EL FSLN ANTE LA DISYUNTIVA
Gioconda
Belli
Managua
ALAI/Noviembre 2000
El ambiente que percibí
al recorrer las calles de Managua al día siguiente de las elecciones
municipales, el pasado 6 de
Noviembre, me hizo recordar
el día después de la derrota electoral del FSLN, el 26 de
Febrero de 1990. Se respiraba ese
mismo aire de ciudad en
acecho, de pueblo jugando a desaparecer, aún cuando esta vez se
tratara de una victoria sandinista. No
sé si es que los
nicaragüenses no acabamos de creer en la libertad que nos hemos ganado
para elegir por la vía del
sufragio, y tememos aún
que nos cobren la sinceridad. O si de lo que se trata este silencio
es del temor que hemos acumulado
los unos para con los otros
en una sociedad donde la arbitrariedad tiene aún amplio margen de
maniobra.
Pero tendríamos que
ser ciegos para no ver que avanzamos. Por primera vez, los
nicaragüenses elegimos autoridades muncipales en una elección
separada de la elección presidencial. Y por segunda vez en
la historia del país, el partido en el poder
acepta -aunque sea a regañadientes-
la voluntad popular que le es desfavorable. El FSLN ganó no
sólo la Alcaldía de Managua,
sino las alcaldías
de las principales cabeceras departamentales del país. Trece
en el último conteo. Ante este revés tan
contundente, el Partido
Liberal, no ha perdido tiempo en buscar chivos expiatorios. El Presidente
Alemán acusó al Partido
Conservador. Liberales
de filas acusan a Alemán de no castigar ejemplarmente los casos
de flagrante corrupción de sus
funcionarios. Pero
quien quiera encontrar la raíz del rechazo de los nicaragüenses
al actual partido gobernante, haría bien en
darle una mirada a la manera
en que se han venido a pique las condiciones de vida de los nicaragüenses
más pobres.
En 1990, a pesar de guerras
y desgracias, en términos de indicadores de desarrollo humano de
las Naciones Unidas,
Nicaragua ocupaba el 85
lugar en una lista de 175 países. Actualmente ocupa el puesto 124.
O sea que se ha reducido la
esperanza de vida de la
población, ha aumentado el analfabetismo, la mortalidad infantil.
Somos el segundo país
con la mortalidad materna
más alta en América Latina. Las epidemias se vuelven
más feroces cada año, el sistema de salud
está seriamente deteriorado,
han subido los precios de los servicios básicos.
"Obras, no palabras", el
lema del gobierno liberal, se refiere a pistas anchas para quienes tienen
automóviles (para los pobres
no se han hecho siquiera
cruces peatonales), estatuas de santos en cada rotonda, luces en la carretera
que conduce a la casa del
presidente, fuentes que
cantan y bailan, centros comerciales, hoteles. El país ha
progresado, el PIB ha subido, pero esto
sólo lo palpa y disfruta
la cúpula de la pirámide social. Los pobres no
sólo han seguido siendo pobres, sino que se han
pauperizado. Duramente
castigados por fenómenos naturales: Mitch, Keith y terremotos, han
visto que mientras ellos sufren,
los funcionarios corruptos
se enriquecen con impunidad. Ahora no sólo la naturaleza
y el desempleo los amenazan, sino también
los delincuentes, las pandillas
engrosadas por sus propios hijos, o sus hijas obligadas a prostituirse.
Ante este panorama, el sandinismo
sabía que tenía una nueva opción de poder. No
sólo por ser el partido de oposición más
grande, sino por sus antecedentes
revolucionarios, sus raíces populares, y su tendido organizativo.
Como sandinista que he
sido, no lamento en lo absoluto
esta victoria del FSLN. Al contrario, quiero creer que este nuevo
voto de confianza del
pueblo, las muestras de
conciliación de la empresa privada, la presencia de Herty Lewites
en la Alcaldía de Managua y su
compromiso con la autonomía
de su función, conducirán a la dirigencia del FSLN a reconocer
las bondades de un proceso de
apertura.
No hay duda que la situación
del FSLN en Managua habría sido muy distinta si, como en 1996, Carlos
Guadamuz hubiera sido el
candidato a alcalde.
Por mucho que contara con el respaldo del FSLN y hasta de Radio Ya, Guadamuz
sólo habría obtenido los
"votos duros" del sandinismo.
Su imagen, su personalidad, le habrían impedido crecer en el electorado.
El mismo caso
sucedería si de nuevo
Daniel Ortega se lanza como candidato a la presidencia por el FSLN.
Contrario a lo que él parece pensar,
según sus últimas
declaraciones, esta victoria sandinista es la prueba de que, para volver
a reposicionarse frente al pueblo
como un partido ganador,
el Frente requiere no sólo un discurso unitario, sino figuras que
le den credibilidad a este discurso,
como fue el caso de Herty
Lewites.
Este triunfo electoral, no
hay que engañarse, no es hijo del pacto, sino de la apertura.
De haber el Secretario General del
FSLN permitido la democratización
interna, la renovación y el cambio de guardia dentro del partido
desde los primeros años de
los noventa, el sandinismo
no tendría que haber caído en los vicios de un pacto para
quitar de en medio a sus competidores;
ni habría sentido
la necesidad de partidizar y arriesgar la institucionalidad de los poderes
del estado para fiscalizar los
procesos electorales y el
manejo de los fondos públicos. Es lamentable que haya
sido más fácil pactar con los adversarios
políticos que ceder
ante los compañeros.
Esperamos que si la derrota
no sirvió para aprender esta lección, la victoria quizás
sí sirva. Quizás sea la prueba que
le hacía falta a
la dirigencia del Frente para darse cuenta de que para proclamar nuevos
tiempos, hacen falta nuevas caras. Y
que quienes proponen recambios
de liderazgos merecen ser oídos, no vilipendiados.
Si el Frente Sandinista se
presentara con nuevos candidatos, unitarios, a la presidencia, estas elecciones
pueden
considerarse un buen augurio
para ese partido en el 2001. Pero si la candidatura de Daniel
Ortega es inevitable como parece, es
de esperar que el voto se
polarice. El espacio de crecimiento para una tercera fuerza, según
lo arrojan estas elecciones,
podría estar dado
por el 40% de abstención y el 25% de votos al Partido Conservador
en Managua. El número coincide con el
porcentaje de indecisos
que arrojaban las encuestas pre-electorales. Es un porcentaje sustancial.
Hay que meditar
antes de hacer pintas de
"ganó Daniel" en las paredes. Habrá que ver si la oportunidad
que la historia ofrece la dilapidará
él o la ganará
el Frente Sandinista.
____________________________________________________
Servicio Informativo alai-amlatina
Agencia Latinoamericana
de Informacion
INTERNET: info@alai.ecuanex.net.ec
URL: http://alainet.org