerciales del sexo”. Es quedarse corto decir que ese lenguaje de “trabajadora del sexo” no representa sus experiencias de ser comprada y vendida en la prostitución.
En un término más honesto que centra la atención en la explotación sexual de la prostitución, y el hecho de que muchas mujeres en la prostitución no eligen estar allí, es las “mujeres en la prostitución” o “mujeres prostituidas”. No podemos permitir que el intercambio de dinero en la prostitución se transforme en lo que realmente es el acoso sexual, abuso sexual y violencia sexual en un “trabajo” conocido como “trabajo comercial del sexo” el cual será hecho por mujeres que tienen desventajas raciales y económicas en los tal llamado primer y tercer mundo, y mujeres y niños que son víctimas del abuso sexual en la infancia.

¿Quién representa a la Mujer Prostituida?

Varios grupos reclaman representar a la mujer prostituida. Hay organizaciones que reclaman estar constituidas por prostitutas y ex prostitutas que de hecho no son lo que parecen ser. Notamos con preocupación que la única organización de mujeres en la prostitución citada en el Informe del Relator Especial es la Segunda Conferencia Mundial de Putas. Esta Conferencia, sin embargo, fue vastamente apoyada y dirigida por individuos que están involucrados o afiliados a la industria del sexo. Entre estos grupos  quienes estaban involucrados en organizar estas Conferencias estaba COYOTE. COYOTE, el más prominente y promovido públicamente grupo pro prostitución en los  Estados Unidos, es de verdad una boquilla para la industria del sexo. Margot St. James, ex directora de COYOTE, ha servido como testigo para la defensa del juicio de alcahuetes de personas muy conocidas que hacen pornografía, y trabaja con personas que han admitido ser clientes de prostitutas para abolir las leyes contra la prostitución callejera. COYOTE también presiona activamente por la abolición de leyes contra alcahuetes así como leyes contra clientes. Aunque reclama ser una organización de derechos de las prostitutas, COYOTE trabaja más por los derechos de los clientes, y para mantener a las mujeres obligadas por contrato a la industria del sexo, en vez de por los derechos de la mujer de dejar la prostitución.

 Además COYOTE es representado por muchas mujeres que reclaman ser prostitutas pero que nunca han estado en la prostitución o quienes igualan estar en la prostitución con múltiples encuentros sexuales casuales, algunos de los cuales podrían haber incluido recibir favores monetarios. Esta ecuación trivializa la experiencia de millones de mujeres quienes de verdad han vivido en sistemas de prostitución.

 Mientras que grupos que de verdad representan a la mujer  - tales como WHISPER y el Consejo por Alternativas a la Prostitución -  están compuestos por muchas mujeres quienes han sobrevivido a la prostitución, o mujeres que están tratando verdaderamente de salirse. Debido a que tales grupos no son apoyados financieramente por la industria del sexo, y por lo tanto no tienen recursos para promocionar sus políticas y posiciones, ellos no reciben la misma atención pública e importancia como los grupos pro prostitución.

 Algunos grupos que reclaman representar a las prostitutas, unidos por ONGs que los han reportado a ustedes, han dicho que las feministas no pueden hablar por las prostitutas. Este cargo viene de algunos grupos que tergiversan o deliberadamente distorsionan su afiliación  de mujeres en la prostitución. Pero muchos grupos feministas hablan en contra de la prostitución porque, entre  otras razones, hay sobrevivientes de la prostitución quienes están al frente de esas organizaciones. Ellas saben que la prostitución es una violación a los derechos humanos de la mujer, porque conocen el daño que provoca la prostitución por su propia experiencia.

 La Coalición Contra el Tráfico de Mujeres, por ejemplo, tiene sobrevivientes de la prostitución y de otras formas de explotación sexual en nuestro Consejo de Directoras y Consejo de Administración. Entonces, ¿qué pasa cuando las feministas son las sobrevivientes de la explotación sexual y las sobrevivientes de la explotación sexual son feministas?. Cuando ellas son una y las mismas, las sobrevivientes y las feministas hablan por ellas mismas.

 Esta no ha sido nuestra experiencia que, como el Informe del Relator Especial parece aceptar, las agendas de las prostitutas y las sobrevivientes de la prostitución “a menudo entran en conflicto con aquellas de organizaciones feministas que están trabajando supuestamente a favor de ellas”. El conflicto real está entre aquellos grupos que definen a la prostitución como una violación a los derechos humanos y aquellos que no la definen así.

 Los defensores de la regulación de la prostitución argumentan que la visión de toda la prostitución como una violación a los derechos humanos de las mujeres niega los derechos individuales y las elecciones de las mujeres, y estereotipa a todas las mujeres en la prostitución como víctimas. En la superficie, eso es una trivialidad agradable para confundir a las personas dentro y fuera de la prostitución. Simplemente establecer que las mujeres no son víctimas no va a hacer que la victimización de las mujeres en la prostitución desaparezca. La declaración, sin embargo, quiso decir que hace al daño invisible. Y al comprender el daño se da el primer paso hacia el final de cualquier forma de explotación sexual.

 Las declaraciones tales como “las prostitutas no son víctimas” son manipulaciones de los hechos. Mientras las mujeres en la prostitución, y todas las mujeres en cuanto a este asunto, nunca han sido simplemente víctimas, las mujeres son de hecho victimizadas. La historia de las mujeres es inseparable de la victimización, pero no puede ser reducida a ella.

La Prostitución y la Pornografía

 Notamos con especial felicidad la sección de pornografía en el Informe del Relator Especial. Estamos de acuerdo que la pornografía es una forma de violencia en contra de las mujeres, un pilar del poder masculino y de la subyugación femenina, y una práctica de discriminación sexual. La pornografía erotiza la dominación de los hombres y la subordinación de las mujeres. El reconocimiento de la pornografía como violencia en contra de las mujeres es un paso importante en la lucha por la igualdad de las mujeres y por la eliminación de todas las formas de violencia en contra de las mujeres.

 Es importante hacer las conexiones, adicionalmente, entre la pornografía y la prostitución. La pornografía es en realidad una práctica de la prostitución. Es el sexo de la prostitución hecho público. La pornografía puede solamente ser realizada a través de la prostitución de las mujeres y niños, es decir, a través de la compra y venta de las mujeres y niños que ejecutan el sexo de la prostitución ante las cámaras. El sexo de la pornografía es el sexo real de la prostitución, solamente es comprado para la demostración y distribución pública.

 Las mujeres y niños que están  haciendo el papel de sexo de la pornografía deben de verdad someterse a los actos del sexo hechos en la prostitución. Y a menudo, el sexo al que las mujeres se someten en la prostitución es filmado sin su conocimiento. Lo que la pornografía representa, es semejante a mujeres y niños siendo penetrados por objetos y animales, mujeres y niños que son forzados a hacer para fabricar la pornografía.

 La pornografía es el arma de las relaciones públicas de la industria del sexo. Se enseña a los hombres y jóvenes a ver y tratar a las mujeres y niños jóvenes como prostitutas, y como una mercancía sexual disponible por un precio. Se enseña que el sexo de la prostitución es simplemente sexo; que la prostitución es lo que el sexo es.

 Muchas mujeres y niños trabajan simultáneamente en la pornografía y la prostitución. Como  es “necesario encontrar nuevas formas de legislar las cuales señalen la cuestión de la pornografía en cuanto a los asuntos relativos relacionando la violenta subordinación de las mujeres”, así también es necesario encontrar nuevas formas de legislar que haga que todas las formas de explotación sexual, incluida la prostitución, sean violaciones a los derechos humanos.

Medidas que hacen de la Prostitución y del Tráfico una violación de los Derechos Humanos

 Los que se oponen a la prostitución como una violación de los derechos humanos argumentan que los pasados intentos por abolir a la prostitución han sido represivos y funcionaron en contra de las mujeres. Esto es verdad, pero solamente porque tales legislaciones han castigado a las mujeres en la prostitución y no a los alcahuetes y clientes.

 Si tomamos seriamente la realidad que la prostitución y el tráfico son violaciones de los derechos humanos de las personas, entonces no podemos regular a la prostitución en categorías de buena o mala prostitución. Nosotros no podemos crear una zona de burdeles o “centros eros”, el usual enfoque para regular la prostitución, la cual, en realidad, no funciona para regular nada. El sistema  reglamentarista ha sido un fracaso porque:

1) No funciona. Muchas mujeres no quieren ser registradas oficialmente como “trabajadoras del sexo”, así se crea un expediente permanente de su prostitución.

