MUJERES INMIGRANTES
TRATAMIENTO EN LOS MEDIOS
DE
COMUNICACIÓN
Texto: C.Æ
La migración es un
hecho que siempre ha exis-tido en la historia de la humanidad. Quien no
ha tenido en nuestro país una experiencia di-recta con el fenómeno
de la inmigración. Para poder entender este fenómeno en la
actualidad, tendríamos que hacer un análisis de la evolu-ción
de la economía mundial y del orden o me-jor dicho, el desorden impuesto
por el Norte al Sur con injustas relaciones económicas y polí-ticas.
Las formas más cercanas
para algunos, y para muchos la única de aproximarse a otros pueblos
y países son las informaciones que difun-den los medios de comunicación.
Partiendo del hecho de que
los medios de co-municación juegan un papel importante en nuestra
percepción del mundo, las imágenes que tras-miren sobre la
inmigración del Sur, tienden a reforzar el miedo a los inmigrantes
y resaltan el supuesto peligro que representan para la tran-quilidad de
las culturas europeas. Por otro lado, no es frecuente encontrar informaciones
que to-men en cuenta y fomenten la percepción de la riqueza cultural
que aportan la presencia inmi-grante.
Los medios de comunicación
aluden a las cau-sas inmediatas de la inmigración: el hambre, el
paro, la miseria, falta de democracia, violación de los DH., pero
tienden a no mencionar las causas de fondo: las injustas relaciones económicas
y políticas entre el Norte y el Sur, que son una continuación
histórica de la domina-ción colonialista.
Dadas las condiciones impuestas
por el modelo neoliberalista, grandes sectores de la población mundial
sufren de empobrecimiento y, sin duda, las más afectadas son las
mujeres y los niños.
MUJERES EMIGRANTES DEL
SUR:
UN DURO PEREGRINAR HACIA
NORTE
Las mujeres comienzan su
viaje hacia el Norte, buscando nuevas estrategias de vida. A su lle-gada
se encuentran con que tienen que luchar con una sociedad llena de prejuicios,
una socie-dad que no las reconoce como seres iguales, las discrimina y
las mercantiliza.
Dentro del mercado mundial,
las mujeres satis-facen varias funciones. Al igual que los hom-bres, son
reclutadas como mano de obra, pero también y sobre todo, como objetos
sexuales y como reproductoras de mano de obra. Las mu-jeres se valoran
según la temperatura de su san-gre: las de sangre fría, las
del Norte, valen para trabajar y producir, las de Sangre caliente, sureñas,
sobre todo latinas y africanas para dar placer, al único sujeto
de placer: el hombre. Pero ni las unas, ni las otras tienen una identidad
por ellas mismas.
Los medios de comunicación,
por hacer desho-nor a su propio nombre no comunican, al con-trario refuerzan
los prejuicios occidentales. Las mujeres del sur son presentadas con frecuencia
dentro del cliché de prostitutas, mujeres com-pradas, víctimas
exóticas y provenientes de mundos subdesarrollados en donde son
oprimi-das por sus hombres.
Pero al llegar al Norte,
no dejan de ser oprimi-das. Desde Alemania hasta España y tras la
ile-galidad a que les aboca la muralla europea, es-tas mujeres son explotadas
como prostitutas o en el servicio doméstico. Mujeres explotadas,
dóciles y dependientes, mujeres mercancía de compra y venta,
ignorando el trabajo que ellas Este de Europa, pueden hacemos visualizar
automáticamente imágenes de prostitución, y tráfico
de mujeres. Con este tipo de informa-ción se sugiere que las mujeres
sólo han emi-grado con ese objetivo, y no se informa que la mayoría
de las veces no las queda otra salida.
Pero los medios no resaltan
en la misma medi-da la responsabilidad del prostituyente, la clien-tela,
los mercaderes del negocio. Para muchos esto resulta una empresa lucrativa,
ya sea en la prostitución, agencias matrimoniales, clubes de alterne.
En toda Europa se mueve una multina-cional de la explotación de
mujeres del sur. Sus ganancias las blanquean los bancos, las institu-ciones
financieras, las diferentes bolsas, ellos no viven en la clandestinidad
de no tener pape-les.
¿QUIÉNES SOMOS NOSOTRAS SI LAS VÍCTIMAS SON ELLAS?
Pero yo me pregunto: ¿Quiénes somos nosotras, si las víctimas son ellas?. Yo creo que esta es una buena pregunta. Sería importante tomar conciencia de nuestras propias percepciones, reflexionar sobre los propios prejuicios y reco-nocer que nuestras imágenes no son la verdad que representa la otra, sino que la mayoría de las veces tienen que ver con nuestras propias proyecciones. Imágenes de extranjeras explo-tadas y subdesarrolladas, refuerzan nuestro sen-timiento de valor propio y afirman imágenes de superioridad, que a la vez, implícitamente, jus-tifican privilegios y provechos. En cuanto de-claramos a las otras como problema, nos libe-ramos de los propios.
están realizando,
con el cual sostienen a sus familias de origen, y además son protagonistas
de una vida difícil: el uso de una lengua que no es la suya, costumbres
distintas desconocidas, un anonimato difícil de sobrellevar, la
soledad que pesa mucho.
Producto de las informaciones,
a la vista de una mujer filipina, latinoamericana, africana o del Concluyo
diciendo que para lograr una perspec-tiva multicultural, constituye un
paso impres-cindible, no sólo vivir y reproducir las imáge-nes
que tenemos dentro de una forma irreflexiva, sino tomar conciencia de nuestra
proyección.
La idea no es sólo
intentar comprender otras culturas, sino investigar lo que está
pasando en la nuestra.