Una congresista demócrata de raza negra, única disidente

El País
El Senado aprobó la declaración de guerra por unanimidad. En la Cámara de Representantes, el resultado fue de 420 votos a favor y uno en contra. La voz que se opuso a autorizar un conflicto bélico de consecuencias imprevisibles fue la de Barbara Lee, una demócrata californiana de 55 años, progresista y de raza negra, hija de militar. 'Alguien tenía que pedir un poco de autocontrol en la respuesta contra el terrorismo', explicó. Y decidió ser ella misma. 'Fue el momento más difícil de mi vida', admitió después de la votación, desarrollada
entre discursos inflamados y proclamas de patriotismo.

'Reflexionemos un momento. Pensemos en las implicaciones de nuestra decisión de hoy para que las cosas no entren en una espiral fuera de control', pidió Lee a sus colegas. 'Éste es un asunto muy complejo, y la iniciativa militar es una reacción unidimensional a un problema multidimensional'.

La congresista californiana ya se había quedado sola una vez. En 1999, cuando la Cámara de Representantes autorizó el bombardeo de Serbia por 424 votos contra uno, Barbara Lee fue la voz disidente. 'La decisión de oponerme esta vez a la declaración de guerra fue mucho más difícil', explicó, 'y la alcancé mientras asistía al funeral celebrado en Washington en memoria de las víctimas. Un sacerdote dijo que debíamos evitar convertirnos en el mismo mal que deplorábamos. Su elocuencia me convenció'. 'Espero que mis electores sepan comprender mi voto de conciencia'.

Otros demócratas, que al principio se resistían a entregar un 'cheque en blanco' a George W. Bush en su guerra contra el terrorismo, aceptaron votar a favor de la resolución después de que se pactara una ligera suavización del texto propuesto por la Casa Blanca. Los líderes de ambos partidos acordaron suprimir una frase de respaldo a 'cualquier medida decidida por el presidente'; se declaró que actuaba 'en nombre de la paz y la seguridad internacionales'.