2) Se incrementa la extensión de la prostitución ilegal. Particularmente, se promueve el tráfico ilegal de mujeres hacia los países reglamentaristas (tales como Alemania y Holanda) desde los países pobres del tercer mundo con el propósito de crear sexo más barato. De hecho, cuando un país regula la prostitución, el número de mujeres no registradas ni reguladas en la prostitución se incrementa simplemente porque las mujeres están presionadas a identificarse como prostitutas, pagando impuestos sobre sus pequeñas ganancias y sufriendo consultas y exámenes médicos que son obligatorios y a menudo las degradan.

 La realidad es que durante la década de los ochenta mientras la industria del sexo en muchos países europeos experimentó un desarrollo, comercialización, y legitimación a través de legislaciones reglamentaristas, también llegó a ser un negocio internacional. Las  mujeres se convirtieron en mercancías y servicios de una industria sin fronteras nacionales. La movilidad llegó a no tener límites; las mujeres fueron pasadas de un club a otro, de un distrito a otro y de un país a otro.

 El tratado libre de mujeres y niños fue iniciado dentro de la Comunidad Europea, con el pretexto de unificar. La presencia de burdeles legalizados y regulados, las zonas eros, los clubes de sexo, y las agencias de reclutamiento hicieron todo esto posible –locales preparados y legítimos para los manipuladores del tráfico y el comercio de la carne -.  Fue una regulación que, a la larga, hizo posible el aumento en el tráfico de mujeres desde los países en desarrollo a Europa. Los negocios del sexo legítimos tuvieron que rebajar los costos para competir en el mercado sexual por los gustos y demandas masculinos que eran más baratos y más exóticos. No hay estadísticas precisas, pero se ha estimado que hay entre 200.000 y 400.000 prostitutas en Alemania, 60 por ciento de las cuales son extranjeras, y la mayoría trabaja ilegalmente dentro de las zonas eros reguladas. Los Países Bajos, que tienen una política específica en contra del tráfico de mujeres, también tienen  una industria del sexo que es activa, próspera y regulada que promueve la demanda por mujeres más baratas y exóticas desde los países en desarrollo. Un gran número de ciudades y pueblos holandeses tienen sus propios clubes de sexo o sus propias granjas de sexo ofreciendo “mujeres exóticas”.

 Aquellos que se oponen hacer de toda la prostitución una violación a los derechos humanos de las personas, a menudo citan la insuficiencia de la Convención por la Supresión del Tráfico de Personas de 1949 y de la Explotación de la Prostitución de Otros. Lo que necesitamos, sin embargo, no es abolir la Convención de 1949, sino de alentar a más países a ratificarla y agregar un nuevo protocolo a la Convención por medio del cual los países que la han ratificado sean responsables de asegurar el cumplimiento de estas disposiciones.

 Pero lo más importante, necesitamos reforzar y expandir la Convención de 1949 con una nueva Convención Contra de Todas las Formas de Explotación Sexual que, entre otras cosas, haga de toda la prostitución y el tráfico violaciones a los derechos humanos de las personas; que discriminalice a las mujeres en la prostitución; que criminalice a los alcahuetes y clientes. Que esta nueva Convención también encare los servicios sociales, las oportunidades educacionales y las alternativas económicas necesarias para los sobrevivientes de la explotación sexual.

 Algunos grupos no gubernamentales recomiendan estar en contra de criminalizar a los alcahuetes y clientes, alegando bastante bien y simplistamente que criminalizar cualquier cosa solamente conduce a más crímenes. Creemos que este es un argumento que nunca sería usado en el contexto de la tortura, violación u otros crímenes que violan los derechos humanos de la persona. ¿Por qué, cuando estos crímenes son ejecutados como prostitución, evitamos la criminalización?

 Cualquier activista de los derechos humanos sabe que la legislación sola no es la respuesta. Pero es necesaria una legislación que castigue a los perpetradores y no a las víctimas del crimen de prostitución; junto a las políticas de activismo, educación, las alternativas económicas y servicios sociales con el objetivo de ayudar a las mujeres en la prostitución.

 Una nueva Convención Contra Todas las Formas de Explotación Sexual señala la seriedad de la violación al comercializar sexualmente con  mujeres y niños. Proclama que la comunidad internacional no tolerará este abuso, a pesar de la edad de la víctima, su consentimiento, raza o geografía. Declara por primera vez que toda la explotación sexual es una violación a los derechos humanos de la persona. Promueve remedios sociales y económicos para las mujeres en la prostitución, sin minimizar las aplicaciones que sean necesarias para frustrar a los perpetradores y clientes e impedir su castigo. Y proporciona mecanismos de supervisión internacional.

 Una nueva Convención Contra Todas las Formas de Explotación Sexual reconoce que no  puede haber ninguna oferta de mujeres y niños sin la demanda masculina de prostitución sexual; sin el mercadeo de la industria sexual de mujeres y niños; sin la directa y/o tácita aprobación de los gobiernos en facilitar el turismo sexual, por ejemplo, las áreas demarcadas de prostitución como un placer sexual y de liberalización, llamándola trabajo y que nos dice que la prostitución es un derecho de la mujer para controlar ella su propio cuerpo!.

 Una nueva Convención Contra Todas las Formas de Explotación Sexual reconoce que todos los derechos humanos de las mujeres son amenazados seriamente por la masiva y creciente explotación sexual de mujeres, y que las políticas y legislaciones internacionales deben ser hechas más efectivas en la lucha en contra de la explotación sexual. Finalmente, afirma que todas las mujeres tienen el derecho a la autonomía e integridad sexual.
 
 
 
 

COALICIÓN CONTRA EL TRÁFICO DE MUJERES
Categoría II  estatus consultivo ante el Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas

Codirectoras Ejecutivas
Dorchen A. Leidholdt, Esq.
Janice G. Raymond, Ph.D
 

Consejo de Directoras
Marie Therese Destercke, Presidenta, Bélgica
Kathleen Barry, E.U.A.
Aurora Javate de Dios, Filipinas
Elizabeth Defeis, E.U.A.
Nawal El Saadawi, Egipto
Kathleen Mahoney, Canadá
Zoraida Ramírez Rodríguez, Venezuela
 

Comité Ejecutivo Asesor
Anima Basak, India /Austria
Twiss Butler, E.U.A
Elizabeth Defeis, E.U.A
Melissa Farley, E.U.A
Barbara J.Goode, E.U.A.
Cecilia Hofmann, Filipinas
H. Patricia Hynes, E.U.A.
Brigitte Polonosky, Suiza
Norma Ramos, E.U.A
María A. Ortiz Rivera, Puerto Rico
Raquel Edralin-Tiglao, Filipinas
Marlene Sandoval Vera, Chile
 
 

La Red de Organizaciones en Apoyo de una Nueva Convención Contra Todas las Formas de Explotación Sexual incluye:

Coalición Contra el Tráfico de Mujeres, Asia – Pacífico
La Red Latinoamericana y del Caribe de la Coalición Contra el Tráfico de Mujeres
Federación Internacional de Derechos Humanos
Federación Abolicionista Internacional.
Vigilancia Internacional de los Derechos de las Mujeres, Asia – Pacifico
Movimiento del Tercer Mundo Contra la Explotación de la Mujer
Ligas de los Derechos del Hombre, Bélgica.
Red Nacional de Mujeres para la Solidaridad Internacional, Reino Unido de Gran Bretaña
Asociación para el Progreso y la Defensa de los Derechos de las Mujeres de Malí, Malí
Asociación de Mujeres Demócratas de Túnez, Túnez
Alianza de las Mujeres Haitianas, Haití
Mujeres Social Demócratas de las Filipinas
Comisión para la Investigación de Malos Tratos a la Mujer, Madrid
Instituto de la Mujer, Chile
Empoderamiento de Mujeres de Birmania
Alianza de Prostitutas y  Trabajadoras al Cuidado de la Salud, San Francisco, C.A.
Centro para el Diálogo, la Igualdad y el Maltrato, Minneapolis, MN
La Oficina de la Mujer, Chicago, IL
PROMISE, Programa para Mujeres y Niñas, San Francisco, C.A.
Instituto sobre Mujeres y Tecnología, Amherst, MA
WHISPER,   Minneapolis, MN
S.O.S Mujeres, Islas Mauricio
Consejo para Alternativas de Prostitución, Portland, Oregon
Mujeres Contra la Pornografía, Nueva York
AVFT(Asociación Europea Contra la Violencia Hacia la Mujer en el Trabajo), Francia
 
 
 

Esta Red ha sido formada con el apoyo de UNESCO