Las feministas de la UE creen que el freno a la democracia paritaria es político, no jurídico
El Lobby Europeo de Mujeres analiza en Toledo cómo aumentar su cuota representativa

              GABRIELA CAÑAS, Toledo (El País) 9 de mayo. En plena presentación de candidaturas para las elecciones locales y europeas, el feminismo de la Unión Europea se arma de razones, normas y leyes para conquistar el poder. Este fin de semana, en Toledo, parlamentarias y constitucionalistas de la UE han intercambiado experiencias y llegado a la conclusión de que, una vez logrados ciertos avances, hay que legislar para que las mujeres obtengan su derecho a representar en número considerable a los ciudadanos. Los análisis presentados demuestran que los obstáculos a la democracia paritaria son sólo políticos y no jurídicos.

              Los países escandinavos han dejado de marcar la pauta en la lucha por la democracia paritaria. Más de veinte partidos políticos de la Unión Europea han adoptado reglas internas que les obligan a poner en sus listas electorales a un mínimo de mujeres. La estrategia se ha de notar  tras el próximo 13 de  junio. De obtener los mismos resultados que hace cuatro años, el PSOE, por ejemplo, va a situar en los municipios a un 41% de mujeres del total de sus concejales.

              Respecto al Parlamento Europeo, no hay previsiones, pero éste es un foro político que se ha distinguido históricamente por el alto porcentaje femenino de sus escaños. Ahora es del 27,6%, por encima de casi todos los parlamentos nacionales, y se prevé un avance importante. Quizá porque hasta ahora, como se ha apuntado en la reunión de Toledo, los partidos consideraban que el Europarlamento servía para poco.

              La Coordinadora Española del Lobby Europeo de Mujeres, situada en la órbita socialista, lleva meses estudiando la viabilidad de introducir en España una ley electoral que obligue a los partidos a cumplir con los principios de la democracia paritaria. Por eso en esta reunión han tenido especial trascendencia experiencias tan exitosas como las de Suecia, Noruega, Bélgica o Francia, y tan traumáticas para el feminismo como las de Italia y Portugal.

              En Italia, el Tribunal Constitucional echó por tierra el proyecto de ley de 1993 que preveía reservar a las mujeres un 25% de las candidaturas. Y lo peor ha sido, según la magistrada del Tribunal Supremo italiano Simonetta Sotgiu, que el debate debilitó tanto a los partidarios de las cuotas que la opinión pública reaccionó en contra, de manera que incluso se retrocedió en las siguientes elecciones, perdiendo las mujeres parte de su porcentaje en el parlamento.

              El intento de aprobar una ley electoral similar en Portugal acabó a primeros de año. El proyecto de ley, presentado allí por los socialistas, ha sido rechazado por el Parlamento y la feminista Maria Jose de Matos explicaba ayer que ahora la opinión pública no vive el momento más favorable para retomar la iniciativa en este sentido.

              En Francia, explicaba ayer Sylvie Ulrich, presidenta de la Unión Femenina Cívica  y Social, la opinión pública fue la que forzó al Senado francés, dominado por los conservadores, a aprobar en marzo pasado la reforma de la Constitución, que prevé favorecer la democracia paritaria.

              Bélgica, el único país europeo que tiene, desde 1993, una ley electoral que obliga  a los partidos a reservar una cuota a las mujeres, estrena precisamente en el próximo mes de junio dicha ley, ya que hasta ahora se había adoptado una norma transitoria que sólo obligaba a una cuota del 25% y ahora ya debe ser del 33%.

              Petra Meier, investigadora del Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad Libre de Bruselas, expuso, sin embargo, las lagunas de la ley. El hecho de que, por ejemplo, no se haya fijado el mecanismo para cumplir ese 33% impide que los porcentajes de las candidatas se correspondan con el de mujeres elegidas. Si a los partidos no se les obliga a aplicar el sistema cremallera, por ejemplo (un hombre, una mujer, y así alternativamente), los partidos tienden a poner en los puestos de salida sólo a los hombres, impidiendo el objetivo buscado por la ley.

              La reunión de Toledo se ha centrado también en el análisis de los sistemas electorales más beneficiosos para las aspiraciones políticas de las mujeres. Las conclusiones más coincidentes son que, en general, los sistemas proporcionales, que son los que imperan en casi toda Europa, son mejores que los mayoritarios y que las mujeres obtienen escaños con más facilidad en los partidos grandes y en las circunscripciones grandes también. Así lo apuntaba la catedrática de Derecho Constitucional Teresa Freixes, que también señaló cómo el sistema preferencial, aquél que permite al elector poner su propio orden dentro de la lista de un partido, beneficia también a las candidatas.