SINDICALISMO Y DESIGUALDADES DE GENERO
La participación de las mujeres en las organizaciones sindicales.

Por: Celia Darias Gutiérrez
Diplomada en Trabajo Social
Licenciada en Sociología
 

Introducción

Mujeres y mercado de trabajo

Mujeres y participación sindical
( Perspectiva Histórica, afiliación sindical, representación sindical,
presencia en órganos de dirección de sindicatos,
mujeres y organización Sindical)

Sindicalismo y desigualdades de género
 
 
 

En las dos últimas décadas se ha producido una significativa evolución de la realidad de las mujeres en el estado español, que se manifiesta en hechos como la mejora del nivel educativo, la reducción de la natalidad, el incremento de la tasa de actividad o la incorporación a nuevos ámbitos profesionales. Así pues hoy las mujeres participamos en espacios públicos que antes nos habian sido ajenos, incluso vetados. Sin embargo, los avances que se han producido no han de convertirse en velo que oculte el camino por recorrer en la construcción de una sociedad igualitaria, sino ser un acicate para afrontar nuevos retos, entre los cuales se halla sin duda la plena incorporación de las mujeres al mundo político.

Los estudios constatan como la participación de las mujeres es mucho menor que la de los hombres en las organizaciones políticas, fundamentalmente partidos y sindicatos. Además, esta desigual participación femenina se acentúa en los puestos de mayor responsabilidad y que, por lo tanto, otorgan mayor capacidad de influir en la toma de decisiones, es decir, por regla general, las mujeres no accedemos a los espacios de poder en este tipo de organizaciones.

Ante esta realidad resulta obligado preguntarse qué ocurre, buscar explicaciones a la ausencia de mujeres en el ámbito de la participación y el poder politico, aprehender esta realidad injusta y paradójica para ser capaces de transformada. Este articulo pretende aportar un granito de arena a esa tarea, presentando datos y reflexiones acerca de las desigualdades de género en el ámbito de la participación sindical.

Partiendo de la descripción de la situación de .las mujeres en el mercado de trabajo y del estudio de las características diferenciales que presenta la participación de la mujer en el ámbito sindical, atendiendo tanto al plano cuantitativo (numero de trabajadoras afiliadas, representantes sindicales y dirigentes de organizaciones) como cualitativo (incorporación de reivindicaciones especificas de las mujeres, modificaciones en la estructura sindical, actitudes y valoraciones respecto a la participación femenina...), se presentan una serie de reflexiones acerca de las desigualdades de género en las organizaciones sindicales.

Nos encontramos ante un fenómeno contradictorio: en los sindicatos -que pretenden por definición la superación de las condiciones de explotación- se producen relaciones de privilegio en razón del sexo. La lucha en contra de la discriminación de la mujer en el ámbito laboral no siempre va aparejada con el desarrollo de un modelo de sindicalismo "no patnarcal". Las organizaciones sindicales reproducen las desigualdades de género que existen en el marco social más amplio donde desarrollan su acción, produciéndose una incoherencia manifiesta entre el discurso y la práctica.

La desigual participación femenina se relaciona con la estructura y la dinámica de las organizaciones sindicales, que no han experimentado la transformación profunda precisa para la participación de hombres y mujeres en igualdad de condiciones. Sugerimos que se ha de poner el acento en las dificultades que la propia organización sindical genera para la plena integración de las mujeres, quedando en un segundo plano los factores individuales relacionados con una socialización diferencial y con condicionantes estructurales tales como experiencia sindical, doble jornada, caracteristicas especificas del trabajo femenino, etc.
 


Mujeres y mercado de trabajo

La situación de las mujeres en el mercado laboral ha experimentado importantes cambios, sin embargo continúa determinada por la presencia de factores de discriminación directa e indirecta, tanto en el acceso al empleo y a la promoción, como en los procesos de formación y en las condiciones de trabajo.

A continuación analizaremos los rasgos básicos que caracterizan el mercado de trabajo en el estado español, incorporando una perspectiva de género~.

1) Caída ligera de la tasa de actividad total: La tasa de actividad masculina ha decrecido, debido entre otros factores al adelanto en la edad de jubilación y la prolongación de la escolarización. Sin embargo la tasa de actividad femenina se ha incrementado, aunque sigue estando por debajo de la media comunitada. El C.E.S. (1994) señala que "esta tendencia alcista de la actividad no siempre significa progreso en la igualdad del empleo masculino y femenino", ya que como veremos en el epígrafe siguiente buena parte de la actividad femenina se traduce en paro.

2) Desempleo: Desde 1977 se inicia un proceso de destrucción de puestos de trabajo. Entre ese año y 1987 la tasa de desempleo pasó del 5,3% de la población activa al 20,5%, para situarse en 1993 en el 16%. Pero el desempleo no se distribuye de forma homogénea. Así la tasa de paro juvenil es la más alta de todos los grupos de edad, y la tasa de paro femenino siempre es superior a la de los hombres. En 1993 las mujeres representaron el 47% del total de personas paradas y sólo un tercio de la población activa; mientras que la tasa de paro masculina era la misma que en 1984, la femenina habia crecido seis puntos. El desempleo afecta particularmente a las mujeres más jóvenes.

3) Flexibilización de las relaciones laborales: La reforma laboral se ha traducido en desregulación de las relaciones laborales. En la medida en que la ley es mas laxa, la negociación colectiva cobra un mayor peso en la ordenación de las condiciones de trabajo. Esta realidad tiene consecuencias diferenciales para las mujeres, contribuyendo a profundizar la segmentación por sexos del mercado de trabajo2, entre otras razones debido a que:

· Las mujeres han tenido tradicionalmente un nivel menor de participación sindical, lo cual repercute directamente en que las reivindicaciones específicas de este colectivo no sean prioritadas en la determinación de los objetivos sindicales.
· La fuerza contractual individual de las mujeres es baja, ya que son fácilmente sustituibles.
· El hecho de facilitar la modificación de la organización de la jornada de trabajo a criterio empresarial es especialmente contraproducente para las mujeres, ya que una de las reivindicaciones prioritarias de este colectivo es la introducción de horarios flexibles.
· La movilidad geográfica afectará particularmente a las mujeres, ya que
 mayoritariamente llevan el peso de las responsabilidades familiares.
· La generalización de la contratación temporal configura un mercado de trabajo dual. Pérez del Rio lo describe así: "...un colectivo central, contractualmente fuerte y altamente sindicalizado integrado por varones relativamente jóvenes (25 a 45 años) con formación adecuada y experiencia profesional...[y] colectivos secundarios integrados por jóvenes en busca del pdmer empleo, mayores de 45 años y mujeres...". Las mujeres, señala esta autora, se hallan doblemente afectadas, en la medida en que también son una parte del colectivo de jóvenes y de mayores de 45 años.
· Aumenta la contratación a tiempo parcial3 de mujeres, no sólo en España sino en el  resto de países de la CEE. Al respecto la autora antes citada afirma que los estudios  realizados en los países europeos han demostrado que los trabajadores a tiempo
 parcial entran en situación especial de riesgo de pobreza y marginación, ya que sus  salarios son muy bajos, las posibilidades de promoción y carrera profesional  prácticamente nulas y el acceso a la protección social más difícil.

4) Segmentación del mercado de trabajo: Se ha producido una creciente complejidad y una diversificación de la fuerza de trabajo, apareciendo nuevas ocupaciones y nuevos estilos de vida y trabajo. Esta heterogeneidad es resultado de la modemización de las sociedades. La ocupación en la agricultura desciende, mientras que en el sector servicios crece de forma continua, especialmente entre las mujeres. Este sector se consolida como el sector más feminizado de la actividad productiva (77,7 mujeres por cada 100 hombres en 1993).

La presencia de mujeres es destacable en los subsectores de educación, sanidad, comercio, hostelería, textil-confección y agroalimentario. Según Pérez del Rio las mujeres suelen ocupar los puestos más bajos, que exigen cualificación baja o media, y por ello son sustituibles con facilidad. Son mayoría en los trabajos atípicos y en la economía sumergida.

Se detectan cambios importantes en la estructura del empleo femenino por situación profesional. Según el CES (1994) aumentan en número y peso relativo las empleadoras (en 1984 la relación era de una mujer por cada diez hombres y en 1993 de una por cada cinco), y el aumento de la tasa de asalarización femenina. Sin embargo destaca la inferioridad de las mujeres asalariadas entre los funcionarios públicos superiores y directivos de empresa en donde se ha mantenido la proporción de una mujer por cada diez hombres.

En cuanto a las diferencias entre el sector público y el sector privado, es en el primero donde se ha producido un mayor incremento en la ocupación de las mujeres, lo cual se interpreta como tendenda a la feminización del mismo.

otro indicador de desigualdades de género son los salarios. En 1993 las mujeres ganaron el 73,5% del salado masculino, según se desprende de la Encuesta de Salarios.

En síntesis, los problemas que presenta el colectivo de mujeres en el ámbito laboral son (Pérez del Rio):

a) Problemas de integración en el mercado de trabajo tanto de tipo cuantitativo (posibilidades y oportunidades de empleo) como cualitativo (tipos de empleo a los que las mujeres tienen acceso).
 
b) Problemas de compatibilidad de las responsabilidades profesionales y las domésticas y familiares asignadas tradicionalmente a las mujeres en forma exclusiva. Según estudios realizados por la Comisión Europea, la mujer se incorpora al mercado de trabajo sin abandonar y sin compartir sus responsabilidades familiares, lo que se traduce en lo que se ha dado en llamar "doble jomada'"~.

c) Problemas de discriminación en condiciones de trabajo como salarios, embarazo y matemidad, acoso sexual en el trabajo y estabilidad en el empleo.

d) Problemas de protección social, dificultades de acceso a las prestaciones del nivel contributivo, acantonamiento en las de nivel asistencial y progresiva feminización de la pobreza